➤ 19 | FINAL | +21
❧ OBSESSION
O19. FINAL
ADVERTENCIA: CONTENIDO DELICADO.
SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.
NARRADOR OMNISCIENTE
Los días pasan, Jungkook sintiendo cómo parece estar consiguiendo que Haneul se interese más en él, pero también cómo cada día acaba más con su paciencia. Lo que tienen puede ser una combinación de estridente y escandaloso, pues ella siente que no puede alejarse de él, que hay una gran necesidad por sentirlo, por tenerlo cerca, pero ¿eso puede considerarse amor? ¿Qué es el amor? Esa puede ser una pregunta difícil de responder, y es algo que Haneul nunca pudo sentir, al menos no de una forma sana.
Lo más cerca que estuvo del amor fue con el padre de Jimin, del cual se volvió completamente dependiente porque era el único que logró hacerla sentir calma en su interior. Él la cuidó, le dio todo el amor que le faltó en su vida, logró sentir que hasta lo protegió de los demonios que intenta esconder.
Park Kwang le había dado lo que siempre necesitó en su vida, estabilidad, algo que perdió por completo cuando él falleció. Sin él es completamente miserable, mucho más de lo que se sentía en un pasado.
Ahora ella se encuentra en la cocina de su casa con Seokjin, ya que Jungkook está en el instituto, y necesita saber cómo van las cosas con Jimin, porque su hijo no es capaz de dirigirle la palabra, ni verla, provocando que su corazón se rompa aunque sabe que se lo merece más que nada por la forma en que fue capaz de lastimarlo, dejándose llevar por la lujuria que la invade cada vez que ve a aquel pelinegro.
La vergüenza está presente porque su Jimin se atrevió a contarle a la familia Kim cómo ella es capaz de follarse a un adolescente, el cual era mejor amigo de su hijo.
Cuando vio por primera vez a Seokjin, luego de que su hijo se marchara de la casa, y supo que él no estaba completamente enterado de lo que sucedió, pues Jimin había omitido la parte donde ella se atrevía a estar con Jungkook, lo agradeció porque sino no se hubiese atrevido a mirarlo al rostro y hubiese tenido la intención de marcharse, justo como ahora.
—Entonces, ¿si es verdad? ¿Te follas a un jodido adolescente? —pregunta arrugando el rostro, inclinándose hacia adelante mientras ella desvía la mirada, torturándose con sus pensamientos.
—No voy a hablar de ésto —dijo con la intención de levantarse, pero en cuanto quiso voltear para caminar, Seokjin con rapidez la tomó de la muñeca para impedirlo.
—Está bien. Lo siento. No voy a juzgarte, así que siéntate para que hablemos.
Haneul lo miró sin creerle demasiado a sus palabras, porque por su manera de preguntárselo le había asegurado que la juzgaría de todas las maneras, lo cual es entendible, al menos para ella. Pues, sí se juzga a sí misma, ¿por qué otra persona no va a hacerlo? Ella sabe perfectamente que no está haciendo bien en tener aquella desastrosa relación con el adolescente, pero es que por más que hayan follado demasiadas veces, él la incita una y otra vez a seguir pecando, a seguir cayendo en la lujuria.
Ella acabó sentándose en el taburete a su lado, intentando evitar la intensa mirada almendrada de Seokjin, el cual apoyó los brazos en la isla de la cocina, inclinándose hacia adelante. Parece mirarla como si quisiera comprender qué es lo que pasa por su cabeza por su manera de actuar, pues cuando la conoció se le hizo una mujer con carácter, fogosa, que podría meterse con facilidad en su cabeza. Pero ahora tan sólo ve a una mujer inestable y jodida.
—Por un momento me convencí de que Jimin podría estar mal, pero por tu manera de actuar ya confirmé por completo que es cierto lo que dijo —suspiró—. ¿Por qué, Haneul?
—No quiero hablar de eso.
—Pues, yo creo que debes hacerlo. Es el motivo por el cual tu hijo está viviendo con nosotros —recalca alzando una ceja.
—No me siento nada orgullosa si es lo que piensas —menciona conectando sus miradas—. Me da asco tener que aceptarlo.
—¿Y por qué sigues con eso? ¿Por qué sigue viviendo en tu casa aún cuando tu hijo se fue por él? —cuestiona arrugando levemente la frente.
—¡No lo sé! ¡No sé porqué sigo con él! ¡No sé porqué sigo cometiendo estos errores! ¡¿Está bien?! —exclama histérica.
—Deberías elegir a tu hijo, Haneul.
—¡¿Crees que no lo sé?! —lo observa con su visión nublada por las lágrimas.
—Entonces, haz algo al respecto...
—¿Sabes qué? No lo entiendes, así que es mejor que te vayas —dice con un nudo en la garganta con la intención de levantarse otra vez, pero Seokjin la toma rápidamente del brazo, provocando que ella gima de dolor y él se desconcierte.
—¿Qué rayos...? —pregunta frunciendo el ceño, levantando la manga de su suéter, logrando ver cómo en su brazo lleva unas marcas—. ¡¿Jungkook te hizo ésto?!
—¡No es así! —murmura nerviosa.
—¡Contéstame, Haneul! —exige exaltado—. ¡¿Fue él?!
—Por favor...
—¿Por qué rayos permites algo cómo eso? —cuestiona desconcertado, soltando su brazo, por lo que ella rápidamente se lo cubre nuevamente con la manga del suéter.
—No es cómo piensas.
—No me mientas...
—S-Simplemente, no midió la fuerza, y...
—No me vengas con esa basura —masculla e inhala y exhala intentando relajarse—. Eres una mujer adulta, Haneul, no puedes permitir que un jodido adolescente te haga este tipo de cosas —menciona tomando delicadamente su brazo—. No puedes permitir que nadie te haga algo así, ¡menos cuando ya tienes suficiente por la forma en la que destruyó la relación con tu hijo, por Dios!
Sus lágrimas comenzaron a brotar, por lo que las limpió rápidamente bajo la atenta mirada del castaño, el cual ahora parece consternado porque puede darse cuenta que está más jodida de lo que él pensó momentos atrás. Haneul sabe perfectamente que este tiene toda la razón, que no debe permitir que un hombre la trate de esa forma y la dañe como Jungkook está haciendo, pues ya había pasado por eso en su anterior relación, por la cual tuvo problemas con Jimin. Le había prometido que jamás volvería a permitirlo, porque también le había llegado a afectar demasiado a él, pero ahora que ya no quería formar parte de su vida, esa promesa parece ya no importarle en absoluto.
—Mírame a los ojos, Haneul —ordena por lo que ella, sorbiendo su nariz, obedeció mientras limpia sus lágrimas—. Quieres recuperar a Jimin, ¿sí o no?
—¡Claro que sí! —responde rápidamente—. Pero sé que ya no hay manera de que pueda perdonarme. Lo he arruinado por completo.
—Pues, yo no creo que sea así. Lo lastimaste, sí, y de gran manera, pero aún sigues siendo su madre —menciona más relajado—. Puede estar muy enojado y dolido contigo, pero sé que en el fondo sigue amándote.
—No lo creo...
—Yo sé que sí. Estaban mejorando su relación, Jimin se veía hasta mejor con eso, hablaba de ti con una sonrisa —asegura mirándola afligido por cómo ella solloza cubriéndose los labios—. Si realmente quieres recuperarlo, entonces, yo me encargaré de que Jimin te dé la oportunidad de escucharte.
—¡¿Hablas en serio?! —lo observa ilusionada, tomando una de sus manos, lo que hace que él medio sonría mientras asiente.
—Sí, pero para eso, tendrás que sacar de tu casa y de tu vida a Jungkook —aclara alzando una ceja, notando cómo la ilusión se borra por completo de su mirada.
La pelinegra tragó en seco, ya que no había pensado en qué va a pasar con Jungkook si decide recuperar su relación con su hijo, pero sabe que Seokjin tiene toda la razón. Pues, si quiere recuperar a su hijo, entonces, va a tener que olvidarse por completo de aquel adolescente que está ayudándola a destruir más su vida.
—¿Estás dispuesta, Haneul? —examina alzando una ceja.
—Sí —al escuchar esa respuesta, el castaño la mira aliviado y ella aprieta el agarre en su mano—. Pero ¿en verdad vas a ayudarme?
—Claro que sí.
—¿Por qué haces ésto por mí? —pregunta arrugando levemente el ceño, mirándolo desconcertada.
—Porque creo que mereces una oportunidad, que lo amas realmente y puedes hacer las cosas bien con tu hijo —expresa con sinceridad—. Pero esta vez, busca ayuda para ambos, Haneul. Puedes ser una gran madre, pueden tener una buena relación de madre e hijo, pero primero necesitan sanar todo el daño que se han hecho.
—Tienes razón —asiente repetidamente con la cabeza, limpiando las lágrimas con la mano libre—. Si él me lo permite cuando hablemos, buscaré ayuda para los dos. Realmente quiero recuperar a mi hijo, Seokjin —solloza bajando la cabeza—. Lo necesito.
—Lo sé. Ven aquí.
Se levantó envolviéndola con los brazos, por lo que Haneul pasó los suyos por la cintura de este, sintiendo aquel abrazo reconfortante. Él acariciaba su espalda a la vez que ella se aferraba más, sintiendo cómo de alguna manera el llorar, el sentir su calor corporal y sus brazos envolverla con fuerza, la ayudan a que pueda liberar un poco del dolor con el que carga e intenta reprimir cuando Jungkook está presente.
Así se mantuvieron por un buen momento hasta que ella logró calmar su llanto, por lo que este la soltó mientras ella intenta limpiar sus lágrimas, levantándose, por lo que Seokjin la toma del mentón. Puede ver su mejillas y nariz algo enrojecidas, sus labios entreabiertos y húmedos, sus ojos hinchados por haber llorado.
Este comenzó a limpiar delicadamente con los pulgares las lágrimas que siguen rodando, mientras ella lo mira algo sorprendida, sintiendo cómo la tensión aparece.
—Todo va a estar bien —murmura con suavidad—. Yo me encargaré de ayudarte si me lo permites, Haneul.
—Gracias, Seokjin.
No dejan de observarse siendo conscientes de aquella tensión que parece aumentar la temperatura, volviendo su respiración pesada, hasta que ya no son capaces de seguirlo soportando. Seokjin la toma de la nuca, juntando bruscamente sus labios, siendo rápidamente correspondido por ella que pasa los brazos por sus hombros.
Es un beso hambriento y húmedo, sus lenguas se entrelazan a la vez que la mujer lleva las manos a su cabello. Este pasó las manos por su cintura para apegarla más a él, hasta que empezó a bajarlas al borde del suéter para quitárselo, observando sus grandes senos bajo ese sostén negro.
Ambos se tocan queriendo mucho más mientras se besan de manera profunda y apasionada. Haneul comienza a desabrocharse los pantalones y él se quita la camisa, para después deshacerse rápidamente de los suyos.
Al estar solamente en ropa interior, volvieron a besarse de manera intensa, esta vez Seokjin bajando las manos a sus muslos, haciéndola sentar sobre la isla de la cocina. Ella lo apagó más para buscar fricción, y este subió las manos por sus muslos, acariciándolos, sintiendo cómo se estremece ante su tacto.
La mujer sólo quiere que suba, que la toque, y al sentir cómo sus dedos lo hicieron llegando a comprobar cómo sus bragas están húmedas, se aferró a su cabello.
El castaño rompió el beso por sonreír satisfecho, bajando los besos por su cuello, lamiendo y succionando, haciendo a un lado las bragas, por lo que ella jadeó. Los dedos de él juegan con su ansioso sexo, estimulándola, escuchándola jadear por lo bajo.
Eso no era suficiente para él, por lo que bajó la mano para introducir fácilmente dos dedos, sintiendo como se aferra a sus hombros, inclinando la cabeza hacia atrás y arqueando la espalda para darle más accesibilidad.
Sus dedos la embisten de manera rápida y profunda, por lo que ella vuelve a arquearse, mordiendo su labio inferior con fuerza para así reprimir los gemidos que quieren escapar, lo cual este al verlo no le gustó para nada.
Cuando quiso ponerse en cuclillas, ella lo tomó de los brazos impidiéndolo al saber cuál era su intención.
—¿Qué sucede?
—Fóllame de una maldita vez antes de que llegue él —ordena con la respiración pesada.
Este sonrió volviendo a reincorporarse para juntar sus labios, por lo que ella le correspondió rápidamente profundizándolo, besándolo de manera hambrienta mientras lo apegaba más a ella y este llevaba las manos a su trasero apretándolo, provocando que gimiera.
Ella sacó las manos de su nuca para bajarlas hasta llegar a los bóxers blancos, para así empezar a acariciar de manera lenta su miembro, sintiendo como este aprieta con más fuerza su trasero. Pasó los dedos por su glande y empezó con los movimientos, sintiendo como va endureciéndose.
Este se separó bajándose los bóxers mientras ella se deshacía de sus bragas también blancas. El castaño se acercó llevando las manos a su trasero, mientras sus respiraciones se mezclan y a pesar de que ella se sentía intimidada por la forma en que la observa, sigue sosteniéndola, mordiéndose el labio inferior al desear sentirlo de una vez.
Seokjin juntó sus labios y ella bajó la mano a su miembro, dirigiéndolo a su entrada, rozándolo con sus pliegues, a lo que él aprieta más sus trasero, haciéndole saber que quiere introducirlo de una vez.
—¿Sabes por qué sigues con ese maldito adolescente? —pregunta en su oído—. Porque no has encontrado a alguien que te folle mejor que él.
—Seokjin...
—Pero ahora te demostraré que yo puedo hacerlo.
Haneul quiso decir algo al respecto, pero al sentir como se introduce, hizo un sonido involuntario con la garganta, aferrándose rápidamente a sus hombros. Se quedó inmóvil, acostumbrándose a su tamaño, sintiéndose satisfecha de sentirse llena mientras que Seokjin escondió el rostro en su cuello, apretando más el agarre por la manera en la que siente que sus paredes van abriéndose alrededor de su miembro. Una deliciosa sensación.
Una vez que ella se acostumbró a su tamaño, este no dudó en comenzar a moverse, observando con atención y jadeando al ver como su vagina se abre a su alrededor cada vez que su miembro sale de ella.
Haneul mordió su labio inferior, siendo cada vez más incapaz de poder reprimir sus gemidos cuando este aumentó sus embestidas.
—S-Seokjin...—intenta hablar, pero gime aferrándose más a él.
—Mira ésto. Me tomas tan deliciosamente, Haneul —dice con voz profunda, bajando la mirada, por lo que ella obedece.
Su interior se aprieta al escucharlo hablarle de esa manera, observando cómo su miembro va saliendo lentamente de ella, lo que a él le hace gemir, disfrutando de cómo sus paredes lo succionan dentro de ella como si quisieran mantenerlo llenándola.
Ella quiere apartar la vista, pero la excita aún más el ver cómo entra con facilidad sintiendo cómo con cada estocada se contrae, y una corriente eléctrica recorre su cuerpo cuando su miembro desaparece por completo dentro, hasta que su pelvis choca contra ella y causa un sonido duro por sus pieles al chocar.
Este necesita conseguir más de ella, por lo que enterró los dedos en sus nalgas, apegándola mas mientras mueve sus caderas de adelante hacia atrás, y Haneul inclina su cabeza hacia atrás siendo brutalmente embestida.
La mujer ya no puede soportarlo más, así que tira de su cabello con fuerza haciendo que incline la cabeza hacia atrás, pero eso no evitó que este la embista con más dureza y la mujer suelte un grito ahogado al sentir como el clímax se apodera de ella. Su nombre escapó de sus labios, abrazándolo por el cuello, apoyando la cabeza en su hombro por la sensación abrumadora que la llena.
Seokjin siente cómo una fina capa de sudor cubre su cuerpo y está cerca del orgasmo, así que se concentra en buscar su liberación. Escondió el rostro en el cuello de ella y un gruñido escapó de sus labios, en ese momento dio un golpe profundo en su interior llegando al fin al clímax, mientras que la calidez se instala en el interior de ella al sentir como acabó, llenándola.
—Me encanta, Haneul —confiesa separándose unos centímetros, tomándola de la barbilla.
Ella sonrió exhausta y juntó sus labios en un beso pasional, para acabar pidiéndole que suban a su habitación, porque necesita repetirlo.
(...)
En las semanas que habían pasado, Jungkook no dejó de pensar en aquella mujer con la esperanza de que volviera al cine o encontrarla en algún otro lugar, así que salía constantemente, pero no volvió a verla hasta hoy.
Este salió luego de -cómo pasa cada día- discutir con Haneul, ya que a ella comienza a alterarle, desesperarle la manera en la que este parece alejarse cada día más, perderse en sus pensamientos, y enfadarse por todo lo que hiciera. Al pasar por una cafetería, se sorprendió y sintió su corazón agitarse al volver a ver esa mujer.
Al ver aquel cabello oscuro y ondulado, sus orbes almendrados con largas pestañas, su piel pálida que resaltaba sus labios pomposos y rosados, este sonrió. El que estuviera sola, a punto de salir con un vaso de café en su mano, hizo que se atreviera sin dudar a saludarla, sorprendiéndola por completo.
Jungkook la invitó rápidamente a sentarse para conversar, lo que la mujer dudó en aceptar, pero él fue demasiado insistente sin dejarle otra opción. Pidió un café para él y un trozo de pastel de chocolate, lo que hizo que la mujer le sonriera.
En ese momento no podía dejar de observarla, aún sin creerse que haya vuelto a verla, hasta que le trajeron lo que ordenó. Después de eso, comenzaron a conversar, él tratando de profundizar en su vida porque necesitaba saber todo acerca de esa misteriosa mujer que seguía sin saber el nombre.
—Mi marido era una bestia —confiesa con una sonrisa de angustia mientras este la escucha con atención, mirándola afligido al notar sus ojos cristalinos—. Me golpeaba constantemente, más cuando intentaba proteger a nuestro hijo. Él hizo cosas...impensables hasta frente a Sejin.
—¿Qué pasó con él? —indaga curioso—. Ya no está cerca de usted, ¿verdad?
—No. Gracias a Dios ya no lo está —responde limpiándose rápidamente las lágrimas—. Desde entonces estoy sola con mi hijo. Pues, por más que intenté rehacer mi vida con los años, supongo que Sejin quedó tan aterrado con lo que vivimos que...no puede soportar la presencia de otro hombre en casa —presiona los labios por un momento—. Es por eso que esa tarde, él se atrevió a golpearte cuando te acercaste a mí.
Jungkook asintió con la cabeza entendiendo la razón, dándose cuenta que ese tal Sejin, puede llegar a ser demasiado difícil de apartar de su camino. Pues, este rápidamente comprende el tipo de obsesión que parece tener con su madre, ya que lo vivió esa tarde cuando fue golpeado, pero ahora pudo terminar de confirmarlo. Y claro que lo entiende, porque Jungkook al tenerla en frente, piensa en que si fuera Sejin, también se comportaría de esa manera con aquella mujer.
Cuando terminó de hablar estaba exhausta, aunque no se detuvo a pensar porqué se siente tan débil. Jungkook como un chiquillo experto, se apresuró a tocar su mejilla, acercándose lo suficiente para que sus rostros queden cerca. Sonríe y luego prosiguió en morder levemente su labio interior con sus dientes, intentando no seguir sus impulsos.
—Es una basura miserable recordar el pasado —susurra finalmente, mirándola con la cabeza ladeada y sonrió—. Puede desahogarse todo lo que quiera, porque supongo que no puede hablar de eso con su hijo, ya que ha dicho que sigue demasiado afectado. Pero aquí me tiene a mí para escucharla.
Aquella última frase se grabó en su cabeza de forma indeleble. Lo extraño es que en aquel momento lo único que se le ocurre es tratar de excusar el comportamiento de su hijo, y todo lo que realmente sucede en su vida diaria con él. Sabe perfectamente que no es normal todo lo que hace, cómo impide que pueda rehacer su vida, cómo enloquece cuando la ve con alguien más, por lo que ha provocado caos en su vida, pero siquiera es capaz de recordar perfectamente todo esos momentos. Trató en vano de hacer memoria, pero las imágenes en su cabeza aparecen borrosas, como si alguien se hubiera encargado de emborronarlas inmediatamente.
Jungkook sigue observándola fijamente, notando lo perdida que debe estar en sus recuerdos.
—La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio logramos sobrellevar el pasado —menciona bajando la voz—. Por cierto, ha dicho Sejin, ¿así se llama su hijo?
—Sí.
—¿Y no me dirá su nombre? —pregunta alzando una ceja, mirándola divertido, provocando que ella suelte una ligera risa—. Sé el de su hijo, pero no el de usted cuando estamos aquí tomando un café y conversando.
—Yoojung. Me llamó Chae Yoojung.
—Es un lindo nombre —sonríe, notando cómo ella parece tensarse por su manera de mirarla y desvía la mirada—. Pruebe ésto. Es delicioso.
Jungkook le dio una cucharada de su pastel de chocolate que ya está por acabarse, y ella algo dudosa aceptó, mientras él la observa masticar a la vez que asiente como si estuviese dándole la razón.
—Tienes razón. Debí haberlo pedido también —ríe.
—Puedo compartirle lo poco que me queda.
—Eres un buen chico —bromea, pero luego suspira apoyando los brazos en la mesa—. Quiero disculparme contigo.
—¿Por qué? —frunció el ceño.
—Por la manera en la que mi hijo se comportó contigo esa vez.
—Escuche...—apoya la mano sobre la de la mujer, la cual se sorprende por un momento—, no tiene que disculparse por lo que él hace. No es su culpa —habla seguro, inclinándose hacia adelante nuevamente, observándola fijamente—. Y ahora quiero que sepa que puede contar conmigo para lo que necesite.
Entonces, una sonrisa nerviosa y torpe iluminó el rostro de Yoojung. Ella observa esa pequeña cicatriz que tiene en su pómulo, cómo su rostro tiene un aspecto duro como si estuviese tallado en piedra. Todos sus rasgos eran indicios de experiencias difíciles a las que había logrado sobreponerse, que le dan un aire de guerrero que salió milagrosamente victorioso de muchas batallas, porque al encontrarse con su mirada tan oscura e intensa, puede darse cuenta fácilmente que aquel chico parece estar roto.
Para sorpresa de aquella mujer, Jungkook, el cual parece perderse cada vez más en ella al fijarse en sus labios pomposos, se atrevió a acortar toda distancia. La está besando al fin, luego de tantos escenarios imaginarios que había creado en su cabeza desde que la conoció, finalmente está probando sus labios. Pero para la mala suerte del joven, la mujer se apartó rápidamente, levantándose de manera brusca.
—¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?! —cuestiona histérica, limpiando sus labios con el dorso de su mano y avergonzada por las miradas, por lo que pudieran creer de ella—. ¡No sé qué rayos pasa por tu cabeza, pero te has equivocado demasiado!
La mujer comenzó a caminar rápidamente para marcharse, mientras Jungkook se levantó volteando a verla con las manos empuñadas. Un grito de rabia escapa de sus labios a la vez que golpea la mesa con el puño, ignorando por completo todas las miradas de sorpresa y curiosidad.
(...)
Este no parece ser un buen día para Jungkook, el cual llegó a la casa al anochecer, encontrándose con que allí estacionado está el coche de Seokjin. La ira parece jamás abandonarlo, al contrario, sólo aumenta al punto de comenzar a desconocerse por completo.
Abrió la puerta de manera cautelosa para entrar, sin verlos por ningún lado, lo que hizo que se dirigiera hacia el despacho.
Jungkook ya no quiere ser tomado por idiota.
Por esa razón, en cuanto consiguió lo que necesita, salió de allí prestando completa atención de dónde es que las voces provienen. Comenzó a subir cautelosamente la escalera, sintiendo cómo su sangre parece hervir cada vez más, cómo su corazón golpea con fuerza y su visión se nubla al darse cuenta que proviene de la habitación de la mujer.
¿Por qué debe engañarlo una y otra vez, cuando él hizo todo lo necesario para poder tenerla a su lado? Se pregunta con su corazón encogido.
Logró que fueran tan sólo ellos dos, y ni así supo darle la atención que tanto necesita, ni el amor que logre desaparecer el vació en su pecho. Jungkook tan sólo desea poder ser amado, poder desaparecer todo lo que siente que está mal con él, poder sentirse completo, pero Haneul parece tan sólo romperlo más, llenarlo de más rabia, de más odio.
Este abrió bruscamente la puerta, provocando que choque contra la pared y se escuche un estruendo que hizo sobresaltar a Haneul y Seokjin, los cuales están en la cama de ella con la ropa interior. La mujer chilló, levantándose mientras Seokjin se levanta tensándose.
Ésto puede ponerse un poco brutal.
Y claro que va a serlo porque Jungkook es capaz de lo que sea por ella, por el amor que cree tenerle, lo cual lo vuelve completamente posesivo y loco.
—J-Jungkook...
Seokjin intentó hablar, sin saber porqué siente tanto miedo al verlo con su pecho subiendo y bajando violentamente, con su mirada oscurecida, hasta que este sacó la mano tras su espalda enseñando una arma con la cual no dudó ni un segundo en apuntarle. Eso provocó que Haneul volviese a chillar cubriéndose los labios, y Seokjin quisiera decir algo al respecto para que no cometa una locura, pero no fue capaz, porque Jungkook disparó.
El cuerpo del castaño cayó en seco al suelo, mientras la sangre de su abdomen comienza a brotar, provocando que Jungkook sienta satisfacción al verlo de esa manera, hasta que escucha el llanto histérico de la mujer.
—¿Por qué tiene que fallarme de esta manera cuando he hecho hasta lo imposible para que estemos juntos? —pregunta dolido, acercándose, observando cómo ella se aleja temblorosa y chocando contra uno de los muebles.
—¡Estás enfermo! —exclama con su rostro enrojecido y empapado de lágrimas.
—¿Enfermo? —repite cínico—. ¡Estoy enamorado de usted, Haneul!
—¡¿Cómo puedes llamarlo amor?!
—Mire...—señala el cuerpo de Seokjin, observando cómo la sangre comienza a teñir el suelo blanco—, ¿acaso eso no comprueba lo que soy capaz de hacer por amor hacia usted? —cuestiona arrugando levemente la frente—. Soy capaz de lo que sea para que sea mía. Tan sólo mía, Haneul.
—¡Déjame en paz! —exige tomando rápidamente el florero que de encuentra en el mueble a su lado, lanzándolo hacia Jungkook.
Este alcanzó cubrirse rápidamente la cabeza con los brazos, sintiendo cómo estos arden, mientras Haneul aprovechó para correr, empujándolo. El pelinegro perdió por un momento el equilibrio, soltando el arma, escuchándola correr fuera de la habitación por el pasillo.
Haneul no es siquiera capaz de pensar con claridad mientras comienza a bajar las escaleras, tropezándose con sus propios pies, cayendo en los últimos escalones, lo cual le hizo soltar un quejido. Pero al voltear a ver cómo Jungkook se acerca rápidamente hacia las escaleras, se levantó sollozando para dirigirse hacia la cocina con algo de dificultad.
Ella nunca fue demasiado valiente, no le gustaba el vértigo y, desde luego, esta situación la asusta cómo nunca creyó llegar a sentirse. Que entre a la cocina Jungkook, quedando delante de ella con sus ojos llenos de odio y enojo, le provoca bastante vértigo.
Las lágrimas no dejan de rodar por sus mejillas mientras tiembla, sintiéndose sola, terriblemente sola y aterrorizada
—Es usted mala, Haneul —reprocha mirándola con desaprobación.
—Eso…puedo explicarlo, Jungkook —dice con voz temblorosa— S-Sólo cálmate un poco primero.
Haneul se siente demasiado culpable la verdad, porque aquello ha sido jugar sucio. Ella cree que Jungkook no anda desencaminado, no merece la jodida infidelidad que le ha puesto.
Haneul no quiere pensar que ella realmente es así y, que está tan jodida que aquel momento de lujuria con Seokjin lo había disfrutado tanto, logrando desaparecer la depresión que la había invadido por perder a su hijo, y además, se sintió un poco bien al engañar a aquel joven. Sin embargo, no va a engañarse a sí misma: la sensación de haber cruzado la línea no le desagrada del todo. Todo se reduce a un silencio incómodo y escalofriante.
Jungkook se acercó peligrosamente, intentando disimular, ya que, en realidad, desde que Seokjin ya no es un maldito problema, aquel enfado parece haber disminuido. Sin embargo, ese malestar, esa rabia, parece haberse convertido en pasión sexual, porque en ese preciso instante, Jungkook padece una terrible erección.
Está muy próximo a ella, a medio metro de manera que aquella potencia viril no pasa por desapercibida para su amada, que enseguida lo miró boquiabierta y con sincero asombro en sus ojos cafés.
Haneul, intentando distraerlo, aunque algo provoca en ella verlo así, tomó el valor suficiente para llevar una mano a aquella erección, delineando con sus dedos toda su formidable extensión. Jungkook, que va vestido con sus habituales jeans desgastados y una camiseta blanca, le dejó hacer eso durante un rato, permitiendo que ella sola se excite.
Luego apartó su mano de repente y, sin decir nada, caminó hacia la puerta. Parece tan dispuesto a dejarla allí, caliente como una perra, pero lo pensó mejor. Puede que aquella mujer fuese la madre de su ex mejor amigo, pero en ese momento necesita que le dieran una lección. Cualquiera que fuese su intención, no es justo que le haya engañado luego de todo lo que hizo por ella y, en vez de marcharse, volteó.
—Acércate.
Haneul no le desobedeció, y desde la puerta, la vio obedecer casi en el acto. Si bien la valentía de la mujer le gustó, tampoco le hubiera importado hacer a la fuerza lo que está pensando. La miró de arriba a abajo. Tenga la edad que tenga, aquella mujer se la pone muy dura.
—Se ha portado mal y tiene que recibir un castigo, ¿lo entiende?
—Sí. —responde apretando los muslos de puro deseo.
—Échese sobre la isla de la cocina —ordena sorprendiéndola— Voy a azotarla.
Esta vez ella sí se asustó, dudó, le miró con temor, pero finalmente se giró y apoyó su torso sobre la isla de la cocina.
—No me pegues, por favor. Fóllame.
—¿Sabe algo? Yo la amo, y la amo de verdad, Haneul. Pero…no voy a permitir que se ande revolcando con miserables.
Se situó detrás de ella, observando su grande trasero, las bragas blancas que lleva.
—¿Se quedará conmigo? ¿O seguirá usándome como un trapo sucio y luego va a desecharme? —pregunta esta vez muy cerca de su oído izquierdo— De verdad no quiero lastimarla, pero me está llevando a eso, amor.
Haneul se asustó, tragó toda la saliva de su boca, y levantó tan solo un poco de sus ojos hasta un lugar en aquella isla dónde hay un estante con cuchillas de doble filo. Jungkook palpó la zona humedecida de sus bragas más oscura que el resto, que no deja lugar a dudas en qué estado se encuentra Haneul, de lo que ha estado fantaseando, de su calentura. Aún así, Jungkook posó allí los dedos como si necesitara comprobar lo que salta a la vista.
Él siempre había pensado que las mujeres de su edad ya no deben provocar nada en el sexo, pero nada más lejos de la realidad. Aquella mujer que está cerca de sus cuarenta, no es en absoluto una señora gélida, frígida, sobria, sin interés alguno por los hombres, al menos no en aquel instante, ya que está terriblemente mojada y caliente tanto por fuera como por dentro. Fue rozarla con sus dedos y que la mujer se ofusque por completo, que mueva las caderas en busca de un contacto más firme, más intenso. La zona de la vulva está nítidamente delimitada por aquel cerco de humedad, pero Jungkook quiso investigar y palpó el clítoris de aquella mujer necesitada de afecto. No tardó en localizarlo, y no mediante el tacto, sino por el respingo que dio la mujer.
—¿Él la tenía así de mojada? —pregunta enseguida, Jungkook, con su molestia en incremento— Me enfurece que otro haya tocado algo que me pertenece sólo a mí.
Aún más asustada que hace unos segundos atrás, estiró el brazo hasta localizar una de las cuchillas con sus dedos, y lentamente fue tomándola. A continuación, Jungkook le bajó las bragas poniendo cuidado en no descubrir más de la cuenta.
Tiene la firme intención de que aquello sea un castigo en toda regla, pero en caso de ver la babeante entrada de su sexo, no está seguro de poder contenerse. Se situó al lado de la mesa y llamó su atención para que le viera quitarse el cinturón, cosa que hizo sin prisa, disfrutando del momento.
Haneul no puede permitir caer nuevamente ante los encantos de Jungkook, por lo que, decidió poner fin a todo. Lo empujó, empuñando la cuchilla con ambas manos delante de él.
—¡Llamaré a la policía! ¡Aléjate de mí!
—¿Eso quiere? ¿Que me alejé?
Aún así, Haneul hizo caso omiso de aquella amenaza y centró de inmediato toda su atención en el formidable abdomen del muchacho, él acariciando su firme superficie, las ondulaciones de sus músculos. Aquella veneración prosiguió con su erección, que sobó con ese cóctel de temor y deseo.
«Qué maravilla, por Dios» pensó con regocijo, deseando que se lo entierre cuanto antes, hasta puede sentir la fina y tensa piel de su polla entrando en ella.
Sin embargo, sus pensamientos impuros y lujuriosos no deben intervenir en el intento de escapatoria. Él acaba de matar a una persona por un ataque de celos, y está segura de que ella va a ser la siguiente si no sale de allí cuanto antes.
—Es mía. Aún no lo entiende, ¿verdad?
Ella intentó correr hacia la puerta, un gran error, Jungkook es más veloz y aún más fuerte, que hasta la tomó del cuero cabelludo para tirarla hacia atrás. La caída la dejó casi sin aliento, pero aún así gritó cuando él se le puso sobre ella.
—¡Suéltame o te mataré! —chilla forcejeando.
En un empujón con demasiada fuerza por parte de ella, logró quitarlo tan solo un poco, y tomar el cuchillo, haciéndole un corte rápido y corto en la mejilla, sin embargo, eso no impidió que Jungkook se lo quite y volviera a inmovilizarla.
—Me encanta que se resista. Me pone aun más duro, ¿no quiere sentirlo? —pregunta entrecortado por su respiración pesada—. Comencé a excitarme al matar a Seokjin, y tenerla aquí amenazándome con un cuchillo, me puso como una roca. —sonríe de manera perturbadora para Haneul.
Se bajó de encima de ella y la colocó boca abajo. Lentamente pasó sus dedos por las hebras del cabello de ella, para luego levantarla a los tirones, sin importar el sangrado de su rostro y los gritos de ella. La tiró de manera brusca sobre la isla nuevamente, dejando aquel cuchillo cerca, como si quisiera tentarla, y tomó el cinturón en sus manos, escuchando cómo lloraba desconsolada.
El primer azote la dejó sin aliento. El segundo la encrespó de pies a cabeza. Y el tercero, sumado a su intensa excitación y a lo fuerte que apretó los muslos, alivió de golpe el insoportable picor de su entrepierna, consumiéndolo con un incontenible temblor, varios sollozos y una indeterminada cantidad de flujo que evidentemente se suma al que ya empapa sus bragas.
No fue mucho el tiempo que Jungkook le concedió para recuperar el aliento, sin embargo, en lugar de terminar de bajarle su ropa íntima y follarla, o violarla como ella creía que haría, hizo justo lo opuesto. Le subió las bragas y le provocó una desconcertante desesperación.
Él está tan excitado y orgulloso de que Haneul cediera tan rápido, pero le introdujo una mano por el lateral de las bragas y empezó a manosear su sexo, aplicando una especial atención a su clítoris. Tal fue la turbación de Haneul que decidió voltear y ser ella misma quien bajase la cremallera a él para sacar de una maldita vez su miembro. Pero este se lo impidió. Le sujetó ambas manos con una de las suyas y la obligó a extender los brazos en la isla.
—Quieta —reprende y, de pronto, Haneul percibe cómo un dedo tantea entre sus nalgas.
—¡Jungkook...! —fue a protestar cuando, sin previo aviso, introdujo aquel dedo dentro de ella— ¡Suéltame!
Él tiene una de las manos sobre la cabeza de ella, impidiendo que pueda moverse. Entró de golpe y por completo, desde luego no fue como si lo hubiese hecho su miembro, y menos mal, ya que hace años que no la sodomizan. Con todo, fuese por lo que fuese, aquel dedo no le causó mal alguno, sino la satisfacción de sentirse poseída por aquel joven arrollador.
—Me alegra ver que le gusta que le den por el culo —murmura al tiempo que empuja hacia dentro— Pero a mí no. Así que no vuelva a joderme con otros hombres, zorra estúpida.
Al comienzo su hábil enamorado la besa y acaricia por todo su cuerpo, manteniendo inmóvil aquel dedo. Luego, cuando estima que ella se ha adaptado, lo extrajo y volvió a masturbarla vigorosamente. Sin embargo, Jungkook no aguarda mucho antes de guiar un nuevo dedo al interior de su trasero. Aunque no hay forma de que ella pudiese verlo, esa es la única manera de que Jungkook pueda masturbarla y sodomizarla a tiempo. Fue paciente, generoso con su propia saliva, atento a sus gimoteos y suspiros, comedido con la rapidez, sodomizándola de manera cortés, cuidadosa, sublime.
En el momento en el que ella va aceptándolo como antes, este tomó aquel cuchillo y le rebanó el cuello, para luego soltar su cuerpo que cayó al suelo entre espasmos y una hemorragia.
«Lo siento, mariposa, tuve que cortarte las alas para que ya no vueles hacia alguien más»
Así se quedó observándola, cómo la sangre va esparciéndose mientras siente su cuerpo entero debilitándose, hasta que cayó de rodillas frente a ella. Su visión comienza a tornarse nublada y un nudo se forma en su garganta, recordando cómo fue durante su niñez. Su manera tan dulce de mirarlo, de acariciar su cabello, de tomar su mano al caminar aunque llevase con la otra a Jimin.
Aquella mirada tan dulce que le recordaba a su madre.
Si tan sólo ella hubiese sabido amarlo de esa forma, nada de ésto estaría pasando, y ahora, Jungkook siente que hasta respirar se le dificultad por el intenso dolor que carga en su pecho.
«¿Qué nos has hecho, Haneul?»
No puede dejar de preguntárselo, porque en ese momento podrían estar en su cama, siendo abrazado por ella mientras acaricia su cabello, y le da la paz que tanto necesita. Pero, ella lo había traicionado otra vez.
Se había burlado de su amor, de todo lo que hizo para que pudieran estar juntos, y eso lo llenó de rabia, porque le hizo saber que jamás podría darle lo que tanto quiere.
Jungkook rompió en llanto, abrazando su cuerpo sin vida, sin importarle en absoluto mancharse de sangre. Se siente completamente jodido, sin comprender cómo fue capaz de atreverse a algo así, cómo actuó sin pensar en absoluto dejándose llevar por la rabia y el dolor.
Ahora tan sólo quiere morir.
Detesta pensar cómo se dejó guiar por los pasillos oscuros de su mente que por tanto tiempo intento ignorar, así que prefiere perderse en aquellos escenarios imaginarios que crea su cabeza. Solloza desconsoladamente, mientras en aquellos escenarios imaginarios se encuentran juntos, volviendo a ver esa mirada que le hacía sentirse otra vez en casa, volviendo a recibir caricias y amor de su parte, cómo siempre buscó.
Allí es el único lugar dónde está viva, dónde están bien y son felices el uno con el otro, tanto así, que hasta puede escuchar los violines.
Jeon Jungkook está tan perdido en eso mientras llora silenciosamente, cerrando los ojos con fuerza, aferrándose a su cuerpo sin vida, que no es capaz de escuchar cómo abren la puerta bruscamente a la vez que unos policías le apuntan con las armas.
Seokjin había alcanzado llamar la policía antes de perder la conciencia por completo, y no sólo la policía ya se encuentra en esa casa, también paramédicos, los cuales bajan en una camilla telescópica el cuerpo de Seokjin, por las escaleras.
Taehyung se encuentra en la entrada de la casa, gritando al ver a su hermano, ensangrentado y sin reaccionar.
Pero todo parece empeorar cuando los policías que siguen gritándole a Jungkook, el cual parece seguir sin notarlos, lo obligan a separarse del cuerpo, colocándolo boca abajo rápidamente, apoyando uno de los pies en su espalda mientras llevan los brazos tras su espalda para esposarlo. En ese momento, Jungkook gira el rostro, sonriendo al observar hacia la entrada de la casa, porque Jimin está ahí, paralizado al ver todo lo que sucede.
El joven cae de rodillas, rompiendo en un llanto desconsolado con su rostro enrojecido, mientras se cubre los labios, y Taehyung, al ver lo que sucede, lo abraza, en un intento de que no siga viendo esa actuación. Un policía intenta alejarlos, pero Jimin grita desesperado, luchando por acercarse.
Jungkook fue obligado a levantarse para empezar a caminar a la vez que otros paramédicos se acercan al cuerpo de Haneul, sin vida. El pelinegro observa a Jimin, que gritar y llorar, al igual que Taehyung, que intenta sostenerlo, y otro policía se coloca frente a ellos, impidiéndoles acercarse.
—¡Eres un maldito asesino! ,—grita intentando acercarse al pelinegro, siendo detenido por policías y Taehyung—. ¡Eras mi mejor amigo! ¡Te abrí las puertas de mi casa! ¡¿Cómo pudiste arrebatarme a mi mamá?!
—La prefiero muerta antes que con alguien más —suelta siendo empujado por el policía que lo lleva.
—¡Oh, Dios! ¡Mi madre! —solloza desgarradoramente—. ¡Mamá!
Puede escuchar cómo Jimin grita por su madre de manera ensordecedora, llorando desgarradoramente, pero él tan sólo se sube a la patrulla, observando por la ventana, ahora sin emoción alguna, el caos que provocó por su obsesión.
¡Hola!
No sé ni siquiera qué decir con este final que acabo de traerles y que puede llegar a desagradarles por completo. La verdad es que nunca pensé tanto un final como el de esta historia (razón también por la que me tardaba meses en traerles un capítulo), lo llevo pensando y pensando desde el año pasado, y no solamente por el hecho de cómo pueden llegar a tomárselo ustedes, sino también porque Wattpad no deja de eliminar historias y cuentas que escriben este tipo de contenido. Así que si llegara a desaparecer esta historia, ya saben que fue Wattpad y no que yo la haya eliminado, a pesar de que no es de mis favoritas JAJSJS
Por la portada, la frase y el título, creo que era demasiado obvio que esta historia no iba a tener un final así, por lo que lamento si alguien en verdad creyó que esta historia podría tener un buen desarrollo de personajes y un final juntos. Ésto se trata de obsesión, no de amor.
La obsesión no es amor, es a lo que lleva a cometer cosas tan desagradables como pasó en la historia.
Si quieren hacer malos comentarios al respecto, lo entiendo, pero por esa misma razón puse las advertencia, para que se abstengan a leer algo así si odian o son sensibles acerca de estos temas.
Quiero agradecer a todas esas personitas que apoyaron a esta historia desde el principio, antes que la llevara a borradores, y quienes llegaron después y esperaron con paciencia mis actualizaciones, cuando con mis demás historias soy constante.
Y a vos te amo un mundo Lonely_M93, en serio muchísimas gracias por ayudarme a escribir este último capítulo, y soportarme JAJAJS
Me ayudaste a inspirarme para el anteúltimo capítulo y este final, adoré que nuevamente escribiéramos juntas. Sos una de las mejores personitas que conocí gracias a Wattpad ♡
Muchísimas gracias por todo el apoyo en esta historia, para mí fue inesperado, pero lindo, y amé leer sus comentarios ♡
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