Hoy llamó a la puerta el cineasta, y sí, me vio completamente en pijama. Ya no era algo nuevo, el ni siquiera se daba el gusto de tener novia, si cuándo me hablaba me decía sin miedo que había estado hace poco con una prostituta. Debía haberle pasado algo en lo que hablara en ese motivo, o simplemente es homosexual. Normal. Me había dicho que realmente estabas tan ocupado que sólo te dedicabas a escribir con el sufrimiento. Yo hacía lo mismo cuando pensaba en ti, era sólo sufrimiento y ahora que vivo cerca tuyo, es mucho más fuerte el estar mirando a diario por el agujero que existe en la puerta antes de abrir, sólo para estar en alarma. Y he sido exagerada intentando hacer esto, he llegado muy lejos, quizás solo debía darme algunas vueltas por la ciudad con ésta ropa, la cuál es mucha, y me siento bien con ella.

Luego de haber salido ahora me encuentro en una plaza cerca del apartamento y es bastante linda. Aunque tiene mucho cemento, y pues cómo he dicho en todas las cartas, sabes que me gusta más la naturaleza, y en éste instante escribo aquí.

Ya no sé que pensar, comenzar nueva vida en ésta instancia. De tan sólo que el cineasta me salvó de ese exhausto sótano de recuerdos. Quizás me hace bien estar cerca tuyo, me tranquiliza, y a la vez me transporta a una multitud de sentimientos pacíficos. No sé si sea correcto estar en ésta instancia, sólo esperaba tener alguna oportunidad de mirarte a los ojos para ver si eran realmente eran tan claros como te vi en aquélla fotografía en la que salías en portada.

Quizás ahora me ponga a caminar o simplemente a comer algo. Extrañaba comer lo que había ingerido ayer, ni siquiera me había dado la oportunidad de haberle preguntado. Es que realmente estaba exquisita. Simplemente preferí irme al departamento quizás para sólo irme a leer y a escribir, o sólo ver televisión. O ver la ropa. Realmente ni lo sabía, pero me esperaba algo mayor.

Caminaba entre los pasillos del departamento y sí, lo que siempre pude esperar había ocurrido en ese milésimo instante. Te había visto, tú sólo mantenías tu cabeza hacía abajo, y caminabas centrado mirado en tus pies. Mis pies me llevaban hacía a ti, directo a mi habitación, pero debía pasar por tu lado, no me imagino mi cara en cómo se encontraba en ése momento, pero estaba sufriendo muy fuerte, ni siquiera miraba, sólo sentía su respiración, exhalabas bastante, como si estuvieras cansado. No pude ver tus ojos ya que sólo te encontrabas cómo triste, me dio un vuelco en el corazón el ver en cómo te encontrabas, y sí cómo toda chica lo hace, me dedique a cerrar la puerta con todo. Realmente estaba asustada, y comencé a sentir lo mismo. Un fuerte golpe sentí en mi corazón y sólo salí hacía afuera pensando en que estabas aún por los pasillos, pero ya no.