➤ 17 | VERDAD

❧ OBSESSION

O17. VERDAD

JUNG HANEUL

Decidí salir por la noche ya que no quiero seguir estando cerca de Jungkook, sintiendo cómo con cada cruce de miradas, con cada beso, con su manera de follarme, voy cayendo más profundo aun sabiendo que no es correcto. Necesito pensar en mi hijo, en sus sentimientos, por lo que quizás tan sólo debo encontrar a alguien que me provoque lo mismo, para así olvidarme por completo de mi capricho por aquel adolescente.

Al escribirle a mi amiga, Youngmi, rápidamente recibí una invitación para ir a un bar, por lo que acepté rápidamente. Quizás ir allí sería algo bueno porque podría conocer a un verdadero hombre.

Una vez que llegamos, ambas pedimos para beber, comenzando a conversar, aunque ella es la que más habla y yo intento ponerle atención, pero mis pensamientos no me lo permiten por completo. Y es que no puedo dejar de pensar en cómo toda mi vida se derrumbó en el momento en que mi esposo falleció, cómo la soledad, el vacío, me invadieron.
Él sabía perfectamente cómo mantenerme cuerda, cómo hacerme feliz, cómo mantenernos cómo una familia unida y feliz. Al dejarnos sólo nos llenó de dolor, volviéndome alguien miserable que sólo busca sobrellevar su pérdida, aunque hayan pasado años. Y sé que Jimin también lo intenta, que aunque estemos bien, que intente que pasemos más tiempo juntos, sigue deseando que yo pudiese intercambiar lugar con su padre. No puedo culparlo por eso, porque sé que nunca fui una madre perfecta. Nunca supe cómo serlo en realidad, pero con cuando estaba Kwang, era más fácil para mí.

No sé cómo soportaría el hecho de que volviese a odiarme, aunque estoy segura de que el odio que sintió por mí por rehacer mi vida tan pronto, no va a ser nada comparado con el que puede venirse si llegase a saber lo que sucede entre Jungkook y yo. Por eso necesito encontrar una manera de sacarlo de mi cabeza.
No puedo seguir sintiendo ésto por Jungkook, cuando sólo puede terminar siendo mi perdición.

—¿Estás emocionada por pasar una tarde junto a tu hijo? —pregunta sonriente y no puedo evitar tensarme al recordarlo.

—La verdad es que temo que algo salga mal y vuelva ser hiriente conmigo, Youngmi —confieso haciendo una mueca.

—¿Por qué algo saldría mal? —cuestiona arrugando levemente la frente.

—N-No lo sé. Supongo que es la costumbre de que siempre encuentre un motivo para que todo se arruine más entre nosotros —respondo encogiéndome de hombros.

—Quita eso de tu cabeza. Estoy segura de que hasta él debe estar emocionado por pasar un día contigo como madre e hijo, hasta debe tener mucho de que hablarte —asegura con una gran sonrisa—. Necesitan volver a tener la relación de antes, que haya más confianza y que puedan tener sus momentos juntos, sin que esté ese amigo de él.

Al escucharla, no pude evitar tragar con dificultad, porque justamente por él es que temo que algo terminase saliendo mal entre mi hijo y yo, pero claro que no puedo decírselo. Tengo que callarme, aunque mi estomago se revolviese de los nervios de tan sólo recordar a Jungkook.

—¿Sucede algo? —apoya la mano en mi brazo, sacándome de mis pensamientos.

—Iré al baño —menciono levantándome con una media sonrisa falsa—. Ya vuelvo.

—Oh, está bien —me devuelve la sonrisa, antes de llevar la botella de cerveza a sus labios para darle un sorbo.

Me dirijo rápidamente hacia el baño, sintiendo cómo se me dificulta respirar porque mi cabeza parece no dejarme en paz, lo que sé que me merezco más que nada por todo lo que estoy haciendo. Al entrar, me acerco al lavabo apoyando mis manos para sostenerme al sentir que estoy debilitándome.
Siento hasta mi corazón golpear con fuerza y un nudo se forma en mi garganta, lo que hace más que nada que desee volver a estar con Kwang. Él con tan sólo rodearme con sus brazos, murmurarme, podía siempre conseguir que la calma volviese a mí. Pero ahora estoy sola.

Humedecí mi rostro con el agua fría, sin importarme arruinar mi maquillaje, porque necesito más que nada volver a calmarme. Al observarme en el espejo otra vez, noté mis ojos cristalinos y solté un suspiro de frustración, llevando las manos húmedas a la nuca sintiendo cómo de cierta manera eso me ayuda.
Tengo que sacar todos mis pensamientos torturantes, pues se supone que si acepté es para distraerme y tan sólo estoy logrando estar al borde de una crisis nerviosa.

Tomé del dispenser una toalla de papel para así comenzar a secar mi rostro cuidadosamente, para luego inhalar y exhalar repetidas veces, recordando cuando Kwang me pedía que lo hiciera junto a él mientras me abrazaba por detrás. Eso siempre me había ayudado, pero hacerlo sola la mayoría de veces no funcionaba, aunque últimamente sentía que iba mejorándolo.

Cuando salgo del baño, estaba dispuesta a volver donde se encontraba Youngmi, pero abrí los ojos a la par por la sorpresa al ver a Kim Seokjin en este pasillo. Se encuentra apoyando la espalda en la pared mientras habla por llamada, pareciendo demasiado frustrado.
No pude evitar observarlo de pies a cabeza, cómo lleva una camisa celeste con sus primeros dos botones sin abrochar, enseñando un poco su pecho, pantalón negro y zapatos del mismo color, mientras su cabello oscuro y algo largo luce un poco despeinado, permitiendo que algunos mechones cayeran por su frente.

Eso me hace dar cuenta de que quizás acaba de salir de su trabajo y está algo agotado, por lo que al igual que yo, seguramente sólo quiere distraerse, pero aquella llamada no se lo está permitiendo.

Seokjin soltó un suspiro de frustración mientras baja el celular, colgando la llamada. Pareció tener la intención de voltear para caminar, pero mi mirada capturó su atención y arrugó levemente la frente al verme, hasta que una sonrisa seductora se dibujó en sus labios a la vez que se acerca.

—Vaya, qué sorpresa encontrarla aquí, Haneul —habla quedando en frente de mí, por lo que debo levantar un poco la cabeza para conectar nuestras miradas.

—Lo mismo digo.

—La verdad es que últimamente vengo seguido aquí.

—¿Y eso por qué?

—Sólo busco distraer mi cabeza un rato —responde haciendo una mueca—. ¿Vino sola?

—Con una amiga, ¿y tú?

—Es una pena. Yo vine solo.

—Si quieres...puedes beber con nosotras.

—Oh, no quiero ser una molestia...

—No te preocupes. De todos modos estamos aburridas.

—¿En verdad no le molesta?

—No. Por cierto, tuteame de una vez, por favor —pido frustrada.

—Lo siento. Está bien, lo haré —sonríe.

—Perfecto, Seokjin. Vamos.

Me siguió hasta que llegamos a la mesa dónde le presenté a Youngmi, la cual se sorprendió, pero aún así se tomó bien que lo haya invitado a estar con nosotras. Seokjin parece ser alguien realmente extrovertido, pues al pedirse un Whisky, comenzó a hablar volviendo el ambiente en uno agradable para los tres.
Puedo sentir su mirada por momentos, lo que me hace sonreír porque veo cómo parece tener la intención de seducirme, lo que no me está molestando para nada, aunque me recuerdo que es un hombre que debo considerar ocupado para algo como eso. Pues, recuerdo las palabras de Jungkook sobre que Kim Seokjin tiene novia, lo que hace que me tense un poco, pero no puedo ignorar para nada lo jodidamente caliente que se ve siempre que me lo encuentro.

Los minutos siguieron pasando y cuando la medianoche llegó, Youngmi se levantó para que nos marcháramos, pero yo no quise hacerlo. Estoy disfrutando la noche, los pensamientos malos han dejado mi cabeza y como Seokjin parece no querer que me vaya, hasta dijo de llevarme luego, por lo que acabé aceptando.
Pude notar cómo Youngmi me miró con picardía y es que parece ser que quienes nos rodean también notan la tensión que hay entre nosotros.

Una vez que ella se marchó, con Seokjin bebimos otro vaso con Whisky, brindando por el agradable momento que estamos compartiendo. Hasta que nos dimos cuenta de que sí parece ser tarde, además de que él se tiene que levantar temprano para trabajar, por lo que se encargó de pagar aunque yo quise hacerlo también, pero no me lo permitió.

Al estar en su coche, no puedo evitar mirarlo por momentos, la manera en que su semblante se encuentra serio, tan concentrado en el camino, con su cabello desordenado y las mangas de su camisa dobladas hasta sus antebrazos.

Maldito seas, Kim Seokjin.

Siento que me tiene atrapada, porque me tiene mojada con tan sólo verlo, con tan sólo escucharlo. Lo escucho soltar una risa profunda por lo bajo, lo que hace que necesite escaparme de mis propios pensamientos para calmar el calor que está produciéndose entre mis piernas.

La tensión sexual que hay en su coche es tanta que siento que se me dificulta más con cada segundo poder respirar, mientras él parece tan tranquilo. No puedo evitar preguntarme si acaso esa tensión no era sólo de mi parte, porque es imposible ignorar, hasta que él aparca el coche frente a mi casa.
Sé que es momento de que nos despidamos, que ésto desaparezca, pero está presente la jodida necesidad de sentirlo sin importar nada en absoluto.

—¿Por qué pareces tensa, Haneul? —pregunta volteando a verme, por lo que tragué con dificultad.

¿Por qué Diablos se me está haciendo intimidante? Tendría que importarme poco la situación y ya estar encima de él, pero soy incapaz de moverme para hacer algo así.

—Debería bajarme.

—¿Tan pronto?

—No es correcto que estés con una mujer a estas horas de la noche y en tu coche —menciono alzando una ceja.

—¿Y por qué no?

—Porque estás con alguien. Tienes novia, Seokjin.

—¿Novia? —frunció el ceño.

—Siempre lo olvidas, ¿verdad?

—Es que recuerdo haber terminado con ella hace semanas —responde sorprendiéndome—. Podemos estar tranquilamente ahora. Es más...hasta podría follarte aquí mismo porque soy un hombre libre, Haneul.

Al escucharlo, siento como si el oxígeno abandonase mis pulmones por un momento, mis latidos se aceleran al encontrarme con sus orbes almendrados que brillan de lujuria mientras se inclina hacia mí. No puedo moverme, me siento incapaz al pensar que de todas maneras sigue siendo incorrecto, pero él sigue acercándose de manera peligrosa, llevando la mano a mi mejilla.
Sé que parece estar pidiéndome permiso para hacerlo, y quiero más que nada ser fuerte, decirle que no debe, pero ¿a quién quiero engañar? El deseo que hay entre los dos, aun cuando nunca nos tocamos de esa manera, es demasiado intenso. Algo imposible de ignorar.
Deseamos con la misma intensidad poder probarnos de una vez.

Quiero más que nada hablar, pero los labios de Seokjin se tragaron todas mis palabras que nunca salieron. La sensación está llegando a ser abrumante, sus labios húmedos, tibios, suaves, que se mueven con gran facilidad ejerciendo presión para que le corresponda. Su lengua presionó sobre mis labios y le di acceso, sintiendo cómo penetra mi boca.

La humedad de su lengua se empapa con la mía, danzando, y estoy unida a sus respiros mezclándose con los míos. La forma en la que me toma entre sus brazos, apegándome a su cuerpo, haciéndome sentir su calor corporal provoca que me tenga agitada, insinuante.

Necesito más.

Siento como su mano sube mi vestido, recorriendo mi muslo, dándole un apretón que provoca que haga un sonido involuntario con la garganta. Está torturándome y quiero más que nada que suba, que me toque, que sus dedos recorran mis pliegues, que sienta lo húmeda que me tiene. Es una necesidad que crece con cada segundo el sentirlo dentro mío.

Pero no puedo.

Jungkook aparece en mis pensamientos, haciendo que me detenga, que una presión se instale en mi pecho, mientras Seokjin baja sus besos por mi cuello llegando hasta mi oreja.

—Dime que eres una mujer libre. Dime que quieres que te folle aquí mismo —murmura de voz profunda en mi oído, provocando que me estremezca—. Sé que estás lista para mí.

Siento su mano subir por mi muslo, acercándose a mi feminidad, pero respirando con dificultad tomé su muñeca deteniéndolo, lo que hizo que conectara nuestras miradas. Veo como arruga levemente la frente mirándome confundido, tiene la intención de volver a juntar sus labios, quizás creyendo que eso ayudaría a que me deje llevar, pero llevé mi otra mano a su pecho para detenerlo.

—¿Qué sucede, Haneul? —pregunta desconcertado.

—No puedo —respondo por lo bajo, detestándome porque sé que lo deseo.

—¿Por qué no? —cuestiona mirándome con atención, pero no soy capaz de contestar—. ¿Estás con alguien? —al no ser capaz tampoco de responder esa pregunta, él suspira bajando la cabeza por un momento—. Está bien. Lo entiendo.

—Lo siento —murmuro con la intención de abrir la puerta bajarme, pero él me toma de la muñeca, por lo que giro la cabeza a verlo con confusión.

—Búscame cuando estés sola.

Abrí mis ojos a la par por la sorpresa, mientras que él solamente me sonrió, por lo que me bajé rápidamente sintiendo mis latidos acelerados y con mis emociones hechas un caos.











(...)













Estoy preparándome un café mientras no dejo de pensar en lo sucedido a la medianocha, la manera en la que Seokjin me besaba y me tocaba, la manera que me llenó de sensaciones intensas, como me tenía entre sus brazos lista para él. Quiero más que nada sacarlo de mis pensamientos, porque el sólo hecho de recordarlo hace que las sensaciones vuelvan a mí, por lo que sacudo la cabeza intentando reaccionar.

Este día no tengo que pensar en nadie más que no sea en mi hijo, porque pasaría mi tarde con él. Quería más que nada que él disfrutase de pasar el tiempo conmigo, que además de que me vea como su madre, pudiese también verme como una amiga para que se abra conmigo.

Estoy pensando en qué podríamos hacer por la tarde, pero el sentir unas manos pasar por mi cintura, provoca que me tense.

—La extrañé anoche, Haneul —murmura en mi oído.

Siento cómo me estremezco entre sus brazos, la manera en la que su respiración choca contra la piel de mi cuello, por lo que cierro los ojos a punto de dejarme llevar, queriendo poder sentirlo más, pero el recuerdo junto a Seokjin llega a mi cabeza.

Me separo bruscamente para luego voltear a verlo, notando cómo él arruga la frente mirándome completamente desconcertado. Parece estar también molesto, pero intenta reprimirlo y yo intento que él no note lo nerviosa que me encuentro al volver a verlo luego de lo de anoche.

—¿Qué sucede?

—Jimin puede bajar en cualquier momento.

—¿A qué hora llegó anoche, Haneul? —examina alzando una ceja mientras se acerca lentamente, por lo que trago con dificultad, empuñando las manos para intentar mantener la calma.

—No muy tarde.

—¿Por qué me miente?

—No estoy mintiéndote —digo rápidamente, por lo que él ríe amargo haciéndome estremecer.

—Estuve esperándola hasta que me dormí, así que no me mienta —habla alzando una ceja, dando otro paso hacia el frente—. ¿A qué hora volvió?

—Soy una mujer adulta, así que no tengo porqué darte explicaciones, Jungkook —recalco molesta.

—Estuvo con alguien más...

—¡Youngmi vino a buscarme! ¡¿De qué hablas?! —cuestiona nerviosa, volteando para empezar a servirme café.

—¿Por qué siento que está mintiéndome? —pregunta entre dientes, acercándose mas—. Estuvo con alguien más, ¿no es así?

Al escuchar unos pasos, no puedo evitar sobresaltarme, observando cómo mi hijo entra a la cocina, por lo que Jungkook se aleja rápidamente.
Al ver a Jimin observándonos con extrañeza, no puedo evitar tensarme.

—Buenos días, cariño —decido acercarme para acariciar su cabello y luego dejar un beso en mi sien, intentando actuar con normalidad—. ¿Cómo descansaste?

—Bien —responde en seco, dirigiéndose a la nevera para sacar la jarra de jugo.

—¿Listo para pasar la tarde juntos cuando salgas del instituto?

Observo con atención cada uno de sus movimientos, cómo mantiene su semblante serio, siquiera nos dirige la mirada, lo que hace que comience a pensar que quizás está sospechando. El miedo se vuelve parte de mí, por lo que miró a Jungkook, buscando alguna explicación, pero él se encoge de hombros mientras toma asiento.

—¿Jimin?

—Lo siento. Hoy no podré —responde sentándose en el taburete frente a Jungkook.

—Oh, ¿por qué? —pregunto desanimada.

—Tengo que estudiar para un examen.

—¿Qué examen? —inquiere Jungkook, desconcertándome.

«¿Acaso es una mentira? ¿No quiere pasar tiempo conmigo?»

—¿Estás mintiéndome, hijo?

Todo está siendo demasiado para mí, porque no puedo dejar de pensar en qué quizás se arrepintió y ya no quiere volver a tener una buena relación conmigo. De tan sólo pensarlo, mi corazón se encoge.

—Hey, ¿está todo bien? —pregunto preocupada acercándome—. Jimin...

—¡Ya basta, carajo! —alza la voz y golpea la mesa, lo que hace que me sobresalte y suelte un jadeo llevando la mano a mi pecho por el susto.

—¡¿Qué rayos te pasa, Jimin?! —interviene molesto, Jungkook, pero no soy capaz de reaccionar al seguir atónita por la reacción de mi hijo—. No tienes porqué hablarle así a tu madre.

—¿Disculpa? —pregunta cínico.

—Jungkook, no es necesario...—intento hablar, aunque mi voz sale casi de manera inaudible, pero no quiero que la situación se torne aún peor.

—No tienes porqué tratarla así cuando ella sólo quiere pasar el tiempo contigo que le pediste ayer, ¿lo olvidas? —alza una ceja—. Lo que sea que te pase, ella no tiene porqué soportar tus malos tratos.

Una parte de mí agradece que Jungkook esté para defenderme, pero la otra tan sólo quiere que se calle de una vez porque eso tan sólo podría provocar que mi hijo se enoje aún más conmigo. No puedo evitar mirarlo dolida, mientras que Jimin observa a Jungkook, hasta que la dirige a mí. Espero alguna reacción de él, sintiéndome atemorizada, pero tan sólo se marcha rápidamente.

Quiero más que nada seguirlo, pero sé que eso podría empeorar su enfado, por lo que me sostengo de la isla, tratando de ignorar el nudo que se ha formado en mi garganta. Cubro mis labios con una de las manos, sintiendo cómo mi visión se ha vuelto nublada por las lágrimas acumuladas, porque no soy capaz de soportar que él vuelva a distanciarse de mí.

—Haneul...

Niego con la cabeza cuando Jungkook comienza a acercarse a mí, porque en este momento no puedo soportar su cercanía, que esté viviendo aquí cuando es la razón por la que tengo miedo de perder a mi hijo.

—Haneul, espere...

Intentó tomarme del brazo, pero me solté sollozando para comenzar a dirigirme hacia mi habitación. Necesito que se aleje de mí, al menos por este día.















(...)












Me encuentro en mi cama, ya con el camisón colocado porque no tengo la intención de bajar en lo que resta del día. Tan sólo estoy perdida en mis pensamientos, mientras una botella de vino y una copa me acompañan.
Siquiera soy capaz de saber cuántas horas pasaron desde aquella situación con mi hijo, sólo sé que siento que estoy volviendo a caer en lo mismo. Sé que no debería estar bebiendo otra vez para intentar sobrellevar mis problemas, pero es que no sé cómo arreglar la situación.

Mis ojos arden por las lágrimas retenidas mientras le doy un gran sorbo a mi copa de vino, acabándola y tragando con algo de dificultad por el nudo que se me ha formado. Inhalé y exhalé al escuchar unos toques en la puerta, pero decidí ignorarlo por completo con la intención de servir más vino en la copa, hasta que la puerta se abrió.
Giré rápidamente mi cabeza, tensándome al ver cómo Jungkook entra a mi habitación.

Lleva su cabello rizado desordenado y se quitó el uniforme, lo que me hace pensar que quizás siquiera se presentó al instituto, pero tampoco es algo que me importe ahora. Tan sólo sé que debe alejarse de una vez, porque su cercanía me está volviendo loca.

—Quiero estar sola, Jungkook —hablo desviando la mirada.

—No me iré.

—¿Por qué lo haces tan difícil?

—Usted lo hace difícil —recalca sentándose en frente, pero no soy capaz de mirarlo—. Sabe que es imposible negar lo que nos sucede.

—Basta...

—En algún momento debe aceptarlo.

—¿Y Jimin? —pregunto con mis ojos cristalinos.

—Es usted la que ocupa mis pensamientos, y en algún momento lo entenderá —asegura acariciando mi brazo con las yemas de sus dedos, provocando que me estremezca— Ahora sólo necesito que usted deje de intentar separarnos.

—No sé cómo podría aceptar algo así. Ésto está mal.

—No lo está. Lo que está mal es que intente estar con otro hombre —dice con sus facciones endurecidas.

—J-Jungkook...

—Por favor, no vuelva a hacerlo —pide acercándose más, subiendo sus caricias por mis hombros—. Por favor.

—E-Está bien —mi voz sale casi inaudible, sintiendo cómo baja ambos tirantes.

—No tiene una idea de cuánto me hierve la sangre al pensar que otro hombre está cerca de usted —confiesa por lo bajo, inclinándose hacia adelante para besar mi cuello haciéndome jadear—. Al pensar que otro hombre la besa, la toca...

—Jungkook...—jadeo al sentir cómo sus besos bajan por mis senos.

Sentí cómo sus dedos pellizcan mis pezones, haciéndome gemir y con más fuerza cuando empezó a besarlos y lamerlos. Logró que me retorciera y lance sonoros gemidos mientras una de sus manos la dirige a uno de mis muslos, acariciándolo, subiendo hasta mis bragas.
Jungkook no dudó ni un segundo en quitármela, junto al camisón el cual tiré hacia un lado de la habitación. Él al verme completamente desnuda, humedeció sus labios como si estuviese saboreándome mientras yo abro mis piernas.

Necesito más que nada sus labios, pero besándome allí.

Él al saber lo que quiero, sonrió satisfecho llevando las manos a mis piernas, hundiendo su rostro en mi feminidad. Levanté mi pierna izquierda, colocándola sobre su hombro a la vez que siento cómo su lengua lame con frenesí mi sexo palpitante, por lo que empuño su cabello.

Recorre todo mi sexo con su lengua mientras yo arqueo la espalda, inclinando la cabeza hacia atrás, gimiendo por lo alto. Jungkook gruñe al sentir cómo tiro de su cabello y sube sus manos lentamente por mi vientre, llegando hasta mis senos para comenzar a amasarlos con fuerza.
Un quejido escapa de mis labios por cómo los amasa con sus grandes manos, pellizcando mis pezones. Volví a gemir al sentir cómo explora toda mi feminidad, llegando a penetrarme con su lengua, por lo que hundí más su cabeza para que no tenga la intención de alejarse.

Gruñó para luego separarse haciéndome querer recriminarle, pero sonrió permitiéndome ver su mirada más oscurecida. Fruncí el ceño hasta que sus labios volvieron a tomar posesión de ni feminidad, succionando mi clítoris, lo que me hizo gritar por cómo las sensaciones me invadieron de una manera intensa.
Su ancha lengua me recorría con rapidez, volviendo a penetrarme haciéndome tirar de su cabello con fuerza. Gimo arqueando mi espalda, pidiéndole más mientras llevo las manos a mis senos, amasándolos con fuerza y pellizcando mis pezones, así cómo hizo él anteriormente. Cerré mis ojos con fuerza, dejándome llevar por todas las sensaciones, por el placer, hasta que un grito agudo escapó de mis labios.

—No se acerque a ningún otro hombre —pide colocándose sobre mí, mirándome rogante. Intento recuperar el aliento, observando su rostro algo humedecido por mis fluidos—. Por favor...

—Está bien.

—Diga que es mía —ordena rogante, rozando nuestras narices— Dígalo.

—Soy tuya, Jungkook —musito juntando nuestros labios.

Él empezó a besarme con pasión, invadiendo mi boca con su lengua, era hasta salvaje y algo brutal, haciéndome debilitarme aún más. Rápidamente lo empiezo a ayudar a deshacerse de su ropa, entre besos y caricias, hasta que quedó completamente desnudo como yo. Suspiré hondo al ver su cuerpo desnudo, su miembro endurecido y venoso listo para fundirse en mí, mientras él se inclina a la mesa de noche para tomar un condón.

Una vez que Jungkook se colocó, me tomó entre sus brazos para besarme de manera profunda y erótica, haciéndonos rodar en la cama. Me encuentro sentada en su abdomen mientras él me mira con lujuria, subiendo sus manos a mis senos, apretándolos con fuerza, haciéndome jadear. Al sentir cómo la punta de su miembro roza mi vagina, sé que ya no puedo resistirlo más, por lo que lo tomo para conducirlo a mi interior.
Jungkook me mira con sus facciones endurecidas, hasta que un jadeo escapó de sus labios mientras lleva las manos a mis caderas.

Mis caderas empiezan a subir y a bajar con un ritmo suave y pausado, por lo que coloco mis manos en sus anchos hombros para sostenerme, dejando escapar pequeños gemidos. Sus manos recorren mi espalda, llegando a mi trasero para apretarlo y aumentar los movimientos. Empuja su miembro con fuerza, gruñendo como un animal, lo cual hace que junte nuestros labios a la vez que sus brazos rodean mi cuerpo.

Lo cabalgo con vigor, sosteniéndome con más fuerza de sus hombros para intentar que sus embestidas sean más profundas. Jungkook llevó la mano a mi cuero cabelludo, haciéndome gemir agudo por la fuerza, pero calló mis chillidos al juntar nuestros labios.
Succiona y muerde mis labios, haciéndome lloriquear mientras aumenta sus embestidas llegando a ser frenéticas, provocando que el placer aumente.

Siento que el orgasmo está demasiado cerca, pero Jungkook me hizo caer en la cama provocando que le dé la espalda, lo cual me hizo desconcertar, hasta que se apegó a mí, llevando su brazo a mi pierna para levantarla. Un gran gemido escapó de mis labios al sentir cómo volvía a hundirse en mí.

Nuestros cuerpos están bañados de sudor, sus embestidas son cortas y veloces, manteniendo nuestros cuerpos apegados. Mis gritos se convirtieron en gemidos ahogados, mis sentidos están dispersos, no logro pensar, menos con Jungkook gruñendo como un animal en mi oído.
Me embiste con ferocidad haciéndome cerrar los ojos y al llevar su mano a mi cuello, jadeo inclinando mi cabeza hacia atrás. Eso sólo parece motivarlo más, pero siento que hasta se me empieza a dificultar respirar.

No puedo concentrarme en el placer que me provoca mezclado con dolor, por lo que quiero detenerlo, pero cuando abro mis ojos siento que todo a mi alrededor se paraliza.

Mi hijo se encuentra en la puerta de mi habitación, observándonos más pálido de lo normal y con sus ojos cristalinos.

—¡Jimin! —grito asustado, buscando cubrirme rápidamente con la sábana, provocando que Jungkook saliera de mi interior.

Él no es siquiera capaz de hablar, sólo voltea rompiendo a llorar para salir mientras yo sigo intentando procesar lo que acaba de suceder. Temblorosa me levanto rápidamente para tomar mi camisón que está en el suelo y colocármelo, porque necesito más que nada hablar con él.

—¡Jimin, espera!

—Haneul...

Escucho la voz de Jungkook, pero lo ignoro por completo saliendo de la habitación de forma desesperada, aunque camina con algo de dificultad, pero en ese momento, siquiera soy capaz de darme cuenta de eso. Siento mi visión nublada por las lágrimas, cómo mi corazón golpea con fuerza como si quisiese salirse de mi pecho.

—¡Espera! ¡Escúchame, Jimin! —alzó la voz, bajando las escaleras con rapidez sin importarme tropezarme—. ¡Jimin, por favor!

—¡¿Qué rayos vas a explicarme?! —grita enfurecido, haciéndome sobresaltar cuando termino de bajar las escaleras. Tan sólo unos pocos metros nos separan y logró ver su rostro empapado de lágrimas, sus ojos inyectados de sangre—. ¡Es mi mejor amigo! ¡La persona de la que estoy enamorado! —su voz se rompió y sollozó cubriéndose el rostro con una de las manos—. ¿Cómo pudiste hacerme eso, mamá? ¡¿Por qué?!

El dolor con el que me habla provocó que mi corazón diese un vuelco y la culpa me golpee con gran intensidad, por lo que al no poder soportarlo más, rompo en llanto.

—L-Lo siento...

—Te odio. Te odio como nunca antes pensé llegar a hacerlo —masculla acercándose—. Ésto...Ésto es lo peor que has podido hacerme. Jamás en tu maldita vida voy a perdonártelo.

—Jimin...—sollozo mientras él dirige su mirada a un lado de mí, por lo que intento tomarlo del brazo, pero se suelta bruscamente para voltear y comenzar a caminar—. ¡Jimin, espera! ¡No me dejes, por favor! ¡Hijo, vuelve!

Sollozo desconsoladamente por cómo ha descubierto la verdad, me debilito por completo y caigo al suelo de rodillas. Mi rostro se contrae por el dolor y me inclino hacia el frente, sintiendo cómo una mano se posa en mi espalda.

—Aquí me tiene a mí, Haneul —lo escucho decir con suavidad—. Ahora nos tenemos sólo a nosotros.

¡Hola!

¿Qué creen que pase ahora con Jungkook y Haneul?

Lamento haberme tardado tanto en actualizar, es que estuve con algunos exámenes, además que entré en un bloqueo de escritor con esta historia.

De todas maneras, intentaré no tardarme tanto en actualizar los siguientes capítulos ya que deben quedar unos tres para finalizar.

Espero que les haya gustado, si es así, no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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