03 Susurros del Pasado

El joven de piel canela después de aquel imprevisto encuentro, caminaba por las más oscuras calles de la ciudad. Su corazón aún no dejaba de palpitar descontroladamente, aunque él estuviera resentido con aquél azabache, sabía que muy dentro de él estaba contento por verlo. Aquellos ojos cafés claros que jamás olvidaría la primera vez que cruzó mirada con ellos.

-Vamos Miguel...debes controlarte.- decía en sus adentros para si mismo. Golpeaba levemente sus mejillas para poder reaccionar.

-¡Miguel! - una voz masculina hizo detener su paso. Miró a sus espaldas y logro percatarse de sus amigo Leo y de su primo, quiénes corrían en su dirección. Había olvidado que estaba acompañado, respiro profundamente para lograr calmarse por completo, ellos no debían verlo de esa forma.

- ¿Oye pues que chingados te pasa? Dejar a tus compas allá...correr para encontrarte...estuvo canijo...- comentó algo agitado el oji afelinado.

-Lo bueno es que el guardia del museo vió por dónde te dirigiste...aunque ya sabemos que vas al bar. ¿Sucedió algo allá?

-No, sólo que...

-¿Estaba él allí verdad?

-¿Quién?- miró el castaño extrañado.

- A nadie en especial. Vámonos ya a trabajar.

-¿De quién? ...- Marco solo le hizo una leve señal para que no preguntara más. Los tres siguieron su camino por esas calles de mal agüero. Siempre eran de mala fama,  casi la mayoría de los Alfas venían a buscar diversión en este lado de la inmensa ciudad. Pero, Miguel tenía una meta y esa era ayudar a su abuela que estaba muy enferma.

Mientras tanto, en la mansión de la familia Hamada. Un enorme auto lujoso llegó a las puertas principales, los guardias no dudaron en darle paso de inmediato a su interior. Asarea no tardó en colocarse en la puerta de la mansión, con una leve sonrisa caminó en dirección del auto que se estacionó de inmediato. Uno de los guardias abrió con delicadeza la puerta trasera, una pierna masculina piso el suelo para dejar mostrar a un joven apuesto, cabellos rubios, si piel era clara y se podría decir que era tan suave como la piel de un bebé. Sus ojos tenían un rojo carmesí que te hacía quedar hipnotizado de inmediato, en su cuello llevaba un lujoso collar de oro con una piedra preciosa.

-Al fin estoy de vuelta.- dijo el joven para si mismo.

- Bienvenido joven Gael. ¿Su viaje fue de su agrado?

- Oh, Asarea. Es un gusto verte. Fue cómodo y entretenido. ¿Está Hiro en casa?

-El joven amo, está en su habitación. Iré a avisarle que...

-No, no. Yo quiero ir a darle la sorpresa.- el Alfa chasqueó sus dedos para que uno de sus ayudantes quién venía acompañándolo, comenzará a bajar algunos regalos de la cajuela.- espero que no les moleste darles estos obsequios a la familia.

-Para nada joven Gael. Pasé.- la bella mujer hizo una reverencia para darle invitación. Sin embargo a la consejera familiar no le agradaba en absoluto, lo recordaba perfectamente en su vida pasada: un plan fallido. Sabía que si lo volvía a meter de nuevo en su venganza podría de nuevo fracasar, pero no lo iba dejar como un peón suelto a futuro.

Gael con una inmensa sonrisa entró dentro, todos los sirvientes lo reconocieron de inmediato. El joven Alfa era uno de los mejores amigos de la infancia del Hamada menor, fue una extraña coincidencia cuando se conocieron. Ambos tenían cinco años cuándo ese sentimiento de atracción los hizo unirse en una emblemática amistad. Siempre lo acompañaba en las más locas travesuras y en los momentos más difíciles para el joven asiático. Gael era un joven con grandes iniciativas para disfrutar y divertirse un rato, dejando la dura realidad llena de soledad y materialismo en una familia de buena postura. A él no le importaba seguir las reglas de su familia, pero él estar junto a Hiro lo hacía sentir ser un joven cualquiera. La familia de Hikari era más accesible en cuestión a las desiciones personales de sus descendientes, pero, lo que no permitían era que fueran enredados en las lentes de los paparazzis. Eran demasiado reservados.

-¡Hiroooo!- abrió de golpe la habitación del azabache, haciendo brincar a Hiro quién yacía sentado en una silla cerca de su ventana.

-¿Gael? - una amplia sonrisa se dibujo en el rostro del Alfa. No dudo en levantarse y abrazarle con fuerza. - ¿Qué tu viaje no terminaba en el siguiente mes?

- Eso parecía. Sin embargo, hice las cosas más rápido de lo que tenía previsto. Traje muchos regalos para la familia.

-Sabes que eso no me interesa. Me alegra que hayas llegado con bien.

- Sabía que dirías eso. Por eso estoy aquí para pasar una noche espectacular. Escuché que harán una fiesta de..."presentación".

- Agh. En serio corren rápido la voz.

- Jajaja vamos, Hiro. Yo también odio la idea, ya que a ti no te gusta en absoluto. Además que tú corazón está grabado por aquel niño latino que conociste hace años.

-Bueno, lo volví a ver.- dijo con un leve suspiro.

- Espera...tú amor de infancia, ¿Volvió? ¿Cómo es? Bueno, yo no sé cómo, solo me has mostrado tu foto de cuando eras más cómodo.

-Pues, no fue la forma que esperaba. Entiendo su enojo.

-¿Estaba molesto? Woow eso debió doler.- hubo un leve silencio. Gael notó algo de tristeza en su amigo cuándo dijo ese pequeño comentario. El Alfa rubio no le agradaba verlo de esa manera, así que de inmediato una loca idea vino a su cabeza que podría ayudar a su compañero. Sin decir nada y con una sonrisa en su rostro,  abrió la puerta de la habitación vigilar si no había oídos escondidos por el pasillo. Hiro algo extrañado miraba su comportamiento.

-¿Sucede algo, Gael?

- Toma tu abrigo y llama a Kubo. Nos vamos.

-Espera...¿A dónde?

- Hiro, odio cuando te estás de mal ánimo cuándo suceden cosas con tu amor de infancia. ¿Recuerdas hace un par de años? Te pusiste como loco cuándo supiste que ya no estaba en la ciudad. Duraste dos semanas sin sacar tu nariz de tu proyecto. Y esta ocasión no quiero que vuelva a suceder.

- Si entiendo tu atención hacia mí, pero sabes que mi familia no me dejara ir tan fácilmente sin los ojos encima de Asarea.

-Aghh esa mujer víbora. Sabes de eso no te preocupes, Gael de Hikari logrará sacarte de aquí.

Sin decir nada más, el mayor tomó el brazo del azabache y lo llevó a dónde estaba su tía. Hiro sonreía de manera sutil al ver esta iniciativa de Gael, como siempre y las veces que podía estar cerca de él, le hacía sentir vivo.

En el estudio principal de la familia, yacía la señora Cass escribiendo algunos papeles importantes para nuevo emprendimiento de los Hamada. A un costado estaba de pie Asarea, mirando con tanto detenimiento a la mano de su ama, vigilando cada detalle para su siguiente movida. No muy lejos del escritorio, estaba el joven Tadashi leyendo un pequeño libro de medicina, aunque no podía hacer mucho por ser un Omega, le encantaba leer artículos de esta rama.     Lo tomaba cómo un pequeño pasatiempo, sin embargo, Kyle le ayudaba de manera incógnita a sacar algunos libros de investigación que su primo escribió para pasar el rato. Era la única forma de hacer algo importante fuera de la mira de las tradiciones familiares.

Kubo sin decir ninguna palabra estaba sirviendo unas tazas de té de jazmín para sus amos. Pero aquél silencio terminaría al sonido de azotar de la puerta, dejando ver a los dos jóvenes Alfas. Asarea no tardó en disimular un gesto de inconformidad sobre la visita del rubio.

-¿Gael?- habló Tadashi mientras cerraba su libro.

- Después termino de saludar a la familia. Tía Cass siempre hermosa.

- Oh muchas gracias mi pequeño. También te has formado muy bien. tu familia está orgulloso de tener un buen Alfa.

- Si también pienso lo mismo, pero, Tía Cass vengo a qué me de permiso para poder salir un poco con Hiro.

-¿Salir?- se extraño la joven tía mientras miraba a su consejera, quién solo le respondía con un serio gesto.- pero...¿A dónde piensan ir?

-Tía...-Gael se colocó frente del Hamada menor para continuar con su leve plan.

-Vera, unos amigos míos de la familia. Harán un pequeño encuentro de jóvenes jeques de las más prestigiosas familias. Y pensé que sería bueno que Hiro fuera acompañarme para que se adentrara en el ámbito de los negocios.

-Yo no recuerdo que hayan anunciado una reunión de esa magnitud. Mi señora.- respondió Asarea mirando con seriedad inexpresiva hacía al joven rubio. El joven Alfa sabía perfectamente que esa mujer haría todo lo posible para impedir sacar a su amigo asiático, pero para un Hikari no perdería una simple batalla de palabras.

-Sí, es así. No puedo dejarle...

-Tía, sabe lo reservados que son mi familia. Le encanta organizar este tipo de eventos lejos de los ojos de los medios y de otras voces. Así que, puede llamar a mis padres y le responderán de inmediato sobre está reunión.- Gael con una sonrisa en su rostro devolvió su mirada a aquella mujer, mientras que con su mano derecha sacaba de su bolsillo su móvil  colocandosé frente a la Alfa mayor.- ¿Qué dice mi querida Tía Cass?

Una leve tensión se torno en el salón, una batalla silenciosa estaba disputándose sin que la familia Hamada supiera de quienes eran los responsables. Asarea supo que estaba perdiendo contra ese joven caprichoso, debía sacar otra excusa o una regla potente para impedir la salida del menor. Por tanto tiempo, hizo  que no saliera para que no pudiera encontrarse con aquél Omega. No deseaba ser derrotada en esta vida, ya no estaban en aquellas cálidas arenas, dónde todo un reino temía por su poder. Ahora las cosas habían cambiado pero debía de tener mucho cuidado, separarlos ya había sido su primer paso, así que debía mantenerlo en pie por más tiempo.

-Tía- hablo Tadashi quién se levantaba de su asiento- Déjale ir. Ya hace mucho tiempo que no sale Hiro para distraerse. Además le ayudaría mucho hacer varios contactos con otras familias empresariales.

-¿Será que es solo es una excusa?- atacó la consejera.- Mi señora, ¿Porqué no llama?

-Pueden llamar con gusto.- mantuvo sonriente el ojos carmesí. Sin embargo, la mano de la mayor hizo una seña para detener aquella situación. El azabache estaba intentando no expresar su nerviosismo frente de sus familiares, pero la mano tranquilizadora de su hermano mayor le hizo calmarle un poco.

- Confío en la palabra de Gael, Asarea. Además, es tiempo de que mi niño pasé tiempo con gente de su edad y estatus. ¿Cierto?

-Así es. Mi señora.

-Bien. Pueden irse a divertirse, la juventud solo se vive una vez y no quiero que mi sobrino se amargue tan pronto.

-¡Tiene toda la razón tía! ¿No habría problema que se quede esta noche en mi casa? Tendremos mucho de que hablar. Para que no se preocupe, que Kubo venga con nosotros.

-Espere joven...- no logro hablar la Alfa por la mano de la mayor. Está solo le sonrió, Cass confíaba y Asarea había perdido la batalla.

-Pueden divertirse. Cualquier inconveniente mandaré a mis guardias con ustedes. Kubo puedes ir con ellos.- el fiel sirviente se inclinó aceptando la invitación. Los tres jóvenes no tardaron en retirarse y salir de la mansión, pero aquella mujer estaba hirviendo de enojo por lo que había sucedido. No lo iba dejar pasar así nada más, ese joven pronto estaría entre sus garras.

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La vida nocturna ya había iniciado sus actividades, jóvenes sonrientes entrando a bares y discotecas, la noche era larga y tranquila. Hiro lo miraba con una gran curiosidad, era la primera vez después de tanto tiempo en salir de su rutina. Siempre miraba las luces de la ciudad desde su alcoba, imaginando las miles de cosas que haría sin el regimiento de su familia. Su amigo lo miraba con una gran sonrisa en su rostro, parecía que estaba viendo a un pequeño niño emocionado en ir a un parque de diversiones o a comprar su nuevo juguete.

-Joven Gael- habló Kubo manteniéndose muy firme.- ¿En dónde es la reunión que mencionó?

-No hay reunión Kubo. Y háblame de tú, eres mi amigo así como Hiro.

-¿No hay? Eso fue...

-Exacto. Está noche vamos a pasarla bien y nos olvidaremos de todas las formalidades de ser niños ricos.

-¿Y cuál es tu plan? Sabes que cualquier lugar nos verán los paparazzi.- respondió Hiro.

-Tranquilo. A dónde vamos, nadie nos conocerá porque iremos como civiles. Oye, Said.- miró a su asistente quién conducía el auto.

-Sí, joven Gael.

- ¿Trajiste lo que te pedí?

- Cómo siempre, mi señor. Las ropas están en la cajuela.

-Perfecto. Detente en la siguiente cuadra, allí hay un callejón cerca del bar dónde los llevaré.

-¡¿Bar?! Esperé Jo...digo Gael. ¿Llevarás a Hiro a un bar?

-Sí. Vamos está noche solo seremos nosotros. Además Hiro está algo amargado por su reencuentro con su amor de infancia.

-Eh...¿Gracias?.- respondió extrañado el azabache.

-Sí, pero Hiro debe cuidarse. Qué tal que un Omega de malas mañas lo seduce y ...aghhh..

-Kubo. En serio, te han lavado el cerebro. En esta vida al amor y el destino no son dictados por élites o reglas absurdas. Es el corazón él que lo escoge. No vengo a qué mi amigo consiga pareja, solo quiero que se distraiga un poco. - sonrió amablemente y este salió del auto para dirigirse a la cajuela de su auto. Miró a su alrededor para asegurarse de no haber levantado miradas de malas intenciones. Por suerte, esa noche le estaba ayudando a su favor. Abrió las puertas de su auto y les entregó ropas y otros accesorios. Hiro levanto una peluca de cabellos largos,  entre más llamó su atención lo que le entrego Gael, notó que se trataban de disfraces.

- ¿Debemos usar esto?

-Sí, si alguien descubre tus melenas desordenadas, fácil llamarán a tu familia y toda nuestra noche se irá al fracaso.- dijo mientras se colocaba una peluca y cambiaba sus ropas por otras más sencillas.

Kubo solamente  suspiró y se unió para vestirse con aquellas ropas. Pasaron unos cuantos minutos cuando los tres estaban vestidos, Hiro lucía una cabellera larga y algo desordenada, era oscuros y podía cubrir su cabello natural. Hizo una pequeña coleta ya que era algo larga, llevaba una sudadera sencilla de color tinto acompañado con unos jeans oscuros. Sus zapatos elegantes los había cambiado por un par de tenis de tela de color blancos, se veían algo desgastados pero le ayudaban perfectamente pasar por desapercibido. Asombrado miró su reflejo en la ventanilla oscura del auto de Gael, se veía diferente, lo hacía verse como un chico como cualquier. De alguna forma su sueño se había hecho realidad, al menos por esta noche, sin embargo, en ese sueño Miguel estaba a su lado divirtiéndose.

-Bien, demonos prisa antes de que vean a Said por aquí. Hiro.- se acercó a su amigo para mirarle más de cerca,   buscó en su bolsillo un par de anteojos que usaría él, pero esté de los colocó al asiático para completar su vestimenta.- Ahora si estamos listos.

-Gracias Gael.

-Said, saca el auto de aquí. Te llamaré cuándo nos vayamos a casa. - el asistente solo asintío y sin más se retiró del lugar.- Así que, vengan conmigo los llevaré a este bar que está cerca de aquí.

Ambos Alfas no dijeron más y siguieron el paso del rubio, las calles eran un poco vacías, vagabundos, Omegas que se vendían a cualquier Beta o Alfa que buscaba pasar un rato. Todo esto era nuevo para nuestro joven Hamada, había olvidado lo que era estar fuera de la mansión, antes de que todas esas tradiciones cayeron encima de él. Cada paso que daba podía detectar feromonas por todo el alrededor, sin embargo, podía estar tranquilo ninguno le llamaba su atención. Solo podía recordar aquél aroma que en sueños y en recuerdos jamás olvidaría, aquella fragancia que no podía tenerlo cerca cuando lo quisiera. Dejó soltar un leve suspiro que hizo captar la atención de Kubo, el asiático miraba a su joven amo algo preocupado. Si le mencionó sobre aquel amor de infancia, aquél que jamás olvidaría y el cual le juro encontrarle. Gael en cierta forma tenía razón, las reglas no son las que hacen que el destino y el amor sean decretados. El Alfa estaba decidido en ayudarle a disfrutar esta noche con su joven amo, de alguna forma cómo un amigo le preocupaba verle así.

No tardaron en ver un gran anuncio de neón con el nombre de "Love more", ya se podía ver más gente salir y entrar en aquél establecimiento. Gael con una seña les hizo caminar más rápido, ya habían llegado a su destino. En la entrada yacían un par de guaruras vigilando quién podía entrar, el azabache trago un poco de saliva de lo nervioso que se puso al verles. Una loca posibilidad llegó a su mente de que lo reconocerían, sin embargo, cuándo vieron al rubio estos le saludaron con gran alegría. Sin dudar ni un segundo les dejaron pasar a los tres. La música ya estaba haciendo su presencia, mujeres y hombres charlando, coqueteando, bebiendo y conociéndose entre sí. Habían sorprendido al Hamada menor, no importaba de que clase eras, todos sonreían sin importar del que dirán de la sociedad, pero algo capto más su curiosidad. Unos cuantos Omegas bailando a la par de la sensual música que se escuchaba en el lugar, hacían animar  a su público en un amplio escenario que se habría entre medio del salón del bar, este lugar no solamente un lugar para beber, sino también podías deleitarte de lo impresionantes que eran los bailarines. 

-¿Un...bar... stripper?- comentó el joven Kubo intentando ocultar su sonrojó de vergüenza a lo que estaba viendo.

-Así es. Aquí he venido solo para beber y disfrutar de los bailarines. Tranquilos, cómo dije no vine aquí para que consigan parejas.

-Woow...hay mucha gente aquí...

-Y se nota que vienen de muchos lugares...tenga mucho cuidado con su billetera joven Hiro.- dijo algo susurrante esto último.

- ¡Ian!- gritó una voz masculina detrás de ellos. Un joven de piel canela, pelos castaños y pudieras confundirte con un Alfa a no ser por aquel collar  de castidad en su cuello.- ¡Qué alegría verte por aquí!... Vaya, hoy hay nuevos por aquí.

-Leo, que gusto.- respondió Gael- si son mis amigos...- miró a los asiáticos para pensar algún nombre.- Rayan y Fray.

- Es un gusto, soy Leonardo San Juan. Ayudo en la administración del bar. Si necesitan algo pueden decirme con mucho...- no terminó de decir cuando un aroma dulce llegó a sus sentidos. Esté provenía del joven acompañante de Hiro, el canela sintió una leve punzada en su nuca, una que nunca había sentido en su vida. Pero, aquel rostro le hacía familiar en cierta forma, cómo si ya lo hubiera conocido antes.

-Amm...bueno llevaré a mis amigos a una mesa cerca del escenario. Dile al barman que nos traiga tres especialidades.- interrumpió el rubio.

-Ah, claro yo le digo. Siéntense cómodos por favor.

Los tres Alfas fueron en una mesa vacía que estaba muy cerca del escenario en dónde los bailarines hacían su debut. Hiro miraba a detalla cada rincón del lugar, los rostros, las bebidas que servían y degustaba la clientela con grata alegría. No tardó un poco cuándo un tipo de la compañía de su familia entró al lugar, el Hamada sintió nerviosismo al pensar que lo verían. Kubo notó está situación, pero está vez ayudaría a su amigo a disfrutar esta noche, colocó su mano para tranquilizarlo. Le señaló la cabeza dándole entender que no lo reconocerían por el disfraz que le había dado el Hikari.

- ¿Qué estará haciendo él aquí?- susurró Hiro a sus acompañantes.

-Mmm- Gael miró al tipo que ya estaba por tomar su lugar.- ahh, a él lo he visto muy seguido por aquí. Siempre suele venir las noches en que sale el show principal de este bar.

-¿Show principal? - el rubio asintío y las luces bajaron de intensidad. La música que estaba había parado, los bailarines que estaban en el escenario se retiraron despidiéndose de su público. El sonido de un micrófono encendiéndose hizo captar de inmediato las miradas de todos al responsable de quién comenzaría a hablar.

<<"Damas y caballeros, está noche de nuevo a bajado a un par de estrellas. Brillantes y que dejan su sensualidad a cada paso en este mundo mortal. ¿ Están listos para nuestras estrellas viajeras?">>

El público gritó emocionado por lo que se estaba hablando, Hiro solo río por cómo se había alborotado todo el lugar. Aunque sinceramente él estaba lleno de curiosidad por saber de quién estaban hablando. De repente, aquél aroma que jamás olvidaría logro detectarlo, miraba desesperadamente para ver de dónde provenía.

-¿Hiro pasa algo?- pregunto Gael.

-Ese...aroma...

<<"Aquí están...¡¡Nuestras Flores del Desierto!!!">>

De pronto una música instrumental inundó todo el lugar, las luces se enfocaron a la silueta que estaba en medio de la entrada al escenario. Está comenzó a mover sus caderas a la par de la música, con una sensualidad y delicadeza extendió sus brazos para empezar a moverse. Cómo arte de magia otro par de brazos salieron en aquella silueta, está poco a poco se separaba dejando ver ahora dos siluetas algo similares. El ánimo del público aclamaban por aquella tentación entre las sombras.

Hiro aún podía detectar aquél aroma, ubicaba cada rostro en el lugar pensando que el dueño de esa dulce fragancia estaría, pero no había nadie que se viera como él. Así que si no estaba entre el público, este vendría del escenario, posó de inmediato su mirada en las siluetas que bailaban para todos los presentes.

Sin embargo, sus ojos se abrieron de golpe cuando las luces alumbraron para ver al entretenimiento principal. Aquella piel morena cubierta por delicadas telas de colores suaves, aquellos cabellos oscuros adornados con joyería de fantasía y sin duda aquél lunar cerca de sus labios hizo descubierto al responsable.

-Miguel....





Continuará.....





Hellooooooo daaaaa!! Al fin me reporto xD lamento perderme pero como siempre todo se me viene encima... unu.

Espero que les haya gustado este capítulo (un poco largo). Si hay alguna duda o teorías. Pueden dejarlos por aquí, siempre los leo ❤️❤️🤭🤭

Así sin más, les deseo un bonito inicio de fin de semana ❤️❤️💕😜

Nos vemos en la siguiente!!! Los amo muchísimo!!!!

Beka-san~





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