➤ 7 | AFECTO

OBSESSION

OO7. AFECTO

JEON JUNGKOOK

Me encuentro en la cocina de la casa de Jimin, con Taehyung a mi lado, mientras tratamos de resolver un ejercicio de matemática que está causando que ellos pierdan su poca paciencia.
El más bajo arruga una de sus hojas con su pequeña mano y un gruñido escapa de sus gruesos labios, yo sonrío divertido por la situación terminando de resolver el ejercicio.

―¡Maldita x, me cago en tu madre!
―grita furioso Taehyung, rayando la hoja con su lápiz.

―Taehyung, ¡¿qué Diablos acabas de hacer?! ―Jimin lleva las manos a su cabello oscuro tirándolo hacia atrás, dejando notar más su rostro enrojecido.

―Es que ya me cansé, que se pierda por donde...

―¡Esa era mi hoja! ―cubre su rostro con las manos lloríqueando de estrés.

―Oh...

Taehyung mira toda la hoja rayada y a Jimin en crisis, sintiendo un gran arrepentimiento, por lo que me mira a en busca de ayuda, pero sólo rio silenciosamente negando con la cabeza, hasta que decido acercarme apoyando la mano en el hombro de Jimin.

―Tranquilo, puedes copiar mis ejercicios.

―¿En serio? ―voltea a verme sorprendido.

―Claro que sí.

―¡Espera! ―interviene Taehyung―. ¡¿Tú has podido resolver todos los ejercicios, mientras nos veías frustrados por no poder y hasta ahora nos dices que podemos copiarte?

―Eso suena a multitud. He dicho que Jimin puede ―aclaro pasando mi mano por el cabello de Jimin, que me mira sonriente con sus pequeños ojos brillando de ilusión.

―¡Juro que podría enamorarme de ti! ―grita emocionado abrazándome.

Correspondo a su abrazo por unos segundos, mientras Taehyung me observa con el semblante serio, como si estuviera realmente molesto, lo cual lo entiendo y es lo que quiero provocar.

―Que te den, Jeon ―escupe molesto.

―Quieres hacerlo tú, ¿cierto, TaeTae? ―sonrío.

―¡Púdrete! ―grita furioso levantándose.

―¡Basta! ―interviene Jimin―. ¿Qué rayos les pasa?

―Yo estoy más que bien ―me encojo de hombros, mientras que Taehyung me observa amenazante con la respiración pesada, como si estuviera tratando de mantener la calma para no golpearme.

―Hey, tranquilo ―apoya la mano en su hombro―. Sólo estaba bromeando, siempre lo hacemos.

―Iré a buscar mis cosas para irme, porque si sigo aquí va a acabar llorando ―digo burlón negando con la cabeza, mientras me alejo caminando.

―¡Maldito hijo de...!

―¡Basta, Taehyung!


Salgo de la cocina aún escuchando como Jimin le reprocha por haber actuado de esa manera conmigo, mientras que Taehyung parece aún más enfadado por esa razón. Quizás debería ser yo a quien le reprochara, pero sé que eso no va a pasar porque he recuperado su cariño por completo. Siempre va a elegirme y defenderme, claro con palabras, ya que no le gusta para nada las peleas. Es demasiado miedoso.

Aunque me encuentro en el living puedo escuchar la voz de Taehyung, está quejándose, por lo que empiezo a creer que la verdadera razón de su enfado son celos y de sólo pensar que es así quiero reírme en su rostro.

Tenía la intención de subir al cuarto de Jimin, pero cuando subo el primer escalón escucho la puerta de la entrada, por lo que volteo curioso, encontrándome con Haneul, la cual se quita los lentes de sol negros.
Observo su cabello atado, su vestido negro que se apega a su pequeña cintura y sus largas piernas que me siento morir de ganas por acariciarlas.

―¿Jungkookie?

Al escuchar su voz sacudo la cabeza reaccionando en que me he perdido en mis fantasías con ella. Vuelvo a concentrarme notando que lleva dos bolsas en uno de sus brazos y dos en el otro, por lo que me acerco rápidamente.

―Permítame ayudarla ―digo tomando las bolsas, sorprendiéndola.

―Oh, que caballeroso que sigues siendo, Jungkookie ―suelta una risilla.

―¿Qué puedo decirle? Hay cosas que no cambian.

―¡Ya pareces celoso, Taehyung!

Al escuchar ese grito la veo sobresaltarse y mirar preocupada hacia la cocina con la intención de acercarse, pero rápidamente vuelvo a colocarme frente a ella impidiéndolo.

―Ellos son así. Siempre discuten, pero no es grave ―aseguro―. ¿Dónde dejo las bolsas?

―¿Estás seguro?

―Claro, Haneul. Los conozco perfectamente.

―Eso espero. Voy a dejarlas en mi habitación.

La veo dirigirse hacia la escalera sin apartar la mirada de las puertas de la cocina, lo cual me frustra de gran manera, porque lo menos que quiero es que se preocupe por ellos y les dé su atención, cuando quiero eso sólo para mí. Estoy dándole toda la atención que necesita, ¿por qué no puede concentrarse sólo en mí?

Cuando sube los escalones olvidándose de aquella discusión, no puedo evitar sonreír y observar sus largas piernas, los tacones que lleva, la forma en que camina y su gran trasero que anhelo poder tenerlo en mis manos.

Al sentir su mirada la observo rápidamente con una sonrisa, ¿acaso había notado que no dejaba de mirar su trasero? De todas maneras estoy seguro que buscaba provocarme, por lo que no es más que su culpa.

Abre la puerta de su habitación y entra tirando su pequeña bolsa negra a la cama, para luego quitarse los tacones y sentarse en su cama.
Me gusta notar como se siente cómoda conmigo allí, pero a la vez quiero recostarla, colocarme sobre ella y poder hacerla mía de una vez. Sin dudas desde que la he visto no puedo dejar de fantasear con ella, por lo que necesito concentrarme para que no lo note porque sé que no puedo simplemente abalanzarme sobre ella ahora. No me aceptaría. Al menos aún no.

―Déjalas aquí, Jungkookie ―palmea el colchón.

Coloco las bolsas donde ella dice y observo la habitación. Sus paredes son blancas, sus muebles son antiguos pero lujosos, como todo lo que se trata de ella. Observo las fotografías en algunos muebles dándome cuenta que no tiene ninguna donde salga ella sola, tiene una donde sale recién casada con Kwang, pero las demás sólo sale con Jimin, mostrándose tan feliz, tan llena de vida.
Todo lo contrario a como se ve ahora.

―Me veía mucho mejor antes, ¿cierto?

Su voz vuelve a llamar mi atención y volteo a ver como tiene una de las bolsas en sus piernas:―No...

―Es malo mentir, ¿no te lo dije lo suficiente cuando eras pequeño?

―No estoy mintiendo. Se ve mucho mejor ahora ―digo rápidamente―. Se ve más...

―¿Ardiente?

Mis ojos se abren a la par, pues no me esperaba para nada que fuese capaz de decir eso. Al notar el brillo de picardia en sus ojos cafés que se vuelven más pequeños por la sonrisa, me siento estremecer y no puedo pensar con claridad.

―Y-Yo...

―Era una broma, Jungkookie. Relájate ―ríe sacando un vestido azul de la bolsa para después levantarse de la cama.

Siento mi rostro arder por lo que bajo la cabeza por un momento tomando una bocanada de aire para volver a relajarme. ¿Qué clase de broma es esa? ¿Está jugando conmigo? ¿Es una prueba para saber qué es lo que realmente quiero conseguir?

―Se me vería espectacular, ¿no crees? ―murmura mirándose en el espejo.

Decido sentarme en la cama donde estuvo anteriormente ella, mirando como se observa en el espejo.
Lleva una vestido azul en sus manos, es corto y escotado por lo que me encantaría vérselo puesto.

Voltea a verme con una ceja alzada y asiento presionando los labios:―Se le vería muy bien, Haneul.

―¿Sólo muy bien? ―frunce el ceño.

―Se vería brillante.

―Hm, con eso me convences un poco más ―asiente―. ¿Tienes novia, Jungkook?

―¿Q-Qué? ¿Por qué esa pregunta?

―Vamos. Contesta, no es difícil.

―No. No la tengo.

Ella entrecierra los ojos, por lo que comienzo a tratar de adivinar sus pensamientos, pues está actuando muy extraño conmigo hoy. ¿Acaso quiere saberlo para dar el siguiente paso? Lo dudo demasiado, pero quiero ilusionarme. Está volviéndome completamente loco hoy y si sigue actuando de esa manera no sé cuánto más voy a poder controlar mis impulsos.

Aprieto la manta blanca con mis dedos, porque no soporto aquella forma en la que me mira y quiero que diga algo de una vez.

―¿Seguro?

―No la tengo, Haneul.

―Sí, es demasiado obvio. No sabes halagar a una mujer.

Claro que sé hacerlo, pero no podía hacerlo con ella porque si le dijera la forma en que la veo con ese vestido, las fantasías que me provoca sólo la ahuyentaría y no soy un idiota.

―Tenía.

―¿Por qué terminaron? ―pregunta curiosa.

―Eso no importa.

―Vamos, dime.

―No quiero hablar de ella. Es pasado.

―No sabías hacerles cumplidos, no le dabas la atención necesaria y ese tipo de cosas. Estoy más que segura ―suspira negando con la cabeza―. Si vuelve a interesarte alguna otra chica, tú sólo dímelo y yo te ayudaré con ella, ¿está bien?

―Está bien. Lo haré.

Al ver su gran sonrisa y como aplaude emocionada sonrío, pero luego noto como esa emoción va disminuyendo, mientras baja la mirada.

―Me encantaría que Jimin también confiara en mí en eso. Me encantaría poder ayudarlo a conquistar a una chica, ayudarlo con los obsequios...olvídalo.

Tu hijo no es tan heterosexual como crees, querida Haneul.

Quiero decirlo, pero al contrario presiono los labios porque no quedaría bien si lo hiciera y estoy segura que ella hablaría con Jimin, el cual ni siquiera es que lo había dicho abiertamente, pero comencé a sospecharlo por su manera de actuar.

De todas maneras estoy detestando que no puedo dejar de pensar en él. Sé que es su hijo y toda esa mierda, pero se supone que yo lo reemplazaría de alguna manera y sólo tiene que poner su atención en mí, pero no lo hace.
¿Por qué no puede ser la cariñosa Haneul de antes? ¿Por qué no puede mirarme con adoración como lo hace con Jimin?

Me levanto para acercarme a ella lentamente. Necesito que me mire como a él, necesito una muestra de afecto, necesito sentirla de alguna maldita manera, pero no parece tener esa intención, entonces, la buscaría yo.

―A mí me encantaría que mi madre fuese quien me diera esos consejos ―murmuro llamando su atención de una vez.

Me mira comprensiva y da un paso hacia adelante. Sé que está imaginándose cuánto debo necesitar a mi madre, cómo debo sentirme y lo noto porque sonríe con tristeza, mientras acaricia mi cabello.

―Yo lo haré en su lugar si realmente lo quieres.

―Es lo que más quiero. Ahora nos tenemos a nosotros, Haneul.

Ella asiente y me envuelve en sus brazos por primera vez luego de tantos años, por lo que no lo dudo por un segundo y me aferro a ella. A pesar de ser más alto, escondo mi rostro en su cuello aspirando el dulce aroma a su colonia, deseando poder acariciar todo su cuerpo, pero al contrario mantengo mis manos en su espalda reprimiendo aquellas ganas.

Siento como acaricia con una mano mi espalda y con la otra mi cabello ondulado, en eso no puedo evitar sonreír porque poco a poco estoy consiguiendo lo que quiero.

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