La luz atravesaba la cortina de su habitación, dejándolo iluminada de un color nude. Despertó, se bañó y al salir a la cocina, se encontró con una nota.

“Príncipe, tuve que ir al trabajo un rato antes. Mi jefe me llamó por la noche para avisarme que debía levantarme más temprano. Tu almuerzo está en la heladera, dentro de la bolsa marrón. Sí tienes algún incoveniente en la escuela, llámame. 一Con cariños, la mejor.”

Minho sonrió por este último detalle y fue a buscar su mochila a la habitación. No era una casa grande, es decir, era una casa con el tamaño de un departamento. Un pequeño living, la cocina, el baño y dos habitaciones. Todas de un color blanco apagado y el suelo contaba con bloques de madera. Habían algunos cuadros, pero se notaban que llevaban unos cuantos años en ese lugar.

Y la tranquilidad se le fue al instante, porque ver a Jisung caminando en dirección al colegio en su acera, era lo último que esperaba.

一¿Han? ¿Qué haces aquí? 一el mayor le miró sorprendido一. ¿Vives por aquí?

一¡Hola! N-No, sólo vine a hacer unas compras antes de ir a la escuela. 一dijo, dejando intranquilo al más alto一. ¿Vamos juntos?
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Después de pasar por las miradas juzgadoras de todo el colegio, entró al salón. Allí estaba Hyejoo, sentada en el banco más cercano al de Minho, mientras jugaba con su celular.

一¿Todo bien? 一Minho se acercó, dejando atrás a Jisung一. Me encontré a Han en el camino y vinimos juntos, ¿No es genial?

一¿Viven cerca? Que suerte, yo nunca tuve un amigo que viva cerca de mí, bueno, sólo Kento, pero... No sé qué es de él.

El pelinegro ladeó la cabeza.

一¿Todavía no sabes de él? Que extraño.

Con una ceja alzada y un semblante serio, el pelirrojo los observaba desde el marco de la puerta a los dos, en silencio, para no perderse la conversación.
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