2. El preámbulo para una mala noche

La casona de Off Jumpol era una mansión de lujo. La colosal y moderna vivienda de dos mil trescientos metros cuadrados se encontraba en medio de un bosque a las afueras de Bangkok. Su tamaño, su ubicación y sus lujos hacían de ella una de las mansiones más hermosas de toda Tailandia. Eso sin contar su exageradísimo precio que rondaba los dieciocho millones trescientos mil euros.

Las instalaciones de la vivienda estaban climatizadas, ya que el calor de la ciudad era insoportable durante el verano a pesar de vivir rodeado de árboles. Por ello, también contaba con una piscina techada en forma de lago con cascadas artificiales incluidas. La flora y la fauna era algo que no podía faltar, pequeñas palmas, arbustos y flores decoraban exquisitamente el lugar, así como exóticas iguanas que solían descansar sobre los troncos de los árboles. El techo imitaba un cielo parciamente soleado con esponjosas nubes perfectamente dibujadas. Las amplias ventanas sin cortinas permitían que la luz de afuera entrara sin permiso.
Las habitaciones destacaban por sus amplios y altos ventanales que permitían la entrada de luz natural. No tenía que preocuparse de que alguien lo viera, no tenía vecinos y sus empleados solían estar en una casa aparte a varios metros de su hogar. La decoración había sido completamente hecha por él: moderna, sencilla y minimalista. Algo que mostraba parte de su personalidad.

La mansión tenía siete dormitorios, pero solo uno era ocupado por Off. Doce baños completos y cuatro aseos. Contaba además con la preciada sala de juegos de Off, con billares, mesas de ping pong, una mesa para jugar cartas, un cómodo sillón para ver la televisión y un bar perfectamente equipado, aunque ese no era el único bar de la mansión. Cuatro más estaban distribuidos por toda la casa.

La sala de cine, el spa y el gimnasio eran otras de las habitaciones que ocupaban aquel recinto lleno de lujo y de comodidad y que solo disfrutaba aquel importante hombre de negocios.
El chófer de Off los dejó a él y a Gun en la casa principal y partió a la casa de los empleados. Tenían prohibida la entrada a menos que "el jefe" lo requiriera. Salvo por "Jennie", la señora que se encargaba de hacer la comida y la limpieza del hogar. Era una casa grande, pero ella se podía hacer cargo de todo perfectamente así lo venía haciendo desde hacía varios años.

—Date un baño y después baja a cenar —indicó Off a Gun —Jennie te llevará a la que será tu habitación y te dejará ropa ahí.

—Si señor —respondió el joven sin mirarlo a los ojos.

—¡Ah! Y una cosa más Gun —lo detuvo antes de que se fuera en compañía de su empleada— no intentes escapar, por las buenas puedes llevar una vida agradable a mi lado, por las malas puedo ser tu peor pesadilla.

—Entiendo señor.

Sin decir nada más, Jennie se llevó a Gun a la habitación de invitados, aquella que se encontraba más cercana a la recamara de Off. Le indicó donde estaban las cosas y le dejó ropa en la cama. Esa ropa era la que con anterioridad Off había comprado a sus antiguos "sumisos" y que fue guardando con el paso del tiempo. Quizás no le iba a quedar toda al inusual muchacho, así que debían ir de compras.

Después de una espera de media hora, Gun bajó cambiado con la ropa que le había sido asignada. El joven tenía una gracia natural para moverse, a pesar de caminar con la vista al suelo, sus movimientos eran elegantes y sofisticados. Los antiguos dueños de Gun habían hecho un excelente trabajo más que un "esclavo" parecía una "dama de compañía" perfecta.

Y como había esperado, la ropa no le quedaba, especialmente los pantalones. Sin embargo, podía decir que Gun lucía adorable. Sería la envidia de muchos al tener a tan hermoso "sumiso" en su poder y eso hacía que su ego se inflara más.

—Cenarás conmigo en el comedor —indicó Off haciendo una seña para que lo siguiera. El joven así lo hizo— eres muy delgado ¿Tus dueños te tenían a dieta?

—No señor —respondió sin agregar nada más.

—No pareces alguien que haga ejercicio tampoco.

—No lo hago señor.

Bien, entonces la complexión de Gun era algo natural. Extraño pero posible. Se preguntaba si la belleza de ese chico era también innata o la habían fabricado.

—Toma siento —le dijo Off señalando un lugar a su izquierda—imagino que sabes porque estás aquí.

—Sí señor.

—Bien, entonces tendremos sexo cada vez que yo lo quiera, harás lo que te pida cuando te lo pida —explicó Off— no me gusta compartir, así que solo tendrás sexo conmigo, siempre tendrás que estar limpio, las personas sucias me desagradan y me dan asco —siguió diciendo— cuando no te necesite para tener relaciones tendrás que ayudarme con otras cosas.

—Sí señor.

—Harás labores de asistente, tomar recados, anotaciones... —Off se dio cuenta de que el cuerpo de Gun se tensó de inmediato— ¿Pasa algo?

Sin embargo, en esta ocasión Gun no respondió. Su cuerpo comenzó a temblar y empezó a respirar con dificultad, aquello que se le estaba pidiendo era algo imposible para él y de pronto el miedo de regresar con Na se hizo más presente que nunca, él no quería que su nuevo amo lo devolviera, no sabía de lo que era capaz, pero sabía que todo, cualquier cosa o cualquier situación era mejor que estar en las garras de Na.

—¿Qué pasa Gun? —preguntó Off voz seria pero el chico parecía no reaccionar— ¡Gun! —gritó para regresarlo a la realidad— ¡Regresa Gun! —se levantó para quedar enfrente del muchacho y entonces por una fracción de segundo sus ojos se encontraron— ¿Qué pasa?

—Señor...

—Responde Gun

—Señor, no sé leer ni escribir —contestó al fin— y si no sirvo para ayudarlo en eso, probablemente me regresará con Na y yo... yo no quiero volver con él.

¿Cómo alguien de la edad de Gun no sabía leer ni escribir? ¿Qué se supone que haría con él cuando no tuvieran relaciones sexuales? ¿Labores del hogar? Sin embargo antes de pensar en lo que iba a hacer con él se aseguró de que ese joven estuviera tranquilo.

—Ya veremos qué otra cosa puedes hacer —dijo alejándose de él— por lo pronto vamos a cenar, quiero ducharme y después tendremos sexo.

—Si señor.

La cena transcurrió en absoluto silencio por parte de los dos. Las cucharas golpeando los platos, los vasos siendo depositados en la mesa y Off carraspeando un par de veces fueron los únicos sonidos que se escucharon en el comedor.

Gun se estaba comiendo todo sin rechistar. Sus modales eran dignos de alguien de clase alta, por eso mismo Off, insistía en que no parecía que ese chico se hubiera criado en aquel horrendo barrio, su imagen tan refinada y pulcra no encajaba con la zona de la que era oriundo.

—¿Tus antiguos dueños te enseñaron los modales en la mesa? —preguntó de pronto. Tenía derecho a saber todo lo que refería a Gun.

—No señor.

—¿Y cómo es que sabes que utensilios tomar? Pareces una persona de la alta sociedad, no solo al comer, tienes muchos ademanes de alguien que ha tenido una buena vida.

—En realidad me limito a imitarlo señor.

Los ojos de Off se achicaron cuando Gun respondió su pregunta. ¿Qué lo estaba imitando? Vaya eso no se lo esperaba, y al parecer no era tan observador como solía pregonar pues no había notado que ese muchacho emulaba sus acciones.

—¿Y por qué lo haces?

—Para poder complacerlo señor.

—¿Quién te ha dicho que lo hagas? —Off de verdad sentía curiosidad pero al parecer Gun lo estaba entendiendo mal.

—Si mi comportamiento lo ha molestado le ruego me perdone, y por favor indíqueme cómo debo de actuar ante usted.

—Esto no es un regaño Gun, pero es complicado encontrar a alguien tan complaciente como tú, solo estoy un poco sorprendido.

—No entiendo por qué, es para lo que servimos —dijo con voz lúgubre— desde que tengo uso de razón se me ha dicho que solo para esto sirvo, así que aquí estoy señor.

Era sumamente extraño que Gun hablara mucho, generalmente solo respondía las preguntas que le hacían sin agregar nada más, pero al parecer ese nuevo dueño suyo estaba interesado en conocer más de sus anteriores actividades. Así que por su propio bien tenía que responder más de dos palabras.

—¿Por qué no quieres regresar con Na?

—El abusa de mí cada vez que me regresan señor.

—¿En esta ocasión también lo hizo?

—Si

—Pero tus otros dueños también lo hacían —alegó Off.

—Na... el sexo con él es...

—¿Es?

—No es solo con él, siempre son orgías en donde cuatro o cinco sujetos incluyéndolo a él me toman —Gun evitaba especialmente recordar esos encuentros pues además de salvajes eran terriblemente dolorosos.

Era la primera vez que Off invitaba a un "sumiso" a cenar con él, la primera vez que platicaba acerca de sus "aventuras pasadas", y la primera vez que sentía odio y repulsión por las personas que lo dañaron.

Sonrió con sorna.

No tenía la calidad moral de juzgar a sus anteriores dueños cuando él mismo iba a usarlo para satisfacer sus deseos sexuales y probablemente fuera mucho peor que los que estuvieron antes que él.

—Bien, te repito que a mí no me gusta compartir, pero si tendrás que complacerme con lo que quiero.

—Si señor.

Siguieron comiendo en silencio. Gun no subía su mirada y se dedicaba a observar la comida del plato. Hasta ese momento su nuevo dueño, del cual aún no sabía ni siquiera su nombre estaba resultando ser un hombre educado, civilizado y cortés.

Por lo general cuando lo compraban lo primero que hacían era desnudarlo y enterrarse en su cuerpo, la mayor parte del tiempo lo hacían sin consideración y mucho menos preparación y obviamente le dolía como el infierno. Jamás se preocupaban por su propio placer, así que no sabía que era tener relaciones sexuales placenteras, tan solo se limitaban a usar su cuerpo, vaciarse en su interior y listo, debía esperar a que sus dueños se excitaran nuevamente para hacer el mismo ritual.

Pero no quería ilusionarse con que su nuevo dueño fuera diferente. Ningún hombre que compraba a una persona podía serlo, omitió un suspiro suplicando mentalmente que el hombre que estaba comiendo a su lado no fuera "tan" salvaje en el sexo. Internamente rezaba porque sus fantasías fueran moderadas aunque era muy poco probable.

—Ven acá Gun —la voz de su dueño lo sacó de sus pensamientos. La tortura sexual estaba a punto de comenzar. Se levantó de la silla y caminó hasta quedar enfrente de Off— siéntate en mi regazo y abrázame —Gun, sorprendido por la petición lo hizo con nerviosismo— si haces lo que te digo no la pasarás mal conmigo —susurró Off.

En ningún momento sintió los brazos de su dueño en su cuerpo, pero si podía percibir el calor que desprendía su varonil anatomía. Para ser un comprador de esclavos era muy cálido y olía muy bien tenía que admitir, y aunque no entendía porque quería tenerlo en sus piernas mientras lo abrazaba temía que aquella situación fuera el preámbulo para una mala noche, la calma antes de la tormenta.

La vida le había enseñado que no debía confiar en nadie, ni siquiera en tipos caballerosos y bien parecidos que a simple vista parecían amables y comprensibles, esos eran los peores, siempre con sus oscuras y sádicas fantasías que el dinero les ayudaba a cumplir.

Off estaba tranquilo, inusualmente tranquilo con ese niño en su regazo. Antes de ir al mercado negro a comprarlo había tenido un mal día, los malditos estadounidenses y sus estúpidas peleas con China ponían la bolsa de valores a temblar, por ende los empresarios actuaban con mucha más prudencia y los negocios se veían pausados y hasta terminados por esas rencillas sin sentido.

—Mi nombres es Off Jumpol —dijo de pronto el hombre mayor— es un placer conocerte Gun.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ 

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