Eleven.
El chófer de la familia Sakamaki llegó tan pronto cómo Raito lo pidió por teléfono, el transcurso de su viaje era marcado por un silencio muy incomodo para el chico del sombrero que intentaba destensar para tranquilizar el por si tedioso y abrumador ambiente que Yui estaba transmitiendo, Raito aprovecho discretamente para ver los cambios en su aspecto actual con el pasado. Los enumero cada vez que los encontraba.
── "Bitch-Chan a crecido dos centímetros mas. Ya ni siquiera podemos decir que es un gran cambio pero nadie aparentaría un poco de altura en tan pocos días." -No era un analista perfecto cómo Reiji que ya había notado esto desde antes, aunque habían cosas que si se podían captar sin problema alguno, no se tendría que ser tan listo.- ── "Su apetito a incrementado y no parece desaparecer fácilmente, a pesar de las grandes cantidades que consume no ha engordado pero ni un poco. El color de piel, ¿sera anemia?, incluso podría ser Argiria si se trata de una nueva enfermedad pero tengo mis dudas de esto. Por ultimo los dientes de Bitch-Chan son similares a los de un perro salvaje pero sin ser tan detallados, son menos largos y mas planos, igualmente una mordida de con esos dientes podría causar algún tipo de herida profunda. No hay cambios en su tono de voz, ni en su cabello ni en sus ojos."
Raito comenzaba a sospechar que el día en que Yui fue atacada fue el momento en que su transformación inicio, por supuesto, ?que otra explicación había que no fuera aquella?.
Ahora, había otro asunto mas por resolver, y era el descubrir quien o que cosa la pudo haber mordido, sino mal recordaba, la mordida concordaba con la de un perro, por la posición de los dientes pero también desconcordia, ya que los perros no tenían tantos dientes, volvía de nuevo a un punto vacío y sin pistas, otra vez.
A Raito le era esto muy frustrante, que algo estuviera jugando con ellos de esa forma, atacando a Yui y acechando desde la oscuridad mas profunda de la noche, Raito podía sentirlo en sus sentidos vampiricos, la hipersensibilidad en estos parecía mayor con el pasar de los días, el olor que a veces Yui presentaba detrás de su espalda era alarmante, no era el olor dulce, era un agrio que advertía del peligro, todos ya lo habían sentido incluso Ayato, pero preferían mantenerse abstentos en siquiera comentar algo respecto al aroma. Yui tampoco lo notaria.
── Raito-Kun, una vez mas, lamento hacerte pasar por tantos problemas. A todos ustedes, se que esto puede ser un fastidio para todos, por eso... -Yui apretó con fuerzas su falda, sentía los ojos aguados y sus mejillas dolores por retener su sollozo, la mano muerta de Raito poso sobre su cabeza, acariciando a Yui como si fuese un cachorrito asustado.- ── Por eso, lo mejor seria que me alejara de todos ustedes por un tiempo indefinido. Al menos, hasta que esto tenga una explicación, tomare mis cosas de la mansión y me iré.
──¡Bitch-Chan!. -Raito repentinamente soltó a Yui mirándole con ojos molestos pero también reflejando su preocupación, ¿como era posible que Yui dijera eso tan a la ligera?. Siempre ha sido molesta para todos, pero eso no significa que no la quieran de una manera poco habitual, pero ellos no fueron criados con amor, ¿como podrías cambiar algo así?. ¿Que intentaba Yui hacer?.- ── No digas esas tonterías, si quieres dejar de sentirte un estorbo, no sigas preocupándonos mas de lo necesario, huir no va a solucionar nada de esto.
Yui sabia que eso era una verdad, pero justo en ese instante lo único que deseaba hacer era desaparecer un rato y dejar de ser la niña tonta que llego a ser delante de todos durante toda su vida, Yui quería tomar las riendas de su propia vida, de su propio destino. Si Dios aun la seguía cuidando desde los cielos, y esto no es mas que una prueba, estaba dispuesta a aceptar.
Tan rápido en pensar una oración al cielo, de este mismo cayo un fuerte rayo, que como consecuencia, alarmo a Yui haciéndola gritar de pánico, jamas le gustaron los rayos, pero el sonido era tan cercano que casi reventó sus tímpanos, dejándola sorda por unos breves segundos. El auto paro a la mitad del camino, Raito tenia una mal presentimiento de ello, Yui también decidió salir, el ambiente dentro del vehículo no le estaba gustando para nada.
Miraron a los alrededores, el conductor verifico por todos lados no haber atropellado a alguien, juro que había golpeado algo, pero la oscuridad de la noche era mas cegadora que otras, era un camino largo y solitario que adentraba a los bosques, los caminos alrededor era pasto creciente, Raito tan pronto vio que no se trataba de nada, abrió la puerta del coche.
──¡Raito-Kun, cuidado!.
De las propias tinieblas gentiles, salio entre chillidos y gritos macabros una criatura esquelética, de apariencia demacrada y ojos blancos como lamparillas de media noche, caminaba en dos patas e incorporaba las traseras para brincar encima del joven vampiro, desprendiendo un olor repugnante que dejo a Raito aturdido, mientras la bestia aprovecho la oportunidad que tenia para intentar atacar al del sombrero.
Pero Raito logro salvarse por un centímetro mas, cayendo al suelo sujetándose la garganta que le picaba gracias al fétido olor de la criatura, Yui corrió a auxiliarlo lo mas pronto mientras ambos se ponían de pie y comenzaron a correr, la mansión no estaba tan lejos. Cuando el monstruo choco de cara contra la puerta del auto, este solo tuvo que sacudirse para después tirar un alarido de lo mas espantoso, haciendo que tanto Yui como Raito cayeran al suelo aturdidos por la agudeza que este tenia, otros chillidos infernales se presentaron, con ellos, tres mas de esas bestias igual de podridas y de mandíbulas grandes y pesadas, algunas con decadente cabello de color blanco u gris, con la luz del coche, Yui y Raito apreciaron las características físicas de todos ellos, con horror y llenos de pavor, las bestias iban desnudas, la carne se les caía de los huesos, marcando estos mismos se retorcían y estos chocaban.
Los miraban fijamente mientras sus lenguas largas y rojas como la sangre relamían sus descocidos labios llenos de sangre y carne pútrida. Sus sonrisa maliciosas eran escuchadas por los oídos de los adolescentes, Raito jamas creyó sentirse tan asustado en toda su vida, esas cosas, su apariencia eran simplemente espantosas. Sabia que esas miradas hambrientas, no iban precisamente a Yui.
Uno de ellos estaba listo para atacar.
── Yui, cuando yo te diga. Comienza a correr, yo iré detrás de ti después.
──¿Raito-Kun?. ¡No es el momento para pensar en eso!. Tengo que sacarte de aquí.
El vampiro pudo levantarse limitando su fuerza, el olor impregnado en su nariz le daba un espantoso dolor de cabeza que nublaba su vista y no le hacia concentrarse, Yui miro preocupada el estado de Raito mientras que el solo la empujo bruscamente al otro lado del camino cuando vio a la bestia abalanzarse en su contra.
Pero, para sorpresa de Raito, Yui no había cedido ni caído.
Extraordinariamente el cerebro de Yui estaba lleno de adrenalina, impensable que ella se pusiera de frente del chico de sombrero y parara el ataque del monstruo con sus dos manos, claro, mostrando un dominio de fuerza anormal, pero que parecía no ser competencia contra la bestia, sin embargo, Yui lo estaba dando todo, empujando con sus manos la mandíbula de la criatura, agarrándola del cuello y lanzarla con fuerza sobrehumana sobre la limusina. Yui no estaba pensando en nada, solo se echo a correr a gran velocidad y destreza con Raito en su espalda.
Mientras tanto, Raito estaba en un estado de shock espeluznante, las otras dos bestias cruzaron miradas y alaridos, al ver a su compañero caído no dudaron en seguir a esos dos a la misma velocidad en la que Yui iba.
Nada tenia sentido, dijo Yui en sus adentros, podía sentir como la espalda entera le ardía y su cuerpo no recibía ordenes concretas, ella también estaba muy asustada.
Antes de que pudieran alcanzarlos mas, pudieron visualizar a lo lejos las luces prendidas en la mansión, Yui no estaba segura, pero solo quería correr y ponerse a ella y a Raito a salvo.
Cuando llegaron al portón principal, las puertas se abrieron automáticamente, mientras los pies de Yui que estaban casi en las ultimas terminaban por ceder, desplomándose en el suelo con el corazón en la garganta, y cayendo Raito encima de ella. Raito miro con asombro como los monstruos que los perseguían se alejaban de la mansión claramente, intimidados. Como si literalmente, estar dentro de la mansión, fuese una especie de campo minado.
Raito acomodo su sombrero, observando a Yui tirada en el suelo agarrándose las piernas y jadeando por la conmoción. El miedo fue momentáneo, cuando Yui abandono el color rosado de sus ojos y cambio a un tono mas fuerte y salvaje. Para luego desaparecer.
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