Diferente

LEAN ESTO O LES ROBO SUS CAMAS (?)

En vista de que muuuuchas criaturitas me pedían que subiera más seguido decidí hacerles caso, porque soy una wena persona c: (mentira... coff). Así que les traigo una nuevo capítulo, pero planeo subir cada 3-4 días ¡YYYYYY! Haré los capítulos más cortos u_u

PERSONA 1: Pero si los haces cortos siempre >:C ¡Marditaaa!
VHALDAI: Ahora lo serán más ¡MUJOJO! (Sí, tengo sueño D:)

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MIKA

Con la poca iluminación y la limitación del lugar para movernos sin botar algo, no me ha quedado más callar a la mocosa de Fissher con mis propios labios. Es la única forma que se calle después de su insolente rebeldía en las últimas semanas. Y tener que besar a Pajarito no era algo que quisiese, pero la situación lo amerita, y necesito que cierre el pico con urgencia, de otro modo, si la serpiente venenosa de Mathew nos descubre sería un peligro.

Ella se ha rehusado desde el comienzo, por lo que me tomado la drástica —y penosa— decisión de doblegar mi método. Con mi mano en su cintura delgada, la atraigo más a mí con fuerza, mientras ella agarra con fuerza mi camisa siguiendo mi demanda sin reprochar.

Y aunque así lo quisiera, no podría. La tengo totalmente acorralada.

Los segundos pasan y debemos separarnos para tomar aire. Los dos agitados, sometiéndonos al abrumador calor que comienza a apoderarse del estrecho y escuálido cuatro frío, nos quedamos en silencio al tanto que escuchamos las voces y risas de los demás estudiantes retirándose de Jackson.

Nuestros ojos logran acostumbrarse a la oscuridad del lugar, y aunque su rostro me es algo difuso, puedo notar que me está mirando directamente a los ojos.

—Eres un Pajarito muy obediente —manifiesto, esbozando una sonrisa que parece molestarla, pues sus manos aprietan con más fuerza aún mi camisa. Ella no puede decir nada, pues le he dejado claro que aquí dentro, y también afuera, quien tiene el control siempre seré yo.

No obstante, que no aparte de mí sus ojos comienza a exasperarme.

¿Cómo es posible que una mojigata pueda mirarme así? ¿Se ha olvidado de las reglas?

Examino con detenimiento sus facciones que comienzan a mostrarse con más claridad ante el embrollo. Huelo su perfume barato. Hago una mueca ante sus penosos y gruesos lentes. Y finalmente me detengo ante sus labios apretados y ligeramente tensos; nunca me percaté de la forma peculiar que tienen, de la rojez que poseen y lo suave que se sienten.

Parecen sumamente adictivos.

—T-tú...

Mierda. He titubeado ante la mocosa.

Trago saliva y carraspeo.

— Tú —afirmo la voz—, tienes que olvidar esto.

Inhalo conteniendo el aire en mis pulmones, suplicándome a mí mismo perdonarme por lo que haré. Y aunque una parte en mí quiere detenerse por amor a la dignidad, otra parte se ve tentada a hacerlo, porque necesita hacerlo. Así que, sin nada más que hacer, la beso otra vez.


ASTRID

Lo ha hecho de nuevo. Me ha dado otro beso contra mi voluntad. Sin embargo, este parece completamente diferente al anterior; más pausado, más suave, como si lo disfrutase. Hasta la manera como me toma por la cintura es diferente. No es de forma forzada, obligándome a mantenerme junto a él, sino como si temiese a no ser correspondido. Ha ser rechazado.

Lo mismo con este inesperado beso; parece un beso tímido e inocente... tan diferente al propio Mika. ¿Qué lado es éste? Entre todos los modos que he visto a Mika nunca vi uno donde se mostrase tan vulnerable. Como un ser normal y no el ser superior que cree que es.

Entonces, ¿cómo podría olvidar esto?

Ahora una lucha por mantener el control de mí misma comienza a surgir dentro de mi cabeza. Cierro mis ojos con fuerza, perdonándome a mí misma el atrevimiento y aceptando la consecuencia de mi siguiente acto; lentamente, suelto su camisa y como puedo, subo mis manos hasta tocar sus hombros y luego su cuello. Al sentir el tacto de mis dedos en su piel, parece estremecerse.

Le he vuelto a corresponder un beso que yo no deseaba...

Es la cerradura de la puerta la que nos pone en alerta y nos obliga a separarnos fingiendo que nada ocurre. La luz del exterior ilumina el cuarto de limpieza y nos delata contra uno de los auxiliares, quien al vernos dentro nos mira con sorpresa.

Al mirarme lo hace con cautela, observándome de pies a cabeza. Luego dirige sus ojos hacia Mika, quien sale del cuarto enseguida.

—¿Se fue? —le pregunta al auxiliar y él asiente sin decir nada— Bien, aquí tienes tu pago —le indica, sacando del bolsillo su billetera. La abre con semblante arrogante, saca unos cuántos billetes, los dobla a la mitad y se los entrega al auxiliar. Éste me lanza una última mirada hasta que Mika vuelve a hablar—. Que nadie se entere de esto.

Otra respuesta con la cabeza del auxiliar. Mika ni siquiera voltea a verme; en lugar de eso, se acomoda la camisa y se marcha por el largo pasillo hasta la salida.

Si bien las preguntas en mi cabeza son un nido de marañas y preguntas sin respuesta, una cosa me ha quedado bastante clara: Mika no quería encontrarse con Mathew, y al parecer, tampoco quería que yo me lo topara.

—¡FISSHER!

Los gritos del gerente del minimarket me sobre exaltan más que la lata de frijoles que se me ha caído al suelo por segunda vez. Estoy más distraída y nerviosa que de costumbre, más que cuando Mika frecuentaba el minimarket y se las daba de supervisor para hacerme la vida imposible.

—Fissher, es la segunda lata que se te cae al suelo, tendrás que pagarla con tu dinero, ¿oíste? —Asiento cabizbaja ante las miradas de los demás empleados— ¿Oíste? —insiste, marcando más la voz.

—Lo... lo siento, Gerente.

—¡JÁ! Yo lo siento más por tu bolsillo, niña —articula con sarcasmo, mientras niega con la cabeza. Me lanza una mirada desaprobadora—. Si sigues faltando y haciendo lo que se te da la gana, tu puesto será reemplazado por otro, así que mejor será que-

—Que te pongas a trabajar y reclames menos. —Una voz familiar se escucha desde la entrada. Al instante, todos los empleados nos ponemos tensos (incluyendo el Gerente) ante la imperiosa voz del dueño; un hombre de edad, bien vestido, con unas cuantas canas rebosando en su cabeza y una severa expresión en su rostro—. Te pago para que supervises, no para que gastes saliva humillando a novatas.

Siento una apuñalada en la espalda que me hiela la sangre. Presiento que este es mi último maldito día aquí.

—Perdone, Sr. Gruonie. Sólo le enseñaba qu-

—¿Enseñar? —pregunta sagaz— ¿No decías que pagaría con su sueldo? Oh, no, no... —Niega con la cabeza. Realmente el señor Harry es escalofriante, casi igual que McFly— esa fue una advertencia. Además, como supervisor a quien le toca pagar con su sueldo es a usted, no a ella. Es por eso que debe hacer una diferencia, entre regañar y enseñar.

—S-sí, Sr. Gruonie.

El Sr. Harry Gruonie ha hecho su aparición en el minimarket de improviso, seguramente para ver cómo andaban las cosas. Se pasea por los pasillos observando y examinando el lugar. Detrás, una chica pelirroja le sigue el paso mirando a sus alrededores. Ella no debe tener más que dieciocho y, ciertamente, parece una modelo. Hasta los ojos de los clientes recaen en ella.

Mientras vuelvo a lo que hacía antes, noto que ella pasa junto a mí. Se detiene frente a las latas con porotos y toma una para verla de cerca.

—Este debe ser un trabajo muy aburrido, ¿no? —Me lanza una mirada y sonríe.

—A-algo —Me encojo de hombros. Su apacible voz me provoca cierta inquietud.

—Oí desde hace un tiempo alguien llegó a "entretener" —Hace énfasis en la última palabra, cargando la frase con sarcasmo— el lugar. Se llama Mika McFly, ¿lo conoces?

Niego con la cabeza repetidas veces, en un intento casi fallido de disimular mi asombro.

—Ah... —la pelirroja lanza un suspiro cargado de resignación—. Supongo que tú no eres ella.

¿A quién se refiere exactamente con "ella"?





Sábado.

Mentiría si dijera que la semana ha pasado volando, pues no fue así. Tras mi caótico lunes, los siguientes días fueron prueba tras prueba, además de trabajos de investigación sin sentido sobre Matemática e Historia. Ahora, el profesor ha tenido la brillante idea de hacer un trabajo de historia sobre la edad media, para exponerlo ante la clase.

Creo que eso ha sido lo peor, porque soy fatal hablando en público. Es decir, soy un tomate tartamudo al cual no se le entiende nada y es el hazmerreír de la clase. ¡Al diablo las intimidaciones de Mika! Ésto es peor que eso... Bueno, no exageraré.

Sólo hay una persona que puede ser mi punto de apoyo; mi compañero de clase y trabajo: James Cooper. Por suerte, él es mi compañero, lo que me hará tener cierta confianza.

Hoy sábado hemos quedado de juntarnos para hacer el trabajo, pero al parecer él ha cambiado de idea.

JC, deja de hacer eso —advierto casi en un susurro dándole un codazo en el brazo a James.

—¿Hacer qué? —pregunta con inocencia, apartando la vista del notorio escote de la chica sentada frente a nosotros.

—Sabes bien a qué me refiero —espeto, blanqueando mis ojos.

—Okay, okay —Bufa—. Soy hombre, Cuatro Ojos. Tengo instintos —se excusa, volviendo a clavar su vista en el libro de Historia.

En segundos, voltea a verme.

—Apuesto a que estás celosa, ¿verdad? ¿Es eso? ¿Ah? ¿Cuatro Ojos, estás celosa?

—¡Shh! —lo hago callar, sonrojándome levemente— Estamos en una biblioteca.

—Tu oreja está roja, así que estás celosa... —Se ríe cubriendo su boca con el libro— Sabía que ese "Admirador Desconocido" no es competencia para mí ¡Já!

Cubro mi oreja con mi cabello al tiempo que intento no reír. Alguien y yo hemos hablado durante toda la semana sobre cosas sin sentido y otras muy interesantes. Hasta podría decir que me está cayendo bien. ¿Podría ser que nuestro encuentro esté cerca? He dejado de intentar preguntarle cosas sobre él, pues opta por no responder y cambiar el tema.

En pocas palabras, me estoy dando por vencida en descubrir quién es.

Salimos de la biblioteca para comer algo. Son las dos de la tarde y no como desde las nueve, lo que ha hecho gruñir en más de una ocasión a mis tripas. Luego de estirar los huesos y bostezar, James se gira para mirarme sonriendo.

—¿Dónde comemos? —pregunta y me guiña el ojo— Yo invito.

—Hm... —Hago una mueca— puedo pagarme mi almuerzo. Gracias.

—No seas así, Cuatro Ojos —Chasquea la lengua y da unos pasos hasta quedar frente a mí—. Hoy invitaré yo, luego invitas tú, ¿sí?

Suspiro y sonrío. Hay algo en James que realmente no deja que ponga una cara seria.

—Bien, McDonald's no está lejos.

De camino a McDonald's, las miradas de las chicas comienzan a clavarse en James. Los grupitos de chicas locas comienzan a susurrarse entre sí y a sonreírle al pasar a su lado, como si yo no existiera. La verdad, es que James llama la atención, y a su lado yo sólo soy un llavero que está de adorno o menos que eso. Nada en mí puede llamar la atención tanto como lo hace él.

Aún no me explico cómo puedo gustarle.

—Astrid.

Me llama de pronto, sobre-exaltándome.

—¿¡S-sí?! —Me detengo. Él me imita unos pasos más adelante.

—Tú no te has dado cuenta porque eres muy inocente, pero esto —Una sonrisa pícara surge de sus labios— es como una cita.


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Mucho Mika, ahora le toca a James (?)
Una "cita" con James, en el centro, comiendo papas con ratones del McDonald's... no sé, piénsalo ;* xDD ¿Saben que en esa tienda de comida han encontrado de todo? xD Me dio asquito cuando lo supe, pero las papas fritas no dejan de ser una delicia jajaja.

En fiiin! Muchas gracias por los comentarios y votos, hay muchos que me parten de la risa, en serio xD ❤❤ Y Welcome a los nuevos/as lectores/as. Por ahí vi ha hombres comentando, quedé muy sorprendida C':

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