Evanora Belnades

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

Evanora Belnades.

Ese es el nombre con el que nació y el nombre que eventualmente todos en el Aquelarre de la Iglesia de la Noche en Glastown llegaron a olvidar. Sigue portando la misma identidad, pero su nueva familia suele llamarla Eva; sí, como la antítesis de Lillith.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

Veinte años atrás, antes de que existiera la apuesta entre la madre de los demonios y el mismísimo Satán y antes de que la misoginia se instalara tan fuertemente en el Aquelarre, Evanora nació a una pareja de jóvenes brujos en Glastown. Su padre, de origen Brasileño, era un experto en voodoo y en esa rama de la magia, y estaba en el pequeño pueblo Norte Americano enseñando y aprendiendo cosas en la Academia. Belnades y su esposa eran ambos devotos al Señor Oscuro, pero nunca de una forma que destacara como negativa para la niña.

Iban a las misas profanas, participaban de los rituales y vivían entre brujos en el mundo de la magia. Pero nunca compartieron las creencias que comenzaban a surgir dentro de la Iglesia Oscura, y nunca hicieron sentir a su hija como que valiera menos que sus demás compañeros, ni que debía limitarse a nada. Mucho menos por ser mujer. De forma natural, sin embargo, Evanora demostró tener una fuerte afinidad por la botánica incluso desde antes de recibir su Bautismo Oscuro, y de hecho su familiar era una araña; cosa que seguramente le habría agradado mucho al director y al Sumo Sacerdote en el futuro, si es que Eva se hubiese quedado. Un buen contraste con las muchachas más... "problemáticas" como Raven.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

Todo iba bien en su vida, se llevaba bien con los demás hijos de brujos y la idea de ir a la Academia le fascinaba. Sus padres la apoyaban y todo estaba tranquilo, por lo menos para ellos a nivel personal porque ningún ataque de cazadores los había atrapado. Tuvo su Bautismo, y los primeros meses todo siguió bien. No era la mejor, pero le iba estupendo en sus clases, le gustaba lo que aprendía, y el poder que había adquirido se sentía genial. Entendía que había firmado el Libro de la Bestia, y que eso significaba que le debía su fe al Señor Oscuro, pero nunca pensó que eso se transformaría en algo más.

Nadie nunca le dijo que el Señor Oscuro habitualmente se comunicaba de forma directa con los jóvenes recién bautizados, para que probaran su devoción a él. Ni el Sumo Sacerdote Tepes, ni sus padres, ni nadie. No era algo que se hablara mucho porque se suponía que las peticiones debían ser privadas y secretas, íntimas entre el Señor Oscuro y sus servidores. Fue un día común y corriente, como cualquier otro, que Evanora escuchó su voz en su oído, pidiéndole que hiciera algo por él. Se giró en su habitación para encontrar a la gigantesca cabra bípeda, sus cuernos tan gigantescos que la muchacha casi pudo sentir el dolor de recibir un golpe de ellos. No tuvo que responder nada para que Lucifer continuara con su petición, y lo que le pidió la sorprendió. Había un árbol, enorme y majestuoso dentro del invernadero de la Academia, que se decía era el mismísimo árbol del Edén de donde Eva había sacado la manzana prohibida. Lucifer le pidió que entrara a escondidas y quemara el árbol, sabiendo que eso acabaría con todas las plantas del invernadero, con el material de estudio y con todo lo que estaba dentro del domo de vidrio.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

¿Por qué? ¿Por qué le estaba pidiendo algo así? Evanora verbalizó sus preguntas, y no recibió respuesta sino que una explicación de que debía obedecerle porque así había accedido al firmar el Libro de la Bestia. Pero Eva era una buena alumna, y el invernadero era su lugar preferido de toda la Academia, sin contar que el valor histórico del árbol le parecía invaluable y que incendiarlo suponía un riesgo enorme. ¿Y si nadie despertaba y todo se incendiaba? No quería causar algo peligroso, y lo era por la simple razón de que el puto invernadero estaba lleno de plantas.

Pensó que quizás, si lo dejaba estar, podía salirse con la suya y no tener que obedecer. Pero pasaron dos días y Lucifer regresó, esta vez ordenándole que por medio de un hechizo, encerrara a la profesora de botánica, a THE DIRECTOR y al Sumo Sacerdote dentro del invernadero cuando incendiara el árbol. En ese momento no entendió por qué, pero ahora gracias a los rumores que corren en el mundo de la magia, sospecha que se debía a que el machismo de ambos estaba alejando a las brujas de Lucifer para llevarlas a Lillith, que prometía más igualdad. Pero Evanora no era una asesina, jamás lo fue, y se negó a hacerlo, incluso sabiendo que de ese momento en adelante las peticiones solo se volverían peores.

Cuando le mencionó a sus padres y compañeros el tema, sin contarles exactamente qué le había pedido el Señor Oscuro, le aseguraron que no era nada de que preocuparse; si le obedecías. Pero que generalmente pedía cosas simples, como robarse un paquete de goma de mascar o copiar en un examen. Por alguna razón que nunca supo, tuvo la aparentemente mala suerte de que Lucifer tuviese otros planes con ella. Quizás quería que Eva volviera a caer y mordiera la manzana, solo que esta, nunca lo hizo.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

Siguió ignorando al Señor Oscuro, viendo el bello árbol todos los días al pasar por el invernadero en la academia y sintiendo algo de satisfacción en su interior, a pesar del miedo que la invadía cuando veía la cabra en su habitación. En algún momento ya dejó de tratarse de lo descabellada y malévola que era la siguiente petición de Lucifer, y pasó a tratarse de una rebeldía interior contra aquello a lo que nunca accedió. Una cosa era la devoción y la otra era la ceguera. ¿No se reían ellos del falso Dios, cuándo le había pedido a Abraham que matara a su único hijo para probarle a Dios su fe en él? La hipocresía la mataba, eran básicamente la versión oscura y poderosa de la Iglesia Cristiana. Eso sumado al creciente machismo de las figuras de poder dentro del Aquelarre la mataban, y esa pequeña forma de rebeldía que le permitía seguir creciendo como bruja como tanto quería hacer, la mantuvo contenta.

Pero el Señor Oscuro no se lo tomó bien. Harto, cuando Eva cumplió diecisiete le dio un ultimatum; si quemaba a los dos hombres junto al árbol en el Invernadero, y además sacrificaba a su familiar, olvidaría sus faltas de respeto. Y Evanora obviamente no escuchó. Podía seguir ignorándolo indefinidamente, o eso pensó, hasta que el castigo del demonio comenzó a presentarse.

Al principio los profesores olvidaban su nombre en clases o la echaban del aula porque creían que estaba confundida, que no pertenecía a ese año escolar. Eso escaló a que sus amigos olvidaran lo que Evanora les decía, a que olvidaran esperarla, y eventualmente a que no la reconocieran cuando buscaba sentarse con ellos en el almuerzo. Pensó que era un hechizo, que alguien le estaba jugando una mala broma, hasta que sus poderes, los que había usado tantas veces para hacer crecer las plantas, para invocar el fuego, para proyectarse al bosque cuando hacía mucho frío para salir de forma física, comenzaron a fallarle e incluso sus padres comenzaron a olvidarla.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

El Señor Oscuro había borrado la existencia de Evanora de la mente de todos los miembros del Aquelarre. Si quería probar un punto como la Eva que no mordió la manzana, entonces la haría pagar. Su rebeldía debía tener un costo, especialmente dado que si le hubiese obedecido, se habría desecho de los dos malparidos que estaban alejando a la mitad de su rebaño directo a los brazos de Lillith. La castigó quitándole el árbol, la academia, sus poderes, sus oportunidades como bruja de Glasgow e incluso su familia. Su araña, Sypha, se olvidó de ella también, atacándola como un familiar salvaje y poseído. Intentó deshacer lo que sea que el Señor Oscuro había logrado, tratando por medio de las palabras y de los hechizos de demostrarle a su familia y a la Academia de quién era.

Y solo lo volvió peor.

Lucifer, enajenado y queriendo dar por terminada la relación con Evanora, hizo lo que ella no se atrevió a hacer con el árbol del Edén y le prendió fuego a su casa, acabando con la familia que ella desesperadamente intentaba recuperar.

Ya no le quedaba nada en el Aquelarre, ni en Glastown. No tenía razón para quedarse y tolerar la misoginia ni para seguir intentando hasta que Lucifer matara al pueblo completo. Tampoco se quedaría en un lugar donde veneraban al supuesto Dios que le había quitado todo por un puto capricho. Esa no podía ser una deidad, menos una amada.

Furiosa, devastada, olvidada y sola, Evanora se fue de Glastown. Vivió sola, por su cuenta buscando otras fuentes de poder desde los diecisiete. Si su padre había sido tan poderoso y experto en el voodoo, arte que le había enseñado a ella también y que no se relacionaba particularmente con la magia tradicional de Lucifer, eso significaba que existían otras formas de magia ¿no? Indagando fue que Eva descubrió a los antiguos dioses y al paganismo en general, y probando diversos rituales con diosas como Demeter y Perséfone, logró acceder nuevamente a la magia que le corría por las venas. Nunca se había sentido tan aliviada de descubrir que por lo menos su parte favorita de su pasado seguía... viva.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

Viajando por ahí, a los diecinueve y luego de practicar tanto su nuevo arte que ya era prácticamente experta, THE ENCHANTER la encontró. Percibió su magia en un sector rural de Estados Unidos, poderosa y benigna, y la invitó a formar parte de su Aquelarre. De un circo donde, al parecer, nadie veneraba a Lucifer. Era un nuevo inicio donde el Señor Oscuro no podría meter sus pezuñas, porque los brujos de ese lugar no le daban poder.

Así que accedió y ahí terminó su soledad y su triste historia.

Los únicos recuerdos o marcas que quedan en Glastown de que Evanora alguna vez existió en el Aquelarre, son registros antiguos de sus estudios en Botánica y una sola foto. Todo el resto la ha olvidado por literal arte de magia. Pero lo más extraño es que el árbol sigue ahí, y también los dos hombres que Lucifer le pidió que asesinara.

¿Qué habrá cambiado?

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

En términos de personalidad, Evanora tiene una dualidad tremendamente humana. Por un lado, que es aquel que los demás miembros de su Aquelarre suelen ver, es amable y buena, generosa y gentil en todo sentido. Si está feliz irradia esa alegría y se asegura de compartirla con las personas que la rodean, y las flores y los árboles donde sea que esté parecen danzar y crecer ante su energía, como si la nueva magia de Eva la hubiese conectado más todavía con la tierra. Pareciera que flota como un pétalo en el viento, y da la impresión de que fuese incapaz de dañar a alguien o a algo, solo bondad y vitalidad, salvaje como un cachorro de león que solo quiere jugar y aprender.

Es observadora y calculadora, por eso sus rebeldías en sus años en la Academia siempre fueron menos frontales que las de Raven por ejemplo, disfrazándolas de errores inocentes o de estupideces y ocultando sus verdaderas intensiones a la perfección. No le interesaba perder el tiempo rabeando contra una autoridad que jamás la escucharía, sabiendo además que las discusiones basadas en el odio, como era con hombres misóginos y mujeres, jamás progresaban en ninguna dirección que no fuese la deseada por la figura de poder. Su cariño no tiene límites, por más que se presente con cierta distancia por miedo; porque sabe que tiene a Lucifer en la sangre, lo quiera o no, porque su nombre sigue escrito en algún lugar del Libro de la Bestia, y teme que este le vuelva a ordenar algo. Esta vez algo peor. Como matar a alguien que ama, o que se repita lo que hizo con sus padres. Pero, en sus momentos privados y en sus acciones, se nota realmente cuánto quiere y cuanto sufre por las limitaciones invisibles que tiene.

Firme creyente de que el balance es la clave para llevar una vida plena, prefiere mil veces a los dioses paganos antiguos que a Lucifer y su religión de mierda. Por lo menos los dioses que venera ahora tienen cosas buenas y malas, mientras que Lucifer de bueno no tenía nada. Todo era con un propósito maligno y oculto. Igual que Lillith, llena de envidia y de sed de poder, incapaz de la gratitud y del amor, enamorada consigo misma y sin capacidad de conciliación.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

Pero al igual que la naturaleza que tanto ama y que forma una parte tan importante de su fuente de poder, puede ser cruel y despiadada, destructiva a más no dar. Ahí está su balance, en su forma de ser suave y delicada en yuxtaposición con la violenta explosión de la que es capaz. Cuando la haces enojar, que en general viene con justa razón ya sea para defender a sus amigos o para defender a la naturaleza, como si fuese la enviada de los dioses para proteger a los demás seres vivos, es un puto volcán. Es rencorosa, vengativa y orgullosa cuando llegas a ese punto, y no te dejará pasar ni un solo error, juzgadora y estricta. Su furia es ardiente, como si toda la rabia que sintió ante los comentarios inapropiados de profesores en la Academia, ante el castigo de Lucifer, ante la injusticia de la vida le brotara del alma ahora cada vez que puede. Tampoco puede entender a las personas que lo adoran, aunque ella alguna vez haya estado cerca de hacerlo por haber pertenecido a la Academia, y es tanto su rencor y su dolor que detesta a las brujas de la Iglesia de la Noche de forma automática. Es una ermitaña, en cierto sentido, porque solo quiere a las personas que viajan con ella en el circo, y a los recuerdos de las brujas que alguna vez tuvo en su vida pasada.

Conservó mucha de la disciplina de la academia y se toma muy enserio las cosas que hace, desde el trabajo mortal de trapecista que le sale tremendamente fácil por su físico y por su manipulación del aire, hasta sus estudios de la magia pagana para seguir fortaleciéndose. Posee una forma antigua y sorprendentemente sabia de ver la vida, o eso aparenta cuando habla porque no es necesariamente lo que siente siempre, como si fuese una shaman de cientos de años y no una muchacha con mala suerte. Hasta cierto punto lo es, porque tiene la habilidad de acceder a ese tipo de magia también por medio de rituales que rara vez ocupa por lo descontrolado de su naturaleza.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

Sus poderes desde que cambió de corriente han cambiado también. Ha dejado atrás las prácticas más oscuras como la invocación y el espiritismo, para enfocarse completamente en la fabricación de posiones, el control de los elementos y de la naturaleza, y la necromancia. Ahora es capaz de matar un hongo y otorgarle nueva vida a una semilla, haciendo brotar una flor o un árbol, de cambiar las corrientes del viento y combustionar el oxígeno en fuego. Siente la naturaleza como una extensión de su cuerpo, hasta el punto de a veces sufrir dolores o enfermedades cuando se aproximan desastres naturales o cosas por el estilo. Como si la naturaleza y sus dioses la hubiese poseído.

Su conexión con los animales también ha aumentado, dejando atrás a los familiares demoniacos para pasar a tener familiares... naturales. Ahora un alce la sigue a donde vaya desde la distancia, muchas veces manifestándose frente a ella o sobre su rostro como una imagen breve y relampagueante.

─────•~❉᯽❉~•─────

─────•~❉᯽❉~•─────

https://youtu.be/S43lWDFy1yk

-Suele comer manzanas. Es algo extraño, pero siempre fue su fruta y snack preferida, incluso de pequeña.

-Le tiene una fobia invalidante a las serpientes. Curioso, dado que adora a todos los animales.

-Cuando no está en el circo, viste como una muchacha normal y relajada, pasando como una humana casi por completo por lo menos a los ojos de los mortales. Porque si se topa con una bruja, la magia que le sale hasta por los poros y el extraño aire salvaje que la rodea, la delata.

-Es una experta en necromancia, voodoo, botánica y en rituales de sanación y de maldición.

-No ha vuelto a la Academia desde que se fue, pero a veces piensa en utilizar el hecho de que nadie la conoce para entrar, robar el Libro de la Bestia, y quemar la maldita cosa y así deshacer el vínculo pseudo físico que la ata a Lucifer.

-Odia tanto a Lucifer como Lillith y no quiere nada que ver con ellos, por más que sepa que ambos son totalmente reales.

-Tiene marcas enormes en la espalda, donde Lucifer perdió sus alas. La llamada Garra del Diablo, marca que le crecía a todo aquel que se negara a cumplir la orden dada.

-Sabe que algo malo está por venir, lo siente en el suelo y en los huesos, pero no tiene idea que son los Heraldos de Lucifer y Lillith; mucho menos que varios de estos pudieron nacer gracias a que ella no obedeció la orden del Señor Oscuro.

─────•~❉᯽❉~•─────

SayHelloToTheWitch

s-scema

EtherealXBeing

PrincessLenna

dorothyismad

imqerial

Celia_Kai_





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #oc