could we be more obvious?

Rosé siempre había sido extremadamente atenta y detallista con las personas que quería, esa simplemente era su forma de ser. Era una persona amable y querida por todos a su alrededor, se ganaba el cariño de cualquier persona apenas intercambiando un par de palabras.

—¡Vamos en 5! —escuchó que uno de los productores avisó y quiso detener el tiempo para enviar el mensaje adecuado.

Pero las palabras no salían, en verdad, no sabía que decir aparte de feliz cumpleaños, todo lo demás que se cruzaba por su mente era exagerado y atravesaba la línea delgada entre romance-amistad.

Ya eran las doce en Corea y quería ser la primera en desearle feliz cumpleaños.

Chaeng 🐣💖
"¡Feliz cumpleaños! prometo que pronto lo celebráremos juntas... te extraño mucho. Estaré pensando en ti en nuestro show de hoy ❤️"

Sonrió para si misma, si, eso estaría bien, no era demasiado amistoso y tampoco demasiado "romántico"; lo envió y espero la respuesta ansiosa.

—Hey, tú. —Lisa entró a su camerino. —Ya casi empezamos, ¿qué haces?

—Yo... nada, solo estaba viendo un mensaje. —suspiró. —Ve, te alcanzo en un momento.

Lisa le sonrió y se acercó a ella.

—Ah, conozco esa carita... andas de enamoradiza. —le desordenó el cabello un poco. —Tranquila, no voy a preguntar nada, sigue en lo tuyo, Romeo.

Rosé bufó y siguió mirando su teléfono, esperando que Lisa saliera. Unos segundos después, Hyeri le respondió.

Hyeri 🌸
"¡Gracias, Chaeng! también te extraño mucho, ya quiero verte :( mucha suerte en el show, sé que lo harán increíble 💕"

Tuvo la sonrisa más grande durante la presentación esa noche a causa de ese mensaje, ¿qué podía decir? Hyeri era una amiga demasiado especial para ella.

Su energía en los shows restantes estuvo por los cielos, amaba estar sobre los escenarios, sobretodo al lado de sus tres mejores amigas; sin embargo, estaba emocionada por regresar a casa y ver a su familia.

Llegó un domingo a las diez de la mañana, tomó una ducha, compartió un rato con su familia y se fue a la cama. Horas después, despertó sintiéndose bastante recargada, tomó su teléfono y notó que tenía algunos mensajes, entre ellos, uno de Hyeri.

Hyeri 🌸
"¡Estoy muy feliz de que hayas llegado! quiero verte, pero dejaré que descanses un ratito. Te quiero 💖"

Se sonrojó mientras lo leía y empezó a escribir una respuesta.

Chaeng 🐣💖
"Hola, ya descansé lo suficiente, ¿quieres hacer algo?"

Por otro lado, Hyeri recién terminaba las grabaciones del día, afortunadamente tendría tiempo para hacer algunos pendientes, pero cuando recibió el mensaje de Rosé, solo pensó en cuanto quería verla pues la había echado mucho de menos.

Hyeri 🌸
"¡Si! ¿Me buscas en el set?"

Chaeng 🐣💖
"En una hora estaré ahí :)"

Hyeri sonrió. Adoraba a Rosé, la rubia era tan especial, siempre se aseguraba de que estuviese bien, la cuidaba y sorprendía cada vez que podía; nunca había tenido una amistad así. 

Habían pasado dos meses desde la ultima vez que se habían visto y de verdad la extrañaba, siempre hacían los planes más banales: iban a comer su comida favorita y luego tenían algún maratón de películas, pero cualquier plan con Rosé era extraordinario.

Cómo le había dicho, una hora después llegó al set, la castaña se despidió de sus compañeros y subió al auto de Rosé. Antes de que pudiera decirle algo, escuchó como la rubia desabrochaba su cinturón de seguridad y la atraía a sus brazos.

—Hola... —le susurró al oído, Hyeri se estremeció.

—Chaeng, estoy muy feliz de verte. —le sonrió la castaña luego de separarse.

—Yo también. —la observó por unos segundos más antes de volver la vista al frente. —¿Quieres hacer algo en específico?

—¿Pizza y películas? —le preguntó con una sonrisa en su rostro.

—Pizza y películas. —Rosé le sonrió de vuelta y encendió el auto.

...

—¿Qué? ¡No te creo! —se carcajeó Hyeri.

—Te lo juro, estaba tan emocionada por ese pastel que lo devoré en menos de veinte minutos. —dijo echando su cabeza hacia atrás en el sofá. —Luego pasé horas en el gimnasio.

—Oh, si, olvidaba que así es como te mantienes fuerte.

—Claro, ¿quien te llevaría del sofá a la cama cuando te quedas dormida aquí? —le sonrió flexionando un poco sus brazos.

—Detente, vas a hacer que me derrita por ti. —le guiñó un ojo y Rosé fingió sorpresa.

—¿Y como estuviste estos meses? —le preguntó levantándose un momento para ir por un refill de sus bebidas.

—Bien, ya sabes, filmando el drama y aprovechando el poco tiempo libre que me queda. —alzó sus hombros. —¿Qué hay de ti? ¿Te gusta la vida de pop star?

—Puede ser un poco abrumadora, pero la disfruto.

—Me alegra escuchar eso.

—Y... ¿Todo bien con tu novio? —Rosé se atrevió a preguntarle, no era común que tocaran esos temas pero la pregunta simplemente salió.

—Ah, eso... ehm... —se removió un poco incómoda mientras la rubia regresaba al sofá. —Decidimos terminar... hace algunas semanas, de hecho.

—Oh, wow, lo siento mucho, Hyeri. —posó su mano en la pierna de la castaña.

—No, no, estoy bien. —le dio un apretón a la mano en su pierna. —Era lo mejor para ambos.

—Me da gusto que te lo estés tomando bien.

—Sí, es solo que... —tomó una bocanada de aire mientras Rosé la miraba atenta. —Ya no era lo mismo, no me sentía igual, creo que el tampoco.

—¿A qué te refieres? —le preguntó.

—Ya no me emocionaba verlo, ¿sabes? Ya no contaba las horas para nuestros días juntos , se podía ir por semanas y yo no lo extrañaba ni un poco. —suspiró. —Suena horrible, pero es la verdad.

La más alta asintió sin mucho que decir, no era que nunca hubiese tenido una relación, sólo estaba segura de que nunca había tenido una como la que Hyeri tenía con su novio, es decir, pensaba que se casarían.

—Incluso me atrevo a decir que te extrañaba más a ti... —continuó la castaña y Rosé casi se ahoga con su bebida.

—¿A... a mi?

—Si, también los comparé a ambos. —lo dijo como si fuese lo más común del mundo. —Porque hubo un momento en el que me pregunté, ¿por qué extraño a Rosé y no a mi propio novio?

Rosé soltó una risita nerviosa y quiso que su refresco fuese una cerveza, estaba empezando a sentirse acalorada.

—¿Hiciste una especie de cuadro comparativo? —bromeó.

—Más o menos, no fue tan difícil llegar a la conclusión en realidad. —le sonrió.

—¿Cuál fue? —sin darse cuenta, empezó a acariciar la pierna de la mayor con su pulgar.

—Contigo me siento cómoda, no tengo que estar siempre en el papel de "Hyeri la actriz", no tengo que ser siempre la más dulce... —le sonrió tímida y Rosé rió. —Soy solo yo, y un plus es que me haces reír muchísimo, aunque tus chistes sean extremadamente malos.

—¡No son tan malos! —se defendió.

—Chaeng...

—Ok, ok. —seguían las caricias. —Pero ya en serio, me alegra que te sientas así conmigo, nunca quisiera que fueses una persona diferente.

Hyeri le sonrió genuinamente.

—Creo que ahora necesito una copa, ¿tienes algún vino? —le preguntó la más baja.

Rosé se levantó del sofá y buscó la botella de vino que tenía por ahí para alguna ocasión especial, parece que esa lo era. Hyeri fue detrás de ella y se ofreció para buscar las copas.

—No llego hasta ahí. —dijo intentando alcanzar las copas mientras Rosé seguía de espaldas tratando de abrir aquella botella.

—Espera un segundo, ahora te ayudo.

—No, tranquila, me puedo subir en este banquito. —lo atrajo hacia a ella y se subió en el.

Ahora, Rosé siempre había sido fan de un bonito cuerpo, así que cuando se volteó y vio a su amiga castaña de espaldas montada en el banco con su falda subiéndose hasta casi mostrar su trasero, mordió su labio inferior.

—Chaeng, ¡no alcanzo! —se quejó, Rosé seguía embobada mirando su falda subirse. —¡Chaeyoung!

La rubia despertó de su trance cuando vio como Hyeri empezó a tambalearse, apoyó una mano en su cadera y la otra en su muslo para voltearla y tomarla entre sus brazos.

—¿Estás bien? —la tenía casi cargada.

—Ouch... —Rosé la miró confundida hasta que se dio cuenta de que estaba apretando fuertemente el muslo de la otra, la había traicionado el subconsciente.

—Perdón. —la soltó apresuradamente y se hizo a un lado. —Si quieres yo sirvo las copas.

Hyeri asintió levemente y salió de la cocina.

...

Luego de unas horas, la botella de vino casi llegaba a su fin y entre risas y conversaciones pasaban el rato Hyeri y Rosé. A las dos les gustaba la compañía de la otra, se sentían bien juntas.

—¿Sigo yo? —preguntó Hyeri sonriendo maliciosamente, Rosé asintió. —Ok, ¿verdad o reto?

—Verdad. —respondió la más alta, tomando un sorbo de su copa.

—¿Hasta cuando vas a decir verdad? ¡Van tres rondas ya! —la acusó.

—Haz la pregunta. —le sonrió.

La castaña pensó que pregunta hacerle, ya le había preguntado alguna que otra cosa fácil de responder, tal vez era hora de conocerla un poquito más a fondo.

—Háblame de tu primer crush.

—Eso no es una pregunta. —le dijo Rosé, Hyeri le dio un golpecito a su brazo, incitándola a responder igualmente. —Ehm, fue en la escuela... me gustaba mucho aunque nunca se lo dije.

—¿Por qué? —le preguntó curiosamente.

—No lo sé, no quería arruinar nuestra amistad. —alzó sus hombros.

—Aw, ¿era lindo? —preguntó y luego hizo una pausa. —Espera... ¿no fuiste a una escuela de sólo chicas?

—Sí. —respondió, sintiéndose un poco más confiada con el alcohol en su cuerpo.

—Yo... no sabía que... te gustaban las chicas.

—No lo sabe mucha gente. —le aclaró. —Pero si, me gustan las chicas.

—Oh... bueno, gracias por decírmelo. —terminó su copa. —Entonces, ¿era linda?

Rosé río.

—Lo era.

—¿Harías eso de nuevo? —preguntó Hyeri.

—¿Qué?

—Quedarte callada para no arruinar una amistad.

—No lo sé, si viera algún interés en la otra persona supongo que lo diría. —respondió simple. —¿Verdad o reto?

—Verdad.

—¿Por qué terminaste con tu novio en realidad? Se que me dijiste que ya no te sentías igual, pero siento que no estás diciéndomelo todo.

—Creo que me gusta alguien más. —puso un mechón de cabello detrás de su oreja. —¿Verdad o reto?

—Verdad. —no apartaba los ojos de la otra.

—¿Te gusta alguien ahora mismo?

—Sí, una chica. —lo dijo segura. —¿Verdad o reto?

—Verdad.

—La persona que te gusta, ¿la conozco?

—Algo así. —ocultó una risita. —¿Verdad o reto?

—Verdad.

—¿Puedes describirme a la chica que te gusta? —Hyeri le preguntó, sintiéndose más curiosa de lo normal.

—Si la describo completa, sabrías quien es. —Hyeri se desanimó con la respuesta, no supo el porqué. —¿Puedo decirte solo una cosa?

La castaña asintió, sus ánimos disminuyendo notoriamente.

—Tiene las piernas bonitas, cuando se las vi, quise apretárselas.

Hyeri se sonrojó, ¿estaba hablando de ella? Inconscientemente, subió un poco su falda, mostrándole a Rosé un poco más.

—Oh... ya veo. —respondió.

—¿Verdad o reto? —le preguntó la rubia.

—Verdad.

—Te toca a ti describir a la persona que te gusta. —su mirada intensa no se apartaba de ella. —Di una sola cosa, como yo...

—Es muy fuerte. —las palabras simplemente salieron de su boca, incluso sorprendiéndola a ella misma.

—Bien... —Rosé le sonrió.

—¿Verdad o reto?

—Reto. —contestó finalmente la rubia, sorprendiendo a Hyeri.

—Te reto a que... me beses.

Silencio mientras se miraban la una a la otra. ¿Un beso? Rosé juraba que estaba soñando, su amiga la había retado a que la besara. Eso estaba pasando.

Se acercó un poco a la castaña, posó una de sus manos en su muslo y la otra en su cuello, le iba a demostrar cuanto le gustaba en ese beso. Acercó sus labios a los de la más baja, y la besó suavemente, permitiendo que se saborearan mutuamente.

Sus labios encajaban perfectamente, como si hubiesen sido hechos a la medida para cada una. Hyeri nunca pensó que podía sentir tanto con un beso, pero era Rosé y su mano en su pierna, sus caricias en su cuello y su lengua enredada con la de ella, todo era increíble porque era justamente con la rubia.

Cuando se separaron, Rosé no perdió el tiempo en preguntarle:

—¿Verdad o reto? —todavía seguía a centímetros de la boca de la castaña.

—Verdad. —respondió en un susurro.

—¿Soy la persona que te gusta?

—Sí, me atraes mucho. —posó una mano en su hombro. —¿Verdad o reto?

—Verdad.

—¿Te gusto?

—No tienes idea de cuanto. —unió sus labios de nuevo en un pequeño beso que quería convertirse en más, pero se separaron.

—Ahora tengo un reto especial para ti. —le dijo Hyeri, subiendo en su regazo.

—¿Cuál? —Rosé acarició sus costados hasta llegar a su trasero y darle un apretón.

—Te reto a que me hagas el amor toda la noche. —le susurró en su oído, dejando una mordidita en su oreja.

Rosé se levantó del sofá con Hyeri en sus brazos, intentando llegar a su habitación lo antes posible. Cuando llegaron, la depositó en su cama, prometiéndole una larga noche.

Al final, Hyeri entendió que esas comparaciones que hacía de su novio y Rosé no eran porque la rubia era una buena amiga, eran porque ella le gustaba más que su propio novio. Y por el lado de Rosé... nada, sólo estaba agradecida porque la amistad homoerotica entre Hyeri y ella había dado frutos.

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