Capítulo 10. La llegada de un enemigo
Whiss veía desde la lejanía a ___ con los cuatro alienígenas. El ángel sospechaba con firmeza de la chica porque esa habilidad que demostró en sus ojos no era para nada normal. Los humanos no tenían esa capacidad. O eso estudió él a lo largo de su vida. La gente del planeta Tierra llegaban a impresionar a cualquiera, pero para él esa técnica no lo heredaban. Todo le estaba pareciendo muy extraño. Sus cejas estaban fruncidas intentando recordar donde lo habrá visto. No obstante, un olor peculiar llegó a sus fosas nasales que giró su cuerpo para a Pilaf y a sus compañeros traer más comida.
Comer en la Tierra era uno de sus grandes placeres y no era el único que lo pensaba. Champa devoraba sin control alguno por cada plato que veía y su hermano lo imitaba, pero lo hacía con cortesía. Hubo momentos de tensión en que ambos tocaron el mismo plato y se gruñían como gatos salvajes. Y menos mal que estaban Whiss y Vados para detenerlos, y que hagan las cosas en armonía. Vermoudh veía con diversión a esos dos, mientras disfrutaba de la comida del universo 7. Nunca pensó encontrar una maravilla como esta.
Y casi se atragantaba porque Pan pasó enfrente de él a toda velocidad queriendo huir de su abuelo. Simplemente estaba jugando con él porque se aburría muchísimo y no podía hacerlo con la pequeña Bra porque estaba durmiendo. La pequeña hija de Son Gohan no se dio cuenta que Goku se puso delante de ella y la atrapó sin ningún problema. Eso provocó que la bebé no paraba de reír.
—Kakarotto, ¿podías decirle que se esté quieta? —le sugirió Vegeta.
—Perdona, Vegeta —se disculpó.
—Yo espero que Bra no dé muchos problemas —suplicó Bulma quien se estaba abanicando—. ¿Sabes? Tu nieta salió a ti, Son-kun. Es hiperactiva y curiosa.
—¿Tú crees?
—Sí, pero en cuestión de físico saldrá a su madre —comentó la peli-azul esbozando una pequeña sonrisa—. ¿De verdad que Mr. Satán quiere que ella sea la próxima heredera?
—Sí, aunque a Chichi no le hace mucha gracia —dijo Goku recordando ese momento—. No quiere que Pan se dedique a la pelea.
—Pero si es lo que quiere Pan cuando crezca, no podrá impedírselo.
—Uno crea su propio destino —habló Whiss no evitando escuchar la conversación—. Además, yo a esa pequeña le veo con mucho potencial.
—Será como las Saiyans del universo 6 —dio un ejemplo Vados.
Goku empezó a recordar en la pelea que tuvo con Caulifla y Kale. Esas dos chicas eran super fuertes y más áun cuando se fusionaron con los pendientes Pothala. El moreno observó a la pequeña Pan quien jugaba distraída con los dedos de su abuelo. Ya comenzó a imaginarse a ella pelear como una verdadera guerrera. Si ese sería su deseo, él no sería capaz de impedírselo. El Saiyan alzó a la bebé y empezó a reír alegremente. Él estaría orgulloso de ella sin dudarlo ni siquiera.
De pronto, vio detrás de Pan una figura que estaba volando. Casi no lo distinguía por la luz del suelo, pero pudo comprobar quien era. ¡___ estaba volando y se movía con elegancia en el cielo! Goku escuchaba como la chica estaba gritando de suma felicidad, como si le hubieran dado la gran noticia del mundo. La peli-(c/c) voló en dirección hacia ellos para posar los pies en el suelo. Su gran sonrisa deslumbraba a cualquiera.
—¡Ya sé volar! —exclamó.
—¿Ya? ¿Tan rápido? —Bulma estaba sorprendida.
—No le fue difícil. —Piccolo hizo acto de aparición junto con los otros tres.
—Ahora puedes ir de un lado para otro sin necesidad de mi ayuda —dijo Goku.
—¡Y todo gracias a Piccolo! —___ corrió hacia el Namekiano para cogerle de las manos—. ¡Gracias, de verdad!
El hombrecillo verde pensó que lo iba a abrazar, como siempre hacía, pero esto fue un poco distinto. Sentir las manos de esa mujer tocar los suyos era sumamente extraño. No era como antes que la agarró para detener la pelea entre ella y Vegeta. ___ se dio cuenta lo que estaba pasando que bajó la mirada para comprobarlo. Al hacerlo, lo soltó de golpe y giró su cuerpo cruzando los brazos.
—Te dije que no me tocaras —gruñó. Evitaba a toda costa que él la mirase porque tenía las mejillas encendidas.
—Pero si fuiste tú quien me tocó.
—¡Me da igual!
«Esta chica está definitivamente loca», pensó Saonel con una gota resbalar por su sien. Ella era peor que Caulifla cuando tenía un malhumor de perros. Preferiría a la otra ___ cuando tenía el pelo más largo. Amable y con una gran sonrisa. Ahora tenía delante a alguien que era todo lo contrario. Hit no era estúpido como para no darse cuenta de ese comportamiento repentino con Piccolo. Esas mejillas rosas la delataban. Aún conservaba esos sentimientos, pero ¿quién era él para meterse en esos asuntos del corazón? Jiren, por su parte, estaba tranquilo en su sitio sin decir nada al respecto.
—Oye, ___-chan —la llamó Bulma—, ¿te parece bien quedarte aquí para comer?
—Lo siento, Bulma —se disculpó—. Tengo que seguir entrenando.
—¡Ahí va otra con entrenar! ¡No va a ver ninguna amenaza!
Pero la mujer ignoró la conversación que le estaba dando la peli-azul. Cerró sus párpados para concentrar su ki en volar y sus pies poco a poco se iban alejando del suelo. Los abrió de golpe y fue con mucha velocidad hacia su casa. Ya todos la perdieron de vista. Ese comentario que hizo Bulma nunca había que tomárselo a la ligera porque en cualquier momento una amenaza nueva acecharía.
👽👽👽👽
En lo más incógnito de la galaxia, donde los universos casi no se tocaban, una nave viajaba en ese espacio negro rodeado de piedras, estrellas y planetas. Los seres vivos que se encontraban en esa nave buscaban algo valioso. Unos alienígenas que no se iban a rendir nunca porque su lema era "la rendición es para los débiles". Sonidos de teclas se oían en la sala principal y en el centro del todo estaba el líder de ese grupo. Su paciencia tenía un límite. Sus ojos irradiaban rabia y furia, algo que no les gustaba a los otros.
Ese ser gruñó con todas sus fuerzas ya hartándose de esperar tanto. Con su mano golpeó su asiento alertando a todos. Ese ser humanoide con aspecto felino se levantó ya cansado de esperar.
—¡¿No habéis encontrado nada?! —exclamó.
—S-Su majestad, tenga paciencia con estas cosas —sugirió su mano derecha, intentando apaciguar la ira de su príncipe.
—¡Ya he tenido suficiente paciencia! ¡Ya advertí que, si en estos años no encontraban nada, seriáis devorados por los Lizards!
Todos los soldados de ese sujeto estaban temblando de miedo. Todos y cada uno de ellos eran como los humanos, pero con un aspecto animal. Gatos, perros, tortugas... Y el líder era un león con una gran melena castaño cobrizo, ojos negros azabaches y con una musculatura prominente, y mandíbula capaz de arrancar la carne de sus presas. Unos animales que se desarrollaron para sobrevivir al clima de su planeta natal y de sus cazadores. Una cultura que aún no se había descubierto por muchos.
—¡S-Su majestad! ¡Por favor, tenga piedad con todos nosotros! Estamos intentando todo lo posible en encontrarla —habló un subordinado canino.
—¿Y crees que voy a tener más paciencia? —preguntó, poniendo una voz siniestra que ponía los pelos de punta a cualquiera—. ¡Soy Lensis, rey del Planeta Animaladai! ¡No voy a consentir que se burlen de mí!
—Nadie se está burlando de usted, su majestad —comentó su mano derecha que era una hiena—. De hecho, todos estamos intentando todo lo posible para encontrarla. Pero ya sabe que todos los planetas que hemos visitado, no han sabido nada. Es como si hubiera desaparecido.
—Mi padre, antes de morir, me contó historias sobre ello. ¡Y haré que se sienta orgulloso de mí!
—Pero...
—¡Su majestad, hemos detectado algo!
El rey león miró al subordinado que anunció la noticia. De la nada, apareció una pantalla gigante mostrando la ubicación de lo que estaban buscando.
—¿Qué planeta es ese? —preguntó curioso—. Es muy parecido a nuestro planeta.
—Se encuentra en el planeta 4032-Verde-877, también conocido "la Tierra" —iba informando—. Está custodiado por unos seres llamados terrícolas. Son una especie muy desarrollada proveniente de los monos, señor.
—¿Y seguro que se encuentra ahí?
—Sí, su majestad.
—¿Cuánto se tarda en llegar ahí?
—Aproximadamente... cuatro soles y tres lunas, su majestad.
—Bien, redúcelo a un sol —ordenó Lensis, mientras se sentaba en su sitio—. No quiero que nadie se me adelante.
—¡Activando propulsores temporales!
En la parte trasera de la nave nodriza salieron una especie de propulsores que poco a poco se iban encendiendo, alertando a todo el mundo que se pusiera los cinturones de emergencia para no tener ningún de accidente. El rey Lensis amplió una gran sonrisa complacido de que, al fin, lo hayan encontrado. Y la nave desapareció de la galaxia yendo directamente al planeta Tierra.
👽👽👽👽
Una mañana tranquila en el planeta habitable de los humanos o terrícolas. Jiren se había levantado temprano para meditar. Encontró un lugar perfecto: el techo de Capsule Corporation. Ahí nadie lo iba a molestar para nada, aunque era cierto que podría ir perfectamente a las montañas, pero él tenía como una especie de barrera que lo protegía de cualquier ruido indebido. No desayunó. Ya lo hará cuando le entre el hambre. Para meditar, necesitaba tener la mente en blanco.
No obstante, se le estaba dificultando porque no paraba de pensar en ___ y en su respectivo cambio. ¿De verdad que se cortó el cabello porque lo odiaba a muerte? Mira que vio muchas rarezas a lo largo de su vida, pero esa era la más extraña. Estaba comenzando a comparar a ___ sonriente y a ___ fría. Jiren frunció el ceño con mucha molestia porque no se estaba concentrando para nada. Sus párpados se abrieron con la mirada fija en la dirección que fue la chica ayer.
«¿Eso es lo que pensáis de mí? Soy una horrible persona, ¿verdad?».
Esas palabras resonaban una y otra vez en su cabeza, y luego le vino la imagen de ___ llorando como nunca. No era una horrible persona, sino que era una persona bastante impulsiva y que se enamoró así sin más de él. ¿Qué vio en él? Ella era una terrícola que se fijó en un alienígena, bueno, en cuatro. Jiren soltó un leve suspiro no creyendo que todo ese cambio fue provocado por unas sinceras palabras que dijo Piccolo, aunque si lo hubiera dicho de una manera más "bonita", era posible que no hubiera sucedido todo eso.
Su cuerpo se tensó un poco al sentir una presencia conocida detrás suya. No le hizo falta girar su cuerpo para ver quién era porque conocía perfectamente su ki. Dejó que su "rival" del universo 6 se aproximase lentamente hacia él para ponerse a su lado. Ambos no se dijeron ni una palabra. Tan solo se quedaron mirando hacia el norte.
—¿Meditando? —irrumpió el silencio Hit.
—Eso intento.
Y el silencio volvió a reinar. Ambos no eran muy conversadores, solo se limitaban a observar a sus enemigos y analizarlos detalladamente. El silencio era uno más para los dos alienígenas.
—¿Crees que lo que hizo ese Namekiano fue lo correcto? —Esta vez preguntó Jiren con ese recuerdo aun atormentándolo.
—Y yo pensaba que era el único —confesó—. Si te soy sincero, no lo sé. Tal vez lo hubiera dicho de otra manera.
—Eso mismo pensé yo.
—¿No crees que nos estamos preocupando por algo que nos importa poco?
—Ya ella nos ha dejado en paz. Era lo que queríamos desde el principio, ¿no?
—Ahí te doy la razón.
Ambos estaban de acuerdo. Ninguno dijo todo lo contrario. Dos criaturas solitarias con vidas diferentes. Un héroe y un sicario. De repente, Jiren alzó la cabeza junto con Hit al sentir un ki muy distinto aproximarse. Se acercaba poco a poco para entrar en la atmósfera del planeta. Saonel, Toppo y Vegeta salieron despavoridos de la casa al presenciar esa energía enorme. El Saiyan estaba casi temblando porque no creía que hubiera alguien tan poderoso, incluso su poder casi igualaba a la de Jiren.
Y no era uno. Había más presencias que se aproximaban. Lo más lógico era que estaban dentro de una nave. Los cinco decidieron volar al norte para ver quiénes eran y que querían. A Vegeta se le pasó por la cabeza que pudieran ser esbirros de Freezer porque ese canalla estaba vivito y coleando. No sentía su presencia en esa nave nodriza. A su izquierda notaba los otros ki. Goku, Krillin, Piccolo y Tenshinhan. No le agradaba que su enemigo-amigo número uno esté por aquí, pero si tenían que enfrentarse a esa nueva amenaza no tenía más opción que dejarlo y colaborar con él.
A lo lejos vieron como la nave iba aterrizando poco a poco en un terreno de tierra. Goku se alivió de que no hubiese civilización por la zona. Estaba emocionado de que apareciese un nuevo rival y con un poder bastante interesante, pero Krillin no opinaba porque estaba temblando demasiado. Unas patas biomecánicas aparecieron para tocar el suelo y una compuerta se abría, dejando paso a esos alienígenas. La gran mayoría estaba sorprendida al ver a unos animales humanizados haciendo fila india o caminando como verdaderos soldados.
—¡Firmen! —dio la orden uno de los comandantes y todos se detuvieron para girar, teniendo cara a cara a los otros compañeros—. ¡Inclinen ante el rey Lensis!
Todos lo hicieron. Esto parecía un circo ante los ojos de Piccolo. De la nave iba saliendo la hiena junto con su rey que caminaba con elegancia. El león Lensis aspiró el aire fresco de la Tierra maravillado de que existiera un planeta casi idéntico a la suya. ¿Cómo era posible que ese animal tuviera tal poder? Ya Goku estaba ansioso de combatir con él.
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