Capítulo 15. Una flor renace

—¡Eres un tramposo, Bills!

—¿Yo? Te estas inventando las cosas.

Vermoudh observaba con detenimiento como esos dos hermanos jugaban al ajedrez sin ningún tipo de aburrimiento. Tener un hermano mellizo no era agradable por lo que estaba viendo. Y menos mal que estaban Whis y Vados para controlar la situación. Se estaba divirtiendo por las discusiones que estaban teniendo. Los ángeles decidieron que jugaran a este juego de mesa porque era una manera justa. Más diversión para el Dios de la Destrucción del universo 11.

Desde una posición más lejana estaban Jiren y Toppo. Ambos estaban tranquilos porque no iba a suceder nada malo o eso creían. El líder de las Tropas del Orgullo no se atrevió a hablar a su amigo con respecto a lo que estaba sucediendo con ___. Era cierto que esa chica estaba loca y tenía una bipolaridad preocupante, pero Jiren estaba teniendo un comportamiento extraño hacia ella. No era tan idiota como para darse cuenta de ello.

Sin embargo, el alienígena gris era muy reservado y callado. Muy difícil de mantener una conversación con alguien así. Además, no era el único que estaba así. Sus ojos rasgados miraron hacia otro lado. Los dos guerreros del universo 6 miraban con desinterés el juego del ajedrez. Bueno, Saonel se estaba aburriendo porque no paraba de bostezar.

Adentro Bulma estaba caminando de un lado para otro, muy preocupada por su amiga porque no entendió el motivo de pedirle dormir en su cuarto. No durmió nada con ese pensamiento. Tampoco quería exagerar, pero necesitaba saber que estaba bien. Hasta le pidió a su hijo Trunks si podía sentir su presencia en la casa a lo que él respondió que sí. Y no sabéis cuantas veces se lo preguntó. Hasta el pequeño Briefs salió de ahí cuanto antes.

La peli-azul deseaba entrar en ese cuarto para sentirse aliviada de que ___ no hiciera ninguna locura. Y no se atrevió a coger a abra en brazos porque los bebés eran capaces de percibir angustia y lloran. Parecía que iba a explotar la señora Briefs. ¡Se acabó! Iba a ir allí. Cuando se giró bruscamente, se llevó una grata sorpresa.

Ahí estaba ___ vestida con el Gi característico que le dio el Maestro Roshi, pero ella se veía distinta. Su cabello ya no era corto. Creció demasiado y lo tenía recogido con una trenza dándole un aspecto más juvenil. Bulma parpadeó unas cuantas veces no creyendo que era ella hasta se acercó para estar segura. La miró de arriba a abajo creando incomodidad en la chica. Y cuando se puso delante suya se dio una palmada con las manos en ambas mejillas para reaccionar y volvió a la normalidad.

—¿Eres tú?

—Sí, soy yo.

—¡¿Cómo te creció el pelo tan rápido en un solo día?! —Era una incógnita que debía resolverse.

—Digamos que mi madre me dio un truco —habló, empleando un tono suave. Estaba siendo ella misma—. Cuando hay luna llena, primero, tienes que ir a un lago o al océano para darte un buen baño de agua fría estando desnuda. También tienes la opción, como en mi caso, de llenar la bañera. Estar toda la noche hasta la madrugada para que el proceso de crecimiento sea efectivo.

—Nunca he oído hablar de ese truco.

—Me da que solo funciona en mi raza —dijo con una gota resbalar por su sien.

—Que suertuda. —Bulma hizo un berrinche de envidia, pero luego esbozó una pequeña sonrisa—. Pero me alegro ver a la auténtica ___ que yo conozco. Además, debo confesar que te queda bien la trenza.

—Gracias, Bulma.

—Y yo pensando que te había pasado algo, pero me quedo más tranquila.

Tipico de la peli-azul. Sin embargo, agradecía por su preocupación. No todas se comportaban de esa manera. Sus ojos, por un momento, se fijaron en el exterior porque siente la presencia de los tres de los cuatro alienígenas. Dudaba si salir ahí y saludarlos. No quería matar. Ni siquiera asustarlos. Le era imposible negar que se emocionaba mucho con solo verlos.

—Bulma, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro. Para eso están las amigas.

—El Gran Zunoh me dijo que debo ser yo misma. Sin embargo, no quiero ser explosiva o convertirme en una loca delante de ellos. ¿Qué crees que debería?

Bulma tardó un poco en entenderlo hasta que cayó en la cuenta que ___ aún le gustaba esos cuatro alienígenas. Todo este problema surgió cuando ella los conoció. La peli-azul pensó detenidamente la pregunta.

—Bueno, lo importante es no asustarlos así sin más. Tengo demasiada experiencia como para darme cuenta que algunos hombres son un poco tímidos o reservados cuando ven a una chica así. Por ello, te aconsejo que mantengas esa línea de separación. Eso no significaba que no puedas entablar conversación con ellos, pero necesitarán tener su espacio y no ser atosigados.

La respuesta fue coherente y entendibles para la Kauneus. Menos mal que estaba Bulma para cualquier cosa que necesitaba. La peli-(c/c) dio una gran bocanada de aire antes de decidir salir y sorprender al mundo de su gran cambio. Eso sí, Bulma iba a estar a su lado por si ocurría algo indebido. Sus pies se movieron con gran ilusión al exterior y, lo primero que hizo, fue aspirar el aroma primaveral que desprendía el viento.

El primero en notar su presencia fue Toppo quien dirigió su mirada hacia ella y se sorprendió muchísimo ante el cambio. Esto no debía perdérselo Jiren por lo que le dio un pequeño codazo a su amigo.

—Amigo mío, te vas a quedar mudo cuando la veas.

No entendió a lo que se refería por lo que tuvo que mirar. Su cuerpo se heló. De un momento a otro ese cabello suyo brillaba con más fuerza y que la hacía ver hermosa, y más aún con esa trenza. Sí, Toppo acertó en una cosa: el alienígena gris se quedó sin habla. Y no fue el único. Hit y Saonel se quedaron estáticos y con los ojos bien abiertos, aunque este último temió lo peor recordando que ___, con el cabello largo, era inestable y los volvería locos.

La mujer giró suavemente la cabeza en dirección a la derecha y les dedicó una pequeña sonrisa tímida junto con un saludo en la mano. El corazón de los tres hizo un boom como nunca antes sintieron. ¿Qué fue esa sensación? Una pregunta que tardará en tener respuesta. ___ no se aproximó a ellos de forma alocada, sino con mucha calma. Sin prisa y sin pausa, como dice el dicho. Realmente lo quiere intentar porque ellos estaban destinados a estar con ella. Su corazón se lo dijo.

A quien primero se aproximó para saludarlo debidamente fue a Jiren. Aún el pobre no daba crédito que su melena haya crecido tan rápido. Pensamientos buenos venían. Hermosa. Jovial. Encantadora. Y pensar que esta chica era un dolor de cabeza. Solo esperó unos segundos si ella se iba a lanzar en sus brazos y no fue así. Más bien se quedó a su lado viéndose la diferencia de tamaño y observando la partida entre los hermanos del universo 6 y 7.

—¿Cómo van? —preguntó con educación.

—Van igualados. Uno ya no sabe quién ganará—respondió Toppo viendo que su amigo aún no respondía.

—¿Vuestro dios no pensó jugar?

—Creedme. Lo conozco muy bien y prefiere ver y reír que jugar.

El pobre Jiren estaba nervioso. También quería entablar una conversación con ___ y no puede por esa pequeña angustia de su garganta. Esto se estaba volviendo diferente. No era como antes. El ser estaba pensando. ¿De qué podría hablar? Mira que él preferiría estar mil veces callado, pero esta vez era distinto. No deseaba parecer un aburrido y que Toppo fuese un tipo interesante. ¿Celos? No. Era mejor dejar de lado ese pensamiento.

—Lo más probable es que si uno gana, el otro se enfada —añadió Jiren manteniendo la misma conversación. A ___ se le puso los pelos de punta con tan solo escucharlo—. Bueno... sucederá lo que sucederá.

—¿El qué?

—Un enfrentamiento. Sin embargo, están los Ángeles para impedirlo, así que no debemos preocuparnos.

—Por lo que me estás diciendo no se caen bien.

—Sí, y eso que son hermanos —comentó el líder de las Tropas del Orgullo.

—¡Gané! —vociferó con alegría Bills.

—¡No es justo! —Champa se levantó con mucha rabia para golpear a su hermano, no obstante, Vados colocó el bastón impidiendo su cometido.

—¿Lo veis? No hay de qué preocuparse.

___ no quería imaginarse que hubiera pasado si esos dos se hubieran enfrentado. Sería catastrófico. El Gran Zunoh le comentó que ella formaba parte de las partículas del padre de los Ángeles. Eso significaba que su poder se igualaba a la de ellos. Sumirse en sus pensamientos pues la dejaba vulnerable. No enterarse de su entorno. ¿Por qué? Esos ojos negros grandes la miraban con detenimiento. Curiosidad surgió en Jiren con ganas de tocar esa trenza, incluso su rostro. Saber su suavidad.

—¿Te has dejado el cabello largo?

Y justo llegaba Saonel provocando que la mujer despertara y por detrás venía Hit solo para curiosear, aunque más de uno no sabía que no era así.

—Sí, me sentí mal en romperle la promesa a mi madre. Así que hice un pequeño truco para acelerar el crecimiento —dijo, rascándose la nuca y sacando un poco la lengua.

—Se me hizo raro volver a verte así —confesó el Namekiano que estaba sorprendido que no le gritase de la emoción o lo abrazara como loca enamorada.

Ella estuvo a punto de preguntarle si le quedaba bien la trenza, pero no lo hizo debido a las consecuencias que pudiera haber en su respuesta. O se volvería tímido o diría alguna tontería. El silencio y el hecho de no comportarse inadecuadamente iban a ser su mayor arma y lo usaría para que ellos no se asustasen. Solo dio una pequeña sonrisa sincera y volvió a mirar a los dos gatos humanoides.

Hit, al ser un asesino, tenía bastante experiencia en observar a sus presas sin ser detectado. Desde su posición observaba el perfil de la mujer. Puede que tuviera más de cuarenta años, pero aún conservaba esa belleza innata. Nariz bonita y perfilada. Mejillas rosadas. Labios un poco voluminosos y que el lápiz labial de color rojo le sentaría de maravilla. Y esa trenza perfectamente peinada le daban ganas de agarrarlo con sus propias manos y dominarla por completo.

Su instinto dominante se estaba despertando a causa de ella. Mucho tiempo estaba dormido ese sentimiento porque ninguna chica le atraía o no tenía tiempo para estar con alguna. Pero ___ tenía algo desde que le llamó la atención aquella vez, aunque nunca olvidará ese día de aquel comportamiento tan alocada, como si hubiera ganado la confianza así sin más. Y sus pensamientos se esfumaron porque cierta persona se estaba aproximando al suroeste.

Piccolo aterrizó en la casa de Bulma y eso que él no solía ir a ese sitio a no ser que sea importante. Pero toda la noche no estuvo tranquilo desde ___ se fue con ese pequeño alienigena para ver a Zunoh. Cuando alzó la vista, se quedó helado en su sitio. Ahí estaba, pero cambiada y rodeada de los otros tres. La mujer no evitó ampliar la sonrisa y corrió hacia él. El Namekiano estaba preparado para recibir un abrazo. Y su grata sorpresa fue que ella se paró, manteniendo distancia e hizo una reverencia.

—¡Bienvenido, Piccolo-san!

¿Debería preocuparse por esa personalidad cambiante tan repentina? Si desde ayer le insultaba y todo. Mejor no preguntar.

—Veo que ya vuelves a ser tú.

—¿No te alegras de verme?

—No pienses que vine aquí para verte —mintió.

Una “o” se formó en sus labios no a modo de sorpresa. Si no que se esperaba ya esa respuesta de Piccolo. Raro, ¿verdad? No le importó mucho porque aún mantenía su postura normal y corriente, mientras miraba de reojo a esos dos gatos seguir discutiendo. Esto era absolutamente confuso para el Namekiano, incluso miró a los otros tres a ver si tenían alguna explicación, pero estaban igual que él.

—Por cierto, ¿cómo está Pan? —preguntó para romper el hielo.

—Esa niña va a salir a su abuelo —respondió—. Tiene una energía increíble, además es tozuda. Pero es pequeña para comprender ciertas cosas.

—Dale tiempo.

Era increíble que estuvieran manteniendo una conversación normal y corriente sin necesidad de comportarse como una loca demente. Piccolo se relajó bastante, ya que estaba tenso desde que pisó el suelo. Algo le habrá dicho el Gran Zunoh para que estuviera así. No paró de admirar esa melena recogida por una trenza. Será largo, pensó. Un Namekiano no debería tener esos pensamientos, pero él se crio en la Tierra y ya se comportaba como un humano cualquiera.

___ alzó la cabeza admirando el cielo despejado con la estrella abrasador dándole en el rostro. Esa imagen nunca se les quitará la cabeza. Si provenía de las partículas del Gran Sacerdote que es un ángel, pues lo era porque su rostro representaba paz y serenidad. Los dos Namekianos no estaban entendiendo nada de lo que les ocurría, pero el resto sí.

—¿Creéis que ese tal Lensis volverá? —cuestionó a lo que despertaron, pero Toppo se les adelantó.

—¿Quién sabe? Uno no se rinde fácilmente cuando quiere conseguir su objetivo. Si vuelve, no dudaremos en luchar para protegeros.

—Que amable por tu parte, pero sé defenderme perfectamente. Soy una Kauneus muy peligrosa cuando me enfado —bromeó.

—Eso no se lo voy a discutir.

—Yo no quiero que vuelva —confesó—. No deseo estar con alguien que solo me quiere para tener hijos.

—Y tampoco quiero perderte —susurró Saonel.

—¿Dijiste algo?

—¡Digo que si vuelve pues lo echaremos, como dijo él! —exclamó, muy nervioso.

Quien lo escuchó alto y claro fue Piccolo gracias a sus orejas que estaba más desarrolladas que cualquier ser vivo existente. Una gota iba resbalando por su sien no creyendo que su contraparte haya dicho eso. Habría que estar loco, aunque al final siempre te encariñas con ciertas personas. Y ella era ese caso.

—¡Dejad de formar escándalo! —Ahora fue Bills quien gritó porque no soportaba a las personas escandalosas.

—Oh, Bills-sama. No estropee el momento. ¿No ve que se están reconciliando? Eso es bueno para la trama de mi telenovela.

«¿Qué?», el Namekiano del universo 6 se puso colorado al igual que Piccolo. ___ solo vio divertida la escena que simplemente rio bajito. Jiren se quedó perplejo por esa simple sonrisa, pero hermosa, tan característica de la Kauneus. No podía ser que un guerrero como él tuviera esos pensamientos. Esto de ser demasiado bueno le estaba afectando demasiado. Y Hit solo mantenía su semblante serio analizando cada movimiento de la mujer. Muchas cosas se le pasaban en la cabeza y no eran buenas. Y no relacionada con el asesinato.

___ alzó la cabeza percibiendo un sonido que llamó su atención. Se fijó la postura de Piccolo algo incómodo porque mantenía los ojos cerrados y haciéndose el sordo. Ya supo lo que significaba por lo que tuvo que ir corriendo adentro a toda prisa para calmar a la criatura que provocaba ese sonido. Era Bra quien lloraba sin descanso llamando a su madre, pero Bulma no se encontraba porque fue a la cámara hacia donde está Vegeta.

La peli-(c/c) no dudó en cogerla con sus brazos y acurrucarla. Siseaba suavemente para que se calmara, mientras caminaba alrededor de su cuarto. Puede que todavía no era madre, pero ya tenía experiencia en estas cosas. Cree que serán cosas de su raza. Tal vez estuviese estar destinada ser madre, pero con la persona que más amaba. Cuando se giró, se sorprendió al ver esos cuatro mirándola. Ahora, ¿qué pasaba?

—¿Va todo bien? —preguntó, confusa.

—Solo teníamos curiosidad a ver qué era —se excusó Saonel.

—Tu raza es muy sensible al sonido. Patético —le riñó Jiren apoyándose en la puerta manteniendo los brazos cruzados.

—Ponte en mi lugar por un momento, guerrero orgulloso.

—¿Sabes manejar la situación? —cuestionó el otro Namekiano.

—Sí, los niños se me dan bien.

Y no lo dudaba. Piccolo ya tenía bastante experiencia cuidando a Gohan y criando a la pequeña Pan que era un quebradero de cabeza, pero se la quería igualmente. Ver a ___ se le pasaba por la cabeza que será una buena madre si tuviera hijos, claro.

—Bueno, a llevaré con Bulma que seguro que la estará echando de menos. Con vuestro permiso.

La mujer se retiró ante los ojos de los alienígenas que aún intentaban de todas las maneras posibles comprender ese comportamiento tan extraño, repentino y calmado. Sin embargo, estaban tranquilos sabiendo que no les dará dolor de cabeza o huirían de ella. Esta vez podrían intentar mantener una conversación normal y corriente sin necesidad de armar escándalo o dejarlos en ridículo.

Eso sí. El único que no habló fue Hit porque aún mantenía esos pensamientos impuros hacia ella. Mucho tiempo no se sentía así. Ahora sentía la necesidad de hacerlo. Pero ¿era por mero capricho o por curiosidad?

Solo lo sabrá si lo comprueba él mismo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top