➤ 1O | DÉBIL
❧ OBSESSION
O1O. DÉBIL
ADVERTENCIA: CONTENIDO DELICADO
JEON JUNGKOOK
¿Qué rayos pasa por su cabeza? ¿Cómo puede ser capaz de ignorarme? ¿Cree que no sé que debe pensar en lo que pasó entre nosotros? Sé que recuerda eso y que debe pensar en Jimin, en que ha hecho mal, pero también sé cuánto disfrutó. Recuerdo cada segundo de ese momento, como tiraba de mi cabello y gemía queriendo más de mí como yo de ella.
¿Siento vergüenza por lo que me sucedió? Claro que sí, pero quizás fue el hecho de que hacía mucho no estaba con alguien y también cuánto llevaba deseándola.
Sé que la próxima vez no va a suceder algo como eso y que podré hacerla disfrutar mucho más. Muero de ganas de que llegue ese momento, pero si ella sigue con la idea de ignorarme quizás tarde un poco, aunque claro no voy a quedarme de brazos cruzados.
Miro a Jimin cómo destapa una botella de cerveza para pasársela a la chica que está a mi lado que se llama Soojin. Es linda y tiene un buen trasero, no voy a negarlo, pero sólo quiero que deje de tirar de mi brazo, que deje de hablarme al oído como si eso fuese algo caliente, cuando siento que su voz tan chillona va a romperme los tímpanos.
Quizás Dios está poniendo a prueba mi paciencia otra vez y estoy tratando de controlarme, pero si no se calla de una vez voy a reventar.
—¿Por qué no mejor vamos a tu casa? —pregunta cerca de mi oído por lo que cierro los ojos tomando una bocanada de aire.
—¿Ya quieres irte? —volteo a verla y ella asiente rápidamente—. Pues, ahí tienes la puerta.
—¿Qué? —me mira atónita.
—Es el cumpleaños de mi amigo.
—¿Sucede algo? —interviene Jimin, sentándose a mi lado.
—Sólo que Soojin y Yoonah ya se van, ¿no es así?
—¿Quieres irte, amiga? —pregunta Yoonah, con el ceño fruncido.
—Sí, acaba de decírmelo —contesto por ella que me mira indignada.
—Oh, está bien —habla Jimin—. Gracias por venir.
Las acompañó hasta la puerta mientras Soojin seguía mirándome indignada, pero no le presté para nada de atención porque no me importa en lo absoluto, ya que me di cuenta que mi plan no estaba funcionando como quería, por lo que quizás tenga que acudir a otro para llamar la atención de Haneul.
¿Por qué debía ignorarme de esa manera? ¿Quiere enloquecerme? Porque si es así está lográndolo.
Cuando Jimin volvió a acercarse levanté las botellas vacías de cerveza para dirigirme a la cocina.
Quizás podría decirle de quedarme a dormir porque lo menos que quiero es volver a mi casa y tener que soportar a mi padre como si no tuviera suficiente de él, así que prefiero quedarme aquí y soportar al hijo de Haneul. Por ella soy capaz de todo, pues hasta algo se me podría ocurrir para cruzarme a su habitación.
—¿La pasaste bien?
—¿No debería preguntarte eso yo a ti? Tú eres el que cumplió años, Jimin —rio girando mi cabeza para verlo cuando dejo las botellas en la mesa.
—Sí, tienes razón —ríe por lo bajo—. Pero para mí con que sólo tú vinieras ya sabía que iba a pasarla bien.
—Claro, por eso ni siquiera notaste cuando se fue Taehyung, ¿cierto?
Observo como este abre los ojos a la par sorprendido y quiero reír muy fuerte, pero en la cara de Taehyung que se fue con cara de perrito mojado porque quien tanto quiere parece darle igual su presencia. El maldito karma, Kim Taehyung.
—¿En qué momento se fue? —pregunta atónito.
—No lo sé. ¿Dos horas? Quizás, ¿tres?
—Ni siquiera se despidió de mí.
—Quizás estaba celoso porque las chicas no parecían nada interesadas en él.
—Creí que Yoonah lo estaría. Es decir, Taehyung es muy atractivo, demasiado, así que no entiendo porqué se fijo en mí.
—Porque al contrario de ese idiota no eres un amargado.
Apoya las manos en la mesa inclinándose hacia el frente, presionando los labios por un momento como si estuviera pensando.
—¿Y te...te gusta Soojin?
—Claro que no —arrugo el rostro y hago una mueca de disgusto.
—¿En serio? —me mira sorprendido—. ¿Por qué no?
—Es irritante, Jimin. Me molestaba demasiado así que hice que se fuera, ¿o me vas a decir que a ti no te molestaba también?
—Bueno, tienes razón —ríe—. Entonces, ¿querías que estuviéramos solos?
—Claro. Disfruto de tu compañía.
—En verdad, me sorprende que no te guste ella.
—Me gusta alguien más —admito con una media sonrisa.
No puedo evitar recordarla, escuchar sus gemidos que resuenan en mi cabeza mientras siento estremecerme, hasta que noto como Jimin se inclina más hacia el frente acercándose, por lo que lo miro sorprendido dándome cuenta de lo que está sucediendo.
En ese momento logro descifrar que está ilusionándose, creyendo que no me gusta Soojin porque podría sentir algo por él, cuando quién me vuelve loco es su maldita madre por lo que quiero reír, pero no podría romper su corazón de la manera en la que quiero ya que eso también me alejaría de Haneul.
—¿Y quién te gusta, Jungkook? —sus ojos cafés brillan de ilusión y una pequeña sonrisa se asoma en sus labios esponjosos rosados que humedece lentamente.
Siento un repudio demasiado grande que me hace desear golpearlo por su cercanía, por el impulso que quiere seguir que aunque no quiera provoca que mis latidos se aceleren y sienta miedo porque las palabras de mi padre se repiten en mi cabeza torturándome.
Él es un maldito marica, no yo. Me repito una y otra vez.
—Jungkook...
—Es una mujer hermosa —sonrío—. La pasamos increíble hace unos días, pero estoy esperando un poco para preguntarle si quiere estar conmigo. Es algo difícil, pero me gusta demasiado, así que no voy a darme por vencido.
Veo como el brillo en su mirada se apaga mientras sus cejas se juntan. Acabo de romperle las ilusiones, pero realmente fue un estúpido por habérselas creado conmigo, por haber pensado por un momento que podría llegar a gustarme los hombres.
No soy así como él. No soy lo que mi padre piensa.
—N-Necesito levantarme temprano mañana, ¿podrías irte?
No puedo evitar sorprenderme por la forma en la que está echándome, pero debería entenderlo, por lo que asiento y le doy un último sorbo a la cerveza.
—Adiós, amigo —apoyo la mano en su hombro mirándolo, sintiéndolo temblar y como está reprimiendo el llanto.
—Adiós, Jungkook.
Su voz salió temblorosa, pero a pesar que era demasiado evidente que estaba reprimiendo las ganas de derrumbarse, salí de la cocina volteando a verlo por última vez con una sonrisa, sin saber porqué siento satisfacción.
(...)
Jimin lleva faltando dos días al instituto, lo cual tiene muy preocupado a Taehyung, mientras que a mí me da exactamente lo mismo, pero aún así le envié un mensaje de texto fingiendo preocupación, recibiendo una respuesta seca sobre que está bien, sólo que no tiene ganas.
Sé perfectamente que no es así, que no está bien porque rompí su corazón, pero ¿qué se suponía que hiciera? ¿Crearle más ilusiones y arriesgarme a que le diga a su madre que soy un marica como él? De sólo pensarlo siento como se me sube la bilis y mi sangre hierve.
—¡Jungkook!
Estaba caminando por el pasillo del instituto dirigiéndome hacia la salida ya que las clases al fin llegaron a su fin por hoy, lo que significaba volver a casa hasta que tuviera que ir al trabajo.
Al escuchar la voz de Taehyung, voltee a ver como se acercaba con un semblante serio y me fulmina con la mirada, lo que me hace querer sonreír porque la verdad es que más que miedo, me divierte y siento satisfacción.
—¿Vienes a pedirme que volvamos a ser amigos? —pregunto divertido.
—¿Qué rayos le hiciste a Jimin? —habla en cuanto lo tengo en frente.
—¿Yo? Nada.
—Oh, vamos, no me tomes por estúpido. Tú le hiciste algo y por eso no quiere venir al instituto.
—¿Por qué no mejor vas y te le confiesas de una vez? No tengo tiempo para tus estupideces.
—¡¿Qué le hiciste?! —preguta furioso tomándome del suéter.
—¡A mí no me toques, maldito imbécil! —lo empujo provocando que choque contra los casilleros soltando un gemido de dolor—. No vuelvas a ponerme una mano encima.
—Jimin es alguien bueno. No se merece que juegues con él —murmura con la respiración pesada.
—Dime una cosa, Taehyung —me acerco a él notando como se tensa por el temor de pensar que podría hacerle algo, lo que me provoca que sonría por la satisfacción—. ¿Quién sería el activo? ¿Jimin o tú? Porque eres tan...—lo miro de pies a cabeza hasta que nuestras miradas se conectan. Noto como sus ojos están cristalinos y no sé si por el miedo o porque mis palabras le afectan—. Olvídalo. No quiero hacerte llorar como niñita.
Chasqueo la lengua para luego soltar una risa amarga y comenzar a caminar de una vez hacia la salida, escuchando como golpea el casillero por la rabia.
—¡Comienzo a creer que lo que dijo tu exnovia sobre ti es verdad!
Al escucharlo me siento estremecer por lo que volteo a verlo otra vez, notando como su pecho sube y bajar, mientras trata de no mostrar temor.
—Pues, si es así no deberías volverte una molestia para mí, ¿no crees? —alzo una ceja observándolo antes de volver a retomar el camino.
—¡No sigas lastimando a Jimin, idiota!
Una risa amarga escapa de mis labios, pero esta vez no volteo a verlo, ni vuelvo a hablarle porque no quiero llegar a mi límite y sé que aunque intente poner a Jimin en mi contra no va a lograrlo, ya que siempre va a elegirme por su estúpido enamoramiento.
(...)
—¡Dilo!
—S-Sí —por más que me esforcé mi voz salió débil.
—¡No te escucho! ¡Habla como hombre!
—P-Por favor...—mi voz sale aún más aguda.
Observo sus labios y como algo de saliva sale disparada por cada palabra. Está gritándome enfurecido, pero no soy capaz de entender lo que dice, mientras me toma de los brazos al estar sin camiseta, sólo llevo una bermuda negra y mi espalda está pegada la pared. Su rostro está enrojecido y una vena se marca en su frente.
Me siento temblar tratando de hacerme pequeño cuando la verdad es que quiero huir, correr muy lejos de él, pero no puedo moverme. Sólo soy capaz de recordar cada grito, cada golpe que me ha hecho crecer teniéndole terror por la bestia que suele ser.
Puedo recordar perfectamente la primera vez que pasó. Fue en mi cumpleaños número siete —luego de unos meses de la muerte de mi madre—, volvía de jugar a la pelota con mi único amigo que vivía a unas casas de la mía. Aún seguía con ganas de jugar por lo que quería preguntarle a mi padre, ya que antes solíamos ir algunas veces al parque y nos divertíamos mucho.
Al entrar lo vi sobre una mujer e interrumpirlos despertó su rabia, quizás debí esperármelo porque luego del fallecimiento de mi madre cambió demasiado, se la pasaba bebiendo lo que hizo que perdiera el trabajo en el taller de autos y había comenzado a gritarme, pero jamás esperé que luego de sus gritos y que le insistiera en jugar se atreviera golpearme, provocando que aquella mujer se asustara.
Era imposible que lo olvide porque gracias a esa tarde en donde descargó su rabia conmigo, llevo una cicatriz en el pómulo. Siempre que me preguntan por eso digo que me la hice jugando al fútbol con amigos y, a veces, desearía que fuese así.
Al sentir un intenso dolor en mi labio inferior no puedo evitar jadear, sintiendo como un líquido tibio comienza a caer llegando a mi mentón, y por más que intento escapar me toma del cabello.
—Mírate como sigues temblando y sigues llorando —habla con desprecio—. Desperdicias el dinero en un chico, ¿no es así?
—N-No. Juro que no, papá.
—¡No me llames así! ¡Yo no soy el padre de un marica como tú!
Por la fuerza ejercida caigo sobre el sillón boca abajo, pero sigo sin lograr que me suelte del cabello por más que llevo mis manos a las suyas, por lo que sollozos quieren escapar de mi boca y ya no soy capaz de tragarlos.
—Déjame ir, por favor.
—Te encanta que te follen, ¿cierto? —se coloca sobre mí—. Pues, te haré un favor.
Al reaccionar a lo que quiere hacer intento escapar, pero presiona mi cabeza con fuerza con una de sus manos, mientras escucho como con la otra desabrocha su pantalón.
Gritos de desesperación escapan de mi boca y las lágrimas brotan sin parar. Estoy realmente aterrorizado porque jamás creí que podría llegar a hacer algo así. No soy capaz de asimilarlo e intento sacar su mano de mi cabeza, sintiendo como intenta bajar mi pantalón.
Mi garganta arde, siento como con cada segundo se me dificulta respirar aún más y mi corazón va a salirse de mi pecho. No me doy por vencido y sigo tratando de luchar para que no suceda, para que no sea capaz de hacerme algo así, pero me siento tan débil ante él.
—¡Quédate quieto!
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