10. Un pez gordo
Después de la cena, Off llevó a Gun a la sala para sentarse frente a la chimenea. Él se sentó en el sillón y el joven a sus pies en la alfombra, no había dado esa indicación, el muchacho lo había hecho por iniciativa propia, le gustaba pero no estaba cómodo con eso por lo que sin pensarlo mucho se acomodó a su lado en el suelo del lugar.
—Señor...
—Los dos podemos estar en el sillón y los dos podemos estar sentados en la alfombra —lo tomó del brazo para acomodarlo entre sus piernas— Gun, el hecho de que seas mi sumiso no significa que valgas menos —explicó mientras pasaba sus manos por los muslos del menor— podemos charlar, salir, hacer un montón de cosas juntos además de tener sexo, te compré para eso y para que me hicieras compañía, como puedes ver soy un hombre un poco... aburrido.
—Jamás he pensado eso de usted señor.
—Por ahora, pero después te darás cuenta de eso —indicó Off— lo que quiero que entiendas es que no eres un esclavo sin voz ni voto.
—Haré lo que me diga señor.
—Lo sé cariño —aseguró el mayor— gírate y bésame.
Sin despegarse del piso Gun se giró y besó a su dueño en los labios. También en iniciar un beso tenía muy poca experiencia, eran sus propietarios los que dictaban el ritmo de un acto tan íntimo, haciéndolo frenético, salvaje y duro, por supuesto que jamás los disfrutó. En cambio, los besos, los pocos besos que había compartido con el señor Jumpol eran todo lo contrario.
Su amo besaba lentamente, exploraba con calma el escondite de su lengua, que cuando se juntaba con la suya "algo" que no reconocía recorría todo su cuerpo. Con los besos del señor Jumpol podía sentir un estremecimiento positivo desde la punta del pie hasta los cabellos de su cabeza. Además siempre sabía bien, algo parecido a la menta con ligeros toques de... ¿Canela? En una ocasión le dieron un té de ese sabor y pudo relacionarlo con el sabor de la boca de su amo.
Los ojos del señor Jumpol permanecían cerrados cuando se besaban, no sabía si eso era bueno o malo pero internamente lo agradecía porque si no tendría que verlo a los ojos ya que él siempre besaba con los ojos abiertos.
Las manos del empresario fueron moviendo el cuerpo de su sumiso hasta recostarlo por completo en la alfombra color beige de la sala. En ningún momento dejó de besarlo, al contrario, con el paso de los minutos fue adentrándose más en la húmeda cavidad que lo estaba volviendo loco, y para nada era algo de lo cual estaría orgulloso, ningún sumiso bajo su poder había tenido ese efecto en su persona.
—Gime todo lo quieras para mí —susurró Off rompiendo el beso.
—Señor... —suspiró el menor en sus brazos tratando de recuperar el aliento.
—No quiero tener que repetirte que debes decirme por mi nombre cuando tengamos sexo —le dijo mordiendo su hombro. Era una mordida furiosa que arrancó un gritó por parte de Gun que se asustó temiendo el enojo de su amo por el grito que había salido de su boca— no frenes nada que quiera salir de tu boca.
—¡Oh!
—Así Gun... gime para tu señor.
La mano de Off se fue directamente a la hombría del menor por debajo de la ropa, sonrió de lado pues notó que ya estaba chorreando. Con tan poco podía conseguir que el chico chorreara por él y se sentía satisfecho. Poco a poco fue quitando los estorbosos pantalones y la ropa interior para apreciar su desnudez. Con la misma calma con la que besó, subió su camisa para poder apreciar el pecho desnudo de Gun.
Jodidamente perfecto... no había otra maldita forma de describir a Gun. Sus ojos se desviaron hacía la chimenea que estaba cerca de ellos brindándoles su calor. Las intensas llamas brillaban con nitidez sobre sus impresionantes ojos oscuros. El negro de sus ojos combinaba perfectamente con el naranja del fuego que no solo lo calentaba físicamente, sino que prendía su deseo a niveles inimaginables.
Su mano seguía meciendo pausadamente el miembro de Gun que se retorcía en el piso de aquella habitación. De pronto imaginó lo deliciosamente caliente y excitante que sería pasar una braza por toda la piel de aquel jovencito; cerró sus ojos apretando con su mano libre su propia masculinidad... a su mente acudieron las imágenes de la piel canela de su sumiso roja por el calor del fuego pidiendo alivio, angustia que aplacaría con su semilla blanca una vez que se corriera sobre él... ansiaba quemar esa suave piel...
¡Maldita sea el jodido infierno! Apartó su vista del fuego y gruñó con impotencia y frustración. ¡Moría por lastimar a Gun y ver heridas en su cuerpo provocadas por él!... pero no podía, lo deseaba, lo anhelaba, para eso jodidamente lo había comprado pero simplemente... no podía.
—Abrázame Gun —ordenó enojado apretando los puños.
—Si... Off —el joven se incorporó un poco y abrazó a su mano pasando las manos por el cuello y recargando su barbilla en el hombro. Pero no era suficiente para calmar el caos que se originaba en la mente de Off.
—Muerde mi hombro.
—¿Disculpe señor?
—¡Qué muerdas mi maldito hombro! —gritó golpeando el piso con su mano. Gun obedeció de inmediato pero no ejerció la fuerza que Off necesitaba— con más fuerza —ordenó. Gun lo hizo pero aún no daba resultado— más fuerte...
Gun encajó con ganas sus dientes con el miedo corriendo por sus venas. Era una orden que su señor le estaba dando pero no quería hacerle daño, quizás aquello sería peor. ¿Y si más tarde lo castigaba por eso? ¿Y si le dejaba una marca la cual provocara que el señor Jumpol se desquitara más tarde con él?
Sin embargo, un par de minutos después Off lo tomó de su cabello con gentileza y lo retiró de su piel. Gun abrió los ojos terriblemente asustado. Su dueño estaba sangrado por culpa de su mordida. Un esclavo jamás lastimaba a su amo, siempre era al revés... siempre.
—Señor Jumpol... lo siento —apenas había terminado de disculparse cuando Off lo separó de su cuerpo para propinarle una cachetada.
—Te dije que mientras estemos en una sesión de sexo me llamaras Off ¿No te queda claro? —Gun sin levantar la mirada se tocó la mejilla lastimada.
—Lo siento... Off
—Vístete y date una ducha, subiré en un momento.
El menor obedeció al instante, confundido con la actitud de su amo, no estaba enojado por la mordida sino porque le había dicho "Señor Jumpol" cuando debía haber dicho "Off"... Off... era un bonito nombre... sofisticado y elegante. Justo como el dueño del mismo. Justo como todos los hombres ricos que tenía el suficiente poder y dinero para comprar a otra persona.
Off permaneció sentado en la alfombra que esta vez había recargado su cuerpo en el sillón. Su rodilla derecha flexionada sostenía el codo de su brazo mientras su mano jugaba con su pelo. La otra mano descansaba sobre el suelo.
"Frustrado", sí, así estaba en ese jodido momento. Él tenía un deseo... una necesidad y no había sido capaz de satisfacerla por eso lo único que podía sentir era ira, decepción y un vacío no saciado. Y lo peor es que nadie, ¡NADIE! le impedía cumplir su sueño... bueno... Gun tenía algo que lo hacía detenerse y no sabía si llorar o reír. ¡Estúpido Gun!.
Varias carpetas color amarillo descansaban sobre el amplio escritorio de la sala de juntas de ISOG, una agencia profesional de investigaciones privadas tailandesa, que brinda servicios integrales de investigación, inteligencia, verificación de antecedentes, localización de personas, investigaciones corporativas, investigaciones matrimoniales, investigaciones criminales, servicios forenses, operaciones de inteligencia, servicios legales, crímenes internacionales entre otras.
Entre sus más reconocidos clientes se encontraba la Organización de las naciones Unidas, varios gobiernos de la Unión Europea y de América Latina, las empresas LG, Husky, Panama Port Company y más que deseaban permanecer en el anonimato.
El agente Ja Phachara tenía en sus manos el particular caso de trata de personas. Unicef Tailandia había interpuesto una demanda por la desaparición de personas en circunstancias sospechosas, la mayoría de los desaparecidos eran menores de edad y se presumía por los activistas que aquello tenía que ver con la trata de personas.
Los principales sospechosos eran hombres de la escena política de Tailandia, altos funcionarios con cargos verdaderamente importantes dentro de la esfera gubernamental que regía aquel país. Aunque empresarios muy importantes y bastante influyentes también aparecían la larga lista de los posibles responsables de dichos crímenes.
Aquello le hubiera parecido sorprendente, pero los diez años que llevaba trabajando para dicha agencia privada le habían enseñado que: "el siguiente caso siempre sería más sorprendente que el anterior"... y vaya que lo era. Con anterioridad había dedicado treinta y siete meses a un caso internacional de desvió de dinero de una poderosa empresa rusa, el cual había quedado resuelto en favor de la compañía que defendían, y si bien, había sido un caso importante, no podía comparar el desfalco de dinero con la compra—venta de seres humanos.
—Si se comprueba que los funcionarios del gobierno participan en este tipo de actividades, sin duda será un escándalo a nivel nacional —comentó First Chalongrat, asistente de la agencia ISOG.
—Escándalo internacional, querrás decir —alegó Phachara.
—Muchos empresarios también serían perjudicados.
—Lo peor de todo es que son grandes compañías con el suficiente poder adquisitivo para poder costearse un buen abogado o en su defecto pagar a los jueces y comprar su libertad quedando impunes
—¿Y qué piensas hacer jefe? —preguntó First.
—Para poder refundir a todos esos asquerosos hombres en la cárcel necesito pruebas, muchas pruebas
—Cuenta conmigo, jefe —sonrió el asistente y Phachara solo asintió con la cabeza agradeciendo el apoyo.
Sabía que meterse con el gobierno una locura. Un trabajo verdaderamente arriesgado, por no decir "Kamikaze". Así que iniciaría con los empresarios, ya había pedido al área de sistemas los expedientes de algunos de ellos, así que empezaría con las investigaciones al azar, realmente no le importaba quién caería primero, con que cayeran de uno por uno era más que suficiente para él.
Tomó la primera carpeta y la abrió para ver quién estaría bajo su atenta observación los siguientes días. La información del empresario aparecía ante sus ojos:
"Off Jumpol", magnate e inversor financiero de origen finlandés naturalizado tailandés. Nacido el veinte de enero de mil novecientos ochenta y siete. Primogénito de padres divorciados. Su padre, finlandés por nacimiento es Sompob Jumpol, dueño de la compañía WoodNotes, una empresa finlandesa que diseña y fabrica textiles para el hogar en su natal Finlandia. Su madre, oriunda de Tailandia era Dararat Adulkittiporn que en sus años de juventud había sido modelo y actriz, que ahora manejaba una cadena de Spa's al sur del país. Off Jumpol era actual presidente de Siam Cement Group, es conocido por ser el hombre que provocó la quiebra del banco de Inglaterra dos años atrás, episodio llamado como el "miércoles negro", donde Jumpol aumentó su cuenta bancaria con más de dos mil millones de euros y produjo pérdidas al estado británico por miles de millones de euros más. Es el hombre más rico de Asia, y uno de los más ricos del mundo.
—Es un pez gordo —murmuró Phachara en voz baja y siguió leyendo.
Es además presidente de Jumpol Foundation, una organización que canaliza los fondos donados por Off a diferentes causas. Se rumora que el año pasado donó cerca de catorce millones de euros a causas relacionadas con la educación, la salud y los derechos humanos.
Si Off Jumpol donaba miles de euros a causas a favor de la humanidad, ¿Por qué aparecía en la lista de empresarios que compraban personas? Algo no cuadraba ahí... así que debía averiguar porque ese hombre aparecía en dicho listado.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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¡Oh por Dios! ¿Acaso se vienen los problemas para Off?...
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