➤ 12 | PROHIBIDO

❧ OBSESSION

O12. PROHIBIDO.

JUNG HANEUL


Jungkook me besa de manera hambrienta apretándome, haciendo que nuestros pechos choquen y pasa de mis forcejeos para tratar de separarme, sin importarle lastimarme.
No puedo creer para nada su manera de actuar porque el Jungkook que recuerdo es otro completamente diferente, pero aún así no me doy por vencida y logro sacar fuerzas para empujarlo, provocando que dé unos pasos hacia atrás mirándome sorprendido con su respiración pesada, mientras yo intento controlar la mía sintiéndome temblar.

-¡¿Qué carajos pasa contigo?! ¡Estás loco! -grito enfurecida, a pesar que su mirada oscura amenazante me hace querer huir.

-¡Tú me vuelves loco!

Se acercó peligrosamente e intenté alejarme hasta que mi espalda chocó contra la pared, mientras que Jungkook sonrió de una manera que me hizo estremecer.
La voz de mi cabeza me grita que corra lejos de él, pero me siento paralizada observando como este acaricia mi brazo con las yemas de sus dedos y un jadeo escapa de mis labios, a lo que él acerca nuestros rostros de manera lenta hasta que nuestras respiraciones se mezclan.

-J-Jungkook...

-No lo hagas más difícil. Ésto va a pasar de cualquier manera -murmura acariciando mi mejilla.

Mis sentidos se alertan ante lo que ha dicho, por lo que tengo la intención de escapar de aquella situación, pero el pelinegro me toma nuevamente de los brazos juntando nuestros labios de manera brusca. Por más que intento luchar soy muy débil, la manera en la que me besa, me aprieta contra él, me hace terminar correspondiéndole, pasando los brazos alrededor de su cuello, llevando las manos a su nuca ahogando un gemido.

Jungkook comenzó a bajar la cremallera de mi vestido como si ya no soportara más el hecho que siguiera con ropa, mientras él está completamente desnudo, pero puse una mano en su pecho separando nuestros labios.

-Vamos a mi habitación -hablo con la respiración pesada y este sonríe observándome con intensidad.

Sin dudar pasó sus manos por mi trasero hasta llegar a mis muslos para luego hacer que las enrollara en sus caderas. Vuelvo a juntar nuestros labios ya sin ser capaz de controlarme y este comienza a dirigirse hacia mi habitación.

Parecía no importarle para nada el hecho de caminar por el pasillo completamente desnudo conmigo encima, pero es que estamos solos e igual en este momento estamos cegados por la excitación.
Una vez que entramos da un portazo, digiriéndose hacia la cama donde me tiró de manera brusca, provocando que jadee y lo observe sorprendida apoyando las manos en el colchón. Remoja sus labios y su orbes se oscurecen por la lujuria, mientras se arrodilla frente a mí tomándome de las piernas para acercarme a él.

Deposita besos húmedos por mi tobillo subiendo lentamente permitiéndome sentir su lengua, lo que me hace cerrar los ojos por un momento. Se toma el tiempo para dejar besos en ambas piernas, lo que se me hace extraño, pero aún así lo disfruto y quiero más que nada que siga subiendo porque el calor se instala en mi zona sensible.
Quiero que repita lo que hizo esa vez, de sólo recordarlo un suspiro escapa de mis labios porque quiero eso y mucho más.

Su lengua resbalosa sobre mi piel sube, mientras con los dedos aprieta por momentos mis piernas y está tan cerca de mi feminidad que palpita al querer sentirlo de una vez, hasta que para mi sorpresa succiona y muerde mi muslo provocando que chille.
Abro mis ojos a la par con mi pecho subiendo y bajando por mi respiración pesada, este me mira volviendo a pasar su lengua, subiendo un poco más, para volver a clavar sus dientes.

Esta vez el dolor se mezcla con el placer y sé que lo ha notado, porque al seguir con los besos lo repitió en mi otra pierna, hasta subir a donde tanto había deseado. Sube más mi vestido acercando su rostro, pasando su lengua por mis bragas que estoy segura que se encuentran húmedas y cuando lo repite, cierro mis ojos tratando de reprimir un gemido.

-Quítala -ordeno con algo de dificultad al sentir como pasaba uno de sus dedos por mis pliegues.

Obedece rápidamente tomando los bordes con ambas manos para sacarla, tirándola en alguna parte de la habitación, para luego tomarme del trasero acercándome más.
Delineó mi feminidad con su dedo índice relamiendo sus labios, como si estuviera saboreándome, hasta que pasó los dedos por su cabello húmedo tirándolo hacia atrás ya que por momentos tapaba su vista, y así sin más, enterró su rostro.

Pasó su lengua saboreándome como tanto había deseado, hasta que comenzó a besar y succionar mi clítoris, provocando que gima cerrando los ojos con fuerza.

-¡Oh! Sigue así, Jungkook -murmuro llevando la mano a su cabeza para apegarlo más y que no tuviera la intención de alejarse-. Sigue.

Este no dudó en obedecer ayudándose con los dedos, hasta que decidió introducir dos con mucha facilidad.
Mis gemidos y quejidos parecían provocarlo más, pues la velocidad en que los mete y saca va en aumento, mientras trato de apagar mis gemidos, pero eso parece no gustarle cuando agrega un tercer dedo, haciéndome chillar.

Sus dedos se arquean y abren mientras succiona mi clítoris, lo que me hace aferrarme a las mantas.
Sus movimientos son más rápidos que antes y sólo puedo pedir más, tratando de ignorar la voz en mi cabeza que me grita que estoy haciendo mal, pero es que la excitacion y placer que me provoca me hace cegar.
Sus dedos largos y delgados se profundizan más al separar sus labios, para que así su palma choque contra mi clítoris.

Sin duda su habilidad con las manos es asombrosa, mi cuerpo se arquea con cada golpe. Los temblores y espasmos se hacen presentes, pero no quiero venirme. Necesito comprobar que esa no es su única habitabilidad.

-¡Oh, Jungkook, voy a venirme! -grito cerrando los ojos con fuerza-. Déjame sentirte.

-Como usted ordene, señora Haneul -sonríe frenando los movimientos para luego acercarse a mí para que observe como introducía los dedos en su boca, pasando la lengua como si mi sabor le encantara.

Cerré mis ojos por un momento tratando de controlarme y volví a verlo para hablar:-Busca un preservativo. Están en la mesa de noche.

Este se levantó rápidamente para acercarse a la mesa de noche, abrir el cajón y buscar la caja de preservativos, donde sacó uno, mientras sus facciones se endurecían. Al abrirlo empezó a colocárselo, mientras lo observaba con atención quitándome el vestido deseando tenerlo de una vez dentro.

Una vez que estuvo listo se acercó peligrosamente observando detenidamente mi cuerpo, posicionando mis piernas a los costados de la cadera de él para tomar el miembro entre sus manos delineándo mi entrada.
Intenté apretar los muslos pero este no me lo permitió hundiendo de inmediato su miembro en mi interior, provocando que ambos gimamos, yo por lo alto al ser un placer mezclado con dolor.

-Oh, señora Haneul, se siente tan bien -murmura con la respiración pesada en mi oído.

-Continúa, Jungkook.

Este rió provocando que me estremezca, pero no dudó en obedecer empezando con los movimientos que desaparecieron por completo el dolor.
Acarició mis muslos haciendo que enrollara mis piernas en sus caderas, mientras me besa de manera hambrienta. Nuestras lenguas luchan por el dominio y ninguno parece estar dispuesto a perder, hasta que baja sus besos por mi cuello, llevando una de sus manos a mi pecho amasándolo con fuerza, por lo que muerdo mi labio inferior, tirando mi cabeza hacia atrás.

Ambos estamos con la respiración agitada, el sudor cubre nuestros cuerpo y él aumenta las embestidas, al punto que ya no puedo seguir callando mis gemidos por más que muerdo mi labio, lo que parece provocarle.

Estoy realmente sorprendida por la forma en la que me folla, pues no es precoz como había creído y me está demostrando que parece ser experto hasta en ésto.

No puedo estar más que agradecida de haberme equivocado, porque él realmente está logrando algo que nunca creí que pudiera conseguir en otro hombre, o bueno, un joven. Mis sentidos están dispersos y me aferro a su espalda clavando las uñas, escuchando como este gruñe golpeando con más fuerza en mi interior.

En ese momento el pensar que es incorrecto sólo logra excitarme más, por lo que no dudo en pedirle más a Jungkook, lo que hizo que este me tome bruscamente logrando que chille por la sorpresa y fuerza ejercida cuando subió mis piernas en sus hombros. Al volver a enterrarse en mi interior un gemido por lo alto escapó de mis labios al sentirme tan llena, hasta el oxígeno abandonó por un momento mis pulmones, mientras este me observa con atención mordiendo con fuerza su labio inferior.

-No sabe cuánto tiempo nos imaginé así, Haneul -murmura con voz profunda en mi oído. Tiré la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos con fuerza al sentir como me embiste, hasta que sus movimientos van disminuyendo.

-¡No pares!

-¿Quiere que la haga venir?

-Hazlo -respondo volviendo a mirarlo.

-Entonces, quiero escucharla.

Al sentir un fuerte ardor en mi trasero no puedo evitar chillar, hasta que reacciono que me ha dado una nalgada bastante fuerte y me mira esperando a que haga algo, para saber cuál va a ser su siguiente acción, por lo que lo tomó de la nuca juntando nuestros labios.
Este no duda en comenzar nuevamente a embestirme aumentando cada vez más los movimientos, mientras nuestras lenguas luchan por el dominio.

El aroma a sexo se impregna en nuestra fosas nasales, pero a ninguno nos molesta. Es como si fuéramos carne y deseo en un mar de lujuria que disfrutamos a más no poder.
Es como si hubiéramos reprimido este deseo prohibido por mucho tiempo.

Este golpea con fuerza en mi interior, succiona y clava sus dientes en mi cuello, sin importarle dejarme marcas. No soy capaz de soportarlo más porque él parece querer poseer mi cuerpo, quiere escucharme gritar su nombre.

-¡No pares, Jungkook!

Este me toma con más fuerza y cierro los ojos ignorando el dolor, dejándome llevar más por el placer. Mi cuerpo se llena de espasmos, mis piernas se contraen y quiero bajarlas, pero este no me lo permite, por lo que rasguño con fuerza su espalda, mientras me tenso y un grito ahogado escapa de mis labios diciendo su nombre al llegar al orgasmo.

Jungkook me da otra nalgada aumentando más las embestidas duras y profundas, sacándome gemidos por más que me siento exhausta y el dolor empieza a aumentar, pero escuchar sus jadeos en mi oído me ayudan. No pasó mcho cuando clava con fuerza los dedos en mis muslos, mientras suelta un gemido ahogado y a pesar del preservativo siento como se corre.

Ambos intentamos recuperar el aliento, tengo los ojos cerrados y llevo la mano a mi frente sintiéndola húmeda por el sudor. Hacía demasiado tiempo no tenía sexo de esta manera y quiero creer que es por eso que me siento tan exhausta, sin ser capaz de pensar con claridad.

Jungkook sale de mi interior provocando que un gemido escape de mis labios, el cual ambos ignoramos y al abrir los ojos, observo como este se quita el preservativo.
En ese momento siento como toda la culpa me golpea con fuerza porque recuerdo que Jimin está perdidamente enamorado de él, y no me importó en absoluto a la hora de tener sexo con Jungkook.

Me siento una basura.

Sé que soy la peor madre del mundo y si mi hijo se entera, ésto sí que no me lo va a perdonar jamás.

Me quedaría completamente sola.

-¿J-Jungkook...?

-No tiene que decírmelo -habla con voz dura para levantarse y caminar hacia la puerta.

Aquello me dejó atónita, hasta que las lágrimas empezaron a brotar y cubrí mis labios rompiendo en llanto.









(...)









Han pasado dos días y sigo procesando todo lo sucedido. Aún no soy capaz de creerme que me pude dejar llevar por todas las sensaciones que me provoca, sin pensar en Jimin, en lo que él podría llegar a sentir.
Sin importarme en lo absoluto lo que me costó que mi hijo pudiera volver a mantener una conversación normal conmigo, que me contara sus cosas sin miedo, que me diera un abrazo.

Soy una estúpida y sólo siento asco por mí misma. No soy siquiera capaz de mirarme en el espejo, mucho menos por las marcas que me ha dejado en mis muslos y cuello, las cuales no logra cubrir del todo el maquillaje, por lo que debo usar un pañuelo.
Sé que Jimin comienza a sospechar que algo ha sucedido, porque trato de pasar el menor tiempo posible con ellos y a pesar de que trato de hablar con Jungkook, la tensión es demasiado evidente.

-Dime que no es cierto, Haneul -habla entre dientes mirándome amenazante, Youngmi.

-No sabes cuánto desearía que no lo fuese, pero lo es. Me atreví a hacer algo así y ahora necesito ayuda -mi voz sale temblorosa mientras mi visión se nubla por las lágrimas retenidas.

-¡Es un maldito adolescente, por Dios! -alza la voz indignada-. Tiene la edad de Jimin. ¡¿Cómo pudiste hacer algo así?!

- Sé perfectamente que tiene dieciocho años, p-pero yo...no lo sé. ¡Me dejé llevar!

No había podido aguantarlo más. No pude aguantar más la culpa y decidí llamar a Youngmi para contarle todo lo que sucedió. Creía que ella podría ayudarme de alguna manera a saber cómo sobrellevar la situación, así no voy a perder a Jimin, porque tengo la esperanza de que él jamás se entere de lo que me atreví a hacer.
Pero ahora que recibo reproches de su parte, sólo me arrepiento de haber querido -por primera vez- buscar ayuda.

Nadie es capaz de entender lo que hice, ni siquiera yo, pero Jungkook tiene algo. Cuando lo veo quiero romper las reglas, volver a probar sus delgados labios rosados, volver a ver sus orbes oscuros donde se refleja la lujuria, volver a sentirlo.
Sé que probablemente debería odiarlo porque no parece importarle para nada el daño que podemos provocarle a Jimin, pero es que lo prohibido es demasiado adictivo.

-¡¿Es que cómo pudiste dejarte llevar?! ¡¿Acaso no piensas en tu hijo?!

-¡Claro que lo hago! Siempre pienso en él, pero...

Al escuchar unos pasos y ver como Youngmi mira sorprendida hacia la puerta, volteo rápidamente con miedo encontrándome con Jungkook que camina tranquilamente, por lo que giro de nuevo hacia el frente limpiando rápidamente las lágrimas.

-Buenas tardes -saluda, pero decido ignorarlo sintiendo su intensa mirada al pasar por mi lado.

- Buenas tardes -Youngmi trata de sonar normal, pero sé que no debe dejar de pensar en lo que le confesé.

No soy capaz de mirarlo, no sólo por todo lo que sucedió, sino porque siento la amenazante mirada de mi amiga que hace que mi arrepentimiento sea mucho más intenso.

-¿Sucede algo, señora Haneul?

Su voz llama mi atención y al voltear veo como tiene una manzana roja en su mano. Me mira con curiosidad, ignorando por completo a la mujer que está en frente observándonos sorprendida, mientras que yo no dejo de observar sus ojos oscuros que parecen estar analizándome.

-No.

-Está todo bien, niño. Sólo estamos teniendo una conversación entre mujeres.

-¿En serio? -nos observa a ambas con una pequeña sonrisa en su rostro, pero conmigo la sostiene por más segundos haciéndome estremecer cuando le da un mordisco a su manzana.

-S-Sí, deberías ir con Jimin que debe estar esperándote.

-Por supuesto. Las dejaré solas para que puedan seguir hablando.

Me observó por última vez con esa sonrisa que se me hacía hasta aterradora y salió de la cocina, lo que hizo que suelte todo el aire aire que no sabía que había estado reteniendo.
Giré a ver a mi amiga que no deja de mirar hacia la puerta, hasta que siente mi mirada y suspira negando con la cabeza.

-Mira, entiendo que es atractivo, ¡pero eso no quita que es mejor amigo de tu hijo! -murmura exaltada-. Es en serio, Haneul, si quieras que Jimin te perdone por completo ya no vuelvas a revolcarte con él.

-Youngmi...

-Piensa bien lo que harás, yo que tú hago que se vaya de aquí.

-No sé cómo hacer eso.

-Algo se nos va a ocurrir, mientras tanto mantente alejada.

¿A él no le carcome la conciencia todo lo que pasó entre nosotros? ¿Cómo es capaz de actuar como si nada con Jimin? ¿Acaso es posible mantenerme alejada cuando él vive en mi casa?
Aquellas preguntas no desaparecen de mi cabeza y necesito respuestas.
No entiendo para nada su comportamiento de ignorarme y cuando menos lo espero hablarme como si nada hubiese pasado, pues parece que quiere volverme loca.

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