CAPÍTULO 16: BLAISE ZABINI
Recordatorio: Contenido explícito y temas sensibles.
"¿Qué guerra es esta que combatimos, seguros de nuestra derrota? Aurora tras aurora, extenuados ya de todas las batallas que aún están por venir, nos acompaña el espanto del día a día, ese pasillo sin fin... Cada día, volvemos a experimentar la tristeza del pasillo y, paso tras paso, seguimos el camino de nuestra lúgubre condena."
- LA ELEGANCIA DEL ERIZO- Muriel Barbery.
Fue el frío del agua invocada con un hechizo, lo que trajo a Hermione de regreso de la inconsciencia. Al instante siguiente se percató de que seguía en manos de los mortífagos, aunque había sido trasladada a un cuarto diferente. Era un espacio amplio de alto techo, cuya ausencia de ventanas y olor a rancio, daban la inequívoca sensación del encierro prolongado.
Frente a ella y no a mucha distancia, un hombre bajaba la varita con que la había empapado. Su rostro, aunque algo distinto de lo que ella recordaba, tenía la misma expresión repugnante de sus tiempos de Hogwarts, y puede que incluso algo más ahora, que evidentemente no había ningún empeño por disimular lo obscenos que podían ser sus pensamientos.
Antes de decir nada, intentó moverse, comprendiendo recién entonces su desventajosa situación: tenía ambas manos atadas sobre la cabeza, y al parecer llevaban bastante tiempo así, pues las sentía algo dormidas. Su espalda apenas contactaba la pared y sus pies, por más que lo intentaba, no llegaban al suelo. Habría intentado balancearse para tener una mejor idea de sus posibilidades, pero hacerlo le habría dado un aspecto desesperado que no creía conveniente demostrar frente al mortífago que la observaba con detención.
- Curioso...- dijo Flint de pronto, en lo que parecía el preludio a un discurso que Hermione no tenía intenciones de oír. No cuando sus ojos se habían fijado en la puerta ubicada a las espaldas del mortífago y analizaba las posibilidades que tenía de alcanzarla.- Creí que el agua podría quitar el hedor de tu sangre inmunda, pero creo que todo lo que ha hecho es aumentarlo... Supongo que tendré que conformarme con que lograra despertarte, ¿no es así, sangre-sucia?-
Pero Hermione no quería perder tiempo en responder nada. Buscaba las posibilidades de hacerse con la varita de Flint, por lo que no fue consciente de cómo el hombre había caminado hasta ella hasta que lo tuvo demasiado cerca, apoderándose de su mandíbula con una sola mano, y con tal fuerza, que ella no pudo retener el quejido que escapó de sus labios, lo que provocó una satisfecha sonrisa en la expresión de Flint.
- ¿Sabes? Llevo un rato observándote sin dejar de preguntarme, qué es lo que Malfoy pudo ver en ti.- los ojos de Hermione se separaron de asombro. ¿Cómo podía Flint saber de lo que existía entre Draco y ella?- Y no logro explicármelo. Ni siquiera eres su tipo. ¿Utilizaste alguna poción?- Aflojó algo la fuerza con que apresaba el rostro de ella, con lo que Hermione giró su cabeza para huir del agarre, pero él enredó entonces sus dedos en los cabellos por detrás de su nuca, generando un nuevo quejido. - Siempre fuiste buena para esas cosas, ¿no? Podrías haberlo hechizado sin que él lo supiera. ¿O es otro tipo de hechizo?- Hundió la punta de la varita en su cuello, hasta cerciorarse de dejar una marca, y luego dibujó el camino hacia abajo, buscando el nacimiento de su escote, lo que hizo a Hermione tensarse por reflejo.- Tranquila. Sólo quiero ver qué es lo que atrae a Malfoy de ti. DIFFINDO...
La tibieza del hechizo saliendo por la punta de la varita fue apenas percibido por Hermione un instante antes de que la tela de su suéter y blusa se separaran, exponiendo su busto. En otras circunstancias, las mejillas de la joven se habrían coloreado al instante, pero el miedo comandaba sus reacciones en tal modo, que solo atinó a agitarse descontroladamente, intentando escapar al agarre de Flint, aunque sin mucho resultado.
- Tranquila, mugrosa.- el cuerpo de él la aprisionó contra la pared por un instante, hasta que la inutilidad de la acción, llevó a Hermione a dejar de resistirse, con lo que él pudo contemplar el espectáculo que brindaba su busto descubierto, con detención.- Pobre Malfoy.- rió, mirando a la joven con desprecio.- Supongo que tanto tiempo encerrado le ha hecho bajar sus estándares. Hasta Bulstrode tenía algo más digno de ver que...
Al instante siguiente de escupir sobre la cara de Flint, Hermione supo que no había sido una buena idea. En la expresión iracunda del mortífago comprendió que lo inteligente habría sido mantenerse en la inacción hasta encontrar una oportunidad, pero no reaccionar. No aún.
El hombre pasó su mano por el rostro a fin de limpiarlo sin despegar los ojos de ella, sin adelantar cuál sería su acción, pero Hermione ya podía adivinarlo.
Aún así, no estaba preparada para la fuerza con que el primer golpe de Marcus Flint impactó en su rostro.
-HP-
Draco se despertó con el sonido de la puerta al abrirse y por unos instantes, mientras sentía los pasos del recién llegado acercarse a él y acomodaba su visión a la luz que entraba, recordó lo que había pasado antes de caer en la inconsciencia. Por lo mismo, no le pareció del todo extraño el sonido que hicieron las cadenas atadas a sus muñecas y pies al intentar moverse.
Para cuando logró enfocar a la figura frente a él, notó los celestes ojos de Eddie Carmichael observándolo con atención. Por unos largos segundos, el mortífago no hizo más que mirarlo, con la expresividad completamente ausente en su rostro. Pero Draco conocía bien esa mirada.
Carmichael recargó su espalda contra la pared, estirando las piernas, con los brazos cruzados sobre el pecho, sin despegar sus ojos de él.
- Siempre pensé que eras un cobarde.- Draco sintió como sus labios estaban prontos a separarse para lanzar un sarcasmo, más por costumbre que por haberlo pensado, pero logró reprimirse. No era una buena idea irritar a quien tenía sobre él la ventaja de una varita.- Pero al menos uno inteligente. - con su cabeza, transmitía un gesto reprobatorio.- Todos decían que habías sido un estúpido al traicionar al Señor Oscuro, pero yo creía entender tus razones y muy en el fondo justificaba lo que hiciste. Después de todo, para todos era claro que nunca estuvo en ti lo necesario para ser uno de nosotros. Hasta la loca de tu tía debió admitir finalmente que no es algo que se herede. Creí que eras inteligente al comprenderlo y buscar algo que fuera más con tu carácter. Nunca entendí del todo el cómo lograste aliarte a Potter, y aún así, reconocí tu mérito de hacerlo.- Se agachó hasta quedar a la altura de los ojos de Draco- Pero lo que hiciste hoy, fue la cosa más estúpida que he visto hacer a alguien.
- ¿Y has venido hasta aquí solo a decirme eso?- preguntó Draco, aparentando incredulidad, pero los labios de Eddie se curvaron en una sonrisa capaz de amedrentar a cualquiera, muy especialmente a él, que sabía de lo que Carmichael era capaz.
- Flint dice que el Señor Oscuro te quiere ileso...
- Entonces, lo sensato sería hacerle caso a Flint.
- Pero me parece injusto quedarme cruzado de brazos mientras él se divierte con la sangre sucia. Especialmente cuando, como bien sabemos, existen tantos hechizos que el Señor Oscuro ni siquiera notará, ¿no es cierto?
Y Draco tensó los labios para recibir el impacto del primer CRUCCIO.
-HP-
La lluvia golpeaba el amplio ventanal en un modo estrepitoso que solo aumentaba el dramatismo de la situación para Harry y los demás.
Tres horas habían pasado desde la desaparición de Hermione, y cada idea sugerida parecía solo ampliar el número de víctimas posibles.
- Lupin dice que deben haber puesto algún hechizo poderoso para que no podamos ubicar el localizador de Malfoy...- comentó Ginny pensativa.
- O quizá Malfoy fue el primero en advertir a los mortífagos que llevaba uno para que se lo quitaran.- sugirió Dean, con lo que se ganó una mirada inquisitiva por parte de todos.- ¡Vamos! ¿Es que no lo han pensado? ¿Por qué otra razón iba a ir Malfoy tras de Hermione?
- ¡Pero claro!- exclamó Daphne dramatizando irónicamente- ¿Cómo no vi antes lo conveniente que es para Draco ir a entregarse a los mortífagos? Seguro que morir dolorosamente siempre estuvo entre sus planes, ¿no?
- ¿Y cómo lo explican entonces? ¿Es que en verdad creen que le ha tomado cariño a una "sangre sucia"? ¡Vamos!
- Dean...- intentó interrumpir Harry.
- Ustedes pueden creer en cuentos de hadas, pero a mí me parece muy extraño que Nott vuelva a unirse a los mortífagos y poco después lo haga Malfoy...
- ¿Crees que Theo se unió a los mortífagos?- exclamó Daphne indignada.- ¿En verdad piensas que los mortífagos aceptan a los traidores de vuelta con tanta facilidad?
- Pues no tenemos noticias suyas, ¿verdad? En lo que a mí respecta, él bien podría haber armado todo este plan con Malfoy para...
- No armó ningún plan, Dean.- la suave voz proveniente de la entrada de la habitación hizo a todos girarse algo sorprendidos, para encontrar la pálida figura de Luna, que en su camisón blanco, y apoyándose contra el marco de madera para mantenerse en pie, daba la impresión de un fantasma.- No pudo haber armado ningún plan, porque fue por mi culpa que los mortífagos lo encontraron. Fui yo quien lo condujo a ellos y fue por mi culpa que lo mataron.
- Luna...- interrumpió Ginny, intentando calmarla.- Aún no sabemos si...
- Si. Yo lo sé, Ginny. Está muerto. Lo mataron por mi culpa.- Daphne se llevó ambas manos al rostro al tener la confirmación de algo que ya temía.- Hermione y Draco también lo sabían, por eso no es justo, Dean, que digas que todo ha sido un plan de Draco, pues no ha habido modo de que planeara nada. Lo que tenemos que hacer es buscar la forma de evitar que a ellos ocurra lo mismo que a Theodore.- Había dicho esto con una firmeza que lucía extraña en la apariencia debilitada de su cuerpo, pero era notorio como el esfuerzo la había cansado, haciendo su respiración más rápida y dando la impresión de que se desvanecería en cualquier momento, por lo que Dean se acercó a ella a servirle de apoyo como por reflejo.
- Luna, debes volver a...
- No... Es aquí donde debo estar. Debemos buscar un modo de rescatarlos a ambos, en lugar de discutir por qué motivo él ha ido tras de ella. Eso es algo que solo incumbe a ellos dos.
- Luna tiene razón.- determinó Ginny- Debe haber algún modo en que podamos saber dónde están. Debemos pensar en alguna pista, algo que se nos esté escapando, por donde partir.
- Pero, ¿qué?- exclamó Ron- No se me ocurre nada que.
- Percy.- sugirió Daphne, con voz de asco.- Debemos partir por preguntar a Percy.
Y aunque Ron habría querido decir algo, vio en la intensa mirada de Harry que su amigo estaba de acuerdo con Daphne Greengrass, y él ya no estaba tan seguro de poder defender a su propio hermano.
-HP-
Draco no sabía decir cuánto tiempo había pasado en la inconsciencia, ni con qué hechizo había caído en esta. Sólo recordaba haber llegado a pensar que la muerte era preferible al dolor.
Sin embargo, al poco abrir los ojos, comprendió que no estaba solo. ¿Seguía Carmichael con él? No debía haber pasado entonces tanto tiempo. ¿O sería que Voldemort había llegado finalmente, y por eso alguien lo remecía intentando despertarlo? Con su visión demasiado borrosa para identificar un rostro, volvió a tensarse al notar que el mortífago alzaba su varita.
- LIBERO- se oyó exclamar, y al instante sus manos y tobillos se vieron liberadas del peso de las cadenas.
- ¿Blaise?- No es que tuviera dudas respecto a quién pertenecía la voz que invocó el hechizo, pues la habría reconocido donde fuera, pero no entendía bien el por qué de su acción.
- Será mejor que no hables. Necesitarás lo que te queda de energía para salir de aquí.- dijo, ayudándolo a colocarse de pie. Con la visión algo más enfocada, los rasgos de su antiguo compañero de Hogwarts comenzaron a tomar forma y alcanzó a distinguir también, a espaldas de este, el cuerpo sin vida de Eddie Carmichael.- Nunca me agradó demasiado.- agregó Blaise, al notar donde se había posado la mirada de Draco, pero el rubio no tenía intención alguna de entrar en ese tipo de preguntas, no cuando había una mucho más importante.
- ¿Dónde está Granger?- en los marrones ojos de Blaise, de un momento a otro, se dibujó la duda.
- Lo único que debe importarte es que gracias a ella, Flint está suficientemente entretenido como para retardar el aviso que debió hacer cuando los capturó. De lo contrario, tu adorable tía estaría aquí y yo no podría hacer nada por ayudarte. Ahora camina, que estás bastante más pesado de lo que recordaba y no me hace gracia tener que arrastrarte.
- Debo ir por Granger...
- ¡No!- esta vez la ira en su expresión era evidente. Se separó de Draco unos pasos, mordiéndose el labio, lo que dio tiempo al rubio para buscar apoyo en el muro e intentar estabilizarse.- ¿Sabes lo que es ver a uno de tus mejores amigos morir en manos de esas bestias? Tú no estuviste ahí, Draco. No tuviste que soportar lo que yo.- Su respiración era entrecortada por la rabia y la amargura del recuerdo.- Por Theo no pude hacer gran cosa. Por ti, en cambio, tengo la oportunidad de hacer algo. Pero no arriesgaré mi vida por una maldita sangre sucia. Tendrás que buscarte otro culo que joder. ¿Entiendes?
- Te lo agradezco, Blaise. Pero no puedo irme de aquí sin ella.- los marrones ojos de Blaise parecieron oscurecerse ante aquella afirmación y Draco recordó que, después de su madre, era Blaise Zabbini el único que lo conocía lo suficiente para saber cuando estaba determinado a algo.- Sólo dime dónde está.
Blaise se mantuvo inmutable por unos instantes, hasta que se inclinó junto al cuerpo de Carmichael para recoger una varita que extendió a Draco.
- Fue una imbecilidad venir desarmado hasta aquí.- y sonrió de medio lado.
- ¿Dónde está?
- Si por culpa de esa mugrosa llego a morir, ten por seguro, Draco, que te arrastraré conmigo al infierno...
- No aceptaría estar ahí con nadie más que contigo.- sonrió Draco de vuelta, a lo que Blaise, con cara de pocos amigos, respondió haciendo con la mano un gesto obsceno, al tiempo que se giraba para señalarle el camino.
-HP-
Hermione fue apenas consciente de que Flint la había dejado caer al piso, liberándola de las amarras. Tanto era el dolor, que difícilmente podía diferenciar entre estar de pie o contra el suelo. ¿O quizás ya no importaba? No. No podía dejarse derrotar de ese modo. No estaba hecha para desear la muerte, sin importar el dolor ni el miedo.
Los golpes de Flint eran brutales, es cierto, pero si ella se rendía ahora, sería el final de todo. No importaba el sabor a sangre en su boca, ni la hinchazón de su cara. No importaba ni aún el dolor que generaba el solo respirar al moverse sus costillas que, de seguro estaban rotas. Debía salir de ahí, luchar hasta el final, o todo acabaría.
Apoyó sus manos en el frío piso, intentando buscar apoyo. Su cuerpo temblaba descontrolado y su entrecortada respiración era lo único que se oía. Lo único. ¿Dónde estaba Flint? ¿Se habría ido ya? ¿Pensaría volver? No recordaba haber oído la puerta, pero era tanto el dolor que quizá no la permitía oír bien. ¿O habría caído en la inconsciencia sin notarlo?
Frente a ella, y a solo un par de metros, logró distinguir la puerta. ¿Cómo haría para abrirla? No importaba. Pensaría en ello cuando lograra llegar ahí, para lo cual tenía que lograr ponerse de pie, lo que no sería fácil como confirmó al apoyar la rodilla contra el piso, sintiendo que algo por debajo de ella, crujía como un hueso roto, generando un dolor intenso que le arrancó un grito sin poder evitarlo. ¿Estaría rota? Rogó para que no fuera así pues no se imaginaba huyendo de una casa infestada de mortífagos, con una pierna rota. Ni aún quiso mirar para no confirmar su miedo, por lo que se arrastró algo más con los brazos para intentar llegar hasta la puerta, pero al momento de apoyar la pierna, el dolor la hizo gritar otra vez.
- En verdad eres terca, ¿no?- se oyó la voz burlona de Flint a sus espaldas. Hermione ni aún pudo girar a mirarlo.- ¿En verdad crees que puedes huir?- Sus pasos se sintieron hasta ubicarse al lado derecho de ella, y por un largo instante, ninguno de los dos hizo nada. ¿En qué estaría pensando Flint? ¿Qué era lo que esperaba? Se habría detenido pensando que de seguir acabaría matándola y luego no tendrían qué entregar a Voldemort? Por un instante, el pensamiento la alivió, pero sintió entonces el pie del mortífago introducirse por debajo de sus costillas, empujándola hasta dejarla boca arriba.
Pudo apreciar el gesto asqueroso de su boca al contemplarla, como si el tenerla así, sangrante y a sus pies, le provocara un placer indescriptible. Pero fue cuando él se inclinó hacia ella y con su mano retiró los despojos de su blusa para tener una mejor visión de sus pechos, que ella comprendió que Flint no había terminado. Que para él, la tortura había apenas comenzado.
Su primera reacción fue intentar cubrirse otra vez, pero un nuevo golpe por parte de Flint, y la indignación reflejada en su rostro ante aquel intento de resistencia, le hizo comprender algo que no había visto antes. No era con golpearla con lo que gozaba. Éste era sólo un medio para conseguir ponerse en una posición de dominio sobre ella.
Alguna vez había leído algo al respecto de ciertos tipos de psicópatas que no violaban a sus víctimas por placer. El placer estaba en subyugarla. Los golpes eran el medio para dominarla y la violación el modo de confirmarse a sí mismos en una situación de poder. Por el modo en que en el rostro de Flint se iba dibujando nuevamente la satisfacción ante la falta de resistencia de ella, era obvio que él respondía a aquel patrón psicopático.
Pero Hermione también recordaba algo más de esa lectura: la debilidad de ese tipo de psicópatas era precisamente creer tener el control total sobre su víctima. Si lograba que Flint creyera que ya no era capaz de oponer resistencia, quizás tendría una oportunidad. Si tan solo lograba resistir lo suficiente hasta que él se descuidara, hasta que fuera ella capaz de dar un solo golpe efectivo y luego correr. Las posibilidades estaban en su contra, lo sabía bien, pero debía intentarlo.
Sintió como Flint retiraba nuevamente la tela de su busto, pero esta vez, ella se empeñó en permanecer inmóvil, con el rostro girado, sin mostrar resistencia alguna. Que la creyera vencida, que la creyera muerta si quería, pero que se confiara. Rogaba porque él se confiara. El maldito se inclinó hasta su cuello donde mordió su piel, hasta que ella volvió a gritar, y luego volvió a contemplarla deleitado durante varios segundos. Al notar la sumisión de ella, como si calculara que el momento había llegado, descendió con sus manos hasta alcanzar las caderas de la joven, donde, sin siquiera intentar abrir el botón, trató de rajar la tela. Fue entonces, cuando él necesitó ambas manos para realizar su acción, y la varita le pareció un objeto molesto que dejó de lado, cuando Hermione, que había estado atenta en todo momento, tuvo la oportunidad que buscaba y calculó el momento exacto para agarrar el arma con que lanzó al mortífago lejos.
Flint, con la espalda pegada a la pared contra la cual el EXPELLIARMUS de Hermione lo había lanzado, la observaba con una mezcla de incredulidad y de rabia, que ella jamás había visto antes. Con el rostro cada vez más rojo, se apoyó sobre las manos en un gesto indudable de querer abalanzarse sobre su agresora.
- ¡Maldita Sangre Su...!
- INCARCEROUS.- la varita temblaba incontrolable entre los dedos de ella, que seguía apuntando a Flint, como para asegurarse de que no fuera capaz de romper las cuerdas.
- ¡Maldita seas!- bramó el mortífago desde el piso.- ¿En verdad crees que esto servirá de algo? ¿Crees que llegarás muy lejos? No hay modo de que...
Pero no alcanzó a terminar lo que decía cuando la puerta se abrió de golpe, dejando entrar a un joven de cabellos rubios cuya mirada se clavó en la de Hermione con una expresión de alivio seguida instantáneamente por el horror.
La varita en la mano de ella seguía temblando, mientras apuntaba al recién llegado, demasiado paralizada por el miedo como para poder comprender quien era. Había reconocido su rostro, pero ¿sería él? ¿Cómo podía ser él?
- Baja la varita, Hermione.- fue todo lo que él dijo para que ella comprendiera que si era él. No podía ser otro. Como si de pronto se sintiera capaz de reconocer su rostro en cualquier lugar, incluso en ese infierno.- No tenemos mucho tiempo.- Si. Era Draco Malfoy. Y ella, demasiado perturbada por lo que acababa de ocurrir, y a la vez aliviada al tenerlo a él junto a ella, sólo atinó a obedecerlo, soltando la varita al tiempo que se echaba a llorar.
-HP-
Blaise Zabini, apareciendo por detrás de Draco, y algo asombrado al ver a Flint envuelto en amarras, observaba la escena sin tener un interés real en lo que ahí ocurría. Sus pensamientos, tanto en ese momento como desde el instante en que había visto a Draco aparecer en el lugar, se encontraban en aquel tiempo perdido que tan frecuentemente anhelaba ahora: sus tiempos de Hogwarts.
¡Cuánto había ocurrido desde aquellas tardes de rondar por los pasillos sin más preocupación que sacar partido a su cabello! Eso había sido quinto año, cuando comenzó a notar el efecto que sus ojos marrones tenía en las jóvenes de otros cursos; era la época en que el mundo era simple, donde ser un sangre pura con una buena cuenta en Gringotts, te hacía mejor que los demás; una época en que creía que Draco y Theodore eran sus iguales, y creía en la amistad. Sabía que en nombre de esa amistad, Draco Malfoy nunca tocaría a Pansy Parkinson, y que Theodore Nott le cubriría las espaldas con Snape cuando hubiese bebido demasiado Whiskey de fuego.
Una noche, Theo incluso lo ayudó a limpiar su vómito, aunque no sin maldecirlo durante todo el proceso. Fue la primera noche que lo vio reír de verdad, ante una broma que ya no recordaba, pero recordaba bien su sonrisa. La misma sonrisa con que se despidió de él la noche de su muerte.
Vio como Draco observaba el deplorable estado de Granger, con sus cabellos revueltos y su busto expuesto, mientras la furia se iba dibujando en su rostro y con la varita alzada caminó hasta Marcus Flint.
- Avada...
- ¡No! Draco, ¡No!- gritó la sangresucia, y el rubio se detuvo.
¿Cómo habían llegado a ese punto en que Draco Malfoy obedecía a una sangre sucia, y Theodore Nott entregaba su vida a cambio de Lunática Lovegood? En verdad la guerra debía haberlos desquiciado a todos. Incluido él, que arriesgaba su vida por alguien que lo había traicionado. ¿Habría hecho Draco lo mismo por él? Era una pregunta a la que muy probablemente nunca encontraría respuesta, pero de algo estaba seguro y era que no podía permitir que a Draco ocurriera lo mismo que a Theodore. Apenas podía vivir con el recuerdo de esa noche. Y, ¿qué era lo que arriesgaba después de todo? ¿Morir? ¿No había muerto ya muchas veces desde la noche en que tomó la marca? Su corazón aún latía, era cierto, pero nada más en él era lo que había sido. Quizá la amistad, o el recuerdo de ella, fuese lo único que le quedaba.
Draco seguía con la varita alzada contra Flint, quien no dejaba de insultarlo desde el piso, mientras Granger le rogaba que no invocara la maldición imperdonable, aludiendo que de hacerlo, "sería uno de ellos". Le pareció curioso que fuese precisamente ella quien tuviera en él aquella fe ridícula. ¿Es que acaso no sabía lo que Draco había hecho?
- Debemos irnos...- recién entonces Granger giró hacia él su rostro golpeado, notando, al parecer por primera vez su presencia, y no sin algo de asombro. Como si recién entonces la joven recordara la desnudez de su busto, llevó ambas manos a cubrirlo, a lo que Blaise reaccionó con una mirada incrédula. ¡Ni que él estuviera interesado en ver algo de ella!
- ¡Maldito traidor!- alegó Flint hacia él.- Siempre supe que eras uno de...
- DESMAIUS- gritó Blaise, enviando al mortífago a la inconsciencia, mientras Draco alzaba a Granger desde el piso, no sin que ella se quejara con cada movimiento.
- No creo que pueda caminar...- murmuró la joven, a lo que Blaise habría querido responder con un par de sarcasmos, pero Draco se encargó de cargarla por completo, haciendo a Blaise el gesto de que estaba listo para seguirlo.
El camino hacia la salida fue rápido y en silencio, como si ninguno de los tres estuviera completamente consciente de lo que estaba ocurriendo, ni tampoco de las intenciones del otro, pero temieran a lo que podía pasar si lo pensaban demasiado, o si hacían alguna pregunta. Las intenciones de Blaise eran sinceras, pero Draco no tenía por qué saberlo, y el moreno se preguntó si él, en el lugar del rubio, habría confiado tan ciegamente como lo hacía Draco.
A través de la última puerta llegaron a un paraje parcialmente iluminado. Blaise los dejó pasar, sosteniendo en Draco su mirada con tantas preguntas que bien sabía no había ocasión de responder, y el rubio caminó aparentando una confianza que seguramente no sentía. Pero, ¿tenía más remedio que confiar en Zabini? Para Blaise resultaba algo doloroso que fuese ese su único motivo. Idealista como había sido siempre, le habría gustado creer que Draco había aprendido a valorar la amistad que tiempo atrás había traicionado. Pero con Malfoy, nunca había sido fácil comprender motivos.
- Aquí se anulan los encantamientos para bloquear hechizos, de modo que puedes usar uno para aparecerte.- aclaró Blaise, y tomando luego un aire más serio de lo habitual, agregó.- Debes ir directo a la Calle de las Hilanderas.- los ojos de Draco se abrieron más de lo habitual.- ¿Sabes a qué casa debes llegar, verdad?
- ¿Podemos confiar en él?- preguntó Draco, tras lanzar una mirada a Hermione que parecía haberse desmayado entre sus brazos.
- ¿No lo hemos hecho desde Hogwarts?- sonrió Blaise.- Debes irte.
- ¿Estarás bien?- Fue extraño para Blaise oír eso de los labios de Malfoy. ¿Sería posible que el señor egoísta hubiese aprendido a interesarse por los demás? ¿O sería solo que ahora, cuando la guerra lo había cambiado todo, se atrevía a exponer lo que antes no habría admitido nunca: que en verdad le importaban unas pocas personas? ¿Confesaría ahora, si él se lo preguntaba, lo que nunca quiso confesar: que fue esa la razón por la cual jamás tocó a Pansy Parkinson? Nunca lo admitió en Hogwarts, aunque Blaise siempre lo supo. ¿Lo admitiría ahora? Blaise negó con la cabeza. ¿Qué sentido tendría preguntarlo ahora?
- ¿Crees que habría arriesgado mi pellejo sin tener un plan?- sonrió, alzando una ceja, mientras retrocedía de regreso a la casa. Y Draco sonrió de vuelta, justo antes de desaparecer.
Era en verdad extraño, incluso para Blaise, bromear en una situación así. ¿Un plan? No estaba seguro de poder llamar así a la serie de improvisaciones en que había terminado todo, pero ya que las cosas habían resultado diferentes a como él pensó en un principio, había una cosa más que debía hacer, antes de llamar a Bellatrix y contar su modificada versión de la historia rogando porque su Oclumencia fuera lo suficiente buena contra la bruja.
Al abrir la puerta, se topó con que Marcus Flint ya había vuelto en sí, pero aún no lograba liberarse de las ataduras. Blaise caminó hacia él, silenciándolo de paso, solo para evitar oír sus insultos.
- Hay algo que llevo tiempo queriendo contarte, Marcus.- dijo, inclinándose junto a Flint, que lo miraba con furia.- ¿Recuerdas la noche en que mataste a Theodore? Dijiste a Draco que no entiendes cómo pudo haber soportado toda aquella tortura sin quejarse una sola vez, y estoy seguro que eso es lo que más rabia te daba... que parecía no sentir dolor...- sonrió, al ver cómo la expresión de Flint iba reflejando su comprensión.- Pues verás, la verdad es... Que yo me aseguré que no sintiera ningún dolor. No podía salvarlo, como tú bien te encargaste de recordarme esa noche, pero hice lo que sí podía. Debe ser terrible para ti saberlo ahora, cuando sé bien cómo disfrutas con el dolor ajeno, Marcus. Pero yo que tú no me preocuparía por ello, pues tienes por delante un problema aún mayor, y es que nadie hará por ti lo que yo hice por Theodore.
Flint se remeció entre las ataduras, al verlo ponerse de pie, comprendiendo al instante las palabras de Blaise, quien apuntó ceremoniosamente a él con su varita.
- Adiós, Marcus... FIENDFYRE.
Minutos después, Blaise Zabini contemplaba la vieja casona consumirse en cenizas y pensaba en lo ocurrido. Su intención, en un principio, no había sido matar a Marcus Flint pero recién ahora, que él estaba muerto, comprendía Blaise cuanto más aliviado lo había dejado aquello. Dirigió un último pensamiento a Theodore Nott y luego a Draco, antes de demudar su expresión por completo y prepararse para ir junto a Bellatrix. Cerca de ella, no podía dar muestras de debilidad.
-HP-
Hermione pestañeó un par de veces antes de poder habituar sus ojos a la escasa luz de la habitación, comprendiendo, al instante siguiente, que ya no se encontraba en el mismo lugar. Como por reflejo intentó levantarse, con lo que el dolor reapareció al instante, haciendo escapar un quejido de su garganta.
- No debes moverte aún.- le llegó a su lado la voz de Draco, que ingresaba al cuarto, dejando sobre una mesita un par de frascos de colores extraños.- He puesto un inmovilizador sobre tu pierna, que es lo que encontré más afectado, pero no se reparará hasta que bebas esto.- explicó, sentándose a su lado y extendiendo a ella uno de los frascos. Hermione se quedó inmóvil por un instante, sin decir ni hacer nada, simplemente mirándolo, como si no creyera que él estaba ahí. ¿Sería verdad que había ido por ella?- Vamos, Granger... Seguro que no es tu poción favorita en el mundo pero debes beberla si quieres que tu pierna esté bien para cuando volvamos.
- ¿Dónde estamos?- preguntó ella, temerosa ante aquella declaración. ¿Seguían en manos de los mortífagos?
- Es la casa de Snape...- explicó él, extrañado ante la calma con que ella tomó su respuesta.- La verdad es que tuviste suerte, pues él siempre maneja aquí todo tipo de pociones. De lo contrario no sé cómo habría hecho para preparar esto. Ahora bebe.
Mientras el líquido recorría su garganta, Hermione intentó repasar todo lo ocurrido. ¿Blaise Zabini los había ayudado? Era algo difícil de creer pero no veía en qué otro modo Draco podía haber llegado hasta ahí. ¿O sería que Lupin había pedido ayuda a Snape y este había convencido a Zabini?
- Tardará unas ocho horas en hacer efecto.- siguió Draco, dejando el frasco sobre la mesilla.- Hasta entonces, sería bueno que intentaras dormir.- y sonrió, en un modo lastimero que no lo había visto sonreír nunca. ¿Tan mal estaba que era ahora digna de su lástima?
- Me veo horrible, ¿verdad?- preguntó ella, mientras con una de sus manos tocaba su ojo hinchado que ahora parecía estar más grande que antes.
- Por suerte hay poca luz en este lugar...- bromeó él- Ya puse un ungüento sobre las lesiones más feas. De aquí a unas horas lo peor habrá pasado.
- Gracias...- fue todo lo que dijo antes de que, sin poder contenerse, comenzara a llorar.
Notó como él enredaba sus dedos con los suyos y aunque la acción generó un horrible dolor, se contuvo. Tan necesitada estaba de ese contacto que no importaba el dolor.
Draco, por su parte, la observaba sin poder evitar que la rabia se apoderara de él. No quería que ella lo notara, pero no podía dejar de pensar en que, si alguna vez volvía a toparse con Patil o Flint, se aseguraría de mandarlos al quinto infierno. ¿Por qué no había llegado antes? ¿Por qué no había evitado lo que ocurrió? Se inclinó hacia ella, que sostenía su rostro pegado a la unión de sus manos y besó su cabeza, como por reflejo. Aún no entendía del todo este sentimiento horrible que estaba descubriendo, pero comenzaba a pensar que el amor debía ser la extraña capacidad de sufrir por el otro como si se tratara de uno mismo. Y entre más lo pensaba, no veía que podía tener de bueno un sentimiento así.
- Debes intentar dormir...
- No...- susurró ella, que había logrado contener en algo sus lágrimas.- Antes quiero tomar un baño. ¿Tendrá Snape algo similar a una ducha?- preguntó algo escéptica, como si bromeara, lo que hizo a Draco preguntarse por qué ella estaba tan tranquila estando en casa de Severus Snape.
- No me has preguntado cómo es que llegamos aquí.
- Supongo que el profesor Lupin pidió ayuda a Snape.
- ¿Y por qué habría de hacer eso?
- Porque Snape ha estado ayudando a la Orden. El profesor Lupin me lo dijo.
- Pero Snape mató a Dumbledore... ¿No es extraño acaso que...?
- Si, pero... Si el profesor Lupin confía en él, nosotros debemos confiar también. ¿No nos ha traído hasta su propia casa, acaso?
- En realidad, no estoy muy seguro de que él sepa que estamos aquí... Pero, en el estado en que estás, no nos queda más que esperar a que llegue.
- Pues, mientras esperamos, creo que en verdad agradecería ese baño.
A Hermione le costaba creer del todo la escena. ¿Podría alguien creer el modo en que Draco Malfoy la ayudó a llegar al baño y preparó, a punta de varita, una tina caliente para ella. Mientras la ayudaba a desvestirse, ella fue consciente del modo en que la ira se apoderó de él al quitarle los despojos de su blusa. Ella habría querido decir algo al respecto, pero la silenciosa escena entre ambos era tan irreal, tan íntima e impensable, que le pareció que si lo hacía, que si hablaba, despertaría de su sueño.
Con ayuda de él, se sumergió en la tibieza del agua, rogando que fuera capaz de lavarlo todo, pero la mirada de Draco, el modo en que sus ojos se habían fijado en aquella marca que Flint dejara en su cuello, la alertó de cuáles podían ser sus miedos.
- Draco...- y se silenció. No sabía qué decir. Cómo decirlo. Quería tranquilizarlo, pero ni ella misma, si recordaba lo ocurrido, podía estar tranquila.
- ¿Él te...?- se cortó en su propia pregunta, sin mirarla a los ojos, aunque por el modo en que apretaba sus puños, la ira era evidente.- ¿Flint alcanzó a...?
- No...- Draco giró hacia ella sus ojos, incrédulo. Tan convencido estaba de su propio temor que no le sería fácil creer.- Lo intentó, pero no pudo hacerlo.
Por unos instantes más él siguió con los ojos fijos en ella, pero ella sonrió al fin y extendió hacia él su mano, acariciando su rostro, mientras le repetía que nada terrible había ocurrido. No lo que él temía, al menos. Y notó como el rostro de él se relajaba y envolvía entre sus manos las suyas para besarla.
En ese instante de largo silencio, en que ella acariciaba su cabeza y él, junto a la bañera, sostenía sus labios contra la mano de ella, Hermione comprendió de pronto que en ese instante había obtenido la respuesta a su pregunta. En aquella preocupación y en esa intimidad sin igual, estaba la respuesta que ella siempre había buscado a la cuestión de qué era lo que Draco Malfoy sentía por ella.
- Será mejor que te saque de aquí.- sonrió Draco, levantándose al fin.- No quiero saber cuál será la reacción de Snape si se encuentra con una mujer en su tina.- Y ella sonrió también, porque pese a las circunstancias y a todo, el descubrimiento que acababa de hacer convertía a aquel momento en uno de los más felices de su vida.
-Fin del Capítulo 16-
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