Especial Navidad

Capítulo dedicado a HaylinParadise por ser la primera en adivinar sobre quién haría el especial navideño :3



Oh, Blanca Navidad.

Creo que es la letra errónea de la canción tan popular cantada por no me importa quién.

La Navidad es consumismo puro, todos han olvidado el verdadero significado ocultando el aprecio mutuo y por el prójimo con un simple regalo sin importancia que durará tres años, con suerte.

No hay que ser muy astutos para saber que toda la Navidad es una estrategia publicitaria de comerciantes bien ingeniosos. Se llenan los bolsillos con dinero ajeno y se ríen en sus caras cenando en sus casas, comiendo una rica comida que cuesta lo mismo que los insectos consumistas les pagan. ¿Y todo para qué? Para fingir que se quieren durante un par de horas, entonces, cuando ya todo el espíritu termina y los regalos han sido abiertos, la plática rememorando vivencias antiguas queda nula, vuelven a sus vidas amargas, grises y con algo nuevo: deudas monumentales.

Es una linda y blanca navidad del consumismo. Las viejas tradiciones no son como antes, hoy en día se valora más quién dio el regalo más grande o costoso. Qué árbol es más bello, quién está mejor vestido y qué mesa tiene más comida.

El ahora no es mejor que el ayer. Puedo afirmarlo.

Antes de la muerte de mi madre todo era mejor, todo era más colorido, incluso cuando en la Navidad lo que reina es el blanco, ella hacía que todo fuera de colores inesperados. Su sonrisa era un privilegio. Tan cálida y amable. Ella y el viejo solían ser los primeros entusiastas para decorar la casa. Le contagiaba el espíritu navideño a todos e insistía en que todos debíamos participar. El viejo, ella y yo nos encargábamos de sacar las pesadas cajas del entretecho mientras Ashley sacudía los mueves y les sacaba brillo. Con las cajas afuera, abrirlas era todo un drama, mamá siempre les temió a las arañas y nadie podía estar cerca de ella hasta comprobar que los artrópodos quelicerados (también conocidos como arácnidos) fueran inexistentes.

Recuerdo las galletas, los pasteles de chocolate bañados en más chocolate, la leche caliente. El calor de la chimenea, la mecedora, los villancicos, la manta sobre sus piernas, sus advertencias para jugar con cuidado.

Estando en un departamento sombrío en Los Ángeles, consumiendo el dinero de la tarjeta de crédito, sin una chimenea, sin una mecedora, sin las carcajadas de Ashley escuchando los malos chistes del viejo, el chocolate caliente... sin nada, la soledad se acentúa más que los otros años.

Hoy es 24 de diciembre y compañía se reduce a mi laptop.

Es una de las pocas veces que estoy lejos de casa y, ciertamente, puedo confirmar que nunca tuve tantas ansias de estar en ella. Sin embargo no ha quedado de otra; la corrección de mi libro es importante, volver a mi ciudad natal es un desperdicio de tiempo.

Ten una Feliz Navidad.

Atte. Ash

Ashley, mi odiosa hermana, está a miles de kilómetros. Supongo que teniendo la casa para ella gozará de sus amistades y Dios sabrá qué barbaries hará. Puedo ver que el 26 la casa será una base de asquerosos reptiles que viven en fiestas sin importar la fecha.

Yo no puedo decir mucho, tampoco soy tan hipócrita, mas a diferencia de aquellos infraseres no estoy emborrachándome en alcohol, simplemente disfruto de una buena copa de vino para calmar el frío.

Debo corregir mi anterior pensamiento: no estoy bebiendo de una copa, sino de un vaso, el cual, por cierto, tiene una picadura muy...

Golpes atormentan a mi puerta.

Dudo mucho que sea el tipejo que me arrendó este vasto departamento, tampoco puede ser Chase o Jax. Descarto la idea de que sea... No. Se suponía que se marchaba hoy en la mañana para pasar Navidad con sus padres y el inescrupuloso de Patrick.

Reposo el vaso con vino junto al laptop, cerciorándome que estén a una distancia prudente el uno del otro para que no cause un desastre algún improvisto de esos inexplicables. Bastante tengo con corregir esos pequeños errores en mi escrito que la editorial ya ha comentado. Ya de pie, enciendo la luz de la habitación; el living, cocina y comedor están unidos y no hay nada que divida las salas. Así de pedestre es el departamento.

Otros golpes, más acelerados y fuertes, vuelven a sucumbir en todo el departamento. Gesticulo una mueca reprimiendo mis deseos internos por replicar a los golpes con palabras vanas. En lugar de ellos, procedo a mirar por la mirilla.

No hay nadie afuera.

Tomo el picaporte y lo giro, abriendo la puerta a la par y asomándome hacia el pasillo. Al instante, dos brazos envuelven mi cuerpo y un aroma tan familiar sacude mi interior. La calidez de una sonrisa escondida entre hebras de cabello castaño oscuro me saluda. Unos ojos verdes acrisolan mis pensamientos. Sus mejillas y nariz roja acentúan su tez blanca. Me siento falto de aire, mis pulmones se han contraído con ese abrazo tan inesperado.

—Astrid...

Farfullo.

—Feliz Noche Buena, Mika. —Me saluda reafirmando su abrazo, con más ganas y fuerza—. Mi vuelo tuvo problemas con el clima. O eso les dije a mis padres.

Se ríe.

La agarro por los hombros para mirarla una vez más. Está hermosa.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a pasar la Navidad contigo —responde, bajando sus brazos—. Nadie merece estar solo en Navidad, Mika. Nadie. Es una fecha para pasar en familia, ¿no? Yo ya tuve muchas navidades con los Fissher y pasaré un montón más..., las tuyas, probablemente, solo son un recuerdo.

No lo negaré, verla me vuelve como en todo lo que odié y no llegué a pensar que sentiría. Me transformo en un demente que quiere sonreírle a todo por el mínimo hecho de tener el privilegio de poder verla. O escucharla. O sentirla. No obstante, no descarto el pensamiento que ella le ha mentido a sus padres y que, el estar conmigo, es algo que no puede funcionar. Hace solo algunos meses que nos volvimos a reencontrar.

—No deberías estar aquí.

—Claro que no —Se agacha y recoge una figura de vidrio amarillenta moldeada con la forma de un árbol de navidad, en el interior hay una pequeña vela que está apagada—. Debería estar en mi casa, cenando con mis padres. Pero... —Se vuelve a levantar— pensé en ti, que estarías solo, bebiendo del vino que tanto te gusta, despotricando a la humanidad entera por hacer regalos y... no pude evitar querer venir. A verte —confirma—. Estoy decidiendo esto por mí, no vas a hacerme cambiar de idea.

Pasa junto a mí y entra al departamento mirando todo lo que se encuentra a su alrededor. No es mucho, todo lo que hay es lo que estaba ya en el departamento y lo necesario para vivir cómodamente.

—¿Así que le mentiste a tus padres, Pajarito?

Le pregunto viéndola. Ella deja sobre la mesa centro el árbol navideño y se sacude el abrigo impermeable de color turquesa que trae encima.

—Me he vuelto en una buena mentirosa, tú tienes la culpa. Si me regañan les diré que tú me obligaste.

Sonríe.

No hay que ser un genio para comprender que lo dice de broma, dudo mucho que me culpe por ello.

—Bueno, siéntete como en casa.

—Gracias.

Camino hacia las encimeras en busca de un encendedor. Hay uno gastado que por poco no enciende. Astrid saca con sus pequeñas manos la vela del interior y me la acerca para que la encienda. Una diminuta luz amarillenta se refleja dentro del árbol.

Miro la hora; casi es medianoche.

—¿Qué planeabas hacer? Si yo no hubiera venido.

—Seguir despotricando al mundo.

—Ya me lo imaginaba.

Se quita el abrigo y lo deja sobre otro sofá. Lleva un jersey oscuro y la bufanda roja que le regalé hace tiempo, cuando todavía estábamos en Jackson. No puedo creer que todavía la tenga, aunque luzca algo arruinada y llena de pelusa.

En el sofá, frente al árbol navideño de vidrio que trajo, Astrid se inclina para contemplarlo con una cálida sonrisa. No dice nada, por algún motivo, entre nosotros siempre sobran las palabras.

Me dirijo a mi habitación y busco el pequeño regalo que había planeado entregarle cuando regresara a Los Ángeles.

Es una cajita roja con una cinta en la tapa del mismo color. Huele similar a las páginas de los libros recién comprados y, a como espero, que huelan mis libros alguna vez. Dentro, hay una funda oscura con una almohadilla. Un anillo con la figura de un pájaro en vuelo es resguardado entre el surco de la almohadita.

Vuelvo a cerrar la caja y miro la hora.

—Pajarito —le llamo regresando a la sala. Ella está de pie, con sus manos ocultas detrás de su espalda. Tiene una sonrisa tímida y sus mejillas levemente sonrojadas—. ¿Qué tienes allí escondido?

—Lo mismo que tú, supongo —contesta arrugando el ceño—. Feliz Navidad, Mika.

Camino hacia donde se encuentra asimilando lo que la cercanía de nuestros cuerpos me provoca internamente. Contengo las ganas de besarla, en lugar de ellos, le enseño mi obsequio.

—Feliz Navidad, Pajarito.

Ella ladea su cabeza y baja la mirada hacia la caja, saca su regalo oculto detrás de su espalda y ambos hacemos el intercambio.

—Espero te guste mi regalo —pronuncia mientras abre la caja. Sus labios se entreabren al ver el anillo y alza su cabeza con los ojos muy abierto—. Por Dios, Mika... esto...

—¡Shh! —le silencio— Los regalos no se reprochan.

Con extremo cuidado, saca el anillo y lo coloca en su dedo. Sus verdes ojos parecen brillar al estirar su mano y apreciar, con deleite, la figura del pájaro.

­—Es hermoso.

Se sienta frente a la mesilla y acerca su mano al árbol. Me quedo a su lado, también sentado, y comienzo abrir la caja de color verde con una cinta plateada muy ostentosa. En el interior, una bufanda roja está doblada con una nota con la caligrafía de Astrid.

«Que desde ahora tu Navidad siempre sea feliz.»

—Lo tejí con mis propias manitos, la señora Grace me enseñó. ¿Te gusta?

Se encoge hombros, arrugando sus cejas. Saco la bufanda de la caja y la estiro, colocándola detrás de su cuello, con algo de fuerza, atraigo a Pajarito hasta que nuestra distancia queda en la nada. Beso sus labios sosteniendo la bufanda aún. Ella corresponde a mi beso.

No es entonces cuando necesitamos conciliar nuestra respiración que nos separamos, sin embargo, continuamos manteniendo una íntima cercanía, tomados de la mano.

—Me encantas... y la bufanda también.

Para la continuación hot, los invito a pasar por.... okay no xD

Espero les haya gustado y tengan una Feliz Navidad <3 

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