CAPÍTULO 15: MARCUS FLINT
"La crueldad, como todos los vicios, no requiere de nada más que la oportunidad para ser practicada".
- George Eliot
Draco nunca había estado tan agradecido de Patil como entonces, y es que, mientras regresaba a su cuarto y pensaba bien las cosas, comprendió el error que habría sido confesar que sentía por Hermione algo más de lo que siempre había admitido. Eso habría alentado en ella el idealista impulso de esperar de él más de lo que él estaba dispuesto a dar.
No necesitaba haber amado antes para saber que él jamás sería el amante ideal que Granger intentaría hacer de él. Nunca apoyaría la causa de la joven solo por verla feliz, ni sería el valiente idiota dispuesto a arriesgar su vida por otros. Él no era así. Era mimado, egoísta y egocéntrico, como ella bien debía saber a estas alturas, y eso no había sido hasta entonces un problema para compartir cama por las noches. ¿Por qué entonces tenía que hacer vergonzosas confesiones? Bastante tenía con que el imbécil de Potter lo supiera.
El histérico golpeteo con que llamaron a la puerta de la habitación lo sacó de sus pensamientos. Por un instante tuvo la ilusión de que fuera ella quien llegaba, como ya venía siendo costumbre por las noches, pero la urgencia con que los golpes se repitieron encendieron en él la alarma: algo andaba mal.
Y cuando Nimphadora Tonks, con su cabello coloreado de un verde vomitivo apareció del otro lado de la puerta, relatando sin pausa lo que sabía de la traición de Parvati y la desaparición de Hermione, Draco sintió que lo que sea que había en su estómago estaba pronto a salir por la boca.
- Remus dice que tal vez tú puedas ayudarnos, que quizá puedas tener una idea de dónde la llevaron y que quizá...
Pero él no oyó nada más que el zumbido de su propio corazón palpitando más rápido que nunca antes de bajar las escaleras en busca de Remus Lupin.
-HP-
Todo ocurrió demasiado rápido para Harry: la sonrisa de Ginny mientras detenía la sangre que brotaba de su nariz; sus bellos ojos marrones destelleando como nunca; sus labios rojos acercándose a los suyos, sus besos... Y el grito de Ron traspasando la puerta.
Greengrass, cuya mano Ron no había soltado en ningún momento, explicó lo ocurrido con Parvati, exponiéndola como una traidora, y Lupin, que había solicitado al Ministerio los registros de la Red Flu utilizada esa noche, a fin de saber dónde había ido a parar Hermione, recibió la respuesta de Shacklebolt, explicando que de algún modo, estos habían sido borrados. A nadie cabía duda que Percy debía haber tenido algo que ver en ello, y aunque no lo exponían abiertamente, Lupin dio la orden de que se le localizaran al instante. Ni siquiera Ron opuso resistencia esta vez.
Todo había sido planeado de modo de no dejar más alternativa que la plateada figura frente a la chimenea- un traslador, según era evidente- que con la frase: "Para Harry Potter", dibujándose mágicamente en letras verdes, por encima de ella, ofrecía a Harry la oportunidad de rescatar a su amiga.
Por supuesto que el primer impulso de Harry habría sido aceptar el reto, y coger la figura de una vez, pero el firme agarre que Ginny hacía de su brazo, así como la advertencia de Lupin, se lo impedían. Y es que el hombre lobo tenía razón: ir directo a la emboscada de los mortífagos, sin tener siquiera un plan, era sumar su muerte a la de su amiga.
Pero ¿qué plan podían elaborar lo suficientemente rápido como para no exponer la vida de ella por dejar pasar demasiado tiempo?
Fue entonces que Malfoy apareció en el lugar, con el rostro casi tan pálido como aquella noche en Malfoy Manor, y al ver la plateada figura sobre la alfombra, algo cambió en su expresión, dirigiendo su mirada casi instantáneamente a Greengrass. El nombre de Marcus Flint, que la rubia ya había mencionado- y al que nadie a parte de Lupin pareció dar importancia- fue una conclusión lógica para ambos, y Harry, que había compartido con él ya suficientes tardes de Oclumencia como para reconocer cuando maquinaba algo, supo, antes que nadie, que Draco Malfoy ya no oía a Lupin, ni a Daphne, ni a nadie.
La fría determinación que mostraban sus ojos grises, hizo a Harry recordar el rostro de Narcissa la noche en que enfrentó a Voldemort. Malfoy, en opinión de Harry, nunca había dado muestras de valor- ni aún cuando se negó a obedecer al Señor Oscuro había parecido atribuible a un destello de valentía, sino más bien a la desesperación- pero ahora que su rostro recordaba más que nunca las bellas facciones de su madre, Harry supo que Malfoy también había heredado eso de ella.
Pero, ¿sería posible? Sin duda, por lo desapercibido que había pasado para todos los presentes la abrumadora serenidad con que el rubio se inclinaba para observar el objeto en el piso, mientras respondía casi mecánicamente las preguntas de Lupin, nadie, aparte de él, sospechaba lo que estaba pronto a ocurrir; pero es que nadie, más que Harry, había oído la confesión de Malfoy.
¿No había dicho acaso, que la amaba?
- HP-
Una hora, cuatro minutos y diez segundos habían pasado desde que Granger dejara su cuarto, y Draco no quería perder más tiempo en oír a Lupin. Hacía mucho había concluido que, de no ser por esa racha de suerte que los acompañaba donde fuera, los Griffindors se habrían extinto a causa de la estúpida temeridad que los caracterizaba. Incluso Granger, a quien él consideraba una excepción a la falta de intelecto general de su casa, al parecer había sido lo suficientemente necia para dejarse embaucar por Patil.
Si Daphne tenía razón- y la presencia de aquel fragmento de la copa de Hogwarts en el piso hacía pensar que la tenía- era Marcus Flint quien estaba detrás de todo y no Bellatrix, como él había temido hasta entonces. Ya Luna había mencionado que fue él quien los enfrentó en la estación de trenes llevándose consigo a Theodore, pero Draco pensó que actuaba como peón de alguien más.
Sin embargo, usar un anzuelo tan básico como aquel traslador, menospreciando a Potter y compañía al creer que serían suficientemente ciegos para no advertir las consecuencias, era una trampa demasiado torpe para haber sido elaborada por Bella, que, aunque desquiciada sin remedio, cuando se trataba de urdir planes, era una genialidad.
No hubiese dejado un traslador tirado en la alfombra, con una invitación para Potter, que era a todas luces una sentencia de muerte. Y aunque Potter fuera lo suficientemente imbécil para tomarlo, Lupin, no era tan estúpido para permitírselo. El hombre lobo sabía que había otras formas de llegar a Hermione que no implicaran la muerte inminente de "El Elegido", y era cierto, pues no se arriesgarían a matar a Granger hasta no tener a Potter. La mantendrían con vida.
El problema era que Draco conocía la naturaleza de Flint lo suficiente como para saber que "viva", no significaba "ilesa". Pero también conocía otra cosa de la naturaleza de su antiguo compañero de casa: Marcus Flint siempre se había sentido inferior, y era ese complejo de inferioridad el que lo llevaba a actuar estúpidamente en pos del reconocimiento de otros, en este caso, el del Señor Tenebroso. Y además era misógino, razón por la cual nunca había aceptado las órdenes de Bella más que a regañadientes y por lo mismo Draco sabía que no permitiría a Bella arrebatarle la gloria de su estúpido plan. No informaría de nada hasta no poder entregar a Potter en bandeja, directamente a los pies de Lord Voldemort.
Lamentablemente, al descartar al "Elegido" de la lista de posibles héroes, las opciones que quedaban eran pocas: sugerir que fuera Weasley era añadir otra muerte, pues Flint no lo pensaría mucho antes de matarlo. ¿Para qué iba a querer dos señuelos? Algo similar ocurriría con cualquier otro amigo de Potter, incluso los Aurores, pues Flint contaba con la ventaja de tener un recibimiento preparado.
La única que podría cambiar algo la conducta de Flint sería la pelirroja, pero eso solo implicaría una muerte más rápida para Hermione, pues ¿para qué iban a querer usar a la mejor amiga como carnada, si tenían a la novia?
Y luego estaba él...
Draco nunca se había considerado a sí mismo particularmente valiente, por lo que no le resultó extraño que la hiel le subiera por la boca ante el miedo que generó en él aquella idea. Sin embargo, sometiéndolo a análisis, no era una idea del todo suicida. Era cierto que podían igualmente matarlo apenas lo vieran llegar, pero también era cierto que tenía más posibilidades que los demás de sobrevivir un buen rato. Después de todo, Flint siempre lo había odiado, y al ser Marcus un idiota que se dejaba llevar por sus emociones, lo convertía en alguien fácil de manipular. ¿No lo había hecho Draco ya, tanto en sus tiempos de Hogwarts, como en las pocas misiones que compartieron como mortífagos? Y a esto se sumaba la ventaja de la sorpresa, pues si algo Marcus Flint no esperaría, era verlo llegar a él en busca de Hermione.
Eso debería frustrar sus planes, ¿verdad?...¿Verdad?. En momentos como ese, resultaba frustrante el mutismo de su propia conciencia.
Mientras Draco se acercaba a examinar el supuesto traslador más de cerca, Lupin volvió a preguntar si tenía alguna idea de a dónde podía conducir el objeto. ¡Cómo si él fuese aún un mortífago! Aunque claro, para ellos lo era. ¿No era esa la causa de que tuviera el uso de una varita restringido únicamente a la preparación de pociones? ¿No era por eso que habían puesto en él un hechizo localizador, a fin de que, si intentaba huir algún día, rápidamente lo pudieran alcanzar?
Ya casi había olvidado las condiciones impuestas por la Orden para permitirle estar ahí en lugar de Azkaban. Pero, en la situación actual, esa desconfianza bien podía tener sus ventajas.
- Cualquier idea que puedas tener respecto al lugar donde podrían haberla llevado,- seguía Lupin, visiblemente impaciente- sería de ayuda, pues no tenemos nada que...
- ¿Cuánto tardaría el Ministerio en detectar el localizador de un prisionero de Azkaban?
- ¿Sugieres que usemos a un convicto para ir por Hermione?- preguntó Ron, como si la idea no le resultara del todo descabellada.
- ¿Cuánto tarda?- volvió a preguntar, fijando esta vez sus ojos en Lupin, quien le devolvió una expresión suspicaz.
- Unos cuantos minutos...- planteó Tonks, que parecía analizar la posibilidad- a menos que consiga quitarse el hechizo localizador antes que lleguemos a él...
Draco podía sentir la mirada de Potter clavada en su rostro, así como la incrédula expresión de Lupin analizándolo. ¿Sospecharían acaso lo que estaba a punto de hacer? Estaba inclinado justo frente a la figura. Tenía que ser rápido.
- En ese caso, cuentan con un par de minutos...
Alcanzó a sonreír en dirección a Potter, que estiraba su mano en un vano intento por detenerlo, justo antes de que la figura plateada se sintiera helada entre sus dedos y todo comenzara a girar.
-HP-
Parvati se resistía a morderse las uñas y evidenciar así su nerviosismo. No dejaría que aquel idiota comprendiera su miedo. ¿Por qué había sido tan estúpida? ¿En verdad creyó que podía confiar en un Mortífago? Siempre pensó que el trato era entregar a Hermione. ¿No había dicho Percy que a cambio de eso Flint había aceptado darle lo que ella quería? Pero ahora, cuando ella intentó exigir que le entregaran al asesino de su hermana, el maldito embustero salía con que el trato había sido a cambio de Potter.
- No puedes echarte para atrás, Flint- alegó ella con las manos empuñadas, y sus ojos reflejando su impotencia- hiciste el juramento inquebrantable con Percy... Era Hermione a cambio de...
- No... El trato que hice con Weasley implicaba que me ayudarían a atrapar a Potter. Granger era solo un medio para ello, sugerido por ti. Pero la verdad, querida Patil, es que no veo a Potter por ningún lado- sonrió, dejando al descubierto sus largos dientes delanteros.
- Pero vendrá por ella...
- Pues cuando lo tenga aquí, tú tendrás lo que quieres...- y amplió su sonrisa, en aquella actitud de mofa constante que la hacía temblar.
Parvati recordaba a Marcus Flint vagamente de sus tiempos de Hogwarts y en los últimos años, todo contacto que había tenido con el mortífago para llegar a un trato, se había llevado a cabo a través de Percy.
Recién ahora que lo tenía frente a ella, recordaba las razones por las cuales no era recomendable hacer tratos con los de su clase. Sus ojos grises la observaban en un modo que la incomodaba y su sonrisa... esa maldita sonrisa que caracterizaba a las serpientes como él, en Flint era aún peor, pues no tenía las bellas facciones de Malfoy para contrarrestarla, ni el encanto de Nott, ni nada que pudiera hacer de aquella expresión algo menos digno de repulsa.
Se giró sobre sus pies, intentando evitar esa mirada, e intentando a la vez no permitirle que notara su afectación. Había llegado junto a Hermione a la vieja casona de Godric's Hollow, donde dos encapuchados aguardaban por ellas según lo planeado. Debía admitir que por un momento, al ver la expresión confusa de Hermione, sintió algo similar al remordimiento. En ese instante, y solo por un breve lapso, se preguntó a sí misma el motivo de su rencor hacia la joven, y si la amargura no hubiese nublado su juicio, habría llegado a concluir que no existía ninguno. Pero el odio estaba ya tan arraigado en su corazón, y había pasado a ocupar un rol tan central en su vida, que de renunciar a ello, a ese odio, podría no quedar en ella más que el dolor de su propia tragedia.
Hermione intentó alzar su varita en dirección a uno de los encapuchados, pero el otro la envió a la inconsciencia al instante. Dónde la habían llevado, o qué futuro le esperaba al despertar, era algo que Parvati ni aún se molestó en preguntar. ¿Había importado a alguien lo ocurrido a ella? ¿Se había molestado cualquiera de ellos en decir, aunque solo fuera una vez, que lamentaba lo que le había pasado? La aceptaron en la Orden por lástima, y la marginaron desde el inicio. No. Hermione no merecía su compasión y por eso no hizo nada para ayudarla.
Aún debió esperar algún tiempo antes que la llevaran a ella junto a Marcus Flint. Sin duda los mortífagos tomaban sus resguardos para evitar ser localizados, y le extrañó comprobar que también tenían sus propios sistemas para mantener oculta su guarida. Por un instante, y solo por un instante, temió que del otro lado estuviera el mismo Voldemort esperándola, pero pronto comprendió que en aquella mugrosa casa, Flint era el amo y señor.
Y ahora, el muy maldito, le revelaba que sin la llegada de Potter no habría trato. Sin la llegada del "Elegido", no le entregaría al asesino de su hermana. Sabía que Flint tenía que dejarla ir- era parte del juramento hecho entre este y Percy- pero ahora que los minutos pasaban sin que el mortífago dejara de mirarla en ese modo, y sin que Harry llegase en busca de Hermione, temía que aquel "dejarla ir" no fuese precisamente pronto.
- ¿Y vamos a estar así hasta que Harry aparezca?- se atrevió a preguntar, en actitud desafiante, aunque sintiendo su voz ronca al hacerlo.
- ¿Propones alguna actividad para el intertanto?- Flint se humedeció los labios con la lengua, y si eso no hubiese sido suficiente para dejar clara su insinuación, las risotadas de los otros dos mortífagos que estaban junto a él, terminaron por lograr que los colores subieran al rostro de Parvati, a la vez que su corazón comenzaba a latir con más violencia.
Separó los labios para intentar decir algo, aunque no sabía bien qué, pero las palabras nunca dejaron su boca. Las miradas de todos los presentes se fijaron en el centro de aquella habitación, donde un cuerpo aparecía de la nada. Por un par de segundos Parvati sintió el alivio de pensar que era Harry, pero pronto el rubio platinado del cabello del recién llegado, le hizo comprender que no se trataba de él.
- ¡Pero, qué demonios!- exclamó Flint en una mezcla de incredulidad y asombro, mientras alzaba su varita en dirección al recién llegado.
- Marcus.- saludó Draco, en una actitud despreocupada que Flint recordaba bien de otros tiempos.
Uno de los mortífagos a espaldas de Draco, le exigió que tirara la varita, sorprendiéndose al comprender que no traía ninguna. El rubio alcanzó a reconocer su voz como la de Eddie Carmichael, un cerebrito de Ravenclaw un tanto mayor que él, cuya iniciación como mortífago le había intrigado al principio, hasta que un par de misiones juntos dejaron claro al rubio la naturaleza sádica que ocultaba aquel rostro de niño genio.
- ¿No intentarás comprobar si no soy Potter usando Veritaserum?- preguntó, intentando hacer tiempo, pero Flint, cuyo rostro pareció relajarse ante este comentario, sonrió con desprecio.
- No es necesario, Malfoy... Luego de tener el honor de hospedar a Nott entre nosotros, debimos poner en la casa un hechizo que acabara con el efecto de cualquier encantamiento no realizado con varita... Tú sabes lo bueno que era con la magia sin varita, ¿verdad?- Draco debió contener su ira. Si respondía a Flint, si decía cualquier cosa que lo hiciera caer en su juego, Marcus no dudaría en matarlo.- Pero tú no eras tan bueno como él en eso... ¿por qué venir hasta aquí sin varita?- esta última pregunta no parecía estar dirigida a Draco, sino a él mismo. Sin duda Marcus Flint analizaba las posibles razones por las cuales él había llegado ahí, y Draco sabía que no podía darle tiempo a pensar demasiado.
- Digamos que tu plan no era muy brillante, Marcus. No me mires así, ¿en verdad creíste que Potter vendría a una muerte segura?- La mirada de Flint viajó bruscamente a la chica que se encontraba en la otra esquina del cuarto, y recién entonces Draco se percató de la presencia de Patil. Pero no podía perder tiempo en ello. No ahora.
- Creí que le importaría más la muerte de su amiga...- la aseveración era un claro reclamo para Patil y Draco comprendió que ella había sido la de la idea. ¡Maldita bruja!
- Y le importa, pero quiere estar seguro de que, si se entrega, la dejarás ir.
- ¿Y te ha enviado a ti para negociarlo?- preguntó incrédulo.
- Supongo que era la mejor opción, pues si me matas, no me extrañarán demasiado... ya sabes que no soy precisamente objeto del aprecio de los de la Orden... Además...
- ¿Por qué lo haces, Malfoy?- la mirada de Flint se hizo seria de un instante a otro.- Sabes que nunca saldrás de aquí con vida, ¿verdad? No eres tan idiota como para no saberlo.
Draco había separado los labios ya para seguir con su improvisada representación, cuando Patil se entrometió nuevamente, solo para empeorar las cosas.
- Porque está enamorado de Hermione...
El rubio se mordió los labios, mientras guardaba como nota mental que, si lograba salir de ahí, se encargaría de hacer pagar a Parvati Patil. Sin embargo, más que pensar en el odio que nacía en él hacia la bruja en ese instante, o en los motivos que había dado en el pasado para haber hecho tan obvios sus sentimientos, lo que realmente ocupaba su mente, era la cáustica expresión con que Flint se tomó la noticia. Ni aún se molestó en preguntar por los detalles que Patil estuvo más que encantada de dar. En opinión de Draco, ni siquiera la oía, y, sin embargo, creyó cada una de sus palabras, mientras él se preguntaba una y otra vez si negarlo sería una buena opción o si podría resultar peor para ambos.
- Primero Nott...- dijo Flint de pronto, alzando su varita hacia Draco- Y ahora tú... Pero en tu caso es aún peor, Malfoy... ¿Con una Sangre Sucia? ¿Qué diría el pobre Lucius?- dio dos pasos hacia él, con lo que la luz que ingresaba por la ventana iluminó su rostro y para Draco fue mucho más evidente cuánto disfrutaba Flint aquello, junto a la promesa de una muerte lenta y dolorosa. ¿¡Donde diablos estaban los de la Orden!? ¿No habían dicho que solo tardarían un par de minutos?- Potter no vendrá, ¿verdad?- no parecía una pregunta.- Pero no importa. El Señor Oscuro estará igualmente feliz cuando te entregue a sus pies. Aunque eso tú ya debes saberlo.
- ¿Y eso te hará feliz a ti?- quizá solo debía ganar tiempo para que los de la Orden pudieran llegar- ¿Ver como me hace a mi lo que hizo con Nott?
- A decir verdad, con Nott el placer fue todo mío...- sonrió.- Yo fui quien le rajo el rostro hasta dejarlo deforme... El maldito se hizo el valiente, por supuesto, y no gritó ni una sola vez... por lo mismo fue difícil saber en qué momento murió realmente, aunque asumo que debió ahogarse en con su propia sangre, mucho antes de que lo dejáramos en paz...¿Te parece horrible? Nunca tuviste estómago para estas cosas, ¿verdad?... Nunca fuiste uno de nosotros, y jamás mereciste la marca, ni las esperanzas que el Señor Oscuro tenía en ti... Sólo la obtuviste por ser un Malfoy... por tu linaje y tu jodida fortuna... nada más.
- ¿Y a ti siempre te dolió eso, verdad?- sonrió de lado, intentado ocultar su propio miedo, pero sabía lo que se había ganado al hacerlo, por lo que el CRUCIO que salió de la varita de Flint no lo tomó por sorpresa, aunque fue suficiente doloroso para hacerlo caer de puro dolor. ¡Ya había olvidado lo que era estar a merced del Cruciatus!
- No sabes cómo me encantaría quitarte esa jodida sonrisa de la cara...- dijo Flint, inclinándose hacia él, que seguía en el suelo, aún presa del dolor.- Pero el Señor Oscuro fue enfático al decir que te quería entero... Supongo que tendré que conformarme con tu noviecita, ¿no? Después de todo, ¿no es para eso que las sangresucias están en este mundo?...
Por muy rápido que fue Draco en su ataque, la inestabilidad provocada por el dolor le dio a Flint la ventaja para retirarse y lanzar un segundo Cruciatus a su oponente e incluso un tercero. Tanto era el dolor que sentía el rubio en ese instante, que no fue ni aún capaz de evitar la patada con que Flint arremetió contra su rostro un instante después, haciendo brotar su sangre por las narices.
- Ya déjalo, Marcus...- se oyó al otro mortífagos que estaba a sus espaldas.- El Señor Oscuro fue específico al decir que lo quería ileso.- Draco reconoció su voz al instante, pero las escasas fuerzas que tenía no eran suficientes para girarse hasta él.
Marcus pareció refrenarse ante estas palabras, pero no sin cierta renuencia, hasta que finalmente se apartó de él un par de pasos.
- No importa... De todos modos tengo otros prisioneros con los que entretenerme...
- Sin ella, jamás tendrás a Potter...- dijo Draco con voz nasal, desde su ubicación en el suelo, con lo que Flint pareció detenerse unos instantes.
- Si Potter se digna a venir por ella, no le importará hallarla algo estropeada...
- Entonces, dame lo que quiero...- era la voz de Patil que venía a interrumpir la escena, llamando de vuelta la atención del mortífago, que parecía haberse olvidado de ella.- Si sabes que Harry vendrá por ella, y además tienes a Malfoy para entregar al Innombrable, entonces es lo justo que me des al mortífago que mató a mi hermana...
Draco no pudo evitar pensar en la ironía de todo. ¿Eso era lo que había pedido Patil? ¿Y creía que Flint cumpliría? Su risa, pese al dolor, atrajo la atención de la joven al instante.
- ¿De qué te ríes?- preguntó Parvati, con las manos empuñadas, ocultando poco su histeria. El rostro de Flint la observaba con curiosidad, a la vez que observaba a Malfoy al parecer sin intención de hacerlo callar, como si le pareciera divertido oír lo que el rubio tenía por decir.
- De que eres en verdad muy estúpida, Patil...- Draco fijó en ella sus ojos. Si iba a morir, y así parecía ser que ocurriría por culpa de la ineptitud de los de la Orden, no sería sin antes hacer sufrir a la causante de todo.- Flint no puede entregarse a sí mismo...
Los negros ojos de la joven parecían brillar en la oscuridad de pura ira y miedo, pero incluso cuando tuvo el valor para lanzarse contra Flint, este la repelió sin siquiera usar la varita.
- ¡Maldito! Eres un...- Flint la silenció con un hechizo para evitar que dijera nada más, mientras la alzaba por el cuello contra la pared, sin que las patadas de la joven parecieran hacer nada.
- La única razón por la que sigues viva hasta ahora, es por el maldito juramento inquebrantable... Pero Malfoy dice la verdad... Yo fui quien mató a tu hermana... Si hubiese sido un poco más como tú y no hubiese luchado tanto por escapar a lo inevitable, no habría sido necesario... Pero no fue un manso corderito como tú, ¿verdad? O quizás a ti si te gustó la experiencia y por eso no te resististe demasiado. ¿Te gustaría que lo repitiéramos ahora? ¿No? Lástima... No suelo repetirme el plato pero por ti habría hecho una excepción.- la soltó de golpe, dejándola caer contra el suelo, ante lo cual la joven, con el rostro cubierto de lágrimas, y la expresión más lamentable que Draco hubiese visto nunca, se acurrucó como un animalito herido entre la muralla y el piso.- Ahora, Patil... sé una buena chica y aprovecha de irte mientras puedas, pues si bien yo no puedo hacerte daño, esos dos mortífagos que ves ahí no hicieron ningún juramento... ¿Entiendes?
Aún enmudecida en lo que parecieron años, la joven se puso de pie lentamente, camino a la puerta. Sólo una vez su mirada intersectó la de Draco, pero en sus ojos no había nada más que un abismo sin fondo. No era digna de su lástima, en opinión del rubio, pero aún así, no pudo evitar sentirse incómodo ante aquella mirada. Era la misma expresión que había visto en sus ojos aquella noche en que él observó sin hacer nada. Y Draco pensó que quizá se tenía bien merecido morir por culpa de Parvati, porque él no había hecho nada por ella... pero, ¿qué podía haber hecho?
- ¿La dejarás ir?- preguntó Carmichael, a lo que Flint respondió con un encogimiento de hombros cuando la joven ya había dejado el cuarto
- Asegúrate de que encuentre la salida... No la quiero dando vueltas por acá...
- ¿Desde cuándo tan clemente, Marcus?- Se mofó Draco, que terminaba de ponerse de pie, pero un nuevo rayo verde emanado de la varita de Flint lo hizo caer otra vez.
- ¿Crees que no sé lo que estás haciendo?- le preguntó sonriendo- ¿Te enviaron para poder llegar aquí, verdad? Pensaron que un ex mortífago podía ganar el tiempo suficiente para llegar a nosotros y seguro incluso te enviaron con algún artefacto para ubicar nuestra posición... El problema es, Draco... que hace tiempo que pusimos un hechizo para inactivar los localizadores...
Draco intentó que su rostro no tomase la palidez típica del pánico que lo embargaba al comprender que no habría rescate, pero sabía, por la satisfecha expresión de Flint, que el miedo lo había traicionado.
- Llévalo abajo...- ordenó Flint al otro mortífago, mientras caminaba hacia la puerta.- Iré a divertirme con la sangre sucia mientras decido el mejor modo de entregar este traidor al Señor Oscuro.
Al instante en que Flint salió por la puerta, los pasos del mortífago a su espalda se sintieron rodeándolo hasta quedar frente a él. Aún no se había quitado la máscara, pero no era necesario. Draco ya había oído su voz de antes y no importaba el disfraz que usara, lo reconocería donde fuera. Alzó sus ojos hasta posarlos en aquellas dos orbes negras que eran lo único visible del rostro, y sonrió sin saber qué otra cosa hacer.
- Blaise... Tiempo sin vernos.
Pero en lugar de contestar, Blaise Zabini apuntó su barita hacia él con la ceremonia que lo caracterizaba.
- DESMAIUS.
Y Draco no fue conciente de nada más.
-HP-
Remus Lupin se masajeaba la cabeza sin encontrar una solución. No habían encontrado a Percy aún, ni rastros de Parvati o de Hermione. Y, por si fuera poco, el Ministerio decía no lograr dar con la ubicación del localizador de Draco Malfoy, y sospechaban la interferencia de algún potente hechizo.
¿En qué momento Draco había decidido dárselas de héroe, y por qué? Él nunca había sido adepto a oír rumores, pero hacía tiempo que había notado la extraña camaradería entre el rubio y Hermione. ¿Sería en verdad posible que la amara? En otro momento esto habría sido motivo de alegría para él, porque era un buen punto a favor para conseguir la libertad de Draco una vez que todo terminara, algo que había prometido a Snape, y que él mismo creía era lo justo.
Pero ahora, ¿tendría la posibilidad de redimir a Malfoy de sus culpas? Probablemente, una vez que apareciera el cadáver del rubio, el mundo entero lo tomaría por un héroe. Pero él no había prometido a Snape el estandarte del heroísmo para Draco, sino la supervivencia, algo que, en ese preciso instante se veía amenazada.
¿No era la muerte su final más seguro? Voldemort sabía que Draco era el dueño de la Varita de Sauco- algo que el mismo rubio desconocía- y sabía también, que matarlo era la mejor forma de lograr que la Varita le perteneciera y luego, solo le quedaría encontrarla. Otro incentivo más para llegar a Harry.
- ¿Lo encontraron?- fue lo primero que salió por su boca al ver entrar a Tonks, pero la expresión afligida de la bruja le dio su respuesta aún antes de que ella negara con su cabeza.
- ¿Qué vas a hacer?- le preguntó, al verlo ponerse de pie, pero Lupin no contestó. No tenía cómo explicar a su mujer que debía hallar a Severus Snape cuanto antes. Era el único que los podía ayudar.
-Fin del Capítulo 15-
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