웄: luz roja, luz verde
Todo había pasado tan rápido, como una fuerte marea arrasando todo a su paso, provocando gritos aterrados y coloreando el suelo con charcos de sangre por doquier.
Decenas de grupos de personas empezaron a correr despavoridos hacia el portón, otros suplicaban por sus vidas y algunos simplemente se rendían de rodillas y cedían a un llanto lastimero en busca de que alguien los salvara.
Parecía el mismo infierno.
YoonGi no supo en qué momento es que terminó ahí, apenas manteniéndose de pie mientras una de sus manos se reposaba en su vientre, en un tonto intento de dispersar la preocupación que se aflojaba desde su garganta y viajaba con pesadez hacia su cachorro.
Quería temblar, deseaba sumergirse en el profundo miedo que acarreaba ser espectador de todo el horror que sucedía a su alrededor. Necesitaba ceder a sus impulsos, a dejar que sus rodillas temblaran y decirles que se detengan.
Jugaremos, muévete luz verde.
La tétrica voz empezó a cantar nuevamente, pero el omega sentía que apenas y se estaba moviendo. Un dolor punzante se atravesó por su vientre y no pudo evitar detener sus pasos, soltando un jadeo abrumador mientras sentía que sus ojos empezaba a llenarse de lágrimas.
Estuvo a punto de caer porque ya no podía tolerar la bruma de sensaciones sombrías. Sin embargo, antes de que la muñeca girara la cabeza para ver el sangriento panorama, sintió que alguien mucho más alto se colocó frente a él, cubriéndolo por completo.
──No te muevas. ──murmuró lo suficientemente alto como para que YoonGi lograra escucharlo.
El omega simplemente no entendió por qué razón alguien haría algo así, pero obedeció.
Cuando los segundos pasaron y llegó el tiempo de correr. Aquel cuerpo de anchos hombros no se quitó de su camino, sino que continuó siendo prácticamente su escudo.
──Sujétate de mí. ──logró decir, tomando la mano pálida para colocarla en su espalda, justo en el momento exacto en que la muñeca dejó de cantar y todo volviera a ser un sepulcral silencio.
Los siguientes dos minutos fueron un eterno suplicio. No obstante, YoonGi no dejó de aferrarse a la prenda del desconocido y avanzar tras él.
Cuando el temporizador marcó los últimos diez segundos, el omega logró cruzar la línea de meta y cayó al suelo mientras trataba de estabilizarse con las manos y la respiración agitada.
Sintió como un par de zapatillas similares a las suyas se acercó y luego una presencia ajena se puso de cuclillas frente a su cuerpo.
──¿Te encuentras bien?
YoonGi alzó la vista ante la tersa voz y reconoció que frente a él estaba aquel mismo chico, precisamente un alfa.
──Tú... Por qué... ──bisbiseó su cuestionamiento, con un tono que demostraba cansancio, tratando de recobrar la compostura mientras apretaba sus manos en puños.
──Este no es lugar adecuado para un omega encinta. ──respondió como si pudiera leerle la mente, sin un tono agresivo pero que sí parecía ser bastante empático. ──Pero no voy a hurgar en lo que no me incumbe, solo quería hacer lo mejor que pudiera.
YoonGi mordió su labio inferior, sintiéndose, tal vez, ligeramente avergonzado ante el terrible papel que como jugador había hecho. Casi cediendo al temor para rendirse cuando la razón por la que entró al juego fue precisamente para buscar una nueva oportunidad para él y su bebé.
──Tranquilo, ya pasó. ──trató de darle un suave consuelo a través de su sonrisa y, por un momento, YoonGi recordó a su hermano mayor. ──Por cierto. ¿Cómo te llamas?
──YoonGi. ¿Y tú?
──SeokJin, pero puedes decirme simplemente Jin.
El alfa se puso de pie y le tendió la mano, YoonGi correspondió el apoyo y logró levantarse con un poco menos de dificultad.
──Gracias, Jin-hyung. ──susurró.
El aludido simplemente asintió con una sonrisa de labios cerrados.
❒ ❒ ❒
El rubio alfa había tratado de mantener la cordura en todo el transcurso del juego. Pero ver la forma en la que aquel tipo actuaba por el jugador 009 no hizo más que encender un detonante agresivo que le ardía el pecho y hacia gruñir a su tigre como nunca antes.
Cuando el jugador 009 se aferró al brazo derecho que aquel alfa le ofreció para que pudiera caminar hacia la salida del gran patio, fue suficiente para que JiMin se levantara de inmediato y lanzara su copa de whisky hacia la pared en un abrupto arranque.
──Nadie debería estar tan cerca tuyo, cariño. Nadie. ──susurró mientras pasaba su mano derecha por su cabellera, exasperado.
JiMin sintió que había pasado una eternidad desde que vio aquel magnífico rostro de porcelana. Y aunque ahora podía verlo frente a la enorme pantalla, no era suficiente, nunca sería suficiente luego de saber que la perfección hecha omega existía.
Ahora tenía la oportunidad. Maldición, tenía más que una jodida oportunidad para hacer algo más que solo apreciar la belleza de aquel dulce omega.
Debía de hacer algo.
No podía permitir que un maldito alfa muerto de hambre se atreva a corromper algo que él había añorado tener tanto desde esa noche.
Tenía que hacer algo.
"Es imposible que sea más divertido verlo que jugar tú mismo"
Entonces algo hizo clic en su mente, resonando en un fuerte eco cuando la voz de aquel anciano cobró vida en sus pensamientos cuando apenas él empezaba a entender este oscuro mundo detrás de la espalda de su padre.
Una pequeña sonrisa surcó sus gruesos labios y se aproximó hacia el minibar, mientras se servía una copa de ron y lo bebía de golpe, supo que tenía la solución.
Tomó la máscara negra para usarla aunque realmente la odiara y se dirigió al salón principal donde, posiblemente, ya estuvieran esperándolo.
No podía esperar para dar a conocer la maravillosa idea que se le había ocurrido, era perfecta y concisa. Era justamente todo y más de lo que podía pedir.
Ahora más que nunca se sentía agradecido de nacer en un ambiente tan asquerosamente sombrío como ese.
──¿JiMin? ──una suave voz lo llamó, logrando dispersar sus pensamientos hasta cobrar consciencia y dar media vuelta.
──Papá...
El omega mayor, vestido con un elegante traje blanco, le sonrió genuinamente y lo tomó del brazo con afecto, ambos dirigiéndose finalmente hacia el lujoso comedor.
──¿Cómo te encuentras, cachorro? ──preguntó el omega mientras la servidumbre empezaba a acomodar los platillos finales. ──¿Todo va bien?
JiMin sabía perfectamente a lo que se refería su papá omega cuando le hacía esa pregunta. Y la verdad que estaba un poco más que hastiado de decir lo mismo porque... ¿Cómo más se supone que podría ser ese "trabajo" cuando ellos controlaban todo y a todos?
──De maravilla, como siempre. ──sonrió con simpleza, tragándose sus palabras.
──Me alegra escucharlo.
Pero el ambiente acogedor descendió un poco cuando cierto alfa ingresó al salón.
──Buenas noches, padre. ──dijo JiMin de inmediato, recibiendo un asentimiento y una leve sonrisa de labios cerrados.
──InHo, cariño, al fin llegas. ──mencionó el omega cuando su esposo se aproximó hacia él para besarle la frente y tomar asiento a su lado derecho, ambos frente a JiMin.
──Tuve una reunión de última hora, nada que no se haya podido solucionar.
Fue lo único y último que dijo para cuando la hora de comer empezó. Lo único que se podía escuchar dentro de esas enormes paredes era el sonido de los cubiertos chocando contra los platos.
Hasta que JiMin decidió que no había mejor momento que ese para decir lo que ansiaba.
Le dio un sorbo a su copa de vino y la dejó a un lado, levantando la mirada hacia sus padres.
──Quiero entrar al juego.
El único omega del lugar dejó de moverse y casi pareció que contuvo el aliento. Sin embargo, su padre no se inmutó ante lo más mínimo.
──Ni lo pienses. ──fue lo que dijo mientras llevaba otro trozo de carne a sus labios.
──No es como si tuviera diez años y te esté pidiendo permiso, padre.
──Creo que eres lo suficientemente grande para entender a lo que me refiero. ¿Verdad?
──Voy a entrar a los juegos. ──repitió sin quitarle la vista al alfa mayor.
InHo hizo el ademán de levantarse, pero fue la suave mano de GiHun quien lo detuvo de lo que sea que fuera a hacer.
──InHo, por favor... ──susurró el omega, pidiéndole algo entre líneas que JiMin no pudo identificar.
El alfa resopló y lanzó su servilleta con descuido. ──¿Acaso no escuchas la estupidez que está diciendo?
──No voy a morir si eso es lo que te preocupa.
──Yo sé que no. ──respondió InHo con sinceridad y enojo, porque si eso sucediera, sería capaz de fusilar a todos los guardias de la isla por atreverse a lastimar a su hijo. ──Pero no puedes, ya tienes una responsabilidad que no vas a dejar de lado.
──Solo será esta vez. Y lo haré, aún si estés de acuerdo o no.
──JiMin, basta. ──pidió su padre omega en un tono apacible.── Tomemos las cosas con calma. Ese lugar no es cualquier cosa, no es un simple juego.
──No es necesario que lo menciones, papá. Lo tengo en claro perfectamente.
──No, tal vez no. ──replicó GiHun.── Ese lugar es como vivir el infierno en carne propia, estando rodeado de demonios cegados por su propio egoísmo. Eres intocable para los guardias, pero para esas personas... Ellos simplemente acabarán con quien sea.
JiMin quiso reír. ¿Desde cuando se creían tan moralmente correctos para juzgar? ¿Por qué él no podía jugar como ellos mismos lo hicieron?
──Correré el riesgo.
──¿Qué es lo que tienes en mente? ──cuestionó el mayor con la mirada fija. ── Deseas algo más que ganar esa absurda miseria de dinero. ¿Cierto?
JiMin relamió sus labios y recordó la belleza etérea de su omega. Imaginó el escenario perfecto en el que finalmente pudiera tenerlo en sus brazos, besando sus rojizos labios y bebiendo de su aroma como un simple adicto, rendido ante su perdición más grande.
Entonces InHo lo entendió.
Con una pequeña sonrisa en su rostro, nadie dijo nada más por unos segundos hasta que él tomó la palabra otra vez.
──De acuerdo, pero será bajo tus propias responsabilidades.
──¿Qué? ──murmuró GiHun con el ceño fruncido, confundido y desesperado por encontrar la respuesta en el rostro de su esposo.
No obstante, ambos alfas compartieron una mirada oscura con complicidad brillante.
──Serás el jugador 001.
JiMin ya deseaba despertar mañana.
❒ ❒ ❒
el jugador 001 llegó, que las tradiciones no se pierdan nunca 🗿
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top