Capítulo 5
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Una mujer de cabello celeste estaba parada en la parte más alta de las murallas exteriores que envolvían la capital del imperio que había gobernado por más de mil años.
Sus ojos azules, fríos como el hielo y afilados como una navaja, observaban con creciente emoción en el fondo de su pecho, como en el horizonte las fuerzas del ejército revolucionario marchaban hacia la última cruzada, la última batalla, el golpe final.
Un sonrojo apareció en sus mejillas.
Estaba emocionada y eso no podría negarlo.
Una verdadera masacre estaba a punto de suceder.
Lentamente giro sus ojos, y observo todo el paisaje.
― al parecer tienen planeado un ataque desde todos los frentes.
Dijo con una sonrisa, observando como las fuerzas de la revolución rodeaban la capital.
Su propio ejército estaba repartido por toda la muralla esperando sus órdenes, pero al frente estaba su caballería helada.
Aún estaba un poco molesta por que ese enmascarado haya escapado de ella, pero estaba segura de una cosa, y es que él aparecería en esta batalla.
Y probablemente en esta ocasión no evitaría el conflicto, una vez más la emoción creció dentro de ella.
Ese hombre enmascarado demostró tener habilidades interesantes, y probablemente vencerlo no sería fácil.
Una sonrisa se formó en su cara.
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Al otro lado del campo de batalla.
Tatsumi caminaba al lado de Najenda. Delante de ellos se movían miles de soldados, Najenda al ser la líder se quedó en la retaguardia dando órdenes, y Tatsumi era el apoyo.
A pesar de que el día era brillante y el cielo estaba despejado, un sentimiento opresivo se extendía por el aire.
Tatsumi trago saliva, esta era la primera guerra en la que participaba, y si ganaban sería la última.
― tranquilízate Tatsumi.
Najenda exclamo con una mirada seria.
― Hoy todo acabara, y para conseguir la victoria necesitamos estar concentrados. .
Ella diría con tranquilidad, lentamente volteo su mirada y observo a la mujer en la cima de la muralla.
― solo necesitamos derrotarla a ella.
Tatsumi asintió, con determinación.
Najenda levanto su mano, y señalo a los cañones alineados al frente del ejército, cientos de ellos estaban ordenados en una línea que se extendía por decenas de metros.
― disparen. .
Grito una orden.
El sonido estremecedor de cientos de bolas de metal, siendo enviadas por el aire hizo eco.
El olor a pólvora se extendió por toda el área.
Y los gritos de batalla de miles de hombre y mujeres que luchaban por lo que creían era lo correcto, resonó en el campo de batalla.
La mujer de pelo celeste, reacciono de inmediato, y una sonrisa se dibujó en su cara, solo para después mover su mano.
Y así comenzó la guerra.
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Una serie de explosiones se escucharon a la distancia.
Escurriéndose por toda la capital.
El enmascarado que estaba parado en la azotea de uno de los edificios más altos de la capital observo con poco interés hacia esa dirección.
Entrecerró sus ojos, y logro ver una serie de explosiones y humo alzándose detrás de las murallas que rodeaban a la enorme ciudad.
Entrecerrando sus ojos, y con la ayuda de su Sharingan, pudo ver como una energía particular se empezaba a hacer presente, esta energía era enorme, tanto así que incluso la podía ver desde donde estaba parado.
Y solo había conocido a una persona en este mundo que tenía el poder de crear semejante aura.
― Esa mujer se está divirtiendo. .
Murmuro con aparente desinterés mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar hacia el enorme palacio.
Esta también fue la señal para que el comenzara a moverse.
Movió sus manos y las junto.
Una nube de polvo surgió y fue dispersada por el viento en solo unos pocos segundos.
Un enorme camaleón de varios metros de largo se alzó imponente detrás del enmascarado, el cual le dio una ligera mirada.
Los ojos de la invocación eran de color morado con círculos, un Rinnegan.
También contaba con varias barras negras en todo su cuerpo, balanceo su cola lentamente.
Sin necesidad de pronunciar una sola palabra, u orden.
La invocación se camuflo, desapareciendo de la vista. Y se movió hacia la dirección de donde provenían los sonidos de batalla.
Madara continúo su camino.
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Akame y leone corrían por los pasillos del enorme palacio, ubicado en el centro de la ciudad.
― nos estamos acercando al área de las habitaciones privadas, ahí esta nuestro primer objetivó.
Leone grito, mientras daba la vuelta en un pasillo.
Akame asintió, pero noto algo extraño.
― Leone, no hay guardias.
La rubia no dijo nada y continúo corriendo.
Pero sus labios dibujaron una línea.
Si bien al principio se encontraron con unos cuantos guardias, mientras más se adentraban en el palacio la ausencia de estos se hacía más evidente.
― probablemente se deba a que la mayoría están peleando en las murallas exteriores.
Exclamo leone.
― aun así es extraño. Tal vez es una trampa.
Akame murmuro y la rubia asintió con una expresión endurecida.
Sin embargo ambas chicas continuaron corriendo.
Leone sonrió, y dijo con optimismo.
― incluso si es una trampa tenemos que seguir, mientras estemos las dos juntas estoy segura que será un juego de niños.
Akame sonrió levemente.
Entonces en el campo de visión de las chicas entro una enorme puerta de roble, de unos dos metros de alto.
Ambas corrieron más rápido.
Leone se lanzó hacia delante preparando su puño para romper la puerta.
Usando sus garras golpeo sin piedad la madera, destrozándola.
Astillas y pedazos de madera volaron al interior de la habitación.
Ambas chicas se pusieron en guardia, esperando cualquier cosa que tuvieran preparadas los del imperio.
Sin embargo, no estaban preparadas para lo que le esperaba.
En las caras de ambas, expresiones de sorpresa aparecieron.
Un solo hombre estaba sentado en una silla en medio de la habitación.
El hombre estaba usando una túnica de color morado, y una máscara que cubría la totalidad de su cara, solo con tres agujeros en forma de coma, dos de los cuales estaban ubicados donde estaban sus ojos.
Muchos cuerpos estaban regados por el suelo, tiñéndolo de color rojo.
Akame lo reconoció en solo un segundo, sin esperar una sola palabra, o señal, presiono con fuerza el suelo y se lanzó hacia delante.
El enmascarado no reacciono. O al menos no realizó ninguna acción para bloquear o esquivar el ataque asesino de la chica.
Solo se quedó inmóvil. Cuando la espada de Akame lo atravesó, ella aterrizo en el suelo, evitando resbalarse con la sangre.
Levantó su cabeza y Miro al hombre.
El cual seguía en su silla.
Aunque el respaldo de esta había sido cortado perfectamente.
― no fui lo suficientemente rápida.
La pelinegra murmuro.
El hombre giro su cabeza y la miro.
― tienes el habito de atacar sin siquiera dejar hablar.
El hombre dijo en un tono burlón, mientras se ponía de pie.
En ese momento Akame noto la extraña arma que el hombre tenía recargada a su lado.
Parecía un enorme abanico, que tenía una cadena conectada al brazo del hombre.
― una Teigu.
Ella se preguntó internamente.
― No tienes nada que queramos escuchar.
Una voz grito a espaldas del enmascarado.
― Yo no estaría tan seguro.
El hombre murmuro, y sin voltearse a mirar, se inclinó solo un poco dejando que el puño de la chica lo pasara de largo.
Akame y leone se movieron rápidamente, para seguir atacando.
El hombre dejo escapar un suspiro.
Y levanto su mano.
― quédense quietas.
Él dijo con aburrimiento
Antes de que ambas chicas pudieran seguir con su ataque, una enorme fuerza invisible las golpeo, y las mando a volar contra la pared.
El suelo de madera debajo del enmascarado, se agrieto ligeramente.
Akame se recuperó de inmediato, pero no siguió atacando.
El hombre tomo eso como una señal de que ella estaba dispuesta a escucharlo.
― Bien, ahora me gustaría hacerte una propuesta.
El enmascarado dijo, y Akame casi podría jurar que debajo de esa mascara había una sonrisa.
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Mientras tanto en la planta superior del palacio
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Dos figuras estaban caminando hacia una especie de altar.
Uno de ellos tenía una complexión pequeña y delgada, con el cabello verde hasta los hombros, sin importar de qué manera lo vieras solo es un niño.
A su lado caminaba un hombre que lo superaba con un gran margen en estatura, tenía el cabello blanco que se extendía hasta su espalda, y era corpulento.
Ese hombre es el primer ministro.
― Al parecer la general Esdeath, está manteniendo a raya a los rebeldes.
Dijo con una pequeña sonrisa el hombre.
El pequeño emperador sonrió.
― no esperaba nada menos de la general.
Exclamo con un toque de admiración en su voz.
El hombre asintió.
― Pero no podemos bajar la guardia, debemos de estar preparados para cualquier imprevisto.
Dijo con calma.
El niño asintió, avergonzado de su comportamiento infantil.
Luego miro el báculo que estaba sosteniendo en sus manos.
Y murmuro.
― la Teigu suprema.
El báculo del emperador era el interruptor que solo aquellos con sangre real, pueden usar para activar la llamada: Teigu más poderosa.
El niño asintió para sí mismo.
Sintiendo el peso de la enorme responsabilidad que caía sobre sus hombros.
― Muy bien.
Exclamo con determinación, comenzando a caminar hacia el altar desde donde podría activar la Teigu suprema.
El ministro sonrió, y dijo, sabiendo muy bien lo que sus palabras conseguirían en este niño.
― usted es muy parecido a su padre. .
Él dijo, luego entrecerró los ojos y añadió.
― estoy seguro que si él estuviera vivó, estaría orgulloso del hombre en el que se a convertido.
El niño se detuvo en seco, y miro al suelo.
Una mirada melancólica apareció en su cara.
― ¿De verdad?
Dijo el niño.
El ministro sonrió.
Manipular a un niño que no sabe nada del mundo, están sencillo.
Solo tienes que decirle algunos cumplidos, darle consejos, alejarlo de las cosas que podrían molestarlo, y tienes en tus manos una marioneta perfecta.
Esta guerra estaba ganada.
No había nada que el ejército revolucionario pudiera hacer para evitar su derrota.
Miro con desdén la espalda del niño mientras caminaba hacia el altar.
Mientras le fuera de utilidad se aseguraría de mantenerlo contento.
pensó el ministro.
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Akame entrecerró los ojos al escuchar las palabras del enmascarado.
―Propuesta.
Ella susurró con desconfianza.
Entonces lentamente movió sus ojos hacia los cuerpos regados por el suelo, sus ojos se abrieron ligeramente al notar que todos ellos eran los objetivos que debían de eliminar.
Lentamente miro al hombre que estaba parado como si nada, entre la sangre.
― ¿Qué es lo que quieres?
Akame decidió seguirle la corriente, este hombre era peligroso y no estaba completamente segura de poder eliminarlo sin usar toda su fuerza, lo cual ella no quería hacer, pues aún quedaba la amenaza más grande, si había una manera de evitar pelear con él, ella lo escucharía.
Leone se recompuso entre jadeos y gruñidos.
― quiero cooperar con ustedes. . .
El hombre dijo.
― ¿Qué . . Que estás diciendo?
Akame pregunto.
― como dije, quiero cooperar con ustedes en esta pequeña guerra que están teniendo.
Leone frunció el ceño.
― Por que deberíamos de creerte.
El hombre se encogió de hombros.
― no tiene ningún motivo para CREER EN MI PALABRA, Después DE TODO LAS PALABRAS NO VALEN NADA, LO IMPORTANTE SON LAS ACCIONES.
El enmascarado extendió sus brazos señalando los cuerpos.
Leone entrecerró los ojos.
― por qué quieres cooperar con nosotros, creí que habías dicho que para ti esta lucha no tiene ningún sentido.
El hombre asintió.
― es verdad esta lucha en mi opinión, no tiene ningún significado, más allá de provocar muertes innecesarias.
Akame lo miro fijamente Con ojos fríos.
― Entonces que buscas.
Pregunto la chica.
Lo que yo busco no importa.
El hombre dijo casualmente.
Leone dejo escapar un bufido.
― claro que importa, en primer lugar, nadie actúa sin buscar algo, dependiendo que es lo que buscas, podríamos considerar tu ayuda, o decidiremos romper esa mascara, y bajarte los humos.
Leone dijo con una sonrisa escalofriante, mientras tronaba sus nudillos.
El enmascarado inclino su cabeza.
― Estas segura que quieres seguir perdiendo el tiempo, hablando que lo que busca alguien que no es nadie, mientras allá afuera todos tus compañeros mueren en esta lucha.
Leone tembló ligeramente.
― supongo que al final ellos no son importantes para ti.
El hombre dijo con un tono ligeramente burlón.
Leone comenzó a caminar hacia el hombre.
Sin embargo, Akame la detuvo con una mano en su hombro.
Leone la miro, y cuando sus ojos se encontraron con los de Akame, ella negó con la cabeza.
Leone cerró sus ojos, y suspiro.
La pelinegra giro su cabeza y miro al enmascarado.
― Exactamente como pretendes ayudarnos.
― los ayudare a vencer a esa mujer, Esdeath.
El respondió con facilidad.
Akame lo miro inexpresiva.
― ¿por qué?
Pregunto ella.
― Porque, huh, digamos que quiero acabar con ella.
Se excusó el hombre.
― Por qué.
Volvió a preguntar la chica.
El enmascarado miro fijamente a la pelinegra.
― No entiendo por qué dudas tanto en aceptar mi ayuda, como ya dije no estoy interesado en nada relacionado al imperio, o la revolución, solo quiero acabar con esa mujer, no es eso lo que importa. Sin importar cuál sea mi motivo, lo que importa es que esa mujer morirá.
Akame lo miro.
― no confió en ti.
El enmascarado se quedó en silencio.
― Pero si de verdad nos ayudaras a matar a Esdeath, entonces.
Leone miro sorprendida a su compañera.
― Estas segura de esto.
La rubia pregunto, Akame negó con la cabeza.
No estaba segura, pero en esta ocasión la decisión era sencilla, elegir al mal menor.
Está bien aceptamos.
Akame dijo.
Una débil sonrisa se formó en la cara del enmascarado.
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En las murallas exteriores.
La caballería helada de Esdeath se movía implacable, matando y masacrando sin vacilación al ejército revolucionario.
La sangre se extendía por el suelo formando charcos carmesí, y los cuerpos se empezaban a apilar.
Gritos de batalla y de dolor, se extendían por todos lados.
Si bien el ejército revolucionario superaba con creses en número al imperio, la sola presencia de Esdeath y su caballería helada igualaba las condiciones.
La mujer de cabello celeste miraba la batalla, comandando a sus soldados.
Entrecerró los ojos y logro ver como múltiples usuarios de Teigu le hacían frente a su ejército.
Ella no estaba preocupada.
Cada vez que uno de sus soldados de hielo era destruido, el poder contenido en esté, volvía a ella.
Incluso si todo su ejército era aniquilado, no significaba nada para ella.
Miro con aburrimiento como todos se mataban entre sí.
Movió sus ojos, y logro ver como un borrón se movía con una vertiginosa velocidad, destruyendo varios de sus soldados de hielo en un instante.
Cuando la figura se detuvo, Esdeath entrecerró los ojos.
Era un chico que estaba usando una armadura muy particular, Tatsumi.
Esdeath medito silenciosamente.
Y luego con una mirada decidida, llego a la conclusión que ya era el momento de actuar personalmente, después de todo no es su estilo quedarse viendo desde la retaguardia.
Miro a sus subordinados que estaban detrás de ella.
― Me uniré a la batalla.
Ella dijo, sin esperar una respuesta de sus subordinados.
Movió su mano y en un instante, un caballo de hielo se formó en el aire.
Su habilidad probablemente era la más versátil y útil de todas las Teigu.
Solo estaba limitada por su ingenio.
Ella dio un salto y se montó en él.
― Después de todo no es mi estilo quedarme viendo desde la retaguardia.
Esdeath exclamó con emoción.
Con una sonrisa retorcida, cabalgo hacia el campo de batalla.
El suelo era destrozado y agrietado cada vez que los cascos del caballo chocaban contra el suelo.
El viento fue cortado por la increíble velocidad.
Esdeath empuño su estoqué.
El ejército rebelde soltó rugidos de batalla, y corrió hacia el encuentro de la mujer más fuerte del imperio.
La distancia entre ambos bandos fue cerrada en cuestión de segundos.
Solo un instante antes de que chocaran.
Se escuchó un grito.
Shinra tensei.
El grito se escurrió fácilmente por todo el campo de batalla, entre los gritos de los soldados de ambos bandos.
Los ojos de Esdeath se abrieron con sorpresa, cuando la familiar voz llego a ella.
Una fracción de segundo después, una enorme onda de choque impacto a la mujer, y su ejército helado.
El caballo de hielo sobre el que estaba montada se rompió y resquebrajo al ser golpeado por la onda de choque.
El suelo fue arrasado, y fragmentos de hielo salieron disparados por el aire.
El suelo vibro y tembló, extendiéndose por toda el área.
Una enorme nube de polvo surgió, y cubrió una parte del campo de batalla.
Un silencio apareció de la nada, ante el repentino acontecimiento.
Un hombre enmascarado estaba parado justo en frente del ejército revolucionario.
Su túnica de color purpura ondulaba suavemente, movida por pequeñas corrientes de viento.
Con una mano extendida hacia delante.
Un extraño abanico estaba en su otra mano recargado en el suelo.
A su lado estaba una chica de cabello negro, sosteniendo una katana.
Akame tenía una mirada ligeramente nerviosa, viendo lo que el hombre enmascarado había podido hacer con solo un movimiento de su mano.
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Najenda desde la retaguardia, observó ambas figuras, a su lado Tatsumi también tenía una expresión desconcertada, ocultada por el casco de su armadura.
― Jefa que está pasando.
Najenda no respondió.
Solo miro con una expresión endurecida la espalda del enmascarado, adornada por un extraño símbolo que ella no es capaz de reconocer.
Qué demonios es lo que estas planeando.
Se preguntó internamente la peli plateada.
Najenda se había tomado el tiempo de tratar de encontrar información de este hombre, que se llamaba a si mismo Madara Uchiha, pero no logro encontrar nada útil.
Ni el apellido Uchiha, o un hombre llamado Madara, es como si él fuera un fantasma.
No soy nadie.
Eso había dicho el hombre, y Najenda empezaba a creer que él no estaba fanfarroneando cuando lo dijo.
Pero ahora no le importaba saber quién era.
Sino porque él estaba al lado de Akame.
Y aún más importante, porque ataco a Esdeath.
Pero esas preguntas tendrían que esperar, si Akame estaba con ese hombre, algo debió de pasar, y si al menos por ahora eran aliados, ella no lo cuestionaría, cualquier ayuda seria recibida.
Incluso si esta provenía del mismo demonio.
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Cuando el polvo se despejo, una imperturbable Esdeath se podía ver, parada en medio de la destrucción.
Ni una sola herida o rasguño se podía notar en su cuerpo.
Una sonrisa rasgó su cara cuando sus ojos se encontraron con la figura del enmascarado.
― sabía que aparecerías.
Ella diría mientras comenzaba a caminar hacia el enmascarado.
Akame apretó el agarre sobre su espada. Lista para realizar un ataque.
Madara dejó caer su mano con un gesto perezoso.
― Mientras más grande sea el ataque, se necesita mucho más chakra y se pierde mucho control...
Pensó mientras analizaba su movimiento anterior.
― tendré que conformarme con pequeños trucos, o podría arriesgarme a agotar mi chakra, Nagato realmente eras el usuario indicado para el Rinnegan, con tu enorme chakra, te podías permitir hacer un gran alboroto.
Llego a esa conclusión, mientras miraba a la mujer de pelo celeste caminar hacia él.
Esdeath se detuvo a unos pocos metros.
El enmascarado entrecerró los ojos.
― a pesar de decir que no estabas del lado del ejército rebelde, mírate, estas aquí, es gracioso.
Esdeath dijo con una sonrisa, mientras colocaba una mano en su cadera.
― no necesitas creer en algo, para luchar por ello.
Dijo con un encogimiento de hombros el enmascarado, miro a la mujer y añadió. ― eso es algo que tú sabes muy bien, ¿verdad?
La sonrisa de Esdeath se crispo ligeramente.
― supongo que tienes un punto. Pero. . . ― Esdeath levanto su estoque y apunto al enmascarado. ― Esta vez no podrás huir.
Akame entrecerró los ojos al escuchar eso.
¿Acaso ambos ya se conocían?, el enmascarado tiene alguna clase de rencor personal contra Esdeath y por eso quiere cooperar en su derrota.
Esa clase de pensamientos pasaron fugazmente por la cabeza de la asesina, pero rápidamente volvió a centrarse en la mujer que estaba frente a ella.
Madara dejó escapar una risa, y dijo de manera casual.
― Porque haría algo así.
Lentamente levanto su abanico de guerra, y lo apunto a la mujer.
― Después de todo, yo también estoy ansioso por tener una buena batalla.
Su ojo brillo con un destello escarlata.
Esdeath sonrió, y luego se quedó en silencio.
― Tu nombre.
Ella dijo En un tono tranquilo, en contraste con la personalidad desenfrenada y ansiosa de sangre que siempre tenía.
― dime tu nombre.
Madara recordó que no le había dicho su nombre a esta mujer.
― me gustaría saber el nombre de alguien que es capaz de pararse frente a mí, sin ningún sentimiento de preocupación o miedo.
Ella dijo con una sonrisa.
Esdeath respetaba por sobre todo, a aquellos que tenían el poder para respaldar sus palabras, y este hombre sin ninguna duda, era de las personas que emanan el tipo de aura, de ser alguien temible.
Y ella decidió que quería saber el nombre de esta persona, antes de matarlo.
El hombre permaneció en silencio.
Los soldados a sus espaldas no decían una sola palabra.
Todas las miradas se dirigieron a él.
Algunas con curiosidad, ansiedad, miedo, incertidumbre e incluso entre algunos de ellos esperanza.
Luego de unos momentos de permanecer en silencio, el enmascarado dijo.
― Madara. . . Madara Uchiha.
Para el, un nombre no significaba nada, Obito Uchiha está muerto, Madara Uchiha está muerto.
Sin importar que nombre diera, el resultado de esta batalla, no cambiaría.
Esdeath asintió con solemnidad.
Y luego el hielo surgió, como una furiosa ventisca.
Madara apretó el agarre sobre la empuñadura de su Gunbai.
Un estruendo recorrió el aire, e hizo temblar los cielos.
Y así la batalla entre el salvador del mundo, y la encarnación de la ferocidad, dio inicio. comenzó.
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