➖Cap.12➖

Tras pasar horas arrastrando mis piernas a medida que soy guiado por una horda de infames criaturas sin cerebro, me pregunto: ¿qué ha pasado conmigo? ¿Cómo es que pasé de ser filántropo a rehén? O más bien, guarda de un pequeño que de humanidad tiene lo que yo tengo de alimaña... Y me condeno a mí mismo sobre que lo noto montado a mi espalda.

Su tamaño ha crecido de manera extraordinaria siendo que hasta hace poco gateaba, cansando mis extremidades hasta el punto de quemar y cambiarlo de lugar porque no se quiere bajar por nada.

¡Maldición! A este ritmo siento que desfallezco cuando mis piernas pesan y noto una intensa necesidad de líquido correr por mis venas hasta el punto de marear mi sistema.

Aún así, no dejo de rezar pidiendo por aquellos que lucharon con vehemencia por su supervivencia y se quedaron atrás. Rogando para que se puedan salvar y no tengan que morir por hambruna extrema o por falta de líquido en su sistema. Porque, lamentablemente, ni siquiera agua de lluvia se ha podido juntar.

En eso que me pierdo en pensamientos me empujan cayendo de rodillas al suelo. Y sin poder contenerme, me desmorono como peso muerto dejando de sentir el tacto del pequeño que agarra desesperado mis prendas a medida que mi cuerpo se apaga lentamente.

Debo luchar... Levantarme y andar aunque cada sistema de mi corporeidad deje de funcionar. Pero es tan grande mi pesar que me dejo llevar en una nube de absoluta paz al saber que di todo lo que pude dar y más.

Preciso descansar de tanto planear y repensar. ¿Y yo? Solo quiero cerrar mis ojos sin tener que cargar con el peso de la responsabilidad. Pero, de inmediato, me condena la voz de mi conciencia que exige expiar culpas ante mi decisión de abandonar. ¡Maldita humanidad que ni siquiera me deja morir en paz!

Necesito este reinante silencio para dejarme llevar. ¿De qué sirve luchar por aquello que de igual manera, no se salvará?

Finalmente, desconecto mis sentidos de todo aquello que sucede a mi alrededor aunque no pueda dejar de notar en los entretejes de mi mente, el continuo maltrato hacia mi debilitado cuerpo. Porque duele cada parte de mi piel expuesta hacia las bestias como la maldita conciencia a la que me percibo preso.

Silencio... Todo absolutamente negro. Levitando mi cuerpo a medida que mi condenado cerebro palpita en aumento y un insoportable dolor de cabeza hace presencia mezclándose con un conocido hedor, aroma que inunda mis fosas nasales en cuanto me aferro a ese mullido y cómodo aposento.

Mis párpados pesan sobremanera y cuando intento abrir mis ojos, algo no los deja. Dando lugar a una extrema fatiga que se apodera -lentamente- de cada parte de mi sistema.

Necesito descansar. Dormir y recuperar fuerzas. Y así, tal vez, despertar en otro plano terrenal o en una dimensión paralela en donde pueda ser un simple peón en toda esta cuestión y no, alguien a quien la mochila le pesa.

Cada vez más pausada mi respiración cuando noto mis labios mojados y trato de reaccionar sin ningún resultado.
El sabor... El condenado sabor de eso que percibo es un asco y aún así, necesito sentirlo. Pero sobre que intento tragar mi cuerpo no reacciona, dejando escapar la sustancia y provocando el aumento de mi necesidad básica de ingerir mientras me interno en la inmensidad de las sombras...

Poco a poco voy recuperando mis sentidos a medida que agudizo el oído ante la percepción de sentirme acorralado sin razón alguna. Pero es tan clara la sensación de observación que no puedo dejar pasar los signos de incomodidad aunque mi cuerpo demuestre lo contrario.

Me encuentro sobre un cómodo sillón que se menea de a momentos aunque no pierda nunca confort. Y no quiero despertar si descansar me dará tal comodidad. Solo un segundo más, un pequeño lapso de tiempo para disfrutar del arrope suave de mi cuerpo ante semejante climaterio. Creo que nunca antes sentí nada igual. De algún modo, me percibo protegido cuando debería estar precavido y no disfrutando con cada uno de mis sentidos.

Lentamente, mi cerebro comienza a mandar diferentes alertas que prefiero ignorar ya que no quiero despertar y saber que todo sigue igual. Deseo soñar, creer que afuera hay algo más que ruinas de lo que antes era la mundana sociedad.

De repente, un escalofrío recorre mi columna vertebral en cuanto un filo (que para nada es accidental) se posa sobre diferentes partes de mi cuerpo y me estremezco.

Dictaminando el despertar de mi letárgica corporeidad que solo quiere soñar con una sublimada realidad para hacerla chocar con la verdad... Verdad que tiene unos masculinos y a la vez delicados rasgos y deshabitados ojos que provocan mi desestabilidad.

"¿Qué demonios?" Cuestiono en mi mente sobre que me sobresalto en el lugar. Estoy sobre el regazo de la bestia que delicadamente recorre mi cuerpo con su extremidad, sin ninguna connotación sexual más que una incrementada curiosidad y alguna especie de disfrazado afecto... Situación que me genera ansiedad ante la cercanía de nuestros cuerpos a medida que sus negros ocelos me atrapan sin posibilidad de desviar.

¿Por qué no puedo escapar o esquivar su mirada? Escupiendo ese asqueroso rostro que se acerca cada vez más. Es todo tan sub real porque, porque en vez de abofetear esa piel apenas dañada, me encuentro estirando mi mano para sentirlo bajo mi tacto.




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