14. Llorar de felicidad
No podía dejar de pasar su lengua por el cuello de su sumiso, su sabor se había convertido en una droga para su organismo. Sus manos también jugaban traviesamente por todo el cuerpo de chico que aún yacía dormido. Solo habían pasado un par de horas después de su primer encuentro sexual y él ya quería sentir nuevamente alrededor de su hombría la calidez y la humedad de la entrada de Gun.
Antes de que su hermoso sumiso despertara se desnudó para quedar en igualdad de circunstancias. El cuerpo de muchacho era fascinante... cautivador, y parecía estar diseñado para encajar perfectamente con su cuerpo maduro. Ni siquiera las piezas de un maldito rompecabezas se empotraban tan bien como lo hacían sus cuerpos.
—Se... señor... —gimió Gun aun adormilado.
—Shhh, cariño... soy Off... —acarició su rostro con una de sus manos mientras se sostenía con la otra.
—Off...
—Si cielo, quiero volver a sentirte —susurró apasionadamente— no te imaginas lo mucho que te necesito.
El menor pensó por un momento que se encontraba soñando, pero lo descartó de inmediato cuando sintió el miembro de su amo frotándose cerca del suyo, haciéndolo volver a sentir ese calor que nacía en su interior cada vez que el señor Jumpol estaba cerca de él.
Para complacer a su señor abrió las piernas y dejó que éste se acomodara mejor encima de él. Sabía lo que iba a pasar entre ellos, y recordó que esta sería la primera ocasión en que lo harían en la cama. ¿Sería igual de agradable y delicado como lo fue en la sala? Quería pensar que sí, él haría lo posible porque su amo no se enojara y lo tratara de la misma manera que cuando se entregaron horas antes.
Gun rodeo el cuello de Off con sus brazos y lo atrajo más a su cuerpo. Ambos despedían un calor que era fácil de sentir por el otro. Sus respiraciones agitadas anticipaban lo que se venía.
—¿Quieres que te haga mío?
—Sí Off... —respondió el menor. Ahora ya no solo era su deber como esclavo, era algo que le gustaría volver a experimentar.
—Haré lo que disfrutes corazón...
Se separó un poco del cuerpo del menor para contemplarlo con fascinación. Las palabras para expresar lo maravillado que estaba con su sumiso se habían acabado. No había nada que lo ayudara a describir lo absolutamente bello, majestuoso y exquisito que era ese muchacho.
Acercó sus labios al cuello y depositó un beso, bajó unos centímetros y besó nuevamente la suave piel de Gun. Y así, poco a poco, lentamente y sin prisa recorrió todo el cuerpo del menor, dejando en su camino, pequeños y ligeros besos que hacían estremecer al chico que estaba debajo de él.
Off podía sentir los sutiles temblores del cuerpo de Gun con el fino toque que sus labios ejercían en cada rincón de su cuerpo. Sonrió satisfecho, pues además de desear locamente a ese chico, quería con todas sus fuerzas que el joven muchacho experimentara placer... que se sintiera deseado, que formara bellos y gratos recuerdos de sus encuentros sexuales y que siempre, siempre estuviera dispuesto a compartir más momentos eróticos con él... solo con él.
—Off... —el suspiro de Gun fue una súplica a que continuara con su labor.
—Vamos a cambiar de posición mi cielo —susurró Off al oído de su bello sumiso.
—¿Cómo quieres que me ponga? —preguntó el menor un poco asustado.
—Ponte a cuatro sobre la cama —indicó y se movió un poco para que el chico pudiera acomodarse mejor.
—¿Así? —preguntó Gun con inocencia pero sonando jodidamente sensual.
—Así estás perfecto —dijo Off acercándose al cuerpo de su amante—pero si en algún momento te sientes incómodo o no lo disfrutas quiero que me digas Gun... no quiero que eso sea una mala experiencia para ti ¿De acuerdo cariño?
Off no supo que profundo calaron esas palabras en el corazón del chico que había comprado. En ese instante, algo se rompió dentro de Gun y se quedó completamente quieto. Le costaba creer y asimilar lo antes dicho por su amo. Había entrado en estado de shock ante las tiernas palabras del señor Jumpol. No pudo evitar que las lágrimas cayeran libremente mojando por sus rosadas mejillas y que tenues sollozos salieran de sus labios. Estaba llorando, y era la primera vez que un amo lo hacía llorar de... felicidad.
—Cielo ¿Por qué lloras? —Off lo hizo voltear un poco el rostro para ver qué era lo que estaba pasando, pero Gun no podía responder— Gun, dime por qué lloras —exigió preocupado.
—Off... Off...
—¿Te lastimé?
—Off... nadie... nadie se había preocupado de que yo sintiera comodidad y placer —soltó el menor— y usted... tú me has dicho que si no estoy cómodo te lo haga saber... eso... eso... no sé cómo explicarlo... yo...
—¿Te hace sentir bien? —preguntó el mayor conmovido.
—Sí
—Bien, eso es bueno en realidad —limpió sus lágrimas ya más tranquilo con la explicación del muchacho— pero puedo hacerte sentir mucho mejor —declaró posicionándose nuevamente detrás del joven para embestirlo de una sola estocada.
—¡Ah!.... —gritó el menor— Off...
—Sé que esto te gusta cariño —volvió a embestirlo de manera salvaje— sé que disfrutas que estemos juntos... dime que te gusta Gun... dime que te hago sentir muy bien.
—Me gusta Off... me gusta todo lo que haces —susurró Gun.
Y el joven sumiso se refería a todo. A sus cuidados, a sus palabras, a sus abrazos, a sus atenciones, a sus regalos y claro, al sexo. No iba a negar que en un principio le temía, y aunque ese temor aún estaba en su sistema, era menos el miedo que le hacía sentir. El señor Jumpol había cambiado un poco su actitud con él, y había cumplido su promesa de no golpearlo más. Además, estaba el maravilloso gesto de considerar importante su bienestar en ese momento que estaban compartiendo.
Y aunque ahora, el señor Jumpol estaba siendo un poco salvaje, no era nada que no pudiese soportar, además le dio la libertad de decir si le estaba gustando o no, y ciertamente aunque lo penetraba con fuerza lo estaba disfrutando mucho, porque todo lo que hacía su amo era muy diferente a lo que había vivido con los otros señores en el pasado.
—Estás tan caliente y húmedo cariño... —balbuceó el mayor— me fascina estar en tu interior.
—¡Oh Off!...
—¿Lo disfrutas, cierto?
—Sí... sí...
Lo estaba disfrutando como nunca, pues ahora tenía la libertad de decir si le gustaba lo que su dueño le hacía o no, y el señor Jumpol hacía cosas con su cuerpo que nunca nadie antes había hecho, se preocupaba por su placer y por su satisfacción y eso lo llevaba a experimentar el sexo de una manera absolutamente diferente, mucho más agradable y amena.
Su dueño lo sorprendió cuando tomó entre su poderosa mano, su virilidad erecta, ahora sabía lo que era una erección por el placer y no como una reacción natural del cuerpo. Mientras lo penetraba con violencia su mano se movía velozmente sobre su miembro. ¡Oh Dios!, fue el pensamiento que pasó por la mente del menor pues sentía que iba a desfallecer.
—Córrete para mí cielo... déjalo salir todo.... —Off mordió su oreja causando un escalofrío.
—Off... se siente... se siente muy bien... Off....
Gimió fuertemente cuando la blanca semilla de su ser brotó de su pene con intensidad manchando a su paso las sábanas de la cama, segundos después volvió a suspirar eróticamente cuando Off llenó su interior. Sintió que sus rodillas temblaban y que el aire no llegaba correctamente a sus pulmones.
—¿Sientes mi esencia dentro de ti, mi amor?
—Sí... puedo... sentirla... —el menor habló con dificultad.
—Respira cielo, me alegro que estés consciente después de nuestro encuentro.
—Ha sido... muy... muy... agotador....
—Vamos a recostarnos un momento en lo que todo vuelve a la normalidad.
Off salió del cuerpo de su amante y se tiró en la cama atrayendo el cuerpo de su sumiso a él. Lo abrazó con fuerza, y después pasó la sábana limpia por encima de sus cuerpos. Era agradable poder descansar de esa forma después de tan grato momento, Gun seguía emanando calidez y un agradable olor a sexo que lo excitó nuevamente. ¡Por todos los cielos! No tenía ni dos minutos de haber llenado la entrada de su amante cuando ya quería repetir nuevamente esa acción.
Pero Gun estaba cansado, y su agotamiento no solo era físico, sino mental. El señor Jumpol lo hacía sentir como nunca antes se había sentido. Lo hacía pensar en cosas que jamás hubieran pasado por su mente, lo hacía imaginar escenarios absolutamente optimistas cuando en su vida solo había existido la oscuridad. ¿Sería posible que por primera vez alguien sintiera algo de aprecio por él? Con esa pregunta rondando sus pensamientos se quedó profundamente dormido entre los brazos de su dueño.
»Esa noche se olvidaron de la cena. Aunque después de salir de la habitación de Gun una vez que éste se quedó dormido le indicó a Jennie que subiera pan tostado con mermelada de fresa y un vaso de leche por si su hermoso sumiso despertaba con hambre a mitad de la noche, pero intuía que con el placer que había sentido, Gun dormiría hasta el día siguiente.
Jennie dejó la comida en la mesita de noche y rellenó el plato de los gatos que habían adoptado los señores de la casa. Ella conocía la vida que el señor Jumpol llevaba, pero al igual que la profesora Legge, firmó un contrato de confidencialidad y recibía un muy buen pago por sus servicios, además de que tenía mayores prestaciones laborales que cualquier otro empleo. Por eso solo callaba ante la vida personal de su jefe.
Off tampoco cenó. No tenía alimento en su estómago pero se sentía satisfecho. Al menos por ahora, haber tenido relaciones con Gun dos veces en un mismo día había sido sencillamente fantástico. El cuerpo de su sumiso era adictivo, nada más pensar en él lo hacía prenderse y querer salir corriendo a dónde estuviera para profanarlo con ternura y cuidado.
Sí, ¡Ternura y cuidado! Términos que antes nunca hubiera usado ahora se los planteaba de manera casual y esporádica. Solo con una persona se atrevía a hablar de sus fantasías y de lo que había hecho con sus sumisos, y si esa persona lo escuchara sin duda se reiría en su cara, y probablemente eso sería muy pronto.
Eran las tres y cuarenta y cinco de la mañana cuando un leve maullido lo sacó del mundo de los sueños. Abrió los ojos reconociendo el lugar en el que estaba y otro maullido le recordó que el señor Jumpol lo había llevado a adoptar dos gatitos. Se incorporó y vio a los pequeños felinos llorando por querer subirse a la cama, eran tan pequeños que aún no podían hacerlo por su cuenta.
—Pick, no seas llorón o el señor Jumpol se puede molestar —dijo en voz baja temiendo despertar a su amo. La oscuridad que se reflejaba en las ventanas y el silencio sepulcral le indicaban que aún era de noche.
—Vengan —los cargó y los subió a la cama. Los mininos rápidamente se acurrucaron juntos en la almohada y Gun se permitió sonreír. Sonreír de verdad.
Se sentó nuevamente en la cama para volverse a acostar y notó que en la mesita de noche había comida. Ciertamente tenía hambre, no recordaba haber comido nada pues la fatiga que le había provocado el señor Jumpol lo había dejado agradablemente agotado.
Tomó un pan y un vaso de leche y empezó a comer. Estaba rico, realmente delicioso. Agradeció el detalle de su amo de haberle dejado comida y una pequeña lágrima rodó por su mejilla.
Con el señor Jumpol no había pasado hambre ni un solo día.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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