14.- Previos
Bar de Camus.
—¡ Vas a llevártelo si o si!
—No ya no—lo enfrentó furioso.—Y déjalos en paz...
Sonrió macabro mientras contaba en un cronómetro los minutos, había enviado varios ejecutores para diferentes misiones:
Al cementerio.
Para una casa hogar.
La noche anterior llevó a cabo otra donde el vehículo de Kanon y en la mañana el de Julián fueron saboteados y en el cual destinó un hombre que sabía que jugaría con la muerte.
Camus sabía que eso era demasiado, se negaba a ser el siguiente ejecutor de la siguiente misión donde Aioria y Milo serían las piezas de ese tétrico juego.
—¡Vete al diablo!—tomó un arma que descansaba completamente descargada para amenazar al divertido interlocutor que lo inmovilizó para luego torcer su muñeca y asestarle un golpe a su rostro provocando que una de sus cejas sufriera una herida.
—¡Lo harás—lo tomó del cuello de la camisa y lo acercó, Camus viró su rostro ante el tufo a cigarrillo—vas a llevarte a Milo y dejarás a Aioria...
A pesar de la cantidad de sangre que manaba de su herida, Camus mantuvo la compostura. Divisó su celular mientras forcejeaba con el otro, debía advertir a Milo antes que sea demasiado tarde. Con un cuchillo que usaba para despicar el hielo, cortó un lado del rostro de su atacante, lo empujó con fuerza, cayendo de trasero contra el suelo descuidado, este destilando auténtico odio lo soltó.
—¡Malnacido!
—¡Vete a la mierda!—presionó su herida para guardar el celular en su bolsillo—¡Estás loco, cada día estás peor!
Indignado por el cambio de Camus, esperó que le diera la espalda para desamarrar una cuerda asida a una silla cerca suyo, era perfecta para su cometido.
Ignorante de todo, Camus marcaba desesperado a Milo, según él ganó minutos mientras su rival se recuperaba, la verdad es que una cuerda se agitaba en las manos del verdugo lista para cortar su respiración.
¡Zas!
El celular cayó al suelo.
Camus era estrangulado, el aire fallaba y su tez clara se enrojeció. Logró marcar a Milo y dejó la llamada abierta, más el joven lo ignoró. Tenía mejores cosas que hacer como por ejemplo acompañar a sus amigos a una comida.
Departamento de Aioria.
—Este tonto no contesta!—enfadado el castaño marcaba el número de Kanon quién desde hacía media hora debía estar en casa ya que habían acordado salir a comer junto a Milo a un nuevo restaurante que servía comida vegana.
Milo amarrando los pasadores de sus zapatos deportivos azules rodó los ojos, si Kanon no contestaba era porque seguramente se hallaba atascado en el tráfico tan usual a esas horas. Chasqueó la lengua cuando en la pantalla el número de Camus se mostró.
—¡Kanon, Kanon!—cerró la llamada ofuscado porque se acercaba la hora y perderían sus reservaciones—¡Oh pero que venga a pedirme sexo...!
—Ya vendrá león—lo tranquilizó el joven quién prefería darle ese mote que a gato que le parecía ofensivo y hasta burlesco, ni siquiera de cariño le decía así—sabes que Kanon gusta sacarte de quicio cuando lo desea.
—Espero que así sea...
******
Horas antes.
Panteón.
Desenterrar un cuerpo en estado de descomposición era la misión más repugnante que ejecutaban esos tres hombres, más dado a que recibirían una jugosa recompensa lo hacían.
Por suerte según el tipo que los contrató, el ataúd estaba en el suelo solo cubierto por tierra por lo que unas buenas palas, picos y la más absoluta discreción serían suficientes para llevar a cabo la misión que podría evitar que la policía avanzara más en sus investigaciones.
Estar un paso adelante que la policía era su preocupación primordial.
—Recuérdame niño que hago esto por el dinero...—asqueado uno de ellos sostuvo con fuerza el pico mientras hablaba a Shiryu quién se encogió de hombros—¡ Qué asco!
—Es un muerto sin relevancia—dijo el mencionado fastidiado por la queja—así que apura en sacar ese ataúd.
Mientras los dos picos removían tierra, Shriyu con una pala la sacaba y la dejaba a un lado cuidando de que la lápida siguiera intacta. Tardaron en esa tarea diez minutos. Al divisar la madera del cofre, procedieron a destaparlo no sin antes colocarse protecciones y preparar una bolsa para cadáveres.
Admirados por la casi incorruptibilidad del cuerpo, lo sacaron con cuidado y lo colocaron sobre la bolsa. Shiryu marcó al celular de quién le encomendó esa tarea para confirmarle que ya tenían la pieza fundamental a salvo y que iban camino a la casa.
—Es parecido al señor—cerraron la bolsa con cuidado mientras volvían a sellar el cofre vacío y colocaban la tierra removida para la exhumación.
Como uno de los guardias del camposanto era cómplice, no tuvieron problemas en sacar el cuerpo y subirlo a un vehículo con vidrios polarizados estacionado tras otro en el que se ejecutaría la más peligrosa de todas... Eliminar de un plumazo a dos piedras que impedían el acceso a la pieza principal... Aioros Niarchos.
Shiryu se quedó afuera del cementerio mientras uno de los hombres se embarcó con el cuerpo pulcramente cubierto en uno de los autos, mientras el otro hacía lo propio con el otro y arrancaba a toda velocidad guiándose por un mapa en el que estaba trazado la ruta que tomaban Kanon y Julián la cual se cruzaba en un puente cuyo paso era obligatorio para los dos hombres. Coincidentemente era a la misma hora, solo debía apurarse y haría que los bólidos se accidentaran aparatosamente.
Conspiradas el clima, el tiempo y la maldad, el sujeto usado como sacrificio se dirigió hacia los dos autos sorprendiendo a ambos hombres que intentaron usar los frenos. Julián quiso escapar como sea ignorando que el otro sujeto , Kanon lamentó no poder seguir disfrutando de la piel dorada de Aioria...
Ambos se abandonaron a morir.
Pero no... Quizá ese no era el momento.
*******
Llegaron al hospital a una velocidad lo suficiente prudente para mantenerlo estabilizado. Todo fue tan rápido que ni alcanzó a visualizar al otro tipo que chocó con su vehículo el cual presentó fallas cuando tomó el puente al regreso a su departamento.
Aioria seguramente estaba enfadado con él por su demora... Si supiera que estaba gravemente herido...
Al ser bajado de la ambulancia, un ejército de enfermeros y un médico residente lo recibieron alertados por el accidente ya que minutos antes, el otro herido que estaba inconsciente y el cual según medio escuchó, necesitaba de urgencia una cirugía, arribó al mismo centro médico.
Agradecía estar vivo.
Sin embargo un mal presentimiento se instaló en su pecho al ver a un policía presentar su credencial, solicitando acceso a la sala donde el primer herido sería puesto. Ese oficial era uno de los encargados del caso de la muerte de Shura Capricorn y también de la extraña muerte de Saga cuya coyuntura quedó estancada ante otra muerte igual de extraña también enlazada con el caso inicial.
—¡Sorrento Seidl, oficial adjunto del departamento policial de Atenas!
—Oficial Seidl—comenzó el médico a cargo—como ve este hombre está herido, no de gravedad como el otro, pero debo descartar lesiones internas y cada minuto es valioso.
—Entiendo—dijo consternado mientras un enfermero salía de la sala de cirugías para informarle que solicitaban su presencia—pero puede ayudarme con la identidad del otro herido...
Los ojos casi salen de sus órbitas al oír el nombre del desdichado. Julián Solo, el esposo de Aioros Niarchos, su cuñado. Y de nuevo Aioria ocupó su pensamiento y Milo.
—¡Mal...!
Todas las cabezas giraron a su voz, Sorrento lo miró con lástima al entender que él era una probable víctima de aquel macabro juego en el que dos vidas se segaron y dos peligraban.
—¡Aio...!
Todo se volvió negro, su corazón se aceleró aterrado ante una ligera sospecha.
—¡Voy a enviar a unos oficiales a custodiar este hospital!—dijo Sorrento al comprender el terror de Kanon quién desmayado era llevado para ser reanimado—puede ser que a estos hombres quieran eliminarlos ante el probabilidad de este accidente...
En otro sitio.
—¡No me jodas!—iracundo pateó el cuerpo de Camus ante la novedad que el accidente resultó adverso—¡Vivos! ¡ Debes matarlos!
Al otro lado de la línea le decían que según los reportes, los frenos fueron saboteados y que el cadáver del otro vehículo involucrado tenía las huellas dactilares borradas con ácido. Lo peor vino después...
La policía tenía en su poder el cuerpo que les ordenó exhumar, ellos tuvieron que huir cuando un motorizado los persiguió al verlos en actitud sospechosa y no les quedó más remedio que dejar el auto y la encomienda abandonadas.
—Maldita la hora que comencé a revolcarme contigo niñato estúpido—Camus reaccionó ante los gritos iracundos pero se mantuvo en su posición—¡Pandora!
La mencionada llegó contoneándose mientras en la línea quién hablaba se deshacía en disculpas, ella era su última pieza infalible.
—Para que te ayudo mi bello despiadado—sacó su pequeña lengua para lamer la comisura de su labio.
—Ve a la zona residencial que hace días te enseñe... ¡ Busca el departamento 30 del edificio 4 y saca a Milo Sargas de ahí!
—¿ Qué hago con él?
—Entiérralo vivo con su difunto novio, Aioria quedará a mi merced y por ende Aioros vendrá a mi...
Pandora enmudeció ante la macabra petición.
—¿ Todavía quieres a ese que...?
—Nunca lo dejaré en paz, siempre fue mío y sacaré sin misericordia a quién se oponga—miró con desprecio a Camus que aterrorizado quería levantarse y matar con sus propias manos a ese orate—y en cuanto a este—lo tocó con el pie—¡Déjalo ahí!
—No me confío—le espetó ella mientras tanteaba entre sus ropas una pistola con silenciador para disparar al galo en su espalda, una tétrica carcajada se dejó escuchar por todo el sitio.
—mmmm—él fascinado le quitó el arma para arrinconarla contra la desvencijada barra y restregar su erección producida por la visión de ella disparando—veamos cuanto resistes.
La sangre manó del orificio producido en la anatomía de Camus, los gemidos calenturientos de Pandora contrastaban con los gruñidos de su amante que embestía sin tregua, en ella hallaba el desahogo por el amor que murió hace tiempo y por cada error que le costaría sus planes.
En un espacio de diez minutos, una mordida de parte de él en el lóbulo de su oreja derecha confirmó que el orgasmo llegó cual ladrón a sus cuerpos, Pandora con los labios entreabiertos disfrutó de aquel momento que quizá no se repetiría.
—Ya sabes preciosa—se apartó de ella mientras se arreglaba la ropa—Aioria debe estar sólo y al niño lindo llévalo junto a su amado descarnado, luego yo iré a hacer mi aparición estrella.
Sonrió con dolor ante la orden, si él no se enloquecía por Aioros, tal vez ella le ofrecería estabilidad y compañía.
—¡Como digas mi despiadado!
—¡Ve y cierra este capítulo con broche de oro!
o-o-o-o-o-o-o
Aclaraciones:
Seidl.- Es un apellido de origen austríaco.
Si existen inconsistencias con respecto a cosas médicas, disculpen, no soy experta en ese campo, lo mío es Administración y proyectos.
Espero subir el otro capítulo antes del 31 de diciembre :3
Cuídense mucho.😘😘😘
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