Capítulo 38
Miró al desgraciado que le había arruinado la vida a su florecilla e inmediatamente su puño voló hasta ese canalla que retrocedió dos pasos por el impacto en su mandíbula.
—Miserable de mierda— El rubio lo volvió a golpear hasta que cayó al suelo con la nariz rota, pero eso no le importó a Jack. Él continuó golpeándolo hasta que llegaron algunos médicos y los separaron.
Miró a ese miserable que tenía la nariz partida, la boca llena de sangre y su ceja izquierda reventada.
— Saquen a éste imbécil de aquí antes que lo mate— dijo furioso y los hombres se llevaron al miserable de Emiliano Williams.
Sabana se encontraba hecha bolita en la cama, sus lágrimas recorrían su hermoso rostro y se notaba desde lejos el miedo.
— Mí amor mírame— decía, pero ella parecía estar perdida en otro mundo. —Soy yo Jack— continuó mientras ella temblaba. —Él no volverá hacerte daño— prosiguió mientras sus manos sostenían el rostro de la pelinegra. —No lo voy a permitir— agregó y ella volvió a verlo.
—¿Por qué está libre? Debería estar pudriéndose en la cárcel — dijo llorando su florecilla y él la miró.
—No lo sé mí amor, pero lo averiguaré— dijo dándole un beso en la frente a la pelinegra. —Te amo tanto— añadió abrazándola y ella empezó a calmarse en sus brazos.
—Nunca me dejes Jack nunca lo hagas porqué solo en tus brazos me siento a salvo— dijo ella aferrándose al rubio y él la apretó más a su pecho.
—Nunca lo haré mí amor— dijo sin dejar de abrazarla.
Habían pasado tres días en los cuales no volvieron a saber nada de Emiliano, solo lo que Jack había enviado averiguar. Al parecer lo habían soltado por buena conducta y por esa razón se encontraba bajo vigilancia. Eso era absurdo, un hombre que maltrató, abusó física y psicológicamente a su hija y mató a su esposa debería permanecer toda su maldita asquerosa vida en la cárcel, pero ahora se encontraba libre una basura como esa libre. Cada vez las leyes iban para abajo al dejar en libertad a semejante sabandija.
Entró a la habitación del hospital donde Sabana se encontraba ya lista junto con Hannah.
— ¿Estás lista amor?— preguntó y ella asintió.
— Sí, nos vamos estoy deseando salir de estás cuatro paredes— contestó ella y él sonrió.
—Vamos— dijo sonriendo con dulzura acercándose a la pelinegra para ayudarla.
Habían decidido que Sabana pasará el tiempo de recuperación en su departamento, así no estaría sola y su madre le haría compañía mientras él se iba a trabajar.
—Bienvenida— gritaron al unísono Gabriela, Clarie, Marco y Tyler que esperaban en el living con enormes sonrisa. Jack y Hannah sonreían a su lado y la pelinegra estaba feliz. Las personas que más quería se encontraban en ese lugar.
—Gracias— dijo con lágrimas en sus ojos, talvez el embarazo le estaba afectando y por eso estaba tan sentimental. —Los quiero tanto, abrazo grupal— dijo y todos se acercaron.
Después de la bienvenida los demás debían regresar, así que se despidió de Marco que se iba junto a Clarie algo que le pareció muy extraño a la pelinegra.
—Marco te dije que con ella no— dijo señalando a la castaña que sonrió con dulzura.
— Tranquila fiera, mientras tú estabas en ese hospital tú mejor amigo se enamoró de tú pasante— dijo el castaño abrazando a Clarie por atrás. — Así que no te preocupes que no la lastimare— añadió Marco mientras que su practicante estaba más roja que un tomate.
— Más te vale Marco si no quieres que te devuelva el puñetazo que me diste en el hospital, pero está vez si llegas a lastimar a mí prima— dijo Jack detrás de ella y la pelinegra frunzo el ceño.
—¿Cuál puñetazo?— preguntó extrañada y los restantes se rieron.
—Pues, tú amigo casi me arranca los dientes— agregó Jack en son de vacilón y ella se rió.
—Me hubiera gustado ver eso— dijo riéndose la pelinegra.
—Que mala eres amor— contestó Jack y ella sonrió.
—Si quieres lo vuelvo hacer— propuso divertido Marco, pero el rubio negó con la cabeza.
—No, no, no creo que con uno fue suficiente— contestó Jack causándole risa a los demás.
—Bueno nosotros nos vamos— agregó el castaño despidiéndose de todos y se fue junto a Clarie y así empezaron a irse los demás. Hablando de otros se refería a Hannah y Tyler.
Así que solo quedaron ellos dos más Gabriela que los miraba con dulzura.
—Bueno me iré a dormir, cariño estás en tú casa— dijo con dulzura la castaña.
—Gracias Gabi— contestó ella y miró a su futuro esposo. —Ahora estamos solos— dijo coqueta, pero él negó.
—No cariño vienes saliendo del hospital, no quiero lastimarte, vamos a dormir sin sexo— dijo él alzandola como princesa mientras ella hacía un puchero.
Bueno mis amores ¿Les gustó el capítulo? Dos más y fin...
Les quiere Yarlin 💜
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