ᅳSer o no ser: ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal. Ésa es la consideración que da tan larga vida a la calamidad.

ᅳ¡Por Dios, mi buen Señor! ᅳexclama Ofelia, harta de tanto monólogoᅳ. ¡Yo sólo os he preguntado si deseabais que os convirtiera en vampiro!

  Aburrida, olfatea el aire y, luego, mira a su alrededor. El guapo Polonio está escondido detrás de una columna de la sala, solo, puesto que el padrastro de Hamlet ha abandonado la estancia media hora antes.

ᅳDecidme, Polonio ᅳexpresa Ofelia, acercándose a él flotando en el aireᅳ. ¿Os unís a mí, en esta vida eterna, reclutando nuevos adeptos dispuestos?

ᅳ¿Vivir toda la eternidad? ¡Claro que sí, habéis encontrado el Santo Grial! ᅳresponde él de inmediato y sin grandes florituras, facilitándole el cuello.

  Ofelia le muerde la yugular allí mismo, delante de Hamlet. Él, a pesar de la escena vampiresca, continúa monologando, absorto.

Hamlet entretenido en su monólogo mientras Polonio le birla a la churri...

https://youtu.be/bZ_I7MWhZXc