31. En plena audiencia
Podía hacer tiempo, distraer a Gun y no llevarlo a la audiencia de Off. Pero, por la determinación del muchacho sabía que Gun era capaz de aventarse el carro y salir corriendo con tal de ir con su hermano mayor. Le bastó ver cómo había salido corriendo de la casa descalzo sin importarle nada más.
—Gun has salido sin zapatos de la casa ¿Te has hecho daño en los pies?
—No me importa —respondió— no puedo dejar que encierren a Off, él tiene miedo a la oscuridad —dijo con preocupación— además... si lo encierran no podré verlo, y yo quiero estar con él, si lo encierran tendrán que encerrarme con él.
—Gun mi hermano no ha hecho cosas buenas y...
—¡Cállate! —Gritó sorprendiendo a Mix— una vez dijiste que Off era malvado y te dije que no lo era, ahora dices que ha hecho cosas malas y yo no voy a dejar que digas eso.
—Mi hermano te compró eso no es algo bueno.
—Él me rescató del infierno que estaba viviendo —Gun miró con enojo al hermano de su prometido— detén el coche, no quiero ir contigo, tú no quieres a Off.
—Tranquilízate por favor Gun —pidió Mix— claro que quiero a Off, él es mi hermano, es mi sangre, la persona que ha cuidado de mí desde pequeño... te llevaré con mi hermano, de hecho ya casi llegamos —anunció— en la parte trasera están tus pantuflas, fue lo primero que encontré.
—No vuelvas a decir que Off es malo o yo... —hizo una pausa— tendré que golpearte.
Off estaba molesto porque no esperaba que la prensa "rosa" estuviera ahí. Daba gracias a Dios porque Gun no solía ver ese tipo de programas, además seguramente Mix le estaría enseñando a nadar, ya que le había dicho que aprovecharía esa actividad para distraerlo.
También tenía que agradecer que el juez no hubiese dejado entrar a la prensa a la sala en donde se celebraría la audiencia. En dicho lugar solo se encontraba el, el juez, los dos fiscales que habían ido a dejarle el maldito citatorio, dos oficiales de seguridad y dos personas más que no pudo distinguir.
Además, a su lado estaba Arm Weerayut, el abogado que haría todo lo posible por salvar su trasero. Al menos parecía un hombre seguro y profesional. Su mirada aguda y perspicaz le brindaba un poco de seguridad, quizás podía permitirse tener alguna esperanza de volver a ver a Gun... quizás.
—Señor Jumpol —lo llamó Arm.
—Off está bien —indicó el empresario.
—De acuerdo Off, el itinerario es el siguiente —empezó a explicar el abogado —en breve harán pasar a los testigos, ya que la defensa argumenta que ellos son la pieza clave para sustentar la acusación en su contra —señaló a las dos personas que Off no había reconocido indicando que ellos eran parte de la defensa —después de escuchar sus testimonios nos darán la oportunidad de hablar a nosotros, no tendrá que hablar mucho, de eso me encargaré yo, sin embargo, si el juez pidiese que hable usted, niegue todos los aspectos negativos
—¿No es contraproducente?
—No si queremos ganar —respondió Arm— si el juez pide que se inicie un juicio en su contra apelaré a que mientras dure el proceso usted sea puesto en arresto domiciliario.
—Dejo mi destino en sus manos —comentó Off.
—Off, tengo la seguridad de que vamos a ganar —dijo el abogado— y créame que yo no tendré que hacer mucho.
A los pocos minutos el juez entró en la sala haciendo que todos se pusieran de pie en señal de respecto a su autoridad. Después de que el juez tomó asiento, el resto de las personas presentes en la audiencia lo imitaron, todo en absoluto silencio.
Las presentaciones correspondientes tardaron alrededor de diez minutos, éstas se habían llevado a cabo por los abogados de ambas partes. Cuando su señoría supo quiénes estaban presentes en aquel lugar le concedió la palabra a la parte acusadora para que con ellos se iniciara la tan esperada audiencia en la que se estaba jugando la libertad del ciudadano Off Jumpol.
—Si me permite su señoría —habló el abogado de la defensa— iré nombrando a mis testigos para que se presenten al estrado.
—Moción aprobada —señaló el juez.
—Gracias su señoría.
Las manos de Off empezaron a temblar. Era la primera vez que sentía miedo. Su destino estaba en manos de otras personas, ¿Qué podía esperar de todo aquello? ¿Algo bueno o malo? Sintió que se estaba quedando sin aire y su corazón latía más y más rápido.
—Los testigos irán pasando conforme los vaya nombrando —comentó el abogado— Suradet Piniwat (Bas), Natouch Siripongthon (Fluke), Perawat Sangpotirat (Krist), Nachat Juntapun (Nicky), Thitipoom Techaapaikhun (New), Wanarat Ratsameerat (War), Ishikawa Plowden (Luke), Sittichok Pueakpoolpol (Tommy) y Poy Kritsanapong (Poy).
¿Sus ex sumisos eran los testigos protegidos? Sinceramente jamás se lo hubiera imaginado. Es decir, ¿Cómo los abogados que los acusaban habían conseguido dar con ellos? ¿Ahora qué haría? Giró su vista a Arm pero éste se veía impávido. ¿Él sabía algo?
Después volvió a mirar a los chicos que habían estado bajo su dominio. Se veían bien, mucho mejor que él inclusive. Todos lucían radiantes, esplendorosos, y hasta dichosos. Nada comparado con el día en qué lo había comprado. Se alegraba, y mucho, cada uno de ellos había sido especial, pero claramente ninguno se podía comparar con su bello ángel.
Suspiró derrotado. Sabía que no debió haberse ilusionado, era hora de pagar por lo que había hecho. No podía victimizarse y decir que no era justo, pues lo era. Y ahora lo único que podía pensar era ¿Cuánto tiempo podría sobrevivir en prisión? En cuanto los reos se enterasen cuáles habían sido sus crímenes, seguramente le harían lo mismo. Solo pensarlo le dio un escalofrío.
Y por si fuera poco, el universo le dijo a Off que no bastaba con tener a sus ex sumisos ahí, el estrepitoso ruido de la puerta de la sala abriéndose hizo que todos los presentes voltearan a la misma. Sí, su última adquisición, aquel bello ángel que se había convertido en su razón de ser, entraba haciendo un escándalo que jamás se imaginó que ocurriría. ¿Qué demonios estaba haciendo Gun Atthaphan ahí?
—¡No pueden encerrar a Off! —gritó llegando hasta donde se encontraba un pequeño muro que separa a los participantes de la audiencia del resto de personas presentes.
—¿Quién es usted? —preguntó el juez asombrado por la presencia del joven. ¿Cómo había entrado si había dos guardias de seguridad en la puerta?
—Soy Gun, y no quiero que encierren a Off, por favor.
El juez lo observó con detenimiento. Ese joven estaba llorando y pedía "por favor" que no encerrasen al acusado. Como si esas simples palabras pudieran hacer "magia". No obstante, el chico siguió hablando ignorando por completo que se trataba de una audiencia judicial.
—Por favor no lo encierren, él es muy bueno, es el hombre más bueno de todo el mundo —explicó Gun entre lágrimas— él me llevó al salón de belleza, me compró productos de belleza, me compró toda esta bonita ropa, me llevó a comer hamburguesas deliciosas, él quería que yo tuviera un gato y me dejó tener dos, y hasta los deja dormir en la cama, me llevó a conocer la playa, me regaló una tablet para ver videos, le dijo a la señorita Sara que me enseñará a leer y escribir, me regaló un ramo de girasoles hermosos, instaló en la casa una caja de arena enorme para que pudiera jugar y hacer castillos de arena, me obsequió esta cadena con un dije con mi nombre, me da de comer todos los días, me cuida, me protege —Gun cada vez lloraba con más intensidad y Off solo quería correr a su lado para poder abrazarlo— y él... Off me ama tanto como yo lo amo a él.
Todo se quedó en silencio. Gun observaba atentamente a Off y éste lo observaba absolutamente lleno de sorpresa. ¿Gun lo amaba? ¿Su adorado y bello ángel sentía amor por él? ¿Siquiera sabía distinguir eso? Tenía tantas dudas, pero algo en el brillo de aquellos ojos llorosos le decía que las palabras de ángel eran verdad, Gun realmente lo amaba. Sonrió y lágrimas empezaron a correr por su rostro.
Quería llegar a él, besarlo y abrazarlo. Decirle que era verdad, que aquellas palabras no podían ser más ciertas. ¡Lo amaba! ¡Lo amaba profundamente y con cada fibra de ser!
—¿Gun cierto? —preguntó el juez.
—Sí, me llamo Gun Atthaphan.
—¿Qué relación tiene con el señor Off Jumpol?
—Es mi prometido —respondió hipando mientras mostraba con orgullo el anillo que Off le había dado.
—¿Y cómo es que se conocieron? —indagó el magistrado.
—Su señoría esto se sale del protocolo de la audiencia —alegó la parte defensora.
—Yo dirijo el estrado abogado, así que yo sé a quién le concedo la palabra —respondió el juez responsable.
—¿Puede responder mi pregunta joven Gun Atthaphan?
El menor observó al juez mientras se secaba las lágrimas con la manga de su playera. Sabía lo que tenía que hacer para salvar a Off.
—Yo era pobre señor —empezó a decir Gun— pedía limosna en un crucero vial y el señor Off Jumpol me dio unas monedas, pero yo vi que él iba comiendo un pan y se lo pedí porque tenía mucha hambre, entonces él me dijo que si quería trabajar para él y yo acepté, por un techo y comida haría cualquier cosa.
—¿Y qué trabajo lo hizo hacer el señor Jumpol?
—Limpiar la casa señor —respondió Gun— a cambio de un techo y comida.
—¿Y me puede explicar cómo es que de empleado pasó a ser su prometido?
—Yo me enamoré de él y él de mí, él me ama y yo a él, me dio esté anillo como algo simbólico, porque cuando me pida que me case con él será increíble —fue la respuesta que dio el menor.
—¿Ha mantenido relaciones sexuales con el señor Jumpol? —cuestionó el juez.
—No señor, nosotros hemos hecho el amor.
—¿Lo ha obligado a hacerlo?
—No señor, yo quiero hacer el amor con Off.
—¿El señor Jumpol le ha golpeado alguna vez?
—No señor, nunca.
Aquel chiquillo con cara llorosa no parecía ser Gun. Off no podía apartar la mirada de él, parecía tan seguro y tan determinado a ¿Salvarlo? Porque si no era eso simplemente no entendía por qué había dicho todo eso si era una mentira. ¿Quién le habría dicho que dijera eso? ¿Mix acaso? ¡Dios! se veía tan firme y sincero, que si él no hubiera sido parte de esa historia que contaba la creería sin importar nada.
Todos en la sala estaban sorprendidos por el extraño suceso. Siendo una audiencia judicial todo se llevaba a cabo mediante un protocolo, aunque era cierto que el juez a cargo de dicho tribunal tenía la absoluta autoridad de llevar el proceso como mejor le pareciera siempre y cuando no afectara a las partes, y ciertamente escuchar el testimonio de ese joven que había irrumpido su sala no perjudicaba a nadie.
—Bien Gun, le voy a pedir que por favor tome asiento y guarde silencio —comentó el juez.
—No encierre a Off —pidió el menor volviendo a llorar.
—El proceso debe continuar, y si usted no se sienta y guarda silencio tendré que decirle a los oficiales que lo saquen del recinto.
—Si encierra a Off, deberá encerrarme con él.
—Si no se sienta y guarda silencio tendré que sacarlo —el juez elevó su voz con autoridad.
—Usted no puede gritarme —reclamó el menor. Le había prometido a Off que nadie le haría daño y lo estaba cumpliendo.
—Cariño, siéntate por favor, todo estará bien —Off le dijo con calma y solo así el menor hizo caso.
El dolor de la separación no había sido nada comparado con la alegría de verse de nuevo. Gun había aparecido en la audiencia cuando menos lo esperaba y estaba ahí con el propósito de ayudarlo. Su pequeño y hermoso ángel, era el ser más maravilloso del mundo, y aunque sabía que no lo merecía, Gun era suyo, solo suyo.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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