Patrick confiesa.
ASTRID
Tener que aguantar aquí a McFly no es la cosa más satisfactoria del mundo, mucho menos después de todo lo que hemos pasado. Sobre todo lo de la mañana. No quiero que le den sus arranques cuando nos topemos de casualidad o haga alguna cosa extraña más de las que ha hecho y dicho en la enfermería. Todo este tema me desespera hasta un punto inimaginable. ¿De todos modos qué hace acá de nuevo? No necesita un trabajo, además, ya acepté sus incongruentes sentimientos hacia mí.
Podría cambiar de empleo, pero llevo mucho tiempo aquí como para hacerlo por una persona. Es absurdo. Solo debo ocuparme de trabajar y no quedar a solas con él. Mika es peligroso... en muchos sentidos.
"Ocuparme del trabajo y no quedarme a solas con McFly. Ocuparme del trabajo y no quedarme a solas con McFly", la última vez que me repetí tanto un propósito fue el primer día de clases y todo resultó un desastre.
—Yo entera soy un desastre... —murmuro sin pensar. A mi lado, una de mis compañeras de trabajo deja de abrochar su camisa para mirarme alzando una ceja esperando que repita lo que supuestamente le dije—. Hablo conmigo misma —le informo antes de que pregunte.
—Ah, bueno —asiente y vuelve a su camisa.
Por mi parte, termino de cambiarme el uniforme. Ya es hora de salir y a McFly no le he visto ni la punta de la nariz. Sigue holgazaneando igual que antes o peor. No entiendo cómo fue re contratado, pero seguro Cassandra tuvo algo que ver en todo esto. Es la hija del dueño después de todo.
—Nos vemos mañana —me despido de mi compañera después de sacar de mi bolso la copia de Romeo y Julieta que James me ha dado. Ella hace un ademán con la mano como forma de despedida.
Camino hacia la puerta trasera mientras escucho una charla enredosa entre Cassandra y McFly. Una corazonada me pide que me oculte y es lo primero que hago. El pasillo hacia la salida es algo angosto y oscuro, por lo que cualquiera que se oculte en él puede pasar desapercibido si tiene la compostura precisa. Afino mi sentido auditivo logrando escuchar alguna que otra palabra sin sentido.
Es McFly quien habla ahora.
—...ella no lo creería aunque se lo dijera El Papa —comenta con sarcasmo. Tengo un vago presentimiento y unas ganas de salir arrancando. Pero me mantengo oculta—. Tú eres hija única, no lo entiendes. Pero, ponte en el caso: ¿Qué pensarías si te enteraras que tu hermano, la persona que has defendido todo el maldito tiempo, es un imbécil que vivía haciéndoles la vida imposible a los demás y tiene vídeos sobre eso?
El corazón me da un vuelco. Dentro de mí diminuta cabeza intento procesar lo que Mika acaba de decir sin comprender en su totalidad la pregunta, ni el mensaje. Sin embargo, la duda comienza a apoderarse de mí a tal punto que necesito salir huyendo del lugar para escapar de las incansables preguntas que me hago a mí misma. ¿A quién, exactamente, se refería con "ella"? ¿A quién se refería con hermano? ¿Estaba hablando de mí? ¿Estaba hablando de él y su hermana? ¿A Patrick? Mi hermano no. Él no podría atreverse a hacer ese tipo de cosas, ni hoy, ni nunca.
Camino hacia la salida a toda prisa, olvidando por completo el pequeño escalón que hay al salir por la puerta trasera. De todo el lío el traigo dentro de mi cabeza apenas me percato que es Mika el que me agarra antes de caerme de rodillas al suelo. Pestañeo un par de veces concentrándome en mi situación y lo aparto.
—¿Estás bien? —pregunta Cassandra tomándome del brazo.
—Sí... sí. Soy muy torpe —plasmo una sonrisa en mi rostro que me resulta bastante forzada, sólo para restarle interés al asunto—. Nos vemos luego. Buenas noches.
Muerdo mi labio y me dispongo a irme. No obstante, la molesta voz de McFly interrumpe mis pasos.
—Se te cayó esto —volteo. La copia que James me dio la tiene McFly en su mano vendada. Regreso hasta quedar frente a él y espero que me la entregue, pero antes de hacerlo me da una mirada que me inquieta por completo. Siento que quiere excavar dentro de mi cabeza buscando leer mis pensamientos.
Una vez con la copia en mis manos, emprendo mi camino hacia el paradero lo más rápido posible con el fin de llegar a casa pronto. Necesito comprobar que McFly no hablaba de Patrick.
De vuelta en casa, mamá me abre la puerta.
—¿Ocurrió algo, As? Estás pálida —comenta una vez que me siento a cenar.
Niego con la cabeza y sonrío, buscando no preocuparla. La duda me carcome tanto que apenas tengo deseos de comer, lo hago por obligación para no levantar sospechas. Lo único que quiero es subir a la habitación de Patrick y buscar si tiene esos videos.
—Estoy cansada... estamos organizando la obra para el fin de semestre. Es todo —Bueno, lo que le he dicho tiene cierta parte de verdad. Pintar la escenografía de verdad agota aunque suene absurdo—. ¿Puedo subir a dormir? —le pregunto y luego hago mi mejor intento de bostezo.
—Ve, hija mía. Yo me comeré tu cena —papá me guiña un ojo causando que mamá y yo riamos.
—Permiso —digo al levantarme de la mesa.
Y, hecha una bala, subo las escaleras hacia la habitación de Patrick. Su habitación tiene un pestillo fácil de abrir, por lo que no me complica entrar.
Hace mucho tiempo que esta habitación no se abría. Técnicamente desde que se fue, sin embargo, su olor continúa inundando su pieza. Sus discos antiguos de colección, sus fascinantes dibujos, sus comics, sus figuras de acción, cuadernos, libros, algunos zapatos rotos y el cubrecama que con tanto esfuerzo le regalé una navidad continúan intactos. Todos los recuerdos se sienten lejanos y, de alguna manera, tristes. No quiero decepcionarme de mi hermano...
Empiezo mi búsqueda en los cajones con ropa, en su closet, bajo su cama, bajo su almohada, pero no encuentro nada. Reinicio mi trayecto sin encontrar alguna prueba o evidencia —comienzo a sentirme como un detective— que lo incumple o relacione con lo que McFly dijo. No encuentro nada, pero eso no me tranquiliza.
Ya lo dije antes, tengo un mal presentimiento sobre todo esto.
MIKA
Romeo y Julieta. Eso es lo que decía la primera hoja del libro impreso y anillado que cayó al suelo cuando ella tropezó. Había escuchado que los de segundo preparaban una obra escolar para fin de semestre, pero no creí que fuese una tan vista ya. Me sé los diálogos de los dos amantes de memoria, y no es por presumir. Lo que me pregunto es por qué ella traía una copia del libro y por qué me miró de esa forma. No puedo sacármelo de la cabeza. Es ridículo que sienta pesar y me preocupe por lo que ella piense, pero ¿De verdad ella escuchó la conversación? Porque de ser así, las cosas tomarían otro giro. Tal vez —y esto lo digo con un ápice de esperanza—, ella pueda cambiar la forma de verme sabiendo que, después de todo, soy el malo de la historia con razones. Pero sé que le destruirá saber que su hermano no es ningún santo, que al igual que yo hizo cosas de las que no se siente orgulloso ahora.
Eso no quita que Patrick Fissher sea una rata.
—Oye, Mika, despierta —Jax agita su mano frente a mis ojos—. Tierra llamando a McFly.
—¿Qué quieres, Jax?
—Nada, bro —se encoge de hombros—. Es que estás como en las nubes.
—Es que la tierra está plagada de hijos de puta —respondo con desdén, dejando de lado el libro que leía.
—Uy, estás de mal humor. ¿Es porque tu amorcito te odia? —interroga, trazando una sonrisa burlona en su rostro. Aprieto mis puños y le dirijo una mirada a Chase.
—Lo siento, —confiesa él— se me escapó.
Gruño y me levanto de la mesa. Instintivamente busco a Pajarito dentro del comedor, pero no está. Sólo alcanzo a divisar en una de sus mesas a su amiga tonta, algunos chicos de su clase y al Perro esperando el almuerzo de hoy. Siento la necesidad de buscarla y el único lugar que se me ocurre es el teatro del colegio. Teatro que fue construido con dinero de mi padre y el estado, por lo que quedo como una real basura. Aun así sirve para que las personas se entretengan viendo las obras de baja calidad que les brindan sus hijos sin que el techo se venga abajo.
Entro al teatro por la parte trasera, donde el público entra. Todo el sitio está oscuro, siendo el escenario el único lugar iluminado. Los asientos están vacíos, lo que me sorprende, pues esperaba toparme con alguien de su curso. En silencio, procurando no emitir ningún ruido me siento en uno de los asientos acolchados y miro el escenario. La escenografía está puesta; parece hecha por niños de primaria, siendo objetivo. A un costado, haciendo su aparición desde las cortinas rojas que yacen abiertas, la pequeña Fissher camina hasta el centro del escenario leyendo lo que parece ser la copia del libro.
—¡Oh, Romeo, romeo! ¿Por qué eres Romeo? —comienza a actuar, sin percatarse de mi presencia. Su falta de expresión para interpretar el papel de Julieta me causa algo de gracia— Renuncia a tu padre, abjura tu nombre. O si no quieres esto, jura solamente amarme y ceso de ser una Capuleto... —de pronto, deja de lado su sobreactuada interpretación para lanzar un bufido—. Dios, esto es ridículo...
—¿Debo oír más o contestar a lo dicho? —prosigo, aún sentado en mi asiento.
Ella al escucharme se tensa enseguida, oculta lo que leía detrás de su espalda y prosigue a buscarme entre los asientos vacios. Su rostro se llena de todos colores, avergonzada, por ser descubierta. Frunce el ceño hasta descubrir donde estoy.
—¿Qu-qué haces... aquí? —pregunta colocándose a la defensiva.
—Sentí curiosidad y vine. ¿Acaso no puedo hacerlo? —contesto con desdén. Me levanto de mi asiento y camino hasta el escenario. Ella me sigue con la mirada hasta que logro quedar a unos pasos de ella.
—No puedes estar aquí —advierte—. El teatro está reservado para los de segundo.
Esbozo una sonrisa. A pesar de intentar hacerse la valiente, sacar agallas y responder a lo que digo, ella sigue siendo encantadoramente ingenua.
—Eso lo sé. Y no me importa... Soy Mika McFly, puedo hacer lo que me dé la gana —ella blanquea los ojos— ¿Harás de Julieta?
—Sigues siendo el mismo arrogante y déspota de siempre —comenta más para sí misma. Luego, niega con la cabeza, como si borrase uno de sus pensamientos— ¿Por qué preguntas eso? No, no soy Julieta.
—Lo supuse.
—Dime, McFly —marca la voz al pronunciar mi apellido—, ¿a qué has venido exactamente?
—Si te digo que quería verte seguramente no lo creerás, así que diré que vine a preguntar algo... —carraspeo— a preguntarte algo a ti —me corrijo.
Pajarito entreabre sus labios, algo sorprendida, como si mis palabras no las esperara. Entonces, se mira las zapatillas de lona y luego mira hacia la oscuridad de los asientos. Suspira y vuelve a sus zapatillas, como si todo el esfuerzo que antes había hecho para mirarme se fuese al demonio.
—Yo... también quiero preguntarte... algo. Creo... creo que tiene que ver con lo que quieres preguntar —no digo nada, pues ella continúa hablando—. Es algo que me está comiendo la cabeza y necesito que respondas con la verdad —le hago un gesto para que prosiga. Ella muerde sus labios provocando que se tiñan de un rojo más intenso—. Ayer... ayer escuché una pequeña conversación que tenías con Cassandra... o al menos la última parte.
Sé a qué quiere llegar, pero ella se silencia sin atreverse a preguntar. Trago saliva para humedecer mi garganta.
—Sí, con lo último me refería a tu hermano.
Cierra sus ojos y niega con la cabeza.
—Dime que no es así y estás mintiendo. Y-yo... —lanza otro suspiro y abre sus ojos, los cuales se han humedecido y lucen brillosos ante las luces del escenario— ayer busqué los videos y no encontré ninguno. ¿Cómo puede ser que él...? Estás mintiendo, ¿verdad?
—Él no los grababa. Los grabó Mathew, no tu hermano —respondo—. Pasó en la secundaria, pero a esos dos yo lo conocí antes... A-astrid... —me acerco a ella, pero cuando pienso agarrarla, ella se hace a un lado, evitándome.
—No me toques —seca unas finas lágrimas que caen por su mejilla y me mira, desafiante—. Si lo que dices es verdad, entonces comprobémoslo.
Lanza la arrugada copia de Romeo y Julieta al suelo para rebuscar en sus bolsillos su escuálido celular. Desliza su dedo por la pantalla, busca en los contactos el nombre de Patrick y luego marca, colocando en altavoz la llamada.
—¿Aló? —contesta Patrick con ese timbre de voz que me retuerce las entrañas— ¿Enana, estás ahí?
—Patrick, me enteré de todo lo que tú y tu amigo hacían —dice Astrid, al borde de explotar en ira—. Me enteré de todo. Que no eres un santo, que le hacías la vida imposible a tus compañeros y además Mathew los grababa. ¿Es así o no es así?
El maldito de Patrick no dice nada. Sólo guarda silencio. Ella aprieta sus labios y luego estalla.
—¡¿Es así o no es así, Patrick!? —insiste.
—¿Mika te lo contó? ¿Por qué le crees a-
—Fue el mismo Mathew —miente, mirándome a los ojos. Lo ha dicho para que hable con la verdad—. ¡Ahora, responde!
—S-sí, fue así —confiesa al fin. Ella seca una vez más las lágrimas que corren por sus mejillas—. Fueron algunas ocasiones, por diversión, nada más. Era niño e inmaduro... As, en serio, son cosas que quedaron en el pasado. Era un estúpido...
—Eres un cerdo —corta la llamada. Alza su cabeza y me mira—. Sácame de aquí... —dice de una forma inexpresiva, pero que parece un suplica interna que no quiere admitir.
No lo pienso dos veces, la tomo de la mano y la llevo a la salida del escenario por la parte trasera del teatro. Juntos caminamos con paso apresurado hacia la salida de Jackson, y sin replicar ante los gritos del portero del colegio, salimos hasta el estacionamiento. Desactivo la alarma y subo a mi auto, ella se sube de copiloto. Y sin más, arranco.
--------
¡Cha~Chaaaaan! ¡Como lo he dicho y he hecho! Hoy es #MiercolesdeOTR ¡YEEEi! Y para que vean que soy buena persona hice el capítulo más largo, porque pensaba dejarlo más cortito (oie zhi). Patrick ha confesado todo; ahora Astrid y Mika se han marchado, ¿dónde? ¿Quién sabe? 7u7.
Hoy mismo (más temprano) publicaré un nuevo capítulo de RTR; específicamente, el capítulo 39 ;) Y además quiero decirles que subí una historia corta, cortísima, llamada Jazz y Nazz :v Pa' que la lean y comenten.
Y por último, quiero informarles (por si no lo leyeron en mi perfil) que estamos haciendo una iniciativa contra el bullying con más escritoras de Wattpad. En mi perfil pueden encontrar el mensaje y el usuario, para que se unan ;)
Un beso enorme en los cachetes y que pasen un lindo día/noche/tarde. ¡Buenos días, Buenas tardes! (Los chilenos entenderán eso xD)
Vhaldai juera, 10-4.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top