-Capítulo 1-


Los rayos del sol se metían entre los huecos de la cortina, dándole al ambiente un color cálido que lo hacía sentir pacifico y relajante, los pájaros cantando alegremente en una armonía, como si fuera una canción para despertarse. El reloj marcaba las 7:03 de la mañana, sólo faltaban dos minutos para que suene, sin embargo, el chico de pelo negro ya no podía volverse a dormir, se había levantado por no haber cerrado bien la ventana la noche anterior.

Con pereza, se sentó en su cama, mirando a un punto inexistente mientras que esperaba que de alguna manera se le fuera todo el sueño que aún tenía, honestamente, no quería ir a su escuela, hoy se sentía más desanimado que antes, lo más probable es que fuera por las noches de desvelo al hacer sus pendientes, agradecía que sus amigos lo ayudaran o seguramente ya habría perdido la cabeza.


Un molesto pitido se empezó a escuchar, volteando con enojo a la fuente del sonido; su alarma parpadeaba mientras que la hora 7:05 se marcaba, pasó dos minutos viendo a la nada intentando despertarse, soltó un suspiro cansado antes de levantarse y dirigirse al baño, quizás eso le haría activarse, quien sabe.



10 minutos fue lo que tardó bañándose, saliendo con dirección a su closet con una toalla amarrada a su cintura, su pelo aún estaba mojado por lo que se le pegaba a la cara. Buscaba entre sus prendas algo que ponerse, normalmente hubiera elegido algo elegante o por lo menos presentable, pero justo ahora lo único que quería ponerse era algo cómodo y calientito, no se encontraba con el humor de arreglarse como siempre. Eligió un conjunto simple de prendas, un pantalón negro holgado, tenis grises con decoraciones oliva y un suéter holgado también de verde oliva, en la espalda tenía un estampado de una banda de rock que le gustaba, siendo esta Ramnstein.

Checó la hora, agarrando su celular, tenía unos cuantos mensajes de su madre diciéndole buenos días y que su desayuno pronto estaría, mensajes de sus amigos de la noche pasada y unos cuantos recordatorios, ya después leería los mensajes, sólo quería checar la hora; son las 7:16, aún tenía bastante tiempo antes de entrar a la escuela, igual, le quedaba cerca y podía ir a pie.

Se dirigió a su escritorio, viendo como estaban los cuadernos que utilizó para hacer la tarea la noche anterior aún abiertos, le había ganado el sueño por lo que sólo se fue a dormir así, era un milagro para él que no hubiera caído dormido en su escritorio como otras veces. Agarró su mochila la cual estaba a un lado, dejándola encima de su silla y metiendo los cuadernos junto su lapicera, lo bueno es que acabó la tarea. Se dirigió a uno de sus muebles y de ahí sacó unos cables y audífonos, no pensaba poner mucha atención a clases ese día, igual, era de los mejores y de seguro sus profesores lo perdonaban, lo cual era bueno para él.

Una vez que tenía sus cosas listas, se colgó la mochila de su hombro y agarró sus característicos lentes negros, abriendo la puerta de su habitación y bajando hacia el comedor donde su madre lo esperaba con un delicioso desayuno, como de costumbre. Al bajar, vió a su madre y a su padre desayunando alegremente, su padre tenía puesto un traje y tenía su maletín a un lado, seguramente le tocaba trabajar esa día. Bajo con una sonrisa y los saludó, sentándose a un lado de su madre.

-Buenos días- Saludó con simplicidad, agarrando sus cubiertos y empezando a desayunar los ricos omelets que había preparado su madre, como siempre, estaban deliciosos.

-Buenos días cariño, ¿cómo dormiste?- Preguntó con dulzura la madre de casa, mirándolo con una expresión llena de amor y cariño.

-Bien, gracias- Continuó comiendo con tranquilidad, le quedaba mucho tiempo. De fondo estaban las canciones de su madre reproduciéndose desde la cocina, ella amaba cocinar y comer con música, siempre decía que hacía que las cosas fueran más ligeras.

-No te desvelaste, ¿cierto?- Preguntó con preocupación su padre, no era un secreto para nadie el como el de lentes acostumbraba a dormirse tan tarde por hacer sus deberes, y sus padres estaban orgullosos de que su hijo fuera muy aplicado y responsable, pero también querían que se tomara su tiempo para descansar y poder relajarse.

-No, esta vez no, terminé mis tareas a tiempo- Aunque aveces le fuera un poco molesto, Smith agradecía enormemente el como sus padres siempre se preocupaban por él, lo hacían sentirse amado y querido, siempre pensaba que tenía la familia perfecta.

-Que bueno, esta vez puede que regrese más tarde de lo normal, tengo una junta y tengo que ayudar a los novatos a integrase.- El señor era alguien bastante trabajador, siempre procurando que su familia tenga todo lo necesario y que nunca falte nada, Smith lo admiraba demasiado.

-No te preocupes amor, sabes que siempre te esperaremos.- Respondió la mujer y le dió un suave beso en su mejilla, ya todos habían terminado de comer y recogieron sus trastes, cada quien lavando el suyo.


Llegando las 7:38, tanto Smith como su padre se despidieron, saliendo de la casa y dirigiéndose a lugares diferentes, salían al mismo tiempo pero siempre iban a direcciones diferentes, por lo que su padre no lo podía llevar a la escuela, por más que quisiera, lo bueno es que la escuela le quedaba de regreso de su trabajo, así que casi siempre pasaba por su hijo al terminar las horas escolares.

Smith caminaba por las banquetas, había poca gente caminando, algunos paseaban a sus perros, otros hacían ejercicio, el lugar donde vivía era bastante tranquilo y casi todos se conocían, por lo que no había muchos problemas, la verdad, a Smith jamás le tocó ver uno. Se puso sus audífonos y empezó a escuchar canciones de su banda favorita, moviendo ligeramente su cabeza al ritmo de la música y tarareando, a pesar de que no sabía mucho alemán, no importa, ya después aprendería, aun le quedaba mucho tiempo.

A lo lejos podía ver la escuela, aún era temprano por lo que no había mucha gente entrando, lo cual era costumbre, Smith siempre llegaba temprano, todo el mundo lo sabía. Cruzó la calle para poder llegar a la entrada principal, no sin antes voltear a los lados para poder cruzar, siempre lo hacia, sus padres se lo inculcaron desde que estaba muy pequeño y ya hasta se le hizo costumbre, seguridad primero.

Entró a los pasillos del edificio, era muy grande el lugar, pero no importaba, Smith se sabía el lugar de memoria. La luz cálida entraba por las ventanas, era una imagen acogedora, siendo el único sonido el eco de sus pisadas al caminar, por eso le gustaba llegar temprano, porque podía disfrutar de la tranquilidad que aportaba la institución cuando está se encontraba casi vacía. Caminaba por los pasillos, subiendo por las escaleras hasta quedar enfrente de la puerta de su salón, se esperaba encontrar su salón vacío, pues el de lentes siempre era el primero en llegar, pero esta vez, alguien le había ganado... dentro del salón, ya había alguien más.

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Estoy devuelta con una nueva historia, siendo dedicada al ship de Smixel pues no hay nada de esta pareja, mi propósito, poder ver más contenido y poder disfrutar. No se cada cuanto vaya a poder actualizar esta historia o la de Volver a Verte, y sí, puede que me haya complicado más la vida, pero si no lo escribía se me olvidaría la idea.

Eso es todo, espero que les guste mi nueva historia, Pato se va 🦆✨

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