c i n c o

13 de octubre 2015

Hoy es el día.

Me daré el mejor regalo de todos, he seguido a Yoongi, he escuchado cada conversación que ha tenido con sus más cercanos amigos, sé ahora que él saldrá tarde de la universidad, sé que irá a casa después de estudiar en la biblioteca, sé que se irá totalmente solo, él estará solo...

Estoy esperando afuera de mi vehículo, muchos creen que actuó extraño, me la he pasado vagando por los pasillos, todavía hay demasiada actividad por aquí, muchos van en grupo, por supuesto Yoongi no está con nadie más.

He salido de la biblioteca justo a tiempo, le tomará diez minutos aparecer por aquí, y es cuando voy a aprovechar para ofrecerme a llevarlo a casa, por supuesto, antes que nada, necesito comprar algunos víveres, sí, víveres, todo mundo necesita de las compras de la semana, todo el mundo necesita comer, pero yo no soy todo el mundo, yo lo que necesito es ver a Yoongi.

Escucho unos pasos y dejo mis pensamientos al verlo acercarse, disimulo buscar las llaves de mi vehículo, las tengo en mi chamarra, suelto un grito de victoria al encontrarlas, él me presta atención.

—¡Al fin! Por un momento pensé que tendría que irme caminando —solté, mi voz salió algo fuerte, como si no me importase que hubiese alguien alrededor, pero me importa, me importa que él me esté escuchando fuerte y claro.

—Qué suerte —lo escucho decir, le miro directamente, haciendo que él también me mirase, es mucho más hermoso a pasos más cercanos—, disculpa, no quise interrumpirte.

—No, no te preocupes, creo que si soy afortunado —lo soy, más porque sé que ahora él me ve, me mira, pero no lo suficientemente cerca, lo necesito más cerca—, ir en carro a estas horas y con esté frio es mejor idea a ir caminando, ¿no lo crees?

—Sí, debo admitir que tienes razón —soltó un poco de aire, la bruma hecha por su cálido aliento me hizo quedarme viéndolo un poco más—, supongo que tendré que tomar el transporte público —rasco su nuca—, aunque creo que a este paso perderé el ultimo autobús.

—Cierto —mencione—, seguramente no puedas lograrlo —es hora, no puedo dejar que él me deje solo, no lo soportaría—, si quieres puedo llevarte a tu casa.

—¿De verdad? —veo en sus ojos confianza, no me tiene miedo, si lo tuviera ya se hubiera echado a correr, amo la noche, la oscuridad hace que esto sea mucho más fácil, en la noche no puedes ver con claridad si la persona a tu lado sonríe por alegría o por locura—. No quiero molestarte, quizás vayas a otro lado distinto al mío.

—En ese caso —siempre hay que tener una estrategia—, ¿hacia dónde te diriges?

—Voy al suroeste, cerca de la gasolinera de la avenida principal —lo sé, siempre voy a ese lugar para verte—, ¿qué hay de ti?

—Voy al oeste, necesito pasar a comprar algunas cosas al centro comercial —mencione, sé que él no ha ido a ese centro comercial, siempre vigilo sus rutinas, él sólo sale cuando tiene que ir a una tienda cercana, no le gusta caminar mucho—, puedo llevarte.

—No lo sé, no quiero ser inoportuno.

No lo eres, cariño, si fuese por mí ya te hubiera obligado a entrar al vehículo, pero no tengo un arma, solamente tengo mis manos, las cuales siguen temblando por querer apretar ese delgado cuello tuyo.

—No serás para nada inoportuno —abro mi vehículo—, vamos, entra aquí y vamos, te llevaré a tu casa y allí me iré al centro comercial ¿sí?

Y aunque no quieras venir, te obligaré a venir conmigo.

—Está bien —accedió, algo que me hizo sonreír de inmediato, no deje que mirase mi ancha sonrisa, seguramente pensaría que estoy loco.

Pero no estoy loco, para nada lo estoy, solamente estoy enamorado (estás muy obsesionado), muy enamorado (muy obsesionado).

Encendí el motor, Yoongi se acomodó en el asiento del copiloto, una cercanía perfecta, pero sería mucho más perfecta si él dejase de mirar por la ventanilla, odio que no me preste la atención que quiero que me preste, quiero que me vea, quiero ver mi reflejo en sus ojos oscuros, quiero que me sonría, que me hable, que solamente me preste atención a mí, y solamente a mí.

—Es una noche tranquila, ¿no crees? —me atreví a iniciar una conversación, ya habíamos avanzado unas cuadras en el vehículo, faltarían aproximadamente tres o cuatro para adentrarnos en la división que nos llevaría a la carretera, una que sé es poco concurrida, el lugar perfecto.

—Sí, es una noche tranquila —soltó un suspiro—, aunque cuando llegue a casa tendré que hacer los deberes.

—Igual yo, creo que lo peor es que tendré que apurarme a cocinar —conteste, Yoongi, si supieras que ni siquiera podrás llegar a casa esta noche, ¿qué me dirías? Apuesto a que te colocarías ansioso—, no te había visto por la universidad —mencione.

—Yo si te he visto —mi sonrisa casi desaparece por completo, ¿acaso él sabe que le espió? ¿Sabrá que me paso por frente a su casa en mi vehículo? ¿Qué es lo que sabes, Min Yoongi? Exijo saberlo—, creo logré verte un par de veces en la biblioteca.

Deje de apretar el volante con fuerza y mi vista seguía en el camino, en el asfalto oscuro iluminado por las farolas de mi automóvil, por unos momentos el miedo de saber que Yoongi sabía lo que siempre hago desde hace meses me había causado la necesidad de parar el vehículo y ahorcarlo aquí mismo, pero se ha salvado, y yo puedo estar más tranquilo, el plan es simple.

Salimos a la avenida, efectivamente pocos vehículos, conduje un poco más, estaba ansioso, no podía dejar de pensar en lo que le haría, quiero tocarlo, quiero ahorcarlo, quiero que su último aliento sea mío, solamente mío.

—¿Estudias arquitectura? —su pregunta me saco de mis macabros pensamientos.

—No, ¿me veo como un arquitecto? —se encogió de hombros.

—Para serte sincero, pensé que estudiarías eso —sonrió—, pero veo que me equivoque, aunque —su mirada volvió a estar sobre mí, maldita sea, quisiera poder ver mi reflejo en sus iris, pero no puedo, no cuando estoy conduciendo—, pareces más un abogado, o uno de esos chicos que estudiarían algo relacionado con música.

—Pues te equivocas, estudio contaduría.

—¿Contaduría? —asentí—. Eso sí que debe ser muy pesado.

Ya no lo es, no cuando sé que tomar clases significaba verte, cariño.

—Lo es, pero termina por ser muy soportable.

—Es un alivio —comento.

El resto del camino estuvo silencioso, y era de lo mejor, pero no podía dejar de pensar en cómo haría para que él estuviera totalmente quieto ante mí, ¿qué es lo que debía hacer?

Quiero matarlo, quiero ser yo quien este vinculado de este modo con él, y así sería, tal vez debí aprovechar desde mucho más antes, tal vez tener sexo con él, hablar con él, tener citas, besarlo, pero no... no podía hacer algo como eso, hubiese terminado teniéndole cariño, y por supuesto que se lo tengo, pero es distinto, es un cariño (obsesión), mucho más grande, mucho más hermoso, uno que no quiero dejar de tener, estoy enamorado.

—Oye... —la gasolinera paso tan rápido, que apenas y también la note—, la gasolinera esta por allá atrás.

No le respondí, a cambio, mi pie fue directo al acelerador.

—¡Oye! —su voz, está asustado, lo sé—. ¿Por qué aceleras? Oye...

—Jimin.

—¿Qué? —le mire esta vez, y allí estaba, mi reflejo en esos ojos que estaban comenzando a sentir temor.

—Mi nombre es Jimin.

Y es lo único que podrás tener en mente cuando mueras, cariño.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top