005



Me desperté observando el techo de aquella cabaña, recordando cada cosa del día anterior, ¿En verdad había escapado del laboratorio? Mejor aún, ¿En verdad había sacado el valor para besar a Peter? Voltee a ver hacia la cama que estaba al otro extremo de la habitación notando su ausencia y el hecho de que estaba alborotada.

—¿Peter?—Llame pero no apareció.

Asomé mi cabeza por la puerta pero tampoco estaba, rápidamente deduje que se había marchado, con un bufido me acerqué a su cama empezando acariciar las sábanas para arreglarla, tenía una idea, si el se podía ir yo también, quería recorrer el lugar y ver que o quien podría encontrar.

Luego de asearme un poco y colocar ropa en mis piernas junto a mis medias me dispuse a salir disfrutando del buen clima, era precioso, ni en mis mejores sueños había visto algo así, los árboles frondosos y los pajaritos piar, sabía que pronto lloraría de la felicidad, mis piernas respondieron por si solas empezando a correr entre risas asegurándome de no olvidar el camino a casa.

—¿Quien está ahí?

La voz de un chico me paralizo, decidí esconderme atrás del tronco de un árbol, no había hecho tanto ruido, ¿O si? Oh mierda, se estaba acercando.

—Hola, ¿Estás perdida?—Un chico que parecía de mi edad se paró a mi lado provocando que saltara del susto.

El rio por mi acción, no parecía malo, incluso se notaba más amable que mis hermanos y los guardias del laboratorio.

—No te asustes...—Dio unos pasos atrás mientras mi pecho subía y bajaba.—Soy Steve, Steve Harrington.

Seguía callada, aquel muchacho parecía de mi edad.

—¿Cual es tu nombre?

Un nombre, no tenía ninguno, ¿Debía inventar alguno?

—Dafne.

Recordé el nombre de aquella niña a la que Peter había matado la noche anterior, Steve me sonrió y continuó hablando.

—¿Vives cerca?—Preguntó.

—Si.—Conteste algo nerviosa.

—Estaba con unos amigos por aquí, tú no deberías estar sola el bosque puede ser peligroso... Te acompaño a casa.

—No.

—¿Que? ¿A tus padres no les gusta que hables con extraños?—Sonrió.

Me mantuve en silencio, ¿Mis padres? Papá seguía en el laboratorio y espero que muy muerto.

—No me digas que no vives con tus padres.—Ladeo la cabeza.

—No.—Negué.

—Entonces no vives con nadie.

Volví a negar.

—Al parecer no hablas mucho... De todas formas, voy contigo, no quisiera que algo te pase.

—Puedo cuidarme sola.

—Chica ruda, me gusta.—Trato de bromear.

—Me tengo que ir.—Ignore sus palabras.

—¡Espera!—Intento seguirme pero lo evite haciendo que se quedara pegado en el suelo al menos en lo que me alejaba lo suficiente.

Sabía cómo regresar, no quise ser mala con el pero me había asustado, entre mi recorrido a paso rápido sentí algo punzante atravesar mi media provocando que cayera al suelo de rodillas.

—Oh mierda.—Chille ante el dolor pero tenía que levantarme y seguir.

No quería llegar después de Peter y que hiciera preguntas, solo necesitaba limpiar la sangre que empezaba asomarse junto a unas ligeras lagrimas ante la desesperación, finalmente llegue y para mi suerte la casa estaba vacía. Cojeando ante el dolor persistente en mi pie fui al baño abriendo la llave del lavabo tomando el agua entre mis manos para tratar de que mis rodillas quedaran limpias.

—Tres.—La voz de Peter se hizo presente en la entrada.

—Carajo...—Susurre viendo como a pesar de mi esfuerzo la sangre volvía aparecer.

—¿Tres?—Volvió a llamar.

—¡Ya salgo!—Grite pero supe que mi voz se escuchaba temblorosa.

Más me asuste cuando sus pisadas se acercaban al baño y la puerta de abrió de golpe haciéndome sobresaltar.

—¿Que haces?—Sujeto mi brazo obligándome a voltearme hacia el.

Tenía mi mirada agachada mientras mis piernas temblaban por el dolor y el miedo.

—¿Que te sucedió?—Continuo mientras veía la sangre salir de esta al menos en menor cantidad.

Negué evitando mirarlo, con fuerza puso su mano en mi cara apretando mis mejillas para así obligarme a levantar el rostro, sabía que veía el terror en mis ojos juntos a mis lagrimas caer de los mismos.

—Saliste de aquí, ¿No es así?—Murmuro enojado.

—Solo fue un segundo...

—¡Está prohibido!—Soltó su agarre haciendo que nuevamente mirara abajo.

Ahora solloce, no me gustaba que gritara, su voz y el mismo cambiaban cuando se llenaba de ira, caminó alejándose un poco y nuevamente volteó a verme.

—¡¿Que hiciste?! ¡¿Con quien hablaste?!

—No hable con nadie...—Mis manos fueron a mi cuello notando como empezaba a faltarme el aire.

—No me mientas.—Apretó sus dientes mientras un hilo de sangre salía de su nariz, el me estaba haciendo esto, me estaba matando.

—Peter...—Intente acercarme pero por mi falta de oxígeno empezaba a marearme.—Te lo juro... No hable con nadie.

No dijo nada, su mirada inyectada de sangre seguía en mi viendo como mi cara perdía el color hasta finalmente caer perdiendo el conocimiento.

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