009



Finalmente había podido ir a la "Escuela" no era tan increíble como pensé, y odiaba el hecho de pasar tantas horas lejos de mi hogar con Peter pero había aprendido mucho e ignorando las "Reglas" empecé a interactuar con la gente de mi edad, incluyendo a Steve quien se me había pegado desde que me vio ahí.

-Ya te lo dije, Steve, no puedes acompañarme.-Me quejé con una sonrisa pues no existía día en que no temiera por lo que me podría suceder caminando sola en el bosque.-Ve con Nancy, he notado lo mucho que te gusta.

-Shh, la invité a una fiesta y hablaremos un poco.

-¿Hablaran?-Enarqué una ceja.

-Si, hablaremos.-Entrecerró los ojos haciéndome reír.-Deberías venir.

-Sabes que no puedo.-Lo miré inclinando un poco mi cabeza.

-Puedes, escápate yo te puedo recoger para que no estés sola.-Propuso.

Realmente no quería, no solo por miedo a que Peter se enterase y masacrara a todos los presentes, si no por la costumbre que tenia de llegar a contarle mi día, comer juntos y pasar la tarde hasta que cae la noche donde finalmente podía dormir entre sus brazos, era mi rutina y no tenia planes de cambiarla.

-Lo pensaré, ¿De acuerdo?-Puse mi mano en su hombro.-Me voy, te veo el lunes.

-¡Ten cuidado!

Le di una ultima sacudida de mano antes de tomar camino entre los arboles, después de todo mi vida había mejorado estando lejos del laboratorio y papá, nunca había disfrutado tanto de una simple caminata escuchando las hojas caer y las ramitas crujir bajo mis pies creo que nunca había sentido tanta paz como en este momento.

Aunque mi tranquilidad duraría poco, pude divisar una figura que se me hacia conocida en el porche de la cabaña, a cada paso que daba empezaba a notar aquella persona que no había visto hace semanas, mujer de bonito cabello, una forma de vestir bastante pulcra y mayor que yo.

-Camille...-Sonreí de lado cuando estuve frente a casa.-¿Qué haces por aquí?

-Oh, hmm nada.

Me estaba mintiendo, pude notarlo, ella me devolvió una sonrisa que pronto se convirtió en una mueca, había notado la incomodidad en mi rostro pues tampoco había hecho mucho por disimular, mantenía mi vista fija en ella.

-No deberías estar aquí.

-¿Disculpa?-Frunció el ceño.

-Es peligroso... Muchísimo.-Fui hacia la puerta abriéndola dejando ver el interior.-Pasa, no me gustaría que algo te ocurriese, afuera.

-Que amable eres, Dafne...-Siguió mi sugerencia yendo rápidamente a la sala.-Llevo un rato esperando a que alguien llegara, me sorprende que hayas sido tu.

-Peter suele marcharse cuando me voy al instituto, desde temprano-

-Me sorprende, cuando vengo siempre está, no ha regresado desde la mañana al parecer.-Parecía segura de lo que decía.

Supe que mi sonrisa se marchó, la expresión en mi rostro al parecer la perturbo pues rápidamente intentó cambiar de tema.

-Bueno, quizás otro día pueda verlo.-Aclaró su garganta al mismo tiempo que apartaba su mirada de mi.

-¿Vienes seguido, Camille?

-Constantemente, aunque es la primera vez que estas aquí.-Intentó reír pero para ese momento ya estaba lo suficientemente tensa.-¿Como te va en la escuela?

-¿Estás enamorada de Peter?-Pregunté manteniendo mi mismo objetivo.

-Dafne...-Otra vez esa risa que me generaba repudio.-Hay cosas que no puedo hablar contigo.

-¿Qué quieres decir?

-Eres una chiquilla.-Me dio la espalda yendo a la puerta.-Bueno, creo que ya es momento de irme.

-No.-Hice que la puerta se trabara evitando que se fuera.-Quédate.

Ella me volteo a ver luego de fallar en sus intentos, lo sabia, no era tonta en lo absoluto pues con tan solo eso ya se veía aterrada, contesté con una sonrisa.

-Vas a venir aquí y hablar conmigo.-Hablé entre dientes haciéndola caminar con mi mente.

Camille trataba de resistirse pero era una simple humana ordinaria, no iba a poder hacer algo por si misma, teniéndola frente a mi no necesité más de mi poder para mantenerla conmigo, únicamente la sujete de las mejillas haciendo presión.

-Mírame a los ojos. Camille, mira bien a los ojos de esta chiquilla por que va a ser lo ultimo que veas antes de que acabe con tu miserable existencia.

Pude ver el miedo en su cara pues estos empezaban a cristalizarse, cumpliendo mi promesa me encargué de esa mujer quitándome un dolor de cabeza, solo tenia que esperar a que Peter llegara lo cual solo tomó poco más de una hora y hasta eso ya me había asegurado de que todo se viera como siempre.

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