Recopilación
[31/3, 17:39] Mitsuomi WOLF: El Suicidio de Opus"
El 23 de marzo de 1994 el médico forense examinó el cuerpo de Ronald Opus y concluyó que murió de una herida de bala en la cabeza. El Sr. Opus había saltado desde lo alto de un edificio de diez pisos con la intención de suicidarse. Dejó una nota antes de lanzarse al vacío, en la que indicaba sus razones. Durante la caída y pasando el noveno piso su vida se vió interrumpida por un disparo de escopeta que pasó a través de una ventana y lo mató instantáneamente.
Ni el que disparó, ni el suicida eran conscientes de que una red de seguridad había sido instalada apenas en el piso ocho, con el fin de proteger a unos trabajadores de construcción y por lo tanto Ronald Opus no habría completado su suicidio, al menos de la forma que tenía pensado.
“Por lo general,” continuó el Dr. Mills, “una persona que pretende suicidarse y tiene éxito, a pesar de que el mecanismo podría no ser lo que tenía pensado, todavía se define suicidio.”
Leyenda urbana. Que el Sr. Opus hubiera recibido un disparo camino a un suicidio que probablemente no tendría éxito, hizo que el médico forense dictaminara un homicidio. La habitación del noveno piso desde donde se disparó la escopeta había sido ocupada por un hombre mayor y su esposa. Mientras mantenían una fuerte discusión, él la amenazó con la escopeta. El hombre estaba tan disgustado que cuando apretó el gatillo, un montón de pellets atravesaron la ventana y se alojaron en la cabeza del Sr. Opus.
Cuando uno tiene la intención de matar al sujeto A y accidentalmente mata a un sujeto B, uno es responsable por la muerte del sujeto B. Cuando el anciano fue acusado de homicidio, él y su esposa no titubearon. Ambos dijeron que pensaban que la escopeta estaba descargada, que era una vieja costumbre del viejo amenazar a su esposa con su escopeta descargada. No tenía la intención de matarla. Por lo tanto la muerte del Sr. Opus parecía ser un accidente, es decir, el arma había sido cargada accidentalmente.
La investigación posterior reveló, según versiones de un testigo, que el hijo de la pareja había sido visto cargando la escopeta unas semanas antes del fatal accidente. Supuestamente la anciana había quitado el apoyo financiero a su hijo y este, sabiendo de la propensión del viejo a apuntarle a su madre, cargó el arma con la esperanza de que su padre matara a su madre. El asesinato del Sr. Opus ahora era responsabilidad del hijo.
Y aquí viene el toque exquisito, investigaciones posteriores revelaron que el hijo era, de hecho, Ronald Opus. Se había deprimido tanto por el intento de asesinato de su madre que esto lo llevó a lanzarse del piso 10 el 23 de marzo, solo para ser asesinado por un disparo que atravesaba una ventana en el piso nueve. El hijo se había asesinado a si mismo, por lo tanto el forense cerró el caso como suicidio.
[1/4, 03:49] Mitsuomi WOLF: ENCUENTRO EN EL OESTE (Historias de Vampiros):
Nos hallamos en una agreste región de California a mediados del siglo XIX. Aquella tarde un hombre solitario caminaba por la ladera de una montaña, mientras pensaba:
-He perdido el rastro, pero estoy seguro de que él sigue aquí, quizás escondido en alguna cueva. Cuando anochezca tendrá que abandonar su refugio para cazar… y entonces seré yo quien lo cace a él.
Entonces se desprendieron (o alguien arrojó) varias rocas de la cima. El hombre de la ladera tuvo que saltar para no morir aplastado.
Cuando recobró la conciencia estaba tumbado sobre una cómoda cama, en una habitación sencilla pero acogedora. Por suerte para él, alguien había desinfectado cuidadosamente las heridas provocadas por la caída.
Al abrir los ojos vio a una bella dama rubia y a una dulce niña de rasgos semejantes, que lo miraban con un gesto de alivio. Adivinando que ellas le habían salvado la vida, el hombre les dijo con acento extranjero:
-Nunca podré pagarles lo que han hecho por mí. Soy holandés y me gustaría que me llamaran por mi nombre de pila, Abraham.
La dama sonrió y dijo:
-Yo me llamo Lara Grant y esta de aquí es Rachel, mi hija. Antes de que mi marido comprara este rancho trabajé como enfermera en un hospital militar, así que sé algo de curar heridas.
-¿Podría presentarle mis respetos a su marido, señora Grant?
-No podrá, pues murió de pulmonía durante el último invierno.
-Lamento mucho su pérdida. ¿Desde entonces viven solas aquí?
Lara suspiró apesadumbrada y dijo:
-Antes teníamos algunos vaqueros, pero nos abandonaron hace pocos días. No lo hicieron por voluntad propia, sino por las presiones de Mister Howard, el ranchero más rico del condado.
Cuando murió mi marido quiso adquirir nuestras tierras a cambio de una miseria y, como me negué a aceptar su oferta, nos ha estado hostigando desde entonces. Precisamente lo encontramos a usted cuando volvíamos de la oficina del sheriff. Ayer los matones de Howard nos destrozaron el corral y hoy hemos presentado una denuncia, aunque no creo que sirva de nada contra un hombre tan influyente.
Entonces Rachel, venciendo su timidez, le preguntó a Abraham:
-¿Es usted un cazador de recompensas? Tiene un revólver muy grande.
-¡Rachel, no seas impertinente!
-No me ofende la pregunta, señora Grant. Podría decirse que soy un cazador… aunque nunca me quedo con la recompensa.
La niña, animada por la franqueza de Abraham, se atrevió a hacerle una nueva pregunta:
-Pero, si nunca se queda con la recompensa, ¿de dónde saca el dinero para comprar balas de plata?
Esta observación de la niña turbó visiblemente a Abraham, que fue incapaz de articular una respuesta coherente. Lara, temiendo que su hija hubiera hablado demasiado, le dijo airada:
-¿Y a ti qué te importan los asuntos de este señor? Déjalo descansar y ven conmigo a preparar la cena.
Dicho esto, la dueña del rancho bajó a la cocina y su hija la acompañó de mala gana.
Ya estaba anocheciendo cuando Lara vio que Mister Howard y sus hombres se estaban acercando al rancho. Le dijo a Rachel:
-Rachel, sal por la puerta trasera y escóndete en el gallinero, ¿vale?
-¡Vale, mami! No te preocupes, estaré bien allí.
Tras separarse de su hija, Lara agarró un rifle de caza, salió de la casa y se plantó delante de los intrusos. Howard sonrió al verla y le dijo:
-Buenas tardes, señora Grant. El sheriff me ha comentado que ayer usted confundió a unos pieles rojas con mis chicos. Vengo a pedirle que retire su denuncia cuanto antes.
-Y yo le pido a usted que retire sus sucios pies de mis tierras.
-Estas tierras pronto serán mías. Por cierto, aún no he visto a Rachel. ¡Ah, ahí está!
Lara tuvo que tirar su arma al suelo cuando vio que sus enemigos habían encontrado y atrapado a Rachel.
Mister Howard ordenó atar a madre e hija y subirlas a un carro, pero entonces apareció Abraham, que disparó sobre los intrusos con la mortífera precisión de alguien acostumbrado a luchar en la oscuridad. El tiroteo asustó a los caballos enganchados al carro, que huyeron desbocados hacia un precipicio cercano. Viendo que un nuevo peligro amenazaba a las indefensas Lara y Rachel, Abraham se montó en el caballo de Mister Howard y emprendió un vertiginoso galope, con la esperanza de alcanzar el carro antes de que se despeñara. Pero no hubiera llegado a tiempo para salvarlas de no ser por la súbita aparición de un extraño ser, mitad hombre y mitad bestia, que se plantó en medio del camino y detuvo a los caballos agarrándolos por las riendas. Abraham reconoció al licántropo que llevaba varios días buscando y sacó su revólver, pero desde aquella distancia no podía disparar sin riesgo de alcanzar a sus amigas. De todos modos, el monstruo no dio muestras de hostilidad, lo cual hizo que Abraham le preguntara extrañado:
-¡Ulf Pedersen! ¿Por qué las has ayudado?
Aunque le costaba mucho hablar, el monstruo fue capaz de responder:
-¿Qué me impedía hacerlo? Usted no, desde luego. Oí cómo disparaba seis veces durante el tiroteo.
Hasta entonces Abraham no se había enterado de que su arma estaba descargada, de modo que el licántropo habría podido matarlo fácilmente si hubiera querido. Pero este parecía tener otras intenciones, pues cuando los caballos se calmaron soltó las riendas y se encaminó tranquilamente hacia las montañas. Mientras se marchaba, Abraham le dijo:
-Quizás ellas te deban la vida, pero entre nosotros todo seguirá igual.
Ulf le dijo sin volverse:
-Espero que así sea. Hasta ahora me ha ido bastante mejor que a usted, señor Van Helsing.
Tras perder de vista al licántropo, Abraham desató a Lara y a Rachel. La niña le dijo agradecida:
-Señor, usted no es un cazador de recompensas, sino un caballero andante.
Abraham suspiró y dijo:
-Quizás soy como un caballero andante, solo que nunca me quedo con la princesa.
Y luego se marchó en silencio.
[1/4, 03:50] Mitsuomi WOLF: EL DEMONIO DEL PANTANO
En mi vida he aprendido lecciones a consecuencias de mi actuar en forma inmadura, como el de rehuir a mis responsabilidades y el aprovecharme de las personas que me ofrecían su ayuda.
Desde niño fui mimado y consentidos, mi madre me crió con la idea de ser su príncipe, merecedor de todo lo bueno de la vida, sin embargo jamás me enseñó que para merecer lo mejor había que esforzarse.
Como mis padres tenían una buena situación económica, no me faltaba nada, sin embargo en mi adolescencia todo cambió.
Papá cayó en desgracia perdiendo todos sus bienes, algo que no pudo superar por lo que lo llevó a quitarse la vida.
Con mi madre quedamos devastados en el dolor y la ruina, no teníamos nada por lo que debimos irnos a vivir con la abuela.
La casa de mi abuela no era de mi agrado, sentía que todo olía a viejo, por lo que en el único lugar que me sentía a gusto era en el internado en el que vivía la mayor parte del año.
Afortunadamente mi padre antes de morir aseguró todo mi año educacional, aquel internado era de los más prestigiosos del mundo por lo tanto también de los más costosos, grandes personalidades de la politica y de las ciencias habían salido de aquel lugar, no obstante para mi representaba algo más, era el único lugar en donde podía seguir siendo yo, continuar con lo que había sido mi vida.
En casa las cosas cada vez andaban peor, mi madre ya no era ni la sombra de lo había sido. La mujer elegante había desaparecido dando paso a una mujer descuidada que constantemente olía a alcohol, y mi abuela, bueno ella poco podía hacer en su estado ya casi senil debido a su avanzada edad. Debido a esto fue que hice del internado mi hogar. Ahí aun podía rodearme de lujos, respeto, buena comida y lo más importante, mis mejores amigos.
Eramos un grupo de cuatro, entre los que estaban Edgardo quien era el correcto, inteligente y algo tímido, Andrea una chica pelirroja muy guapa, graciosa y también muy inteligente, de hecho la más inteligente del grupo,
Luciano era el chico altruista de muy buenos sentimientos, quien quería ayudar a todo el mundo, aunque también tenía su lado bromista, lo que nos costo algunas detenciones en dirección, y bueno yo... yo era el soberbio con gran personalidad de lider y mucha astucia. Entre los cuatro formamos una gran amistad.
Al pensar que ese sería mi último año con ellos me deprimia alertando a mis amigos, generalmente no les comentaba mis problemas, pero sabiendo que Luciano era comprensivo y bondadoso decidí contarle lo que estaba viviendo para recurrir a su ayuda. Él en un principio puso expresión de preocupación y me dio el pésame por la muerte de mi padre, en cuanto a lo demás me dijo:
-Eres mi mejor amigo y una gran persona, no dejaré que un potencial así se pierda, hablaré con mi padre para que pague los años que nos quedan de estudio y ya después veremos como le devolveras el favor, ya sabes que para mi familia el dinero no es problema-
Lo abracé y le agradecí diciendo que desde ese momento no solo me considerara un amigo si no un hermano, que estaría en deuda con él el resto de mi vida. Él solo sonrió y dandome una palmada en la espalda me dijo
-lo sé, no seas tan dramático-.
Desde ese momento vi con la facilidad que Luciano despilfarraba el dinero, algo que hacía tanta falta en casa, debo confesar que a pesar del cariño que le tenía, sentía mucha envidia de él, pensaba que él no se merecía tener tanto mientras yo no tenía nada. Comencé a pedirle dinero prestado, en un principio para llevarle de comer a mi madre y a mi abuela, pero después al notar que Luciano ni siquiera me pedía explicaciones, comencé a pedirle sin límites, así seguí con mi vida de ricachón comprando ropa de marca y otros lujos, ya cuando crecimos nos gastabamos grandes sumas de dinero en fiestas, la fortuna de Luciano no tenía límites por lo que se la gastaba de la misma manera, y que mejor que con su mejor amigo, o sea yo.
Debo confesar con vergüenza, que me aproveché de su bondad, con las ideas de mi madre de que era un príncipe merecedor de todo lo bueno, no medí las consecuencias de mis acciones, las que me costaron muy caro.
Cierta noche al salir de un bar, un par de sujetos nos cerró el paso, ya como ibamos ebrios decidimos enfrentarlos, pero éstos estaban armados, uno de ellos sacó una navaja la cual iba directo a mi cuello, en ese instante Luciano se cruzó, recibiendo él aquel corte, seguido de esto aquellos hombres salieron corriendo, luego de hacer sus fechorías.
Con él cuerpo desvanecido en mis brazos, de mi amigo desangrandose, grité pidiendo ayuda, la cual se demoró en llegar, en este entretanto le seguí conversando para que no perdiera el conocimiento, entré susurros le escuché decirme en tono de broma.
- Ya no solo me debes dinero, ahora me debes tu vida y talvez en algun futuro me deberás tu alma-
Sonrió al decir esto, yo también sonreí junto a él y le dije, que no había problema que tomara lo que quisiera de mi pero que no se muriera.
Después de aquel suceso en el que se recuperó milagrosamente, debimos alejarnos, su padre en esos días enfermó gravemente por lo que debió dejar el internado, no obstante aprovechandome de su buena voluntad, le pedí un último favor.
Tenía en mente comenzar mi propio negocio, después de todo había aprendido bastante de mi padre, por lo que sabía que podría lograr el éxito, siendo estos mis planes le pedí una fuerte cantidad de dinero a Luciano ofreciendole ser parte del negocio, el agobiado por la enfermedad de su padre, solo me pasó el dinero rechazando ser mi socio, pero diciendo que cuando logrará el éxito se lo devolviera.
Después de esa conversación no volví a saber de él durante muchos años, sin embargo con Edgardo y Andrea jamás perdimos el contacto, de hecho con Andrea nos hicimos novios, a pesar de que yo sabía del amor en secreto que sentía Edgardo por ella.
Durante bastante tiempo todo andaba bien, mi madre habia dejado el alcohol, mi empresa habia sido exitosa, y la relación con Andrea funcionaba perfectamente, pero esto no duró mucho.
Después de diez años de noviazgo, en los cuales habia evitado el hecho de comprometerme más seriamente, Andrea me dio la noticia de su embarazo, justo en el momento en que producto de una crisis económica, tuve que declarar mi empresa en banca rota. Sentía que había heredado la maldición de mi padre, por lo que caí en una profunda depresión.
Ya nada me motivaba, ni siquiera la idea de ser padre, a pesar de mis años sentía que era una persona inmadura, incapaz de hacerme cargo de un hijo, por lo que terminé la relación con Andrea y le dije que hiciera lo que le plazca, pero que yo no me haría cargo de su hijo. Ella me miró con profundo dolor, a pesar de todo yo sabía que ella siempre me habia amado, y siempre me había apoyado en todos mis planes y locuras, sin embargo ahora yo le daba la espalda sin remordimientos.
Intentó hacerme entrar en razón, diciendo...
-Por favor, no nos rechaces, te prometo que nuestro hijo no será una carga para ti, yo trabajaré duro para sacarlo adelante, no quiero que mi hijo se críe sin su padre-
-Lo siento, yo no estoy preparado ni quiero ser padre, si lo quieres tener será tu decisión, pero debes olvidarte de mi-
Andrea con su orgullo y amor herido, no siguió insistiendome, solo se dio la vuelta y se alejó de mí para siempre. Mientras yo indolente cerraba la puerta tras ella, sin saber que mis palabras tendrían un gran peso en mi vida.
En esos oscuros días de mi vida, fue cuando volví a tener noticias de Luciano, recibí una carta pidiendo que lo fuera a visitar a su casa urgentemente, que necesitaba de un amigo. La invitación aunque sorpresiva para mi fue un gran alivio, recordé nuestros momentos juntos haciendo que esbozara una sincera sonrisa, como no lo había hecho durante mucho tiempo. Pensé en ese momento, que podría aprovechar la oportunidad para pedirle nuevamente ayuda para recuperar mi empresa perdida. Además alejarme de mi ciudad me serviría para no ver a Andrea y para despejar mi mente, por lo que respondí en el acto que acudiría a su llamado.
Al otro día preparé todo para mi viaje, siguiendo las indicaciones que me había enviado Luciano, esperé a su chófer en la entrada de su pueblo. Todo era muy pintoresco, era la primera vez que visitaba aquel pueblo en el que parecía que el tiempo se hubiese detenido hacía un siglo atrás.
Cuando llegó el chofer me hizo subir al vehículo muy amablemente, aunque después del saludo no volvió a emitir una sola palabra hasta llegar a la mansión de mi amigo.
Al llegar pude notar un intenso olor a podrido, le pregunté al conductor de donde provenía, pero este no se refirió al tema, solo me dijo que ya habíamos llegado y que podía bajarme de su vehículo. Su amabilidad de un principio había desaparecido.
Me bajé del auto en frente de un gran porton de hierro, algo intimidante debo decir, al igual que la mansión. Siempre me había imaginado que Luciano vivía en una gran casa moderna llenas de lujos, jamás me imagine que luciría como un antiguo castillo en ruinas, sombrío y con un asquerodo pantano a su lado.
Ingresé a la propiedad con algo de desconfianza, pero al llegar a la entrada de la casa pude ver a mi amigo quien me esperaba con una sonrisa, me sorprendió darme cuenta que se veía mucho mayor que yo, pensando en cierto momento que talvez no era él si no su padre o un hermano mayor, pero ya cuando me habló tuve la certeza que se trataba de mi amigo de antaño.
Nos saludamos con un gran abrazo y me hizo entrar, acomodó mis cosas en la entrada mientras me llevó al comedor en donde estaba su hermana Elvira, a quien me presentó.
Elvira era una mujer de una gran belleza clásica, sus rasgos eran finos, su piel muy blanca, y un rostro armonioso adornado por un hermoso cabello rubio, cautivandome en el acto.
Aquella noche comimos y bebimos recordando los viejos tiempos, hasta ya casi la madrugada. Una vez que el vino hizo su efecto embriagador Luciano me llevó hasta mi habitación y me deseó un buen descanso.
La habitación a pesar de ser muy elegante, era bastante oscura y olía a moho, pero estaba tan cansado que solo agradecí por tener un lugar en donde poder dormir.
Aquella noche casi al poner mi cabeza en la almohada comenzaron las pesadillas, el fuerte olor a moho se hacía cada vez más intenso, por lo que mi descanso fue interrumpido durante varias veces esa noche, entre el cansancio y efecto del vino, incluso tuve algunas alucinaciones, o al menos eso creía yo. En una de las veces en que desperté me pareció ver una extraña criatura, que envuelto entre niebla me miraba desde la ventana de mi habitación, sus ojos amarillos y su piel escamosa me provocaron un intenso escalofríos, por lo que cubrí mi cara para ya no mirar hacía esa ventana, en mi mente hice una oración, en el instante que escuchaba como aquel ser frotaba sus uñas contra el cristal, como queriendo llamar mi atención.
Al otro día desperté más cansado de lo que me había acostado, desayuné con mi amigo y le comenté lo sucedido, él solo sonrió y me dijo que seguramente había sido una pesadilla, pero yo sabía que no era así, intuía que algo extraño ocurría en ese lugar, sin embargo no quise ser majadero en el tema, por lo que le pregunté a Luciano el motivo de su invitación.
-Amigo no has cambiado nada, sigues tan ansioso como siempre, solo descansa y disfruta del lugar, ya habrá tiempo para hablar de aquel tema, mejor cuéntame que ha sido de tu vida en todos estos años-
Aquel día solo hablamos de mi y de mis problemas, evitando el tema de Andrea, el cual decidí no mencionar, sabía que Luciano era un buen hombre y que me reprocharía mi actuar.
Cuando le mencioné el tema de mi empresa, insinuandole que necesitanba ayuda económica me dijo:
-Querido amigo, insisto, en verdad no has cambiado nada ja,ja,ja... sigues necesitando de mis prestamos, sabes que el tema económico no es problema para mi, y estaré gustoso de ayudarte nuevamente, pero esta vez el favor será a cambió de otro, ya lo sabrás en su momento-
-Mi buen amigo, nuevamente agradezco tu gentileza, y obviamente sabes que lo que me pidas a cambio te lo daré, creo que esta vez si podré sacar mi empresa adelante con tu ayuda y así poder seguir dándole la vida de lujos a la cual mi madre ha estado acostumbrada, no quisiera verla nuevamente caer en el alcohol-
En ese instante Elvira se nos unió a la conversación, se veía encantadora, me cautivaba solo con el sonido de su voz, haciendo que me olvidara completamente del recuerdo de Andrea.
La segunda noche fue casi tan incómoda como la anterior, mis oscuras pesadillas me atormentaban, veía como un bebé era despedazado en los brazos de Andrea, mientras ésta lloraba y gritaba con desesperación al quedar bañada en la sangre de nuestro hijo. Nuevamente desperté sobresaltado y mojado completamente por la transpiración que me provocaban estos sueños, pesadillas que se sentían tan reales que no podía distinguir entre el sueño o la realidad, en la cual despertaba acechado por ese extraño ser que me observaba desde la ventana, nuevamente hice una oración escuchando sus garras en el cristal, pero al terminar dicha oración y al ya no lo escuché, descubrí mi cara de la manta para llevarme el peor de los horrores. ¡aquella criatura estaba sobre mi cama! Paralizado veía sus ojos amarillentos a centímetros de los míos, y su boca cerca de la mía, la cual expelía un asqueroso e intenso olor a moho y a podrido, como si de un cadáver en putrefacción se tratase, las ganas de vomitar eran incontenibles, pero ni siquiera eso podía hacer, mi cuerpo inmóvil solo podía mover los ojos, quedando a merced de aquel monstruo, quien pasaba sus afiladas uñas por mi cuerpo, olfateando mi piel para luego saborearla. Sentía que con cada uno de sus tactos la vida se me iba, sin pensar en nada más que solo desear mi muerte, el miedo y la sensación de vulnerabilidad era tan intenso que en mi desesperación solo pedía en mi mente que mi corazón dejara de latir, para así dar libertad a mi alma de arrancar lejos de ese lugar, sin embargo aquello no ocurrió, en cambio caí en un desmayo.
Al otro día al despertar, nuevamente pensé que solo era una pesadilla, por lo que ya no quise mencionar el tema, en mi conciencia lo relacionaba con el tema de haber abandonado a Andrea, y pensé que talvez solo era la culpa la que me seguía dandome esa sensación de horror la cual se disipaba al estar ante la presencia de Elvira.
Ante aquel ambiente lúgubre, solo Elvira era como una luz brillante que me mantenían en aquel lugar y me impedian salir huyendo.
En la tercera noche, evité irme a dormir, conversé con Elvira casi hasta el amanecer, pero llegado un punto el cansancio ganó su batalla y me dormí en la sala. Al despertar estaba en mi habitación, para mi era un misterio como había llegado hasta la cama, pero el misterio desapareció dando paso al terror cuando nuevamente pude ver a aquella criatura sobre mi cama, inmovilizandome como la noche anterior, y saboreando mi cuerpo, el horror y el miedo nuevamente me llevaron a la desesperación, su aliento nauseabundo y su tacto me enloquecian del miedo, pero más aún cuando logré escuchar las palabras que con profunda voz, como salida del infierno me dijo de manera amenazante.
-"Pronto comeré de tu carne... ya eres mío"-
Intenté safarme con todas mis fuerzas e intenté gritar, el esfuerzo hicieron que mi nariz sangrara, lo que provocó aún más placer en aquel monstruo, quien pasó su lengua saboreando mi sangre, lo que nuevamente me llevó al desmayo.
Al otro día al despertar, decidí ya no seguir en aquel lugar y le anuncié a Luciano mi partida, éste insistió en que me quedara solo un par de días más, a cambio me daría el dinero que necesitaba para mi empresa. A pesar de la tentadora oferta, rechacé su ofrecimiento, mi miedo era mayor a mi ambición, pero Luciano no era un hombre el cual aceptara un no por respuesta, por lo que me reclamó por toda la ayuda que me había brindado, diciendo que ya era hora de pagarle dichos favores.
Nunca había visto a Luciano molesto, por lo que me sorprendió en gran manera, no quería quedarme en aquel lugar, pero tampoco me quería ganar el desprecio de quien habia sido mi gran amigo.
Luego de que Luciano se marchó molesto, subí a mi habitación para arreglar mis cosas, pero en ese instante Elvira ingresó a mi habitación, se veía tan bella como siempre aunque en aquella ocasión tenía un aire seductor al cual no me pude resistir.
Me tomó entre sus brazos y dándome un beso cálido, me pidió que no me marchara, a lo que no me pude negar, ella feliz ante mi respuesta esbozó una sonrisa y quitándose la ligera bata que cubria su voluptuoso cuerpo, me dijo:
- Te deseo desde el momento en que llegaste... dime ¿tu me deseas a mi?-
Tartamudeando ante tal imagen le respondí que si.
-¿Entonces te entregas a mí libremente ?-
-Claro que sí-
Dije nuevamente, pero ya sin titubear.
Mis manos y mi boca recorrían su pálido cuerpo, el cual temblaba en cada una de mis caricias, le veía disfrutar y la escuchaba jadear, aumentando aún más mi deseo por ella, ya sin poder controlarme dejé de lado el juego previo con el que conquistaba a mis amantes, y la hice mía en el más exquisito acto sexual, jamás había disfrutado tanto el sexo en mi vida como en aquella ocasión, pero al llegar al climax, descargando toda mi energía, la cara de Elvira cambió a un rostro monstruoso y viejo.
Horrorizado me alejé de ella, mientras me miraba sonriente y sarcástica agradeciéndome por mi "regalo". En ese momento no entendí a que se refería.
Cubrió su cuerpo con la bata nuevamente y salió de la habitación.
Sin saber realmente lo que había ocurrido, terminé de arreglar mis cosas y salí de aquella casa. Caminé hasta la entrada, pero aquel gran portón de hierro estaba sellado, por más que intenté buscar alguna otra salida, no encontré ninguna.
Ya pasada las horas, se hizo de noche, el lugar lucía totalmente aterrador, aún más que en la habitación, por lo que decidí regresar a la casa.
En el comedor me estaban esperando Luciano y Elvira, alegres como siempre, de la molestia de mi amigo ya no quedaba nada, por lo que amablemente me invitó a sentarme en su mesa. En ese instante no quise hacer ninguna pregunta, pero toda la esena se me hacía enfermiza, ya Elvira no me parecía tan hermosa, de hecho tenía una mirada psicótica, que me recordaba el momento del clímax cuando cambió de rostro.
Pasaban los días y las noches, cada una igual a la anterior, de día intentaba huir de aquel lugar y en las noches seguía siendo atormentado por aquel monstruo, quien me decía que ya quedaba menos para probar mi carne. Me estaba volviendo loco, ya no comía ni dormía, estaba delgado y enfermo, le suplicaba a Luciano que me dejara partir, pero éste me decía que aun no era tiempo, que debía pagarle los favores que me había hecho.
Ya desesperado y con la cordura perdida, tomé un cuchillo y corté él cuello de Luciano ante la sorprendida mirada de Elvira, la que luego dio paso a sus carcajadas. No podía entender que ocurría, pero Luciano regeneraba su piel ante mis ojos, esto era una total pesadilla incoherente, ambos se reían de mi, mientras yo lloraba de rodillas en el suelo sin ya saber que hacer, sin saber si lo que estaba viviendo era real o era producto de mi imaginación.
Entre tantas súplicas en que le pedía mi liberación, Luciano se apiadó de mi y me contó lo que ocurría.
-Querido amigo, eres muy iluso, ¿a caso pensabas que todos los favores que te hacía eran gratuitos? En tu enorme ego y amor propio, ¿a caso pensaste que te merecías todo solo por ser tú? Ja,ja,ja... no querido amigo mio, todo en esta vida tiene un costo y una consecuencia, el cual cobraré dentro de unos meses...
Con Elvira tenemos algunos siglos de caminar en éste mundo, en los cuales hemos disfrutado de una buena vida sin necesitar de nadie más, pero a consecuencia de mis años he perdido... "ciertas capacidades"... las cuales tu has cubierto en estos momentos-
- No juegues conmigo, no creo nada de lo que me dices, solo son una familia desquiciada, ya no quiero escucharte, prometo pagarte hasta el último peso que te debo, pero liberame de esta situación-
-Aun no es tiempo, no seas ansioso ni grosero... ahora guarda silencio y escucha lo que tengo que decirte, ya que aún queda algo que debes hacer..
Como te decía, nosotros llevamos siglos en este mundo, hemos logrado alcanzar la inmortalidad, pero esto no es gratis, en el principio de los tiempos, mis primeros antepasados adoptaron un demonio el cual tenían cautivo, ya que éste les concedía poder, dinero y vida ilimitada aparentemente, lo único que éste demonio pedía a cambio era ser alimentado por un alma pura... todos mis antepasados los han alimentado hasta ya cansarse de la vida, en ese momento heredaban el demonio a la próxima generación quien debía seguir con este ritual...se podría pensar que ya después de vivir tantos siglos deberíamos estar cansados, pero no es así, con Elvira amamos la vida y queremos seguir viviendo.
Tal cual como nuestros antepasados, con Elvira engendrabamos hijos entre hermanos, así en cada nacimiento podríamos alimentar a aquel demonio con nuestros bebés, sin embargo por más que lo hemos intentado durante estos años no he logrado embarazar a mi hermana, es por eso que mis fuerzas ya no son las de antes y he envejecido más rapido que tú, ya que han pasado muchos años sin poder darle el alimento que requiere nuestro demonio, ahora te diré cuál es tu papel en todo esto, cuando te conocí noté tu ambición y sabía que podrías serme de utilidad, es por eso que jamás me negué a los favores que me solicitabas, sabía que al estar en deuda conmigo en algún momento podría contar contigo, y ya en el momento en que salvé tu vida y me prometiste lo que fuera con tal de que no muriera, fue un contrato verbal en el que te entregabas a mis designios.
Ahora gracias a ti con Elvira podremos vivir algunos siglos más, ya que has engrendrado un hijo en ella, esa fue la primera parte de tu labor, ahora la segunda es un poco menos placentera, ya que el "alimento" debe ser ofrendado por su padre, es debido a eso que aún no puedes irte, estarás en esta mansión hasta el momento en que Elvira de a luz y puedas entregarle tu hijo a la bestia que espera ansiosa su "alimento".-
- ¡Eres un monstruo! Jamás haré lo que me pides, antes prefiero morir-
- Morir no es una opción, tu vida me pertenece, no puedes arrancar de tu destino, pero no todo es tan malo, a cambio de tu hijo puedes hacerle una petición al demonio, dinero, poder o más vida... lo que pidas te lo otorgará aunque ésto tiene un precio, el tomará la vida de todos los hijos que tengas de aquí en adelante para poder alimentarse-
- No quiero nada de ustedes ni de ese monstruo... terminaré con todo esto ahora-
Viviendo ese estado de locura tomé el cuchillo con el que habia cortado a Luciano e intenté quitarme la vida, pero en ese instante mis manos dejaron de responderme. Ante las risas de los hermanos malignos, comprendí que Luciano controlaba mis movimientos.
Ya no había nada que pudiera hacer, mi vida ya no la controlaba.
Así pasaron los días y los meses, en los cuales intenté acabar con mi vida de todas las formas posibles, sin que nada diera resultado, no me quedaba más remedio que entregarme a la locura, en las noches en manos de aquel monstruo y en los días a merced de los caprichos de los hermanos, los que en ocasiones eran amables y en otras crueles.
Pasado los meses, llegó el momento del parto de Elvira, gritaba desesperadamente por el dolor, sus gritos me enloquecían, por lo que acudí a su habitación llevado por una extraña fuerza y curiosidad, en ese momento pude ver el nacimiento de aquel bebé, mi horror se hizo aun mayor cuando vi que aquella criatura no parecía humano, era un ser monstruoso, deforme, pero con el llanto característico de un bebé normal, a pesar de su aspecto se veía tan fragil, que conmovió todo mi ser, quería sentirlo y acurrucarlo entre mis brazos, pero en ese momento se hizo presente el demonio del pantano, se veía gigante e imponente, con una gran boca babeante y filosos colmillos. Llenó el lugar con su olor a moho podrido, el que producía una espesa niebla, de la cual salió sonriente y saboreandose ante tal festin. Elvira con su expresión de locura reía alegre de entregarle dicha ofrenda, toda la esena era una completa pesadilla.
Luciano tomó al bebé deforme entre sus brazos y sacándome de mi letargo me lo entregó para ofrecerselo a aquel monstruo, nuevamente me sentía paralizado, pero como en las veces anteriores, Luciano dirigió mis movimientos haciendo que le entregara el bebé al demonio quien lo engulló por completo entre los gritos desesperados de aquel inocente, disfrutando de su festín, ante mi mirada de horror y dolor.
Sin poder controlar nada, las lágrimas salían con dolor desde lo más profundo de mi alma, un dolor desgarrador que nunca antes había sentido hizo presa de mi, dejándome sumido en el peor de los horrores.
Al terminar de comerse su ofrenda, aquel ser demoniaco me agradeció el "alimento" y me dio la opción de pedirle algo cambio, a lo que solo pude responder "solo quiero mi libertad".
Ya llegado el amanecer, todo se veía distinto, el horror vivido de la noche se había disipado junto con el olor nauseabundo, Elvira y Luciano lucían jovenes nuevamente con su característica cara de amabilidad. Quien antes había sido mi amigo, me dio la mano y me dijo:
- Ya eres libre amigo, puedes irte cuando gustes, ahora si quieres quedarte eres bienvenido a gozar de una vida de lujos y privilegios, lo que viste anoche no es algo habitual, con una ofrenda cada cincuenta años es suficiente para mantener conforme a aquel demonio, si lo piensas bien, no es un precio tan alto para todo lo que optienes a cambio, ahora si decides irte lo entenderé y ya sabes que cuentas con la ayuda económica que me solicitaste-
- No quiero nada de unos monstruos como ustedes, solo me engañaste y me utilizaste para llegar a esto-
- Yo no te engañé, tu solo te metiste en esto, al ser una persona oportunista, ¿que pensabas? que estabas sacando provecho gratis de una amistad... recuerda lo que te dije, todo tiene un costo y consecuencias-
Ya no quise seguir escuchando sus palabras, al ver que el porton de la entrada estaba abierto, salí de aquel lugar sin mirar atras.
Al llegar a mi ciudad, me sentí afortunado de recuperar mi vida, mi madre feliz de verme me contó que estaba trabajando y que me había consiguió un empleo en la misma empresa. Debí adaptarme a una vida modesta, pero sintiendome orgulloso de que lo conseguido era producto de mi trabajo.
Trataba de sentirme en paz pero era difícil después de todo lo vivido, aún después de un tiempo seguía viendo a aquel demonio en mis pesadillas, quien me decía que volviera a alimentarlo, el miedo de volver a experimentar aquel suceso me llevaron a tomar la decisión de hacerme una vasectomía, la cuál fue una decisión acertada, ya que desde ese momento nunca más volví a tener pesadillas con el demonio del pantano.
En cuanto a Andrea intenté visitarla y pedirle perdón, pero al llegar a su casa la vi en el jardín jugando con nuestro hijo, se veían tan felices y llenos de amor, que me provocó ser parte de ellos, sin embargo mi miedo a que esa bestia regresara por mi hijo, hicieron que me detuviera y solo me quedara viendo de lejos como Edgardo había ocupado mi lugar de padre. Me sentí estupido y totalmente arrepentido de haber rechazado a Andrea y a mi hijo, pero por otra parte me alegraba que formaran una familia, ellos habían sido mis mejores amigos y eran las mejores personas que había conocido en mi vida, se merecían ser felices, no me cabía duda que mi hijo sería muy feliz y amado por ellos, aunque a mi no me quedará más que una vida solitaria en la cual todos los días de mi vida no me alcanzarían para arrepentirme de mi mala decisión.
Como dije trato de estar tranquilo aunque no pueda evitar el dolor de verlos juntos, viviendo la vida que rechacé por inmadurez, solo me queda el consuelo de que mi hijo alejado de mi, está a salvo de esa demonio, y que pagué mis favores aunque estos me hayan costado caro, porque como decía Luciano, los favores tienen costo y consecuencias, las que pagué demasiado caro.
[1/4, 18:12] Mitsuomi WOLF: Buenas noches hoy quisiera contarles lo que me pasó hace casi 14 años, estaba yo en la secundaria, no acostumbraba a dormir tarde ni nada parecido, una noche entre sueños se me figuro escuchar pasos por el pasillo (mis papás solían levantarse temprano e ir a dar una vuelta a las recámaras para ver qué no estuviéramos destapadas o apagar las luces del patio o del baño que dejábamos prendidas) así que no le di mucha importancia y volví a dormir, esto se llegó a repetir varias veces e igualmente no le daba importancia, conforme paso el tiempo escuchaba los pasos cuando aún estaba despierta (pensando que venían mis papás a decirme que me durmiera) apagaba las luces y me acostaba, paso el tiempo y los pasos se escuchaban más fuertes, llegué a detectar incluso la dirección en que venían, de principio del pasillo hacia el final siempre en esa sola dirección, por más que me asomaba no veía nada, si tenía la puerta de mi cuarto abierta los pasos llegaban hasta mi puerta, pero si tenía la puerta cerrada o entrecerrada los pasos seguían hasta el final del pasillo, una vez incluso deje la puerta entreabierta para ver si se veía una sombra pasar o algo pero no, nunca vi nada, si se escuchaban los pasos y me asomaba en ese momento se dejaban de escuchar y apenas regresaba al cuarto se escuchaban de nuevo desde el principio del pasillo, poco a poco está situación me fue preocupando llegué al punto de que los pasos no me dejaban dormir, les dije a mi familia pero me tachaban de loca, hasta que una noche estando mi hermana en mi cuarto conmigo empezamos a escuchar los pasos, hizo lo mismo de asomarse de prender luces y nada al regresar al cuarto nuevamente volvían los pasos, al tiempo de eso incluso mis papás los escuchaban, salían de su cuarto en la madrugada enojados de que andubieramos caminando por el pasillo en la madrugada, fue cuando les volví a decir lo que pasaba y esta vez me creyeron, los pasos se escuchaban siempre de noche pero al poco tiempo solo era cuestión de que atardeciera para empezar a escucharlos, deje de dormir de noche, casi no comía, no tenía energía de nada, mi perrita se metía debajo de la cama desde que atardecia y nada en el mundo la sacaba de hay hasta que amanecía, y sin darnos cuenta los pasos se escuchaban incluso en el día, al llegar a este punto mi mamá nos llevo con una persona (no me pregunten de dónde la contacto por qué lo desconozco) era una chica joven unos 20 años quizá, en cuanto nos vio dijo que conmigo trabajaría, me llevo a una recámara, apagó luces, cerro las ventanas y cortinas, estaba muy oscuro, prendió una vela y me dijo que me acostara en la cama (mi mamá entro conmigo) me dijo que cerrará los ojos y pusiera mi mente en blanco, me hablaba y poco a poco me relajaba, me dijo que me situará en mi casa, casi frente al pasillo y cuando lo hice, vi una criatura digna de cualquier pesadilla un ser delgado, medio escamoso con orejas puntiagudas y cara medio amorfa de un niño (parecida a la segunda imagen) pero garras en manos y pies, las rodillas volteadas, (parecidas a la segunda foto) de cunclillas frente al pasillo, se paraba en 2 (como la primera imagen) y caminaba por todo el pasillo al llegar al final brincaba al techo y regresaba hasta el principio, fue cuando entendí por qué siempre se escuchaba en una sola dirección, mientras le decía todo lo que veía a esta chica ella me dijo que lo enfrentará y lo corriera, que le dijera que nadie lo invito y que era mi hogar y el no era bienvenido, cuando lo hice El me voltió a ver con una furia en sus ojos y lanzo un grito que no pude escuchar pero lo veía abriendo toda la mandíbula, lo vi que salió corriendo hacia el pasillo que ya no era un espacio de mi casa si no algo así como un túnel negro, lo vi corriendo asia el y en eso desperté, me dijeron que no me parara realmente me sentía cómo cuando uno acaba de bajarse de un juego mecánico mareada y con adrenalina temblando, me dejaron hay unos minutos y luego me puso una pulsera roja en la mano que no me duró ni minutos puesta, al final la chica me puso otra con una medalla de San Benito y a la que le puso 7 nudos al final esa me duró unos días más, ese día al regresar a la casa la vecina nos avisó que revisaramos la casa puesto que cuando no estábamos escucho un grito horrible que la hizo pensar que alguien se había metido (pues ella vio cuando nos fuimos) al entrar todo estaba normal y nunca más se escuchó ningún paso.
[1/4, 18:24] Mitsuomi WOLF: EL LOBO NEGRO (historia de Vampiros):
Cuando terminé la carrera de Magisterio, me fui a trabajar como maestro rural a una pequeña localidad de las montañas gallegas, cerca de Ourense. Una vez allí, me hospedé en la casa de doña Socorro, una viuda de buena familia que, a causa de ciertos reveses económicos, se había visto obligada a convertir su hogar en una casa de huéspedes.
Con nosotros vivían Elvira, la hija adolescente de doña Socorro, y una criada llamada Benita.
Aunque han pasado muchos años desde entonces, aún recuerdo perfectamente lo enamorado que estaba de la hermosa Elvira. Sin embargo, yo siempre procuré tratarla con el máximo respeto, pues madre e hija eran muy devotas. De hecho, Elvira siempre llevaba consigo un viejo crucifijo de plata, que le había regalado su abuela cuando era niña.
La paz que reinaba en el lugar se rompió con la aparición de un lobo solitario, negro como la noche e inusitadamente agresivo.
Los campesinos decían que un animal tan feroz solo podía ser una bruja o un licántropo, pero yo, por supuesto, no me tomaba en serio esas supersticiones.
Una fría tarde de otoño me sorprendió una tormenta mientras paseaba por el páramo. Allí, tal como suele suceder en los cuentos de brujas, el único lugar que podía ofrecerme un refugio era una casa abandonada, donde según algunos se ocultaban espíritus malignos. Pero yo, más temeroso de una pulmonía que de los supuestos espíritus, no dudé en buscar refugio dentro de aquel viejo edificio. Nada más entrar oí unos gemidos lastimeros procedentes del piso superior. Subí para echar un vistazo y encontré a una niña llorando en el desván. Le pregunté por qué estaba allí y entonces ella me contó su triste historia:
-Me llamo María y vivía en una granja al otro lado de la sierra. Mis padres murieron y mi padrastro no dejaba de maltratarme, así que decidí escaparme de casa. Pero me sorprendió la tormenta y tuve que entrar aquí para refugiarme.
Compadecido, le dije que viniera conmigo y, como ella no tenía dinero, me ofrecí a pagarle el hospedaje en casa de doña Socorro.
María agradeció mi ayuda con numerosas muestras de gratitud y, como ya había escampado, nos fuimos juntos a la villa, adonde llegamos poco antes del anochecer.
Lo primero que hice fue contarle la historia de María a doña Socorro, quien, conmovida, acogió a la huérfana con suma amabilidad y se negó a cobrar nada por su alojamiento.
Cuando nos sentamos para cenar, oímos unos sonidos horribles procedentes del patio. Nos levantamos, abrimos la ventana y la luz de la luna nos mostró una escena escalofriante:
El lobo negro estaba allí, acababa de matar a mordiscos al sabueso de doña Socorro y seguía impertérrito junto a su víctima, lamiendo la sangre de sus heridas.
Al principio me asusté, sobre todo cuando el lobo fijó sobre mí sus diabólicos ojos, que refulgían en la oscuridad como carbones encendidos. Pero luego pensé que el lobo me brindaba una buena oportunidad para conseguir el aprecio de mi adorada Elvira, que hasta entonces no había hecho mucho caso de mis atenciones.
Si conseguía matar a la bestia, dejaría de ser un simple maestro rural para convertirme en el héroe del pueblo, así que tomé la escopeta del difunto padre de Elvira, con la cual podría matar al lobo. Todas las mujeres intentaron disuadirme, pero yo no hice caso de sus advertencias. Entonces Elvira se quitó, por primera vez en muchos años, su crucifijo y me rogó que me lo pusiera, para que me protegiera del Mal. Yo acepté su regalo y salí con él colgado del cuello. Sin embargo, no me sirvió de mucho, pues, cuando iba a disparar, el gatillo se encasquilló y el lobo, en vez de huir, se arrojó sobre mí, haciéndome caer al suelo. La bestia estuvo a punto de matarme, pero entonces apareció un vecino, que lo mató de un tiro.
Yo aún seguía en el suelo cuando oí gritos de terror procedentes de la casa de doña Socorro. Pensando que Elvira podía estar en peligro, me levanté rápidamente y entré a toda prisa en la casa.
Mientras corría, una terrible intuición asaltó mi espíritu. El lobo negro no era más que una bestia sedienta de sangre, pero se me ocurrió que el verdadero monstruo podía ser alguien a quien yo mismo había introducido en la casa: María, la niña a la que nadie conocía de nada, la que había aparecido en una casa maldita, donde me había contado una triste historia para manipular mis sentimientos… Mientras esas sospechas torturaban mi mente, abrí la puerta del comedor y me encontré con una escena dantesca. Doña Socorro (que fallecería de un ataque cardíaco aquella misma noche) y la criada se habían desmayado de puro horror, una hermosa e inocente muchacha yacía sobre su propia sangre, con el cuello desgarrado por los dientes de un vampiro… y otra muchacha desaparecía para siempre entre las tinieblas de la noche, riendo como un monstruo y dirigiéndome una última mirada impregnada de irónica maldad.
Todo aquello me horrorizó, pero apenas me sorprendió, pues ya me había mentalizado para ver algo así. Pero hubo algo que me sorprendió realmente: la muchacha muerta era María. Y su asesina había sido Elvira, la dulce muchacha a la cual yo tanto amaba… y que aquella noche, por primera vez desde su infancia, se había despojado de su bendito crucifijo, que hasta entonces había contenido su sed de sangre.
[1/4, 18:27] Mitsuomi WOLF: EL AMIGO IMAGINARIO DE MI MADRE
Dicen que los niños, suelen tener amigos imaginarios. Dicen también que algunos ancianos llegan a comportarse como niños. Mi madre ya muy ancianita, era como una niña, amable, tierna y cariñosa, por esa misma razón, siempre creí que ella había inventado a un amigo imaginario.
Desde que sufrió aquella caída y se fracturó la cadera, mi madre ya no fue la misma. Por su fortaleza y ánimo de vivir, logró caminar un mes después, pero apoyada en ese tipo de bordón de cuatro patas. La mayor parte del tiempo se la pasaba en su cama, mirando televisión o bordando.
Madre de ocho hijos, todos ausentes. Tuve que sacrificar mi trabajo y familia para estar con ella por temporadas. Yo era el único de los ocho que podía hacerse cargo de ella. Esos tres años viajé constantemente de Mexicali a Zacatecas.
En uno de esos viajes, me encontré con una sorpresa. La visitaba todos los días un niño.
__ A vaya ¿Así que te visita un niño? __ Le pregunté divertido.
__ Sí, viene todos los días a que le cuente cuentos __ me dijo mi madre emocionada. Mi madre había sido una excelente contadora de cuentos.
__ ¿Y cómo se llama tu niño?
__ Ah, pues no sé. No le he preguntado. Pero al rato que venga le pregunto.
Me platicó que es rubio y muy bonito. Siempre llega corriendo, sonriendo y salta a la cama donde está acostada. A veces le esconde los hilos de su costura o sus cigarros. Es porque quiere que le cuente un cuento. Cuando ella come, siempre le pide, dame, dame, dame…por eso ella come bien, porque nunca come sola. Cuando se duermen, se abrazan mutuamente y ella ya no siente frío porque el cuerpecito de su niño le brinda calor. Ambos se dan mucho cariño.
Por la tarde me dijo mi madre.
__ Hace rato que vino mi niño, le pregunté cómo se llama. Me dijo que Manuel.
__ Muy bien por Manuelito ¿Y ahora en dónde está?
__ Pues mira. Aquí lo tengo, bien dormidito, mira que chulo se ve __ Tenía su cobija arropándolo según ella.
__ A vaya, sí que está hermoso __ Le dije siguiéndole el juego __ ¿Cuál le cuento le contaste?
__ Torcuato y Canuto. Ese también era tu favorito, ¿te acuerdas?
__ Sí madre, como olvidarlo. Bueno, ahora yo te voy a leer otro capítulo de LAS ROSAS NO APRENDEN GEOGRAFÍA __ Todas las tardes le leía.
__ Muy bien, te quedaste en donde el profesor Mario Luján, por fin se va a enfrentar a Ramiro el comisario en un duelo de dominó, bien que le da lata siempre que jueguen, a ver quién gana.
Y le leí en voz baja para no despertar a su niño. Ese niño que en su imaginación, vino a suplir a todos los hijos ingratos que no la acompañaron cuando más los necesitaba.
Pero ¡EL ANGEL DE MI MADRE ERA REAL!
Mi madre, por un problema en los riñones requería de hemodiálisis para que me durara un poco más de tiempo. Ella le tenía miedo a esa curación, me suplicó que por nada del mundo la fuera a torturar con ese proceso. Obvio le obedecí. Se me fue acabando poco a poco. Ya no pudo caminar y si íbamos a cualquier parte, tenía que ser en una silla de ruedas. Se le acabaron las fuerzas.
Una tarde me sentía muy cansado. Mi madre ya no abría los ojos y pedía constantemente agua. En su cuarto estaba una hermana de ella y su hija. Le pedí que la cuidaran un rato, yo tenía que mandar una tarea a la universidad donde estudio literatura.
Me fui a un cuarto contiguo y abrí mi computadora, apenas iba a empezar a leer cuando escuché aquella vocecita.
__ Hola
Volteé a la puerta para ver quien era y ahí en el dintel estaba aquel niño, muy hermoso, vestido de blanco. Me miraba sonriente. “Seguramente ha llegado alguien a visitar a mi madre y este niño viene con ellos” fue lo que pensé, en ese pueblito toda la gente es muy solidaria y visitan mucho a los enfermos.
__ Hola __ le respondí, no pasaría de tener tres años de edad, pero hablaba con mucha claridad.
__ ¿Me cuentas un cuento? __ me dijo entrando al cuarto y parándose junto a mí.
__ ¿Te gustan los cuentos? __ Le respondí divertido.
__ Si, Cuquita me cuenta muchos, pero ahorita está dormidita, ella no me lo puede contar ¿Me cuentas un cuento?
__ ¿Así que mi madre te cuenta cuentos? ¿Cómo te llamas?
__ Me llamo Emanuel, y si, ella me ha contado muchos cuentos. Todos sobre su vida.
__ Ah vaya, cuentos sobre la vida de mi madre. Por ejemplo ¿Cuál? __ Conozco a la perfección el enorme repertorio de cuentos que contaba mi madre.
__ Por ejemplo, mmmm, el príncipe Amed, Cuquita fue igual de viajera, le gustaba mucho conocer otras partes del mundo. También Torcuato y Canuto, ella lograba superar todos los problemas aunque a veces se sintiera ciega. Aaaah la cenicienta, como trabajó toda su vida para que nada le faltara a sus hijos…así fue Cuquita, una historia de fantasía.
Yo lo escuchaba asombrado. Vaya que aquel niño sabía expresarse para su edad.
__ Mira nada más, si sabes las historias de mi madre. Bien, dime, ¿cuál cuento quieres?
__ Por ahora ninguno. Pero ya volveré un día para que me lo cuentes.
__ ¿Por ahora ninguno? Entonces ¿Cuándo? O ¿Por qué?
Me contempló con una mirada muy profunda, en sus ojos había un brillo especial cuando me dijo.
__ Porque ahora… aún te escucha la gente, voy a volver, cuando ya seas una sombra, cuando necesites de consuelo y compañía, cuando los seres que amas ya no te hagan caso, cuando tu voz no sea escuchada, cuando tu soledad sea tan abrumadora que te será lo mismo si es de día o es de noche. Entonces vendré y te daré la alegría de volver a ser un cuenta cuentos. Entonces me contarás sobre tu vida y te volverás a sentir importante, siempre es importante, saber que eres importante.
__ ¿Quién eres? __ Le pregunté sumamente intrigado.
__ Soy el niño que doña Cuquita ha visto desde hace tiempo y que ustedes consideran una fantasía de ella. Soy real, soy esperanza, soy compañía en la triste soledad, soy el recuerdo de la infancia de sus hijos, soy alegría en su cansado corazón.
No tenía palabras para responder a aquello. Un nudo se atoró en mi garganta y empecé a llorar .
__ ¿Por qué puedo verte hoy? __ Pregunté temeroso.
__ Porque vengo a decirte que hoy doña Cuquita tomará camino con rumbo a la ciudad de Irás y no Volverás __ Sentí como un golpe en el pecho __ Te voy a pedir que ya no se lo impidas. No quiero que ella siga sufriendo, porque ahí donde la ves, está sufriendo. Su destino ya está escrito, igual que el pájaro que habla, el árbol que canta, ella es la fuente de oro. ¿Recuerdas el cuento de la capa que hacía invisible a la gente? Pues así estará ella, como si tuviera la capa puesta, no la vas a poder ver, pero siempre estará presente.
Ella no se ira, pues seguirá estando en ti mientras sigas contando cuentos, mientras en tu mente haya un halo de fantasía, mientras ella viva en tu recuerdo.
Ahora ve, ella te necesita, ve como el príncipe que le da un beso a la reina, solo, que ella no va a despertar, sino al contrario, con tu beso iniciará ese camino que ya no tiene regreso.
Cerré la computadora y corrí al cuarto de mi madre. Ahí seguía su hermana y otros familiares que habían llegado. Todos callados contemplaban a mi viejita que con la boca abierta respiraba difícilmente. Me acerqué a ella y sentándome en la orilla de su cama la abrace con mucho cariño. Le dije al oído __Vino Emanuel a verte __ luego tomé un algodoncito y lo empapé de agua, mojé sus labios, ella seguía respirando con mucha dificultad. Le di un beso en su frente y luego la abrace mientras le decía __ Vete mami, vete a gozar del reino de los cuentos, vete a conocer la montaña del imán y el mundo de las princesas, vete a donde seguirás siendo una reina, porque aquí y allá, para mí siempre serás una reina.
Su respiración se fue tranquilizando.
__ Vete mami, ya cumpliste y cumpliste muy bien. Vete mi reina, es fácil, vuela como vuelan las hadas. Vete a su mundo.
Simplemente lanzó un suspiro largo, muy largo y ella, la contadora de cuentos, la mejor contadora de cuentos del mundo, se fue a la ciudad de Irás y no Volverás.
Yo me sentí muy tranquilo. Con tanta paz en mi alma que no salió ni una lágrima de mis ojos. Escuché los llantos angustiados de mis familiares al darse cuenta que ella moría, sus gritos desesperados, pero ni eso me hizo salir de mi letargo, pues tenía mi conciencia cien por ciento tranquila, hasta el último momento estuve con mi viejita. No existía dolor ni remordimiento alguno, simplemente la ley de la vida estaba cumplida.
Hoy a nueve meses que la entregué a la madre tierra, sigo sintiendo esa paz en mi alma. No tengo ni un reproche que auto adjudicarme, no existe ni siquiera un le hubiera dado esto o le hubiera dado aquello, ya que le di todo lo que estuvo a mi alcance, así como ella me dio la vida.
Estoy muy triste, no lo niego, pero no tengo pesar.
Espero que algún día, cuando ya nadie me escuche, cuando ya mis cuentos no le interesen a nadie, ojalá y venga de verdad ese niño hermoso a darme compañía, ahora, estoy seguro, que aquello que yo consideraba una fantasía de mi madre, es algo real que viene a acompañar a los ancianos en sus más crueles momentos de soledad.
Madre, en donde quiera que estés, sé que descansas en paz, porque no te lloro con dolor, Te voy a extrañar y siempre te agradeceré esta bella herencia que me dejaste, la fantasía y la dicha de ser un contador de cuentos. Adiós para siempre, no olvides que te amo.
Tomado de la red
[1/4, 18:28] Mitsuomi WOLF: El ENANITO FIEL
Muerta Blancanieves, el cuervo de la madrastra se posó sobre su cuerpecillo y les dijo así a los ocho enanitos (sí, ocho, han leído bien):
-Nunca, nunca más la veréis/ y por su causa sufriréis.
Siete de los ocho enanitos, mudos y cabizbajos, se pusieron a llorar en silencio, pero el octavo enanito, que siempre había querido a Blancanieves con un amor profundo y sincero (aunque no completamente platónico), le dijo al cuervo en medio de sus sollozos:
-Nunca, nunca más la veremos/ ¡pero jamás la olvidaremos!
El cuervo se burló de él con un graznido y se fue con su malvada dueña.
Un año después, el cuervo se acercó al lugar donde el cuerpo incorrupto de Blancanieves yacía dentro de un sarcófago de cristal. Siete de los ocho enanitos nunca pasaban por allí, no porque la hubieran olvidado, sino porque no querían reavivar sus penas atormentándose sin sentido. Pero el octavo enanito pasaba allí todo el tiempo que le permitían sus que haceres, velando día y noche el cuerpo de su amada, siempre triste y lloroso como el primer día.
El cuervo se fijó en él y le dijo:
-Nunca, nunca más la verás/ y por su causa sufrirás.
Sin dejar de sollozar, el enanito le respondió:
-Nunca, nunca más la veré/ ¡pero siempre la recordaré!
El cuervo se burló de él con un graznido y se fue.
Pasó otro año y el cuervo volvió al lugar donde el enanito triste y enamorado velaba el sarcófago de Blancanieves.
Una vez más, el cuervo se fijó en él y le dijo:
-Nunca, nunca más la verás/ y por su causa sufrirás.
El enanito, aunque tenía lágrimas en los ojos, le dedicó al cuervo una triste sonrisa y le dijo:
-Nunca, nunca más la veré/ ¡pero para siempre la amaré!
Tan profundo y poderoso era el amor que reflejaban esas palabras que incluso el endurecido corazón del cuervo sintió un estremecimiento al oírlas. En vez de burlarse del enanito y marcharse, como había hecho en otras ocasiones, se quedó inmóvil y empezó a llorar, más conmovido por la abnegación del enanito que por el triste destino de Blancanieves.
Entonces apareció el hada buena del bosque y le dijo al enanito:
-Buen enanito, tu amor es tan grande que en verdad no puede quedar sin premio. Así pues, te concedo el don de despertar a Blancanieves.
Apenas hubo pronunciado el hada estas palabras, el enanito enamorado despertó a Blancanieves depositando un tierno beso sobre sus labios de lirio (por eso se dice que los enanitos solo eran siete, porque el octavo cuenta como príncipe).
A continuación, el hada le dijo al cuervo:
-Cuervo burlón y agorero, tu dueña ha muerto y, como castigo por haberte burlado dos veces del enanito, quedas doblemente condenado.
En primer lugar, a partir de hoy vagarás sin rumbo por toda la eternidad. Y, en segundo lugar, para que nadie te quiera, solo podrás decir las palabras tristes con las que intentaste minar el amor del enanito. Pero, como también lloraste una vez, te concedo una gracia que aliviará en parte tu condena: algún día te encontrarás con un gran poeta que te hará inmortal en sus versos, para que tu nombre no sea olvidado ¡NUNCA MÁS!
[1/4, 18:30] Mitsuomi WOLF: Un día 1 de noviembre de 2018 Júlia fue al panteón a visitar la tumba de su padre, la arreglaba y la llenaba de flores. Siempre iba el día primero, porque no le gustaba q hubiera tanta gente, en fin, ese día se sentó en una gran piedra que estaba a un costado de la tumba, casi no había gente, así que se puso a platicar con su padre, de repente detrás de ella estaba un niño como de 8 años.
A ella se le hizo extraño, porque el niño estaba solo y ella le preguntó que hacía ahí, que donde estaban sus padres. El pequeño contestó, que no sabía.
Me dejaron aquí y me siento muy solo, nadie viene a verme ya hace mas de 10 años y sigo solo.
Cuando ella escucho eso se levanto en seco y un tanto titubeante y con los ojos saltados le preguntó... De donde vienes?
Él con su dedo apuntaba hacia una tumba vieja y muy descuidada, Júlia quiso correr y gritar pero estaba paralizada, no se podía mover, se acercó lentamente a esa tumba y decía el nombre de Pedríto Elizóndo, 1998-2008,
el niño le dijo... Yo me llamo Pedríto y tú?
Ella no le contestó, espero un poco para asimilarlo, después de un rato ella pensó a lo mejor necesita ayuda para poder descansar, así que le dijo...
-Que es lo que quieres? y él le contestó...
Quiero ver a mi mamá.
Ella me trataba mal pero no era mala, el hombre con el que se juntó, él si era malo, me lastimaba y me golpeaba.
Pero mi madre nunca me creyó, cuando se lo decía no me creía, ella trabajaba todo el tiempo, siempre me dejaba solo con él. Cuando llegaba a casa y me encontraba golpeado, él le mentía, le decía que me había caído jugando o de la bicicleta y ella le creía.
Yo lloraba mucho, desde los cinco años me empezó a maltratar, tanto que a los ocho ya no sentía los golpes o las cosas que él me hacía, un buen día tome un veneno que mamá guardaba para los insectos que había en casa y como no había nadie la oscuridad llegó.
-Pobre niño!! exclamó Júlia
-Y tu mamá donde está?
Pedríto le dijo donde vivían y con detalle lo que había cerca de su casa. No sé si todavía viva ahí, pero me gustaría verla de nuevo. Me puedes ayudar para volverla a ver? le dijo el niño, a lo que ella contestó
-No te prometo nada pero lo voy a intentar.
El niño sonrió y desapareció, ella arregló un poco la tumba de aquel niño y le puso algunas flores que había llevado para su padre y salió de ahí. Ya en su carro, no dejaba de pensar en aquel niño, pobre criatura como le pudieron hacer eso se preguntaba, se le vino a la mente la sonrisa de aquel niño y quiso intentar buscar a su madre. Fue a la dirección que le dijo el niño, encontró una casa vieja que parecía deshabitada pero no lo estaba.
Júlia bajo de su coche tocó la puerta, le abrió una señora muy descuidada y le dijo...
Disculpe!! Usted conoce a Pedríto Elizóndo? la mujer al escuchar ese nombre se soltó en llanto y le dijo a Júlia... Si, era mi hijo, hoy cumpliría 10 años, falleció a los ocho. Y usted como supo que aquí vivía, Júlia le dijo...
Podemos sentarnos para platicarle? En eso se escucharon unos gritos de un hombre ebrio, insultándola y queriéndo golpearla, Júlia como pudo la defendió y la saco de ahí, la subió a su coche y se fueron, se detuvo cerca del panteón en un parque y ahí se sentaron a platicar, Júlia le contó lo que pasó ese día en el panteón a lo cual la señora no creía.
Júlia le relato todo lo que ese hombre le hacia a su hijo y cuando llegaba a su casa y el niño estaba golpeado. Aquella mujer se soltó en llanto de nuevo. Júlia le preguntó porque nunca visitó la tumba de su hijo a lo que ella contestó...
Ese hombre no me dejaba salir, ya ni a trabajar, me tenía encerrada, me golpeaba, hasta ahora que llegó usted, cuando murió mi hijo, él se puso agresivo conmigo, me lastimaba, me usaba, me golpeaba fue cuando entendí que mi hijo decía la verdad pero ya era demasiado tarde.
El estaba muerto por mi culpa por no creerle.
Señora, le dijo Júlia... Su hijo está triste, se siente sólo y quiere verla para poder descansar en paz. Vamos, estamos cerca del panteón, la señora dijo...
Necesito pedirle perdón a mi hijo.
Llegaron al panteón se acercaron a aquella tumba, y ella comenzó a llorar y pedir perdón a gritos a su hijo, ella le decía Perdóname por no creerte, perdóname por haber metido a un monstruo en nuestra familia.
Júlia la vio tan arrepentida que la dejó sola y salió a comprar unas flores para que ella arreglara la tumba del pequeño. No tardo ni 20 minutos en volver, vio a la señora recostada medio cuerpo sobre aquella tumba, pero sin un solo ruido, ni un sollozo, nada. Júlia se acercó, le habló pero ella no contestaba, su cabello cubría su cara.
Júlia insistía, Se encuentra bien? levantó su cabello y su rostro tenia una sonrisa. La mujer yacía muerta sobre la tumba de su hijo.
Júlia no supo que pasó en esos 20 minutos que salió y ya no quiso saber más, reportó el hallazgo a los vigilantes y ellos se encargaron del resto.
Júlia salía de ahí, como cuando una ráfaga de viento al silbar, le susurraron al oído...
Gracias!! nunca más estaré solo!! y Júlia salió de ahí.
Los siguientes años y en la fecha que visita el panteón, no a vuelto a verlo, solo deja un ramo de flores en su tumba, ya con su madre en ella. Al poner las flores se suelta una ventisca, ella sabe que es Pedríto, que se encuentra feliz, al lado de su madre
[2/4, 22:50] Mitsuomi WOLF: S.O.S. (Historia de Vampiros):
Corría el año 1868 cuando Daniel Hunter, el cazador de vampiros, tuvo que huir de los Estados Unidos tras haber sido declarado “fuera de la ley” por las autoridades federales, que lo consideraban un vulgar asesino.
Por otra parte, su amiga Helene Belfort, la niña vampiro, quería ir en busca de su maestro, el viejo vampiro Hecateo, así que Daniel y ella acordaron abandonar América en el mismo barco. Helene necesitaba la compañía de un hombre adulto para embarcarse, mientras que a Daniel le convenía viajar con una niña, pues la policía buscaba a un hombre solitario.
Durante sus últimos días en América se hicieron pasar por dos hermanos franceses deseosos de volver a su país, adoptando los falsos nombres de François y Elisa Dupont. Pensaban tomar algún barco que saliera de Nueva York, pero, como la ciudad no era segura, alquilaron habitaciones en el hotel de un pueblo cercano.
Aquella tarde Daniel dejó a Helene durmiendo en su cuarto y viajó hacia Nueva York para comprar los pasajes. Pero cuando llegó a la ciudad fue secuestrado a punta de pistola por unos peligrosos maleantes, que lo confundieron con un millonario extranjero.
Daniel no podía pedir ayuda a la policía, pues entonces él también sería arrestado, ni tampoco desengañar a sus secuestradores, que en tal caso seguramente lo matarían o lo entregarían a las autoridades, así que optó por rendirse.
Los maleantes lo obligaron a entrar en un carruaje de transporte público y se lo llevaron a un edificio de las afueras, donde lo encerraron en un cuarto de la planta superior. Pero no habían visto cómo Daniel dejaba en su asiento del carruaje una nota dirigida a Helene, que él siempre llevaba encima por si sucedía algún contratiempo.
Aquel mensaje estaba escrito en francés y decía:
“Para Mademoiselle Elisa Dupont, hotel de Hive Town, New Jersey: Estoy en peligro, ven lo antes posible.”
La esperanza de Daniel era que alguien viera la nota y se la entregara a Helene antes de que fuera demasiado tarde. Efectivamente, un pasajero la encontró, pero lo único que hizo fue tirarla por la ventanilla.
Poco después la recogió una niña llamada Irene, que estaba jugando en la calle con su primo Jack. Como sabía algo de francés, pudo leer el mensaje y le dijo a su primo:
-¡Qué pasada! Es una petición de ayuda dirigida a una dama misteriosa, como en una novela de aventuras.
-¡Bah! Seguro que es una broma.
-Si fuera una broma habrían escrito el mensaje en inglés, para que picara cualquiera y no solo alguien que supiera francés.
-Pero a lo mejor ese papel ya lleva ahí mucho tiempo.
-Imposible. Anoche llovió y puedes ver que está completamente seco.
-¿Y no deberíamos hablar con la policía?
-¡De eso nada! Si quien escribió esto confiara en la policía, el mensaje estaría dirigido al comisario de la ciudad y no a esa chica francesa de Hive Town. Lo que debemos hacer es ir allí y entregárselo.
-Pero Hive Town está demasiado lejos para ir andando. Y no tenemos dinero para alquilar un carruaje.
-Pronto lo tendremos. Hive Town está lejos, pero la posada de Mister Malcolm no.
El pobre Jack no entendía nada, pero se dejó arrastrar por la voluntariosa Irene hacia aquella posada, donde numerosos campesinos y carreteros se detenían para descansar o tomar un trago.
Una vez allí, Irene, que tenía una magnífica voz, se puso a cantar una canción que nadie conocía:
“Oh mouth of thee, meditating wisdom;
his tongue shall speak declaring judgement on those whom deserve it.
Blessed is thy man, endureth temptation,
for he hath now completed trial which gives him crown of this life.
My lord, oh how divine, hath mercy...
Oh how holy, how serene, my savior. How generous...
oh, how pleasant, my sweet untainted lilium…”
Tan bien lo hizo que encantó a los clientes de la posada, quienes como premio llenaron de monedas el sombrero de Jack. Aquel dinero fue suficiente para ir a Hive Town y, una vez allí, no tardaron en descubrir el paradero de la misteriosa Mademoiselle Dupont.
...
Aquella noche los hombres que vigilaban a Daniel se sintieron molestos, porque en la calle había un perro vagabundo que no paraba de aullar. Y, como así no podían concentrarse para echar una partida de póquer, uno de ellos perdió la paciencia y salió con un garrote en la mano.
Pero cuando abrió la puerta palideció al ver que el autor de aquellos aullidos no era un perro, sino un lobo enorme, que además no estaba solo.
Asustado, intentó cerrar la puerta, pero entonces cierto cuervo se coló rápidamente en el vestíbulo y le propinó un doloroso picotazo en la mano.
Los lobos aprovecharon aquella oportunidad para irrumpir en el edificio, de modo que aquella partida de póquer jamás pudo terminarse.
Poco después, Helene abrió la puerta del cuarto donde se hallaba Daniel, quien la abrazó y le dio las gracias por su ayuda.
Ella le dijo con una sonrisa:
-En realidad no he hecho mucho. Le debes bastante más a otra chica llamada Irene Adler.
Algunos años después Irene llegaría a ser una famosa cantante. Pero nunca perdió su audacia ni su astucia, llegando a humillar al mismísimo Sherlock Holmes, tal como puede leerse en el relato “Un escándalo en Bohemia”.
[3/4, 05:17] Mitsuomi WOLF: LA HISTORIA DE ULF PEDERSEN (Hombres lobo):
Nací un día del año 1835. Mis padres eran unos humildes campesinos noruegos, pero apenas los recuerdo, pues ambos murieron cuando yo era muy pequeño. Al quedarme huérfano fui recogido por mi tío Andre Pedersen, que regentaba el único hotel del pueblo.
Puede que mi infancia como niño pobre y huérfano en una remota aldea nórdica no fuera precisamente idílica, pero yo siempre recordaré aquella época como la más feliz de mi vida. Los demás niños del pueblo me despreciaban, pues era demasiado débil y enfermizo para acompañarlos en sus correrías. En cambio, tenía dos buenas amigas: mi prima Greta, única hija del tío Pedersen, y Vera Sorensen, la hija del pastor. Cuando éramos pequeños los tres estábamos siempre juntos y todo era armonía entre nosotros. Pero las cosas cambiaron cuando llegamos a la adolescencia.
Greta, que ya de niña era muy guapa, se convirtió en una muchacha realmente atractiva y también algo presuntuosa. Pero Vera, sin ser tan guapa como mi prima, tenía un corazón de oro y un carácter muy dulce, por lo que podía enamorar a cualquiera, mientras que Greta solo podía seducir. Por eso yo sentía una profunda división de sentimientos en mi alma. Una parte de mí deseaba a Greta, mientras que otra amaba a Vera. Pero mi amor hacia Vera acabó triunfando y un día de primavera, mientras paseábamos por el campo, le prometí que me casaría con ella cuando hubiera terminado mis estudios. Puede que Greta nos estuviera espiando o que simplemente adivinara mis intenciones, pero lo cierto es que se volvió loca de celos cuando supo que yo, por mi propia voluntad, nunca sería suyo. Entonces se le ocurrió un rocambolesco plan para apartarme de Vera y someterme a sus deseos.
Durante el verano solían alojarse en el hotel del tío Pedersen turistas extranjeros, que venían a Noruega atraídos por nuestros hermosos paisajes o por su afición a la pesca. Durante varias semanas mi tío tuvo como huésped a un joven médico inglés apellidado Jekyll, que muchos años después se haría mundialmente famoso, primero por sus teorías sobre la naturaleza dual del ser humano y después por su misteriosa desaparición.
Cuando volvió a Londres el doctor se dejó olvidado en el hotel su cuaderno de notas, que acabó llegando a las manos de Greta. Mi prima, que había aprendido algo de inglés hablando con los huéspedes del hotel, decidió echarle un vistazo al manuscrito para poner a prueba sus conocimientos sobre la lengua de Shakespeare. Una parte del texto se componía de citas latinas, indescifrables para ella, pero la parte escrita en inglés le resultó bastante comprensible. Así fue como Greta descubrió las teorías del doctor Jekyll sobre las dos naturalezas que convivían en el espíritu humano. Y también descubrió que cierta droga, cuya fórmula figuraba en el manuscrito, podía hacer que una de las dos naturalezas predominase sobre la otra, al menos durante un tiempo. Otra mente más racional o experimentada hubiera rechazado aquellas ideas como simples fantasías, pero a Greta no se le ocurrió pensar que un caballero tan distinguido como el doctor Jekyll pudiera estar equivocado, así que decidió aprovechar sus enseñanzas para seducirme.
Usando esa extraña droga para sacar a la superficie mi lado animal y anular, aunque solo fuera por una noche, mi corazón humano (el que amaba a Vera), podría hacerme suyo para siempre, pues si le arrebataba su virginidad no tendría más remedio que casarme con ella. Una noche de luna llena subió al cuarto donde estaba estudiando y me ofreció amablemente una copa de hidromiel, diciéndome que la había preparado ella misma, lo cual era totalmente cierto. Yo acepté la bebida para no ofenderla, pero entonces la droga que había mezclado con el hidromiel provocó una terrible revolución, tanto en mi cuerpo como en mi alma. Mi lado humano se sumergió en un océano de tinieblas primitivas, del que surgió mi lado bestial, sediento de placeres. Con el paso del tiempo aprendería a dominar, hasta cierto punto, a mi monstruo interior, pero entonces no pude controlarlo y él me impulsó a hacer algo terrible. Ciertamente la bestia que vivía en mí deseaba el cuerpo de Greta, pero no en el sentido que ella había pensado.
Cuando salió el sol recobré mi forma humana, así como el dominio de mi conciencia, pero entonces vi, horrorizado, lo que había hecho mientras estuve dominado por la bestia. Greta, mi tío Pedersen y todos los huéspedes del hotel yacían muertos sobre sendos charcos de sangre. Ese mismo líquido rojo cubría mis manos y mis labios, de modo que no podía engañarme a mí mismo negando mi responsabilidad. Además, sabía que antes o después la bestia volvería para cometer nuevas atrocidades. Primero pensé en suicidarme, pero entonces recordé que durante mi transformación había recibido golpes y cuchilladas sin sufrir daños permanentes. No sabiendo cómo matarme, me arrodillé junto al cadáver de Greta y me puse a llorar, hasta que llamó mi atención el cuaderno del doctor Jekyll, que ella llevaba consigo en el momento de su muerte. Lo leí rápidamente, incluyendo las citas latinas, pues yo, al contrario que Greta, había ido al seminario y dominaba la lengua de Virgilio. Si ella hubiera leído aquellas citas, jamás se le habría ocurrido preparar la droga que me había convertido en un licántropo, pero ya era demasiado tarde para cambiar eso. Según los antiguos maestros, era imposible curar la licantropía y el monstruo reaparecería con la próxima luna llena.
Se podía matar el cuerpo de un licántropo usando la plata, la decapitación o el fuego, pero su alma maldita podría reencarnarse en otro cuerpo para cometer nuevas atrocidades. Solo había una forma de acabar definitivamente con la maldición: el licántropo debía morir a manos de alguien que lo amara verdaderamente.
Todos mis seres queridos habían muerto, con una única excepción: mi querida Vera. Así que agarré un cuchillo, me arreglé un poco para no llamar la atención de los vecinos y fui en su busca, para suplicarle que me matara. Sabía que por las mañanas ella solía pasear cerca de los acantilados, por lo que tardé muy poco en encontrarla. Cuando me vio se alegró mucho y corrió hacia mí para abrazarme, ignorando lo que había pasado y lo que yo estaba a punto de pedirle. Pero, cuando ella llegó a mi lado, mi mano (yo no, mi mano) le clavó el cuchillo en el corazón. Vi horrorizado e impotente cómo ella moría, llevándose a la tumba todas mis esperanzas de redención. De ese modo descubrí que un licántropo siempre acaba matando a todos sus seres queridos, pues su alma maldita no quiere morir y por eso elimina a quienes podrían destruirla definitivamente.
Lloré y luego me fui de allí para siempre, rumbo a ninguna parte.
[3/4, 05:18] Mitsuomi WOLF: LA HISTORIA DE ULF PEDERSEN - segunda parte (Hombres Lobo):
Nací en Noruega hace muchos años y cuando tenía diecisiete cayó sobre mí la maldición de la licantropía. Durante mi primera transformación cometí en cuestión de segundos tales atrocidades que decidí alejarme para siempre de la raza humana, pero mi bestia interior no se sentía satisfecha y desde entonces no ha cesado de impulsarme a cometer nuevos crímenes. Aunque la bestia solo se manifestaba físicamente durante las noches de plenilunio, su influencia sobre mi alma ha sido constante y muchas veces irresistible. Ese influjo turbulento me ha arrastrado por los lugares más desolados del mundo.
Recorrí los melancólicos bosques rusos y las áridas estepas siberianas, atravesé la capa de hielo que cubría el mar de Bering y escalé las estribaciones de las Montañas Rocosas, en una permanente búsqueda de nuevas vidas que destruir. He matado hombres y bestias e incluso me he enfrentado victoriosamente a otras criaturas de las tinieblas. En varias ocasiones he bebido sangre de vampiro, la cual, para mi desgracia, me mantiene eternamente joven e impide que una muerte misericordiosa ponga fin a mis tormentos.
Mientras recorría una agreste región de Norteamérica me hice amigo de una hermosa niña vampiro, llamada Helene Belfort. Además de brindarme su amistad, Helene me enseñó a dominar mis instintos asesinos, igual que ella controlaba su sed de sangre para no dañar a personas inocentes. Por desgracia, había algo que no podía controlar: esa maldición de los licántropos que nos impulsa a destruir aquello que más amamos. Así pues, decidí separarme de Helene, precisamente porque la amaba y tenía miedo de hacerle daño. Desde entonces no he vuelto a verla y quizás sea mejor así.
Abandoné Norteamérica y me fui al lejano Japón, donde conseguí fortalecer mi autocontrol gracias a las enseñanzas de un sabio monje budista. Terminado mi adiestramiento, volví a Europa y me establecí en los bosques de Galicia, pues la abundancia de lobos en esa región ibérica me ayudaría a pasar desapercibido.
Durante largos años llevé una vida salvaje en compañía de las bestias del bosque. Solo ocasionalmente visitaba alguna ciudad bajo la apariencia de un pobre vagabundo. Sentía la necesidad de realizar buenas obras que compensaran, aunque solo fuera en parte, el mal que había causado en otros tiempos, así que ayudaba a quienes se hallaban en dificultades. Pero luego siempre volvía al bosque, pues este se había convertido en mi verdadero hogar, además de que hubiera sido peligroso establecer vínculos afectivos con alguien.
Una noche de luna llena, mientras vagaba por el campo, vi cómo dos hombres de mal aspecto raptaban a una niña metiéndola a la fuerza en una furgoneta. Me abalancé sobre el vehículo y destrocé el motor de un zarpazo. Los secuestradores huyeron aterrorizados y yo, a costa de un duro esfuerzo, conseguí dominar mis deseos de descuartizarlos. Cuando me sentí algo más tranquilo, entré en la furgoneta y agarré a la niña, que, de no haber sido atada por sus secuestradores, sin duda hubiera huido de mí. Pero entonces le dije:
-Tranquila, no te haré ningún daño. Voy a desatarte, pero primero debes prometerme que no gritarás ni intentarás huir.
La liberé de sus ataduras y, cuando ella se convenció de mis buenas intenciones, me dijo que se llamaba Xela y que vivía con su abuelo, un científico retirado. Aquella tarde había sido raptada al salir del colegio. Luego consiguió huir de sus secuestradores, pero estos la habían capturado de nuevo mientras intentaba volver a su casa. Como no podía dejarla sola mientras sus secuestradores siguieran libres, esperamos allí a que amaneciera y, cuando recobré mi forma humana, la llevé a su casa. Al verme su abuelo adivinó que yo era un licántropo, pues llevaba muchos años estudiando el folclore y sabía reconocernos por la única ceja que nos atravesaba la frente. De todas formas, cuando supo que había rescatado a Xela de unos peligrosos pederastas, me acogió amablemente y me dijo:
-La licantropía se considera incurable, pero también se cree que un licántropo no puede dominar sus instintos asesinos y, sin embargo, tú lo has conseguido, así que tal vez pueda usar mis conocimientos para curarte. Sería una forma de agradecerte la salvación de mi nieta.
Yo acepté la propuesta del anciano, quien me liberó de esa parte de mi ser que obstaculizaba mi felicidad atándome a un pasado doloroso.
Así me convertí en un lobo para siempre.
[3/4, 05:22] Mitsuomi WOLF: CHICA FANTASMA
Mark era un niño que había nacido con el don de ver fantasmas. Su familia se había establecido en una ciudad japonesa, donde Mark se sentía rechazado a causa de su origen extranjero. Su única amiga era una niña llamada Akane, pero al acabar la primaria se fueron a institutos diferentes y solo podían verse por las tardes. Sin embargo, Mark encontraría una nueva amiga en su instituto.
Siempre que tenía un rato libre subía a la azotea, donde conoció al fantasma de una chica que había muerto allí varios años antes.
Aquella chica había hecho algo terrible antes de morir, por lo que nunca podría descansar en paz.
Todo el mundo la recordaba con odio y desprecio, pero Mark se compadeció de su soledad y en poco tiempo llegaron a ser buenos amigos. Un día la chica fantasma lo vio preocupado y le preguntó:
-¿Qué te pasa hoy, Mark-kun? Pareces muy nervioso, como si hubieras visto un fantasma.
Mark no pilló la ironía y dijo:
-Es que mañana Akane y yo vamos a ir al bosque, para ver los cerezos en flor. Y vamos a estar solos.
-Ya entiendo. Pero seguro que todo sale genial.
-Es que tengo miedo de meter la pata. ¿Onee-chan, no podrías venir conmigo para echarme una mano? Bastará con que me digas lo que debo hacer si la cosa se complica.
-¡Ay, pero es que yo…!
-¡Por favor, onee-chan, siempre te lo agradeceré!
Tanto insistió Mark que finalmente la chica fantasma se ofreció a ayudarlo y al día siguiente los acompañó al bosque. Pero antes de que hiciera falta su asesoramiento amoroso aparecieron dos desconocidos, que narcotizaron a Mark y se llevaron a Akane. Cuando Mark recobró la conciencia, ya había anochecido y a su lado solo estaba la chica fantasma. Esta le dijo:
-¡Por fin despiertas, Mark-kun! Estaba preocupada, parecías más pálido que yo.
-Yo estoy bien, pero… ¿Y Akane?
-La han raptado. Se la llevaron al viejo templo abandonado del bosque.
-¿Cómo lo sabes?
-Los seguí mientras estabas dormido. Como se movían bastante deprisa, tuve que poseer el cuerpo de un pájaro para no perderlos de vista.
-¿De veras puedes hacer eso?
-Pues claro. Todos los fantasmas podemos poseer un cuerpo vivo durante algún tiempo.
-Yo, en cambio, no puedo hacer nada, ni siquiera llamar a la policía. Me han quitado el móvil y la ciudad está muy lejos. Cuando llegue, ya será tarde.
-Entonces podemos rescatarla nosotros mismos.
-¿Cómo lo haremos? Yo no sé luchar y tú estás muerta.
-Tranquilo, tengo un plan. Espérame aquí y te lo explicaré cuando vuelva.
La chica fantasma se acercó a un cementerio abandonado que había en las cercanías y volvió poco después, acompañada por el fantasma de Yosuke Takeda, un samurái de la era Meiji. Entonces le dijo al sorprendido Mark:
-He estado hablando con Takeda-san, quien ha accedido a ayudarnos, pues una buena acción le permitirá purgar sus culpas y acceder a la Tierra Pura. Cuando lleguemos al templo, él poseerá tu cuerpo y así podrás vencer a los secuestradores.
Mark no tuvo tiempo de expresar su opinión, pues el alma de Takeda penetró rápidamente en su cuerpo, transmitiéndole su valor y sus conocimientos de jiu-jitsu.
Akane estaba a punto de ser violada por sus secuestradores cuando apareció Mark, convertido por Takeda en un hábil luchador. Derribó fácilmente a uno de los delincuentes y, cuando el otro iba a apuñalarlo por la espalda, la chica fantasma lo avisó a tiempo, permitiéndole esquivar la puñalada y dejar fuera de combate a su segundo adversario. Luego liberó a Akane y ambos huyeron a la ciudad, mientras los secuestradores estaban inconscientes.
…
Mientras Akane abrazaba a sus preocupados padres, Mark se apartó para hablar con la chica fantasma, que le pareció extrañamente triste.
-Y tú, onee-chan, ¿por qué no te has ido a la Tierra Pura con Takeda? Tú también has hecho una buena acción.
Ella le dedicó una sonrisa melancólica y respondió:
-Ninguna buena acción puede borrar las faltas del pasado. Te he mentido: si ahora Takeda-san puede descansar en paz es porque hice un pacto con él. A cambio de su ayuda, yo absorbí todos sus pecados para liberarlo de su condena.
-Pero entonces, ¿qué te pasará a ti ahora?
-Estaré doblemente condenada. Ya no podrás verme ni oírme, ni siquiera te acordarás de mí… Pero yo jamás te olvidaré. ¡Hasta siempre, Mark-kun!
-¡No te vayas, onee-chan! ¡Tú eres mi mejor amiga!
Entonces Akane, sorprendida por el grito de Mark, se acercó a él y le preguntó:
-¿Con quién hablabas, Mark-kun? Aquí no hay nadie.
Mark se mantuvo confuso durante unos segundos y luego dijo:
-No… no sé. Pensé que había alguien aquí, pero…
Mark había perdido toda memoria de la chica fantasma, que se apartó de él y empezó a caminar por el bosque, mientras sus ojos muertos lloraban amargas lágrimas de tristeza. Se dijo:
-Ojalá Mark sea feliz con Akane. Pero yo estaré sola para siempre.
Entonces apareció a su lado el alma de Takeda. La chica fantasma, sorprendida, le preguntó:
-¿Cómo es que aún está en este mundo, Takeda-san? ¿No se había ido a la Tierra Pura?
El samurái le respondió con una dulzura muy poco habitual en él:
-Sí, pero he vuelto momentáneamente para saldar mi deuda contigo. Cuando llegué al Cielo me encontré con un alma pura que deseaba conocerte, así que la he guiado hasta ti.
-¡No lo entiendo! ¿Qué alma pura querría conocer a alguien como yo?
Entonces apareció el espíritu de un niño pequeño, que se abrazó sonriendo a la sorprendida chica fantasma. Esta, estupefacta, le preguntó a Takeda:
-Pero, ¿quién es este niño? ¡Nunca lo había visto ni sé cómo se llama!
El samurái sonrió y le dijo:
-Puedes llamarlo como quieras, pues es tu hijo: el alma del niño que llevabas en tus entrañas cuando moriste.
Ahora debo volver a la Tierra Pura, pero creo que él prefiere quedarse contigo. Espero que seáis muy felices juntos.
La chica fantasma, llorando de nuevo (pero esta vez de alegría), abrazó al niño, que también se sentía muy feliz al lado de su madre, y le dijo:
-¡Así que era verdad! ¡Mi hijo, mi niño! ¡Nunca más volveremos a estar solos!
Y así, del mismo modo que algunos conocen la desgracia sin necesidad de ir al Infierno, en esta ocasión alguien alcanzó la felicidad sin necesidad de ir al Cielo.
[3/4, 22:53] +57 320 8785777: *leyendas De semana Santa* la Guayana venezolana, la leyenda de los pescadores del Orinoco quienes, descreídos, se fueron a trabajar en Viernes Santo. Embarcados en sus canoas vieron acercarse a un gran cardumen. El espejo de las escamas alimentó su codicia hasta que el diablo volcó sus barcas y en sus propias redes se sofocaron. El día los descubrió, sin vida, sobre la orilla, para escarmiento general. Es tradición que, durante la noche del Viernes Santo, se oyen por la región los gritos de aquellos pescadores, acompañados de profundos gemidos que se prolongan hasta la madrugada, llenando de espanto a quienes los escuchan.
[3/4, 23:03] +57 320 8785777: *El penitente de la otra vida*
Cuenta la leyenda que durante la procesión de Viernes Santo, a la cola de penitentes, devotos y curiosos, aparece una enigmática figura que camina en solitario, cargando un calvario. Una vez que la procesión toca su fin y el anda ingresa a la iglesia, en lugar de entrar como el resto de congregados, la figura toma el camino del cementerio donde se desvanece misteriosamente. Los que lo han visto dicen que se trata de un alma en pena que no logró cumplir en vida su promesa y a quien Dios le permitió saldar su deuda de esta manera para disfrutar del eterno descanso.
[6/4, 23:58] +57 320 8785777: UN HIJO DEL MAL
¿Alguna vez has escuchado de los Incubus o súcubos? ¿No? Son demonios que tienen relaciones sexuales con humanos y la siguiente historia pasó en un poblado de papantla Veracruz.
Habia un hombre muy rico en pueblillo papantla que tenía dinero, milpas y ganado se creía el dueño del pueblo, también tenía una hija muy hermosa que muchos jóvenes querían tenerla de novia, pero el padre era muy celoso y no dejaba que ningún hombre se acercara a ella, la muchachita que aproximadamente tenía 13 años de edad todas las noches veía que en su cuarto una sombra llegaba a verla, ella por miedo a que su padre le hiciera algo o la castigara no le decía nada a nadie, pero las cosas fueron poniéndose cada vez peor, este ser cada noche se acercaba mas a ella y cuando ella estaba totalmente dormida el demonio la besaba y la acariciaba, la muchachita en las mañanas veía que tenia marcas de arañazos en su cuerpo pero por miedo no decía nada a nadie, pasaron los días y las noches y el demonio se manifestó a tal grado que empezó a tener relaciones sexuales con ella, la niña no sentía nada porque el demonio la desmayaba para hacer su maldad, pero en las mañanas la niña amanecía con dolores en todo su cuerpo y fue ahí donde los padres se dieron cuenta que algo andaba mal.
Los padres interrogaron a la niña y ella conto lo que cada noche veía, el padre no creía lo que pasaba y decidió quedarse con la niña una noche para matar al que había deshonrado su nombre, esa noche el hombre vio llegar un demonio grande como un macho cabrío que empezó abusar de su hija, él espantado grito y empezó a rezar y el demonio se fue; no esperó el señor y llevó a su hija al curandero y esté le dijo que su hija ya tenía el mal adentro, el padre no entendía nada y el curandero le dijo que posiblemente ella estaba embarazada, el curandero le dijo que mejor se lo llevara a su hija con una bruja poderosa para sacar al mal, pasó el tiempo y la muchacha estaba esperando una criatura hijo del demonio, el papá procedió llevarla con la bruja y esta empezó a realizar sus conjuros y sus hechizos para sacar a este ser, la muchacha gritaba de dolor y cuando dio a luz, nació un ser lleno de escamas con cara de de niño y con unos dientes filosos, la bruja dijo que ella había cometido un grave error porque acaba de sacar al hijo del diablo, lanzó a la criatura al fuego y este dio alaridos de dolor, el señor saco a su hija de ahí y dicen que se fue en ese instante a otro lugar y nadie supo su paradero, al día siguiente los pobladores encontraron a la bruja muerta con una estaca en el corazón y un escrito en su piel que decía “no debiste meterte con lo que era mío”.
[7/4, 23:04] +52 1 951 360 1586: Sucesos aterradores en mi embarazo
La historia que les voy a contar me pasó cuando tenía unos meses de embarazada, por alguna extraña razón me sucedían muchas cosas paranormales...
Viviamos en una pequeña casa, mi hijo de 4 años, mi esposo y yo. En ese entonces, tenía 5 meses de embarazo y al principio todo marchaba normal hasta que llegó un día que las cosas cambiaron por completo.
En una ocasión estaba sola en mi casa, ya que mi hijo estaba con su abuela (se lo llevó a pasear) y mi marido estaba trabajando. Recuerdo que en un momento del día comencé a sentir mi panza moviéndose mucho y un pequeño dolor, no me preocupé pues sabía que mi bebé se estaba acomodando.
En ese momento decidí ir al baño y en cuanto me paré frente al espejo, veo mi panza acomodada de una manera muy extraña, se me hizo curioso y decidí tomar una foto para mandarsela a mi esposo...
Cuando lo hice y veía la imagen detenidamente (aún parada frente al espejo), pude notar que atrás de mí en la imagen había un pequeño rostro calavérico asomándose por la regadera.
Me asusté de inmediato y recuerdo que volteé hacia atrás viendo que pudo ocasionar que esa cosa saliera en la foto, pero no había nada, ni dentro de la regadera... Lo extraño fue que decidí volver a tomar otra foto para ver si volvía aparecer, pero esta vez la imagen salió normal...
Desde ese día las cosas comenzaron a tornarse muy escalofriantes. Tres días después, yo estaba sola con mi hijo jugando en el cuarto, ya era de noche y mi esposo aún no regresaba a la casa.
Mientras jugábamos a colorear, de la nada, mi pequeño se levantó de su mesita y se dirigió hacia la ventana para ver algo detenidamente.
Parecía muy concentrado ya que estaba muy callado, así que por curiosidad decidí ir con él, y le pregunté "¿que estás viendo hijo?", no me respondió hasta después de varios segundos, y me dijo apuntando con su dedo "mira mamá, la señora que está parada ahí”, pero yo no lograba ver a nadie más, solo la calle sola y oscura.
Le dije, "¿cual señora hijo?, no hay nadie"... pero el seguía viendo detenidamente para el mismo lugar hasta que después de varios segundos me dijo... "algo quiere mamá", mi hijo no paraba de ver hacia el mismo punto y de la nada empezó a reírse. Sinceramente me ocasionó muchos escalofríos no voy a negarlo, entonces mi reacción fue quitarlo de la ventana y distraerlo con otras cosas. Al final ya no le tomé tanta importancia.
Pasaron dos meses después de esto, y en ese lapso de tiempo les juro que tenía muchas pesadillas, soñaba que cuando daba a luz, la figura negra de una mujer se llevaba a mi hijo. Era un sentimiento horrible cuando me despertaba, hasta el grado de llorar y sentir que mi cuerpo no dejaba de temblar horrible.
Al poco tiempo, no se si por coincidencia o casualidad, tuve una amenaza de aborto, que gracias a Dios al final salió todo bien pero los doctores me indicaron que guardara reposo.
Me la pasé en cama mucho tiempo y mi esposo me ayudaba a traerme las cosas que necesitaba.
Una noche le pedí un poco de agua y recuerdo que cuando fue a la cocina regresó al cuarto muy rápido y con una cara como desconcertada. Le pregunté si estaba bien o si algo había pasado, a lo que me respondió aún sin entender que escuchó el balbuceo de un bebé mientras estaba sirviendome el agua, al voltear no vio a nadie más y se asustó porque sabía que nuestro hijo estaba ya dormido en el cuarto.
Esa noche, mientras dormíamos mi esposo y yo, a las 2 a.m. mi hijo se levantó a quererse dormir en la cama con nosotros, mi esposo lo acomodó de su lado para que no me incomodara por el estado en el que estaba.
Nos quedamos dormidos y a las 3 a.m. me desperté de la nada viendo hacia el techo, vi de reojo que alguien se metió al baño y pensé que era mi hijo, ya que se veía de la misma complexión.
Mientras volvía a agarrar sueño, sentí que mi hijo se acostó a mi lado y me tomó la mano, cuando pasaron varios minutos me volví a despertar cansada de estar en la misma posición, así que quería hablarle a mi esposo (que estaba a un lado) para que me ayudara a mover al niño, pero cuando abrí mis ojos y lo vi, mi hijo estaba junto a él, como desde el primero momento en que fue al cuarto....
Me asusté, y cuando volteé a mi lado había un bulto negro apretando mi mano con fuerza impresionante para que yo no pudiera soltarme, a los segundos mi cuerpo comenzó a paralizarse experimentando la famosa "parálisis del sueño". No podía moverme, ni hablar pero mis ojos estaban completamente abiertos.
Aquel bulto negro comenzó a moverse sobre mí, yo estaba aterrada, desesperada, intentaba gritarle a mi marido y no podía era una impotencia horrible.
Cuando esa cosa estaba frente a mí pude notar que era una mujer de cabello largo tapando la mitad de su rostro, sentía como sobaba mi panza mientras hacia escalofriantes gestos.
A punto de darme por vencida, cerré mis ojos y comencé a rezar en la mente. Y yo no se como, pero gracias a Dios, mi esposo despertó de la nada y me dijo "¿oye, estás bien?, ¿qué pasa?", al abrirlos pude ver que la mujer había desaparecido y poco a poco pude cobrar la movilidad y la voz. Mi esposo se levantó asustado al verme y prendió el foco, yo estaba llorando horrible y a como pude le expliqué lo sucedido...
No pude volver a dormir esa noche y mi esposo se quedó junto a mí, hasta que amaneció y le conté a mi madre para que fuera a bendecir la casa.
Mucha gente a la que les he platicado lo sucedido me dicen que pueden tratarse de una bruja, no lo sé la verdad no creo mucho en esas cosas. Pero lo que sí es que desde entonces me he protegido mucho y he seguido los consejos de mucha gente, y gracias a eso no me volvió a suceder.
Actualmente tengo a mi bebé, y estoy en el proceso de bautizarlo, ya que ese es otro consejo que la gente y el mismo padre me ha dado...
Espero nadie pase por lo mismo que yo pasé, y si llegan a experimentar estas cosas, por favor no las dejen pasar, ¡busquen ayuda!.
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