Capítulo 2. La gran fiesta
¡Hoy era el gran día que Bulma había estado esperando! La gran fiesta en el parque estaba a punto de comenzar. Con la ayuda de sus sirvientes y del grupo del pequeño Pilaf prepararon las mesas, las sillas, los puestos de comida para que no hubiese ningún problema. La peli-azul no conocía muy bien al Dios de la Destrucción del universo 11, pero estaba muy segura que le encantará probar productos nuevos del planeta Tierra del universo 7. Todo estaba listo, solo faltaban los invitados. Wish le comunicó que los invitados de los dos universos estaban con ellos y que, dentro de quince minutos, estarán allí.
¡Genial! Una cosa menos que debía preocuparse. Sus amigos llegarán puntuales; así que, ordenó a los chefs que preparasen la comida cuanto antes. Vegeta estaba en una esquina vigilando a su pequeña hija, que estaba en el carro. Bra no paraba de mover los brazos queriendo que su padre la cogiese. Él hacía todo lo posible en no hacerlo. Él era un guerrero. Sin embargo, poco a poco escuchaba los pequeños sollozos de la niña. Abrió un ojo y ella realizaba un puchero de lo más adorable. Vegeta no tuvo más remedio que acceder y cogerla, no quisiera que su mujer le echara la bronca.
Los primeros en llegar eran Son Gohan y su familia. Pan, siendo revoltosa como siempre, se liberó de los brazos de su padre para ir volando hacia donde estaba Bra. La pequeña movió os brazos y la peli-azul la imitó. Bulma siempre decía que esas dos niñas se iban a llevar muy bien. Videl tuvo que buscarla para que no sea una revoltosa. Los acompañó Piccolo, Mr. Satán y Majin Boo. Los siguientes fueron la familia de Krillin junto con Androide 17. Luego Tenshinhan, Yamcha, Puar, Chao, Muten Roshi, Oolong y Dende. Mr.Popo, como siempre, se quedaba a vigilar el palacio. Solo faltaba la familia de Goku, Bills, Wish y los otros invitados. Oh, y no nos olvidemos de ___. ¡Tenía tantas ganas de verla!
Entonces, apareció Goku con su familia realizando la técnica del Shunkan Idō para llegar cuanto antes a la fiesta. Goten enseguida se reunió con Trunks para jugar. El peli-morado le dijo que su madre había instalado unos puestos de juegos para matar el aburrimiento, a lo que el joven no dudó en seguirlo. Y, al cabo de un rato, aparecieron Bills y Wish junto con los invitados. Ya estaban todos, menos una persona.
—¿Dónde está ___? —preguntó Bulma a Goku.
—Estaba a punto de buscarla, pero quería dejar primero a mi familia aquí —explicó el moreno colocando sus dos dedos en su frente—. ¡Enseguida vuelvo! —Y desapareció, utilizando esa gran habilidad.
—¿A dónde va? —Krillin se acercó con curiosidad.
—Va a buscar a cierta persona —dijo Bulma—. Bueno, mientras Goku va a buscarla, ¡es hora de empezar la fiesta!
Los integrantes del universo 6 no tuvieron problemas en integrarse con su contraparte, contando historias o pasándolo en grande. Pero el universo 11 les costaba un poco porque aún consideraban a Goku, como un enemigo más dentro de su justicia. No obstante, el primero en dar el paso es Vermoudh junto con Marcarita para probar esos deliciosos platos. Probó uno y se quedó muy maravillado que su cara fue de pura fascinación. Los miembros de las Tropas del Orgullo vieron eso, como una forma de dar el visto bueno. Que no debían preocuparse para nada.
Todo estaba yendo a popa. No hubo ningún conflicto entre los tres universos. Bulma decidió mantener distante a Majin Boo y que comiese con mucha tranquilidad. No quisiera que haya un revuelo de posesiones de comida. La peli-azul estaba relajada porque los Dioses de la Destrucción no armaban escándalo. Lo pensó por Champa y por Bills, ya que eran hermanos. Vermoudh parecía más educado. Los niños estaban en la zona recreativa impresionados por la habilidad innata de Hit. ¿Por qué? El alienígena morado le pareció curioso un juego de disparar a los ladrones que eran de cartón. Como asesino que era, solo disparó una vez a cada cartón dándole en el blanco.
Kaulifla, Kale y Cabba estaban con Gohan y Vegeta mirando a las pequeñas Saiyanas que no paraban de reír y agitar los brazos. A las chicas les pareció muy monas. Toppo también estaba allí y hacía sus poses heroicas para impresionarlas. A las bebés les encantó tanto que aplaudían queriendo más y más. Jiren era el más apartado de sus compañeros porque no era muy sociable. No obstante, una pequeña Maron se acercó a él sin miedo y le entregó un helado. Esa sonrisa fue tan dulce que él no podía rechazar su regalo. Lo aceptó encantando devolviéndole la sonrisa.
Y, por fin, llegó Goku. El muchacho parecía estar muy tranquilo. La primera que corrió hacia él fue Chichi.
—¡¿Por qué has tardado tanto?! —preguntó muy exaltada—. ¡No habrás ido a entrenar, ¿verdad?!
—Tranquila, Chichi. Te dije que iba a recoger a cierta persona.
—¡¿Y cómo sé que no es una de tus mentiras?!
Detrás de él apareció ___ con un kimono elegante de color azul eléctrico y adornado de flores. Su cabello (c/c) estaba recogido por una horquilla con forma de dragón. Estaba un poco maquillada. Sonrió con ternura y con vergüenza hacia la morena.
—Chichi, te quiero presentar a una amiga de hace muchos años. Fue alumna también de Muten Roshi. Su nombre es ___.
—Encantada de conocerla. Y perdona si tu esposo tardó mucho, pero es que estaba indecisa con la vestimenta —saludó con mucha educación.
—¡¿___?!
Desvió un poco la mirada para encontrarse a Bulma, a Krillin, a Muten Roshi, a Yamcha y a Tenshinhan. Eran las únicas personas que conocían a la muchacha. Ella parpadeó unas cuantas veces no creyendo volver a verlos algún día.
—¡Dios mío! ¡¿Eres tú?! —Bulma no daba crédito lo que sus ojos veían. Sus manos sujetaron las suyas—. Estoy tan feliz de que hayas venido.
—Vaya, Bulma, sí que han pasado muchos años.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, que tienes más arrugas —respondió Goku. Eso enojó demasiado a Bulma que le miró mal.
—Oh, no. No es por eso. Es difícil de explicar porque hemos perdido contacto.
—Me alegro de volver a verte, muchacha.
—Muten Roshi. —Hizo una reverencia a modo de respeto.
—Has crecido mucho. No pareces la niña que conocí hace muchos años.
—Eso es porque se dejó crecer el cabello —habló Krillin. Su rostro mostraba felicidad absoluta—. Nunca voy a olvidar esos momentos en que cogías unas tijeras y comenzabas a cortártelo.
—Sí, es mucho tiempo.
—Bueno, dejemos que ___ disfrute y que conozca a nuestra gente -sugirió Bulma.
—¡Oh, sí! —exaltó Chichi, tomando las manos de la chica—. ¡Ven, quiero presentarte a mi familia!
Sí, todo le parecía extraño a ___. Muchos años pasaron. Nunca volvieron a verse, pero este sería su gran oportunidad de conocer a las familias de sus amigos. Primero lo hizo con la de Goku impresionada de que el Saiyan tuviera una familia tan grande. Cierto que le comentó que ya era abuelo. Le resultó curioso que el hijo más pequeño de su amigo sea tan parecido a él. Gohan era un chico responsable y amoroso con su familia, suficiente para que Pan creciera feliz. Videl la invitó a que la cogiese y no lo rechazó. Se veía tan adorable que daban ganas de achucharla.
La siguiente familia fue con Bulma. Goku le comentó que, en principio, Vegeta parecerá ser borde por ser muy orgulloso, pero que cambió un poco cuando nació la pequeña Bra. Y fue cierta su afirmación. Trunks se quedó un poco embobado con la mujer. Le pareció bella y elegante a simple vista. Ojalá ser un poco más mayor, ¿verdad? ___ cogió la pequeña mano de la niña a modo de saludo, recibiendo una sincera sonrisa mezclada de risa. Eso fue muy tierno por su parte. Y, por último, la familia de Krillin. Nunca pensó que este hombre formara una familia, pero se alegró muchísimo y parecía que le querían muchísimo.
Ya el resto de la gente iba conociendo poco a poco. Y algunos eran alienígenas, pero no eran de su agrado. Es decir, no eran bellos. Desde su posición podía ver a los Dioses de la Destrucción comiendo sin parar. Era como si tuvieran un agujero negro es el estómago. Hasta diría que eran como Goku.
Y hablando del Rey de Roma, el Saiyan no se había olvidado de la promesa que le hizo a ___. Ayer, toda la noche, se quedó pensando quienes serían los indicados para presentarla. Que sean alienígenas y, encima, bellos. Tuvo que descartar a muchos hasta quedarse con cuatro de ellos. Solo esperaba que no le matasen, sobre todo cierta persona. ¡El plan empezará a ponerse en marcha! Buscó con la mirada a ver dónde estaban y al primero que encontró fue a Piccolo quien hablaba pacíficamente con Dende.
—¡Ey, Piccolo! —lo llamó.
—Son, ¿ocurre algo? —preguntó el Namekiano. Notaba un aura extraña en él.
—Me gustaría saber si podrías acompañarme.
—¿Le ocurrió algo a Pan? —Ahora se mostró muy preocupado.
—No. Es otra cosa.
El guerrero quería saber más, sin embargo, no quería seguir preguntando por lo que decidió seguirlo. Bien, uno menos. Ahora le tocaban dos miembros del universo 6. Esas dos personas se encontraban en una mesa junto con los demás, aunque uno de ellos estaba un poco distante. Y era Hit quien dirigió la mirada hacia Goku. Intentaba averiguar qué era lo que quería y porque Piccolo lo acompañaba. Tal vez para que entablara conversación con Saonel y Pilina, ya que eran los únicos supervivientes de su raza de su universo al dejar que su pueblo les diese su poder.
—¡Ey, Hit! —lo saludó.
—No sé si vienes a que retomemos aquello u otra cosa —habló el sicario.
—Bueno, si quieres podemos hacerlo. Pero ahora mismo no.
—¿Entonces?
—Me gustaría saber si tú y Saonel nos pueden acompañar.
El otro nombrado agudizó sus oídos y miró a Goku muy confuso. Luego a su hermano y este encogió los hombros no comprendiendo perfectamente. El Namekiano de color verde pino se aproximó a los chicos para saber qué pasaba. Curiosidad inundó todo su ser. Hit vio el rostro de su compañero con interés a lo que aceptó ir con Goku y con el otro Namekiano. Y el último que faltaba era Jiren. El hombre más fuerte que se había enfrentado el Saiyan por mucho tiempo. Un monstruo entre monstruos. Él estaba sumamente tranquilo en su sitio observándolo todo, incluso a los niños. Pero se percató de la presencia de Son Goku por lo que sus ojos se dirigieron a él.
No parecía que quisiera pelear con él porque estaba acompañado. Se levantó de su silla para saber que ocurría. Algo le decía que iba a pasar algo fuera de lo normal.
—Jiren, ¿estás ocupado? —No recibió respuesta. Un ser de comentar poco—. ¿Me harías el favor de acompañarnos?
«¿Será algo importante?», se preguntó así mismo Jiren, el Gris. Al ver que todos estaban ocupados decidió ir con él. La sonrisa de Goku se ensanchó tanto que estaba muy convencido de que ___ se emocionará mucho. Era la primera vez en mucho tiempo que iba a cumplir una promesa y eso era raro viniendo de él. Era hora de presentar a su amiga que estaba hablando con Bisel y entretenida con la pequeña Pan, aunque se notaba que se estaba aburriendo mucho. Ella tenía un oído fino y sabía perfectamente que era Goku. Era reconocible. Así que, decidió darse la vuelta para hablar.
—Goku, me prometiste que me ibas a presentar a alguien. Vine aquí para eso y no aburrirme y perder el tiempo.
Comentaba y, cuando abrió los ojos, se quedó muda al momento. No miraba a Goku, sino a los otros cuatro que los acompañaba. Desconocía si estaba soñando o no. Sus párpados se cerraban y se abrían de una forma un tanto cómica. Los alienígenas estaban un poco confusos con lo que estaba pasando porque no comprendían perfectamente. Entonces se alarmaron ante el grito de ___ y no se esperaron que ella se acercase a ellos para verlos más de cerca.
—¡¿Son de verdad?! —Tocaba la nariz de Piccolo para ver si era real.
—Claro que sí —respondió Goku con una rodilla nerviosa.
—Son, ¿me puedes explicar esto? —Piccolo se estaba poniendo nervioso.
—Ella es ___ y le prometí presentar a unos amigos míos alienígenas.
—¿Eh? —Saonel estaba muy confuso.
—¡¿Cómo os llamáis?! ¡¿Qué edad tenéis?! ¡¿Dónde vivís?!
Muchas preguntas que daban miedo y que provocaban incomodidad en las criaturas no humanas. Hit nunca en su vida había visto una humana tan emocionada como ella. Hasta tenía la sensación de que será lo más incordiarte que le haya tocado en su vida. Jiren estaba serio, pero con un poco de temor. Era muy explosiva. Y los Namekianos ni hablemos porque no estaban entendiendo nada. Piccolo estaba teniendo toda la paciencia del mundo con esa chica. Además, era un incordio porque no dejaba de tocarlo. Esto era peor cuando tenía que entrenar y cuidar a Gohan cuando era un crío. No pudo evitar chasquear la lengua aguantando las ganas de gritar.
—¡Vamos a conocernos!
«Definitivamente es una mujer que está loca», pensó Piccolo con un tic en el ojo. ___ no desaprovechó la oportunidad de coger la mano de los Namekianos para ir a un sitio más tranquilo. Hit y Jiren se miraron sin entender muy bien que hacer. Y luego desviaron la mirada hacia Goku que este rio de nuevo un tanto nervioso. Juntó las manos a modo de súplica que vayan con ella. Ambos suspiraron porque, en el fondo, no querían meterse en este lío, pero no tuvieron más remedio. Los demás invitados de la fiesta estaban centrados en las conversaciones o en la comida. Nadie se iba sin comer algo y estar muy satisfechos.
Pero los únicos que estaban super incómodos en esa fiesta eran los alienígenas que estaban con ___. Ella se mostraba tan feliz de conocer a unas criaturas tan bellas que hasta pensó que se había enamorado. Era muy pronto para decidirlo, pero estaba muy maravillada que incluso se podía ver como corazones salían de su cuerpo. Nunca en su vida habían tratado con mujeres de ese tipo. Piccolo quería escapar de ahí y no era el único. Miraba con urgencia a Goku que estaba con su nieta Pan. Debía hablar con él cuanto antes.
—¿Nos disculpas un momento?
—¿Eh? Pero si estábamos teniendo una conversación interesante.
«Serás tú», pensó Saonel con una gota resbalar por su sien.
—No tardaremos mucho —se disculpó Piccolo con buena educación e hizo señas a los otros a que lo siguieran.
En sus pensamientos más retorcidos quería matar a ese Saiyan por meterles en ese marrón tan sumamente peligroso. ¿Por qué a él? ¿Y por qué no paraba de decir hermoso? Eso le estaba molestando.
—¡Son! —lo llamó casi con desesperación—. ¡Ven aquí!
—¿Qué pasa? ¿No se supone que estabais con ___? —preguntó Goku con su nieta en sus brazos.
—Queremos explicaciones, Son Goku —respondió con seriedad Hit con el ceño fruncido.
—Esa mujer está loca. Es peor que Kaulifla cuando se enfada —dijo Saonel con mucho miedo.
—Habla —ordenó Jiren. Su pose era el típico de un ser que se ponía serio y con los brazos cruzados.
—___ es una amiga de la infancia y entrenó conmigo y con Krillin con Muten Roshi —iba explicando—. Me dijo que odiaba a los terrícolas y no me preguntéis el porqué, ya que no recuerdo. Entonces le hice una promesa de presentarle algún día a un alienígena un tanto diferente.
—¿Y por qué no le presentaste a Tenshihan? Es mitad humano y alienígena.
—Porque él es muy parecido a un terrícola, al igual que yo y Vegeta. Vamos, que le gusta la gente que no tenga parecido a un ser humano.
—Repito: ¡está loca! —exclamó Saonel—. Yo nunca en mi vida he tratado con una mujer porque soy Namekiano y creo que Piccolo estará igual.
—Bueno, he vivido mucho tiempo aquí, pero no con una loca como tú dices.
—Oh, venga. No es para tanto.
Los cuatro miraron mal a Goku y el Saiyan se puso nervioso. Parecía que Hit le estaba lanzando una energía invisible a través de sus ojos para matarlo sin piedad. O incluso Jiren con esa energía tan extraña que emanaba por su cuerpo.
—Mirad. Sé que estáis muy incómodos con ella por su gran ilusión de conocer a unos alienígenas como ustedes por mucho tiempo, pero dadle una oportunidad. Es una buena persona con un gran corazón. A menos que lo hagas enfadar. —Eso último lo dijo tan bajito, pero Piccolo y Saonel no tuvieron problemas en escucharlo.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntaron al mismo tiempo, ambos Namekianos.
—¡Nada! ¡Nada!
—¡Jiren!
La llamada de ___ hizo que, por primera vez, el guerrero más fuerte de todos los universos se tensara. Si con su voz le ponía nervioso, imaginaos cuando ella está cerca. La mujer tenía en sus manos una bandeja con mini bocaditos con guarnición. Sus ojos brillaban con tanta intensidad. Llena de vida e ilusión. Goku la veía y la recordaba un poco a Chichi, cuando ambos se casaron. Su comportamiento era de una mujer enamorada o de una esposa.
—Traje una comida deliciosa que a lo mejor te gustaría probar—dijo con una sonrisa dulce.
Una gota resbalaba por su sien no sabiendo que hacer. Aceptar o ignorar. Miró de reojo a Goku y él simplemente le pedía con la mirada que lo aceptaste. «Lo que hay que hacer para tener contenta a una mujer», pensó, mientras liberaba un largo suspiro. Levantó su brazo para coger uno y darle un pequeño bocado. Jiren se quedó mudo porque nunca en su vida había probado al igual. Por pura inconsciencia, se lamió los labios con satisfacción o porque le quedaban restos de migas.
—¿Qué es? —preguntó con curiosidad.
—Son bocaditos de cangrejo con lechuga, tomate y salsa. Le pedí a uno de los chefs que me dejase su puesto para prepararlos con mucho amor.
—¿Los hiciste tú? —Goku se acercó para olerlos de cerca. No obstante, ___ colocó su pie en la cabeza de este para empujarlo con suavidad. Empezó a quejarse—. ¡Oye!
—¡Esto es para ellos y no para ti, Goku! —aclaró.
«Definitivamente está loca», pensaron al unísono Piccolo, Saonel e Hit. Pero Jiren no pensó nada, simplemente disfrutaba de esa comida exquisita que preparó ___. Aunque cayó que esto será buena noticia para ella, es decir, que él estuviera aceptando la comida significaba que se estuviera enamorando. Así que decidió no seguir, aunque le doliese un poco.
—¡Bien! ¡Chicos! —Vermoudh gritó a pulmón para llamar a los muchachos—. Gracias por la invitación, señorita Bulma. Pero, desgraciadamente, nos tenemos que ir porque nuestros compañeros deben cumplir su cometido.
—Nosotros también —anunció Champa—. Es una pena porque la comida es sumamente deliciosa.
—Prefiero que te largues que tenerte aquí.
—¡¿Qué dijiste Bills?!
—¡Lo que oyes, gordo seboso!
—¡Habló el flacucho!
—Vaya, entonces tendré que volver a esperar a luchar con Hit y con Jiren —dijo Goku con desilusión en su mirada. Eso alertó mucho a ___.
—¡¿Os tenéis que ir?! —El tono de voz que empleó fue de desesperación—. ¡¿Por qué?! ¡Si nos acabamos de conocer!
—Es una pena, sí. Pero nosotros somos de un universo diferente al tuyo —comentó Saonel con nervios en su cuerpo y comenzó a caminar con pasos un tanto inseguros—. Y no creo que nos volvamos a ver en mucho tiempo.
—Ah, no te preocupes, ___. Piccolo es de este universo, así que puedes estar tranquila.
—¡No metas el dedo en la llaga, Son! —le gritó Piccolo.
—¡¿De verdad?! —___ cogió el brazo del Namekiano, sin importarla mucho de que él la estuviese rechazando—. Pero es una pena que se vayan ellos.
Desde su posición podía ver como se reunían con su gente de su propio universo para retirarse. Estaba claro que esas criaturas eras impresionantes de ver. Una luz brillante los rodeó y desaparecieron cruzando el cielo de la Tierra. Desilusión hubo en su rostro, pero su sonrisa se ensanchó enseguida cuando recordó que estaba Piccolo con ella. Cuando desvió la mirada para verlo, este había desaparecido. Es decir, se soltó de su agarre. Lo buscaba con la mirada y lo vio desde el cielo levitando. ¡Volaba! Algo que ella nunca en su vida lo consiguió. Sus ojos brillaron con mucho amor al ver a un ser espectacular.
Y Piccolo se juró así mismo que matará a Goku por todo lo que había pasado. Suplicaba que esa mujer le dejase tranquilo. Pero en lo más profundo de su ser sabía que esa misión iba a ser imposible. Desde esa altura ella no paraba de llamarle para que comiera algo. Esto iba a ser un infierno para él. Pero la pregunta en cuestión era si los otros tres volverán y podrán soportar a la pesada de ___.
La obsesión de la amiga de Goku estaba a punto de comenzar.
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