Three.
Cuando despertó se vio a si mismo en los pasillos justo en el momento que hablaba con Lucy y ella lo miraba fijamente sin parpadear, un rostro perturbado que cambiaba de forma drástica a una mueca difícil de saber la expresión y sentimiento.
En el momento que estaba por irse de la ventana estaba esa criatura de hace unas horas, atravesando el vidrio del cuarto piso del instituto, el sonido de sus huesos resonó en las paredes, enormes dientes cargaba en la columna abriéndose lentamente, los ojos puestos en el riendo amargamente acercándose cada vez a su espalda, clavando sus uñas en sus hombros fue en ese instante que Subaru había caído desmayado.
Todo se volvió oscuro por un momento, se congelo en ese mismo lugar las paredes oscuras se distorsionan con las pisadas de las criaturas provenientes del monstruo, arrastrando su grasoso cabello gris por los suelos el olor a muerto regreso mientras de sus labios salia sangre.
Subaru al ver que aumentaba la velocidad de sus patas reacciono y corrió lo más rápido posible tratando de alejarse, no había salida o siquiera, ni un mísero punto ciego donde pudiera esconderse, entonces cayo al suelo pero la caída fue menos dura. Subaru reconoció un olor bastante familiar, sus labios sintieron el sabor tan común de la sangre, vio debajo de sus pies un gran lago de color carmín donde flotaban partes de cuerpos humanos de distintos tamaños.
Rostros saliendo a la superficie marcados con el horror y la agonía, el dolor reflejados en los niños decapitados, ancianos llorando ,adultos rogando ,ligeros murmullos vinieron a su cabezal albino estaba en serio aterrado no podía siquiera gritar.
Un gota de sudor resbaló por su mejilla, esa cosa iba a matarlo, era como un animal a punto de comerse a su presa no antes de jugar con su mente un poco, ese monstruo fue acercándose nadando entre la sangre y los cuerpos flotantes, igual que un tiburón, se detuvo de golpe apenas a unos metros de llegar al albino, Subaru mantenía los ojos fuertemente cerrados tratando de protegerse con el brazo derecho.
Ninguno de los dos se movió, el menor fue abriendo los ojos un poco más al no notar movimientos provenientes del delgado espectro, observo una mancha color blanco parado frente el, la imagen fue asiéndose cada vez más clara dejando ver la silueta de su difunta madre, Sakamaki Christa estaba de pie frente suyo mirando al monstruo al los ojos, ella puso un brazo apartando a Subaru y a la bestia, la criatura gimoteo un poco pero no retrocedió.
El albino confundido levanto la vista viendo a su progenitora al rostro pero este se miraba un poco borroso por lo cual le fue difícil verla bien, su madre también volteo a verlo susurrándole algo que no logro entender, la albina miro una vez donde la bestia, otra vez hizo movimientos con la boca y se acerco a eso, el menor le grito a su madre que no fuera pero ella se hacia la sorda, el monstruo volvió a tomar la consciencia.
Christa toco suavemente la mejilla de la criatura con sumo cuidado de no dañarla, su vestido blanco se mancho de sangre hasta la cintura, Subaru recupero el control de sus piernas levantándose para correr en dirección a ellos, la mano huesuda del monstruo logro detenerlo de un simple golpe que lo hizo volar alejándolo de su madre.
Subaru miro una última vez a su madre, ella le sonrió débilmente mientras el observaba como esa cosa tomaba de la cintura a su madre y daba un gran salto al aire dejándose caer cuesta abajo, Christa se sujeto fuerte del cuello de la bestia mientras la sangre los sumergía a los dos dejando a un muy confundido y temeroso albino en ese lugar.
— Kind in weiB...Kind in weiB..Kind in...WeiB...
Era la voz de su madre llamándolo desde otro sitio y también la de ese monstruo, ambas voces hablaban al mismo tiempo para distraerlo.
Desesperado busco una salida de ese infierno. La sangre que cubría sus piernas comenzó a hervir y los cuerpos sollozaban al sentir la temperatura cada vez más y más calientes, los pocos pedazos de carne putrefacta caían lentamente de sus huesos negros y podridos, Subaru no encontraba que hacer para escapar de ellos.
Los cadáveres se sujetaron de Subaru para evitar ser consumidos por el mar rojo, el peso de los cuerpos hinchados le imposibilitaba moverse rápidamente como normalmente lo haría, ellos se lanzaban contra el con la misma intención de llevarlo al mismo infierno de donde provenían todos, intentó lo mejor que pudo para salir, su cabeza estaba a milímetros de sumergirse y al final, lo consiguieron.
Despertó de golpe apoyándose con sus codos en la cama de la enfermería, transpiraba fuerte y su respiración estaba agitada sin mencionar lo frío de su sudor, las manos le temblaban y sus labios también, a su lado estaba la enfermera tratando de calmarlo con ayuda de su nueva compañera de salón.
Subaru hacia movimientos bruscos sin parar la pesadilla lo dejó alterado y su mente estaba alerta ente todo, las voces e imágenes seguían en su cabeza al igual que una película se repetían una y otra vez,la enfermera a duras penas logró controlar la situación con ayuda de Schwarz.
Unas cuantas gotas de sangre cayeron al suelo alertando a albino y la trabajadora del centro, Schwarz posó sus ambas manos en su nariz cuando la sangre empezó a salir, ¿Qué había ocurrido? Subaru accidentalmente le propinó un puñetazo en el rostro lo suficientemente fuerte para provocarle la hemorragia.
—¡Santo cielo señorita Schwarz!.
La enfermera alarmada la levanto del piso guiándola a su escritorio para ser revisada sin quitar las manos en de su nariz bañada en sangre, por otra parte Subaru estaba helado ,él no lo hizo a propósito pero se sentía culpable, a penas era el primer día de esa chica y ya tenía el tabique roto, al menos no era necesario ir a la enfermería.
Muy bien, fue un pésimo chiste de su parte.
—Lamento esto, el joven Subaru no quiso hacerlo...f-fue un accidente. -Decía buscando las motas de algodón entre los otros medicamentos.
—No se alarme. -Respondió con un ligero jadeo, el olor de la mano del albino estaba impregnado en su nariz, le gustaba eso.
Y el hermoso aroma de la sangre con la fragancia de Subaru la hacían sentir afortunada, deseada de uno más fuerte, tanto que su cuerpo temblará y sus nervios se alterarán al máximo, la suave piel de ese chico la tendría grabada con felicidad interna, podría intentar recibir uno en el abdomen o uno cerca de la cadera.
No era masoquista, pero necesitaba más para satisfacer su hambre de dolor.
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