«Visita inesperada»

Nota: vean al chico de la imagen multimedia tiene mucho que ver en esté cap 7w7, la verdad no sé cuál se el nombre y de que serie/videojuego/película sea así que le cambiaré el nombre aquí owo.

-Señor Asra...

-¿Mmm? ¿Qué sucede Letian?

-El rey de Hikari ha llegado al pueblo de Abtule señor.

-¡Perfecto! Llévame ante él Letian. Está vez, ese estúpido Omega me las pagará.

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En el palacio volvía a reinar la alegría, el Sultán Enrique ya había vuelto a sus actividades normales. Ese día quería reunirse con los familiares del joven Omega y su hijo, necesitaban hablar sobre la unión próxima de los reinos, pero cuándo necesitaba la asistencia de su consejero no estaba presente de vuelta en el palacio. Esta vez el pretexto de Asra fue, que debía ir con el joyero del pueblo para diseñar la joyería para la celebración de compromiso. Enrique no le importó si no estaba él o si, así que decidió ira a tomar en cuenta aquella reunión.

Miguel en cambió yacía en su habitación, caminando en círculos, tenía nervios de cómo decirle a Tadashi y Kyle acerca del compromiso y cómo afectaría sus reino con el de Abtule. Pensaba, pero temía que en algún momento de la reunión se equivocara.

-Mi señor... tranquilícese un poco por favor.- decía Kubo quién lo miraba atentamente al joven Alfa que no dejaba de susurrar entre sí.

-Perdóname pero, no puedo dejar de pensar cómo reaccionarían, se ve que son devotos a sus tradiciones...¿Te imaginas si su furia sale?

-Señor, pero no creo que reaccionen de esa forma. Hablamos de su hermano es seguro que comprendan sus sentimientos y decisiones.

-Aghh no lo sé Kubo...-se dejó caer en su cama, soltando un profundo suspiro.-esto nervioso solo es eso...pero en verdad deseo que todo salga mucho mejor desde ahora...

-No pensé que pronto te rindieras- el Alfa se levantó de golpe al reconocer esa melodiosa voz, que hacía perderse en él. En la puerta se encontraba Hiro recargado en el marco, en su rostro se podía ver una pequeña sonrisa ladina.

-Buen día joven Hiro-dijo Kubo con una tierna mirada.

-Hola Kubo, ¿Vine en un mal momento?.

-No, solo estaba en mis lamentos-contestó Miguel levantándose de la cama para dirigirse hasta dónde estaba el Omega. Tiernamente toma sus manos y las besa, un leve sonrojo nació en las mejillas del joven Hamada.-¿Crees que todo salga bien en la reunión?

-Claro que si, no estés tan nervioso- acomoda un poco el turbante de su amante-además se que lograrás convencer a mis familiares así cómo lograste convencerme ser tuyo.-lo miró traviesamente haciendo que el rostro del Alfa se hiciera roja.-No tendrás problemas, relajate.

-Esta bien lo haré-suelta un leve suspiro- bien ¿Cómo me veo?.

-Bien mi señor. Ya va un poco más animado.-dijo Kubo entregándole sus joyas, quién poco a poco Miguel fue colocandosé.

-Debo ir, esto irá un poco de largo. Si pasa algo favor de hacérmelo saber.-obtuve un si de parte de su sirviente, sin embargo su mirada se colocó en su amante llevó una de sus manos y acaricio levemente. Una sonrisa le dio cómo despedida, entonces el Alfa se retiró dejando a ambos Omegas en su habitación.

-Veo que mi señor y tú, su relación ya es más en confianza.-dijo Kubo mirandolé traviesamente a Hiro quién yacía en la puerta.

-Kubo, ya sabes el porqué-dijo riendose levemente.

-Bueno, bueno. Cómo la reunión será algo larga, ¿Te gustaría acompañarme al pueblo?. Compraré algunos frutos y telas.

-Claro me encantaría.

-Ven, vamos antes de qué los buitres no nos dejen ir.-Hiro río al comentario de Kubo, llamaban "buitres" a Asra o algunos de sus secuaces, y les impedían salir del palacio. Del joven sirviente no era un problema, pero si viera al Omega le impidiría a diestra no dejarles solos un momento. Pero lo que no sabían los jóvenes es que un par de ojos desconocidos los observaban a lo lejos, en una de los muros del palacio. Sus vestimentas eran oscuras y no dejaban a la ligera mostrar su rostro. Cuándo Hiro y Kubo desaparecieron de su vista, ambos desconocidos se retiraron para seguirles el paso.

Mientras tanto, en el salón de juntas, los jóvenes príncipes de ambos reinos tomaban su lugar en la mesa. El sultán entró junto con otros ayudantes del consejo tranquilamente, se sentó en la silla principal del lugar e invitó a los demás a tomar el suyo. Miguel aún estaba un poco nervios en lo que hablaría, Marco notó esa actitud de su hermano e intento calmarle colocando su mano en su hombro. Tadashi y Kyle, estaban serios pero no era nada de lo anormal, en su familia si se trataba de algunos asuntos formales, debían permanecer atentos y tranquilos. Sólo que para el joven Alfa pensaba que se venía algo mucho peor.

-Bienvenidos a esta reunión, jóvenes Hamada en representación de su tierras. Les agradezco que hayan aceptado mi invitación-decía el Sultán con una leve sonrisa-Sabemos la razón por la que estamos aquí es por nuestro deseo de unir nuestros reinos. Ya he seleccionado mi sucesor del reino, pero primero quiero hacer nuestro convenio con ustedes Hamada.

-Para nosotros sería un placer aceptar su unión, pero primero debemos saber de que forma desea que se realice nuestro convenio, mi señor.-respondió el joven Alfa Tadashi.

-Bueno, nuestro convenio sería...-pero antes de que terminará el Sultán, las puestas de la habitación se abrieron dejando ver al consejero real, quién con una leve sonrisa llena de malicia entró para incorporarse. Marco ya llevaba algunos días sospechando de el hombre que su padre tenía cómo consejero, una noche ya lo había atrapado acercandosé a los aposentos de Hiro. Sin más, al pasar todos los de la habitación no dejaban de mirarle, parecía que había hecho algo. Su actitud podría reflejar esa satisfacción de que algo había salido de manera exitosa cómo a el malvado Alfa desea con tal ambición.-Querido Asra...pensé que no asistirías a la reunión.

-Tenía que hacerlo mi señor. Cómo ya había dicho antes, debo estar fiel a sus servicios, sólo que tenía que salir un poco al pueblo para un pequeño subenir al futuro sucesor del trono.

-Qué considerado, pero bueno. Toma asiento mi viejo amigo. Estaba por mencionar nuestro próximo convenio.

-Me parece completamente interesante. Esto hará grandes cambios.-al decir esto último, lanzó una mirada ladina al príncipe Miguel, quién respondío de manera dudosa a lo que el consejero intentaba decirle, está vez toda esa actitud le estaba dando una mala espina.

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El mercado del pueblo estaba de vuelta, llena de más vida después de toda aquella calamidad. Niños jugaban entre las tiendas sin importarles si tiraban o rompían algo de valor. Aún así las risas de los pequeños ambientaban el lugar, los mercaderes volvían a su ventas cotidianas, las mujeres ya empezaban a trabajar en nuevos teleras coloridos y llenos de armonía. Para los ojos del príncipe Omega era el mismo paraíso, tranquilo a su caminar, volver a ver aquellas personas saliendo adelante. Lo hacía sentir lleno de alegría. Mientras caminaban por el lugar, un leve sonido comenzó a llegar a sus oídos, intentó seguirle de dónde provenía.Kubo al mirar que Hiro se estaba desvíando, le siguió para ver hasta dónde les llevaría. Habían llegado a la plaza principal del pueblo, en la fuente se encontraba un pequeño grupo de músicos tocando. Niños jugaban y bailaban alrededor de ellos, acompañandoles sus bellas piezas llenas de misterio, románticismo y festividad.

-¿Te gusta la música Hiro?-dijo Kubo acercando'se y ver que estaba muy concentrado en aquél ritmo que salían de los instrumentos que el no podía reconocer, pero que su sonido eran similar a algunos que el conocía.

-Si, me gusta. Aún que no soy bueno haciendola. Solo me gusta oírla y perderme en ella.

-Si es bellísima, me hace recordar aquellos días en los que los jovenes príncipes solían tocar en el palacio.Pero después de la muerte de la Sultána Coco, las cosas cambiaron.

-¿Cómo que cambiaron?.-miró con curiosidad al joven sirviente Omega.

-Si cambiarón muchas cosas, la música dejó de tocarse por ordenes del Consejo real con el propósito de "honrar" el luto de la Sultána. Solo el joven Miguel venía en las noches a desahogarse aquí.

-Veo qué el Consejo real tiene mucho peso en las decisiones de la familia.

-Si, pero es porqué el señor Asra tiene una gran amistad con el Sultán. Pero nunca nos a agradado mucho que digamos.

-En eso tienes razón es un hombre de mal vicio-Hiro miró de vuelta a dónde se encontraban los músicos, al menos la canción lo hacía calmar un poco, pero alguien se acercó a su lado de ropas negras. El asiático ignoró, tal vez era público que se estaba acercando a ver aquella demostración.

-Qué bella es la melodía, ¿Verdad?-dijo aquél sujeto que se encontraba a su lado.

-Si es muy bello.

-Exacto, tanto cómo la belleza exótica de un Omega de tierras desconocidas.- estás palabras le hicieron extrañar al Omega, lentamente le miró y sus ojos se abrieron al reconocer, que era uno de aquellos ladrones que habían entrado en su hogar para traerlo a comerciar.

-¿Hiro? ¿Sucede algo?-miró al joven príncipe que estaba comportándose extraño.

-Emm nada...este...que tal si ya nos vamos a comprar los víveres. ¡Vamos!- tomó la mano del sirviente y discretamente lo sacó del lugar. Pero lo aue no tenía en cuenta, que aquél hombre no los dejaría en paz. Sus pasos eran sin rumbo, haciéndolos apresurados, haciendo que el joven sirviente se confundiera a este abrupto comportamiento de su amigo.

-Hiro...espera...¿Qué pasa?...

-Nos están siguiendo...

-¿Qué?

-El hombre de negro que viene atrás, nos viene siguiendo.-cuándo dijo esto, Kubo observó de manera disimulada para ver a lo que se refería su amigo. Efectivamente un hombre de telas negras los seguía con el mismo paso que ellos llevaban. Kubo comenzó a alertarse, sintiendo cómo su corazón latía de miedo por aquél hombre.-tranquilo Kubo, solo tenemos que llegar al palacio y...-pero al seguir adelante, un par de hombres con la misma vestidura venían a su encuentro.

-Hiro...¿Que haremos?...

-Vas a correr junto a mí...por nada del mundo te separes.-el otro Omega asintió, cuándo los hombres comenzarón a acercarse, ambos corrieron al pequeño callejón que estaba asu lado. Salieron a la calle principal del mercado y escabullireon por allí, empujaban gente, tiraban mercancía para no darles el paso fácil pero los hombres no se separaban de ellos. Con desespevación buscaban un camino para dejarles atrás, pero entre más corrían más hombres aparecían, no sabían cuáles eran sus verdaderas intenciones, pero Hiro sabía que esos hombres eran vendedores de Omegas, y lo más seguros querían a ambos.

-¡Kubo por aquí!-gritó el joven Omega para entrar a otro callejón, ambos corrían hasta el final implorando al menos salir frente a las puertas del palacio, pero no era posible. Ambos se detuvieron de golpe al ver que ya no había salida alguna.-¡Demonios!

-¡Hiro!¡Nos ha encontrado!-dijo el sirviente señalando al inicio del callejón, Hiro observaba a su alrededor para salir, pero la única forma que enocontró es saltar el muro.

-¡Kubo sube arriba de mi rápido!.

-Pero ..¡¿y tú...?!¡No te dejaré!.

-¡No me pasará nada!¡anda rápido!- el joven sirviente sin dudar subío un pie en las manos entrelazadas que el joven Hiro le entregó para subirlo, al tomar el muro le dio un pequeño empujón, sin emargo Kubo cayó al suelo del otro lado del muro. Se levantó de nuevo para tomar a su amigo, pero cuándo sus manos estaba a punto de tomarse, los hombres tomarón a Hiro.-¡Sueltenme!¡Malditos bastardos!-el joven Omega intentaba safarse, pevo una afilada espada posó en su cuello haciendo que dejará de pelear.

-Mmmm, pelo azabache, ojos cafés, rasgos asiáticos, si es el que nuestro cliente está buscando.-dijo el tipo que sostenía aquella espada.

-¿Seguimos al otro chico?-dijo otro de ellos, haciendo que Kubo aún oyendo las voces se sorprendiera.

-No.Dejenle ya tenemos lo que buscamos.

-¡Dejenmé! ¿¡Qué quieren de mí?!.

-Eso no te incumbe, maldita escoría solo obdecemos las ordenes que nuestro cliente pidió, así que ve cooperando con nosotros o si no, vete haciendo la idea que llegarás en pedazos.

Hiro con miedo y furia, guardó silencio. Uno de los hombres lo sujetó con una soga y lo cargó por sus hombros, mientras se alejaban, pudo ver el rostro asomandosé de Kubo.-¡Ve llama a Miguel, pidele ayuda!-comenzó a gritar en su idioma natal para que los hombres no entendieran-¡Por favor! ¡Ve Kubo!.

-¡Callate!¡Te cortaré la lengua si sigues gritando!.-dijo otro de los hombres que iba. Sin embargo, el joven sirviente corrió desesperadamente al palacio para cumplir con aquella última petición.

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Unos cuántos minutos después, los ladrones llegarón a una casa de refugio que se encontraba a las afueras del pueblo. Hiro observaba el camino po dónde iba, poco a poco se había quitado el collar que le había regalado el joven Alfa, dejó caer al suelo para dejar alguna evidencia, si el joven príncipe vendría en su búsqueda. Al entrar al lugar, estaba lleno de veladoras, adornos de buena calidad yacían en la habitación, pero entonces un leve aroma a incienso comenzó a llegar a los sentidos del Omega, podía reconocer aquél aroma tan familiar, era un único aroma que lo hacía recordar a su hogar.

-Mi señor-habló uno de los ladrones haciendo una leve reverencia, el joven Omega no podía ver a quién se referían ya que aún lo tenían de espaldas.-Hemos encontrado a la persona que tanto ha buscado.

-¿Lo encontrarón?-dijo una voz masculina, eva algo gruesa pero se podía decir que era cercana a la edad del príncipe Miguel.-dejenmé verlo...

Con mucho cuidado bajaron a Hiro de los hombros del tipo que lo traía, le dieron media vuelta para que quedará frente a su cliente. Los ojos del Omega se abrieron de golpe al ver a la persona que lo habían traído. Un joven Alto, de piel clara, cabellos rubios y brllosos, ojos de color carmesí, sus ropas dejaban ver un poco del torso bien formado de aquél joven, sus ropas se vían de telas más finas, grandes joyas de oro adornaban por su cuerpo. Lentamente se acercó al Hiro, quién intentaba alejarse de él, pero con sus largos brazos logró tomarlo, haciendolo fundirlo en un abrazo fuerte.

-¡Eres tú!¡Qué alivio el haberte encontrado!.

-Ahh...pero..tú...-dijo el Omega entre el abrazó, confundido a la reacción del jovén.

-Oh es verdad...soy Gael Hiriki. Príncipe légitimo del reino de Hikari...tu comprometido, mi querido Hiro.

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-Así que nuestro convenio, ¿es el matrimonio de uno de nuestros miembros?-preguntó un serio Kyle al escuchar cada una de las palabras del Sultán.

-Exactamente, no de cualquier miembro, si no hablamos de su pequeño príncipe.-Dijo el Sultán con gran tranquilidad- uno de mis hijos está dispuesto a aceptar fielmente la mano de su joven señor.

-Entendemos, pero mi hermano tiene un compromiso con otro joven príncipe, proveniente del reino de Hikari...pero podemos negociarle a nuestra familia el cambio de negociación con ustedes.-respondió el joven Alfa asiático con una leve sonrisa- pero me gustaría saber quién es el responsable de la petición de mi hermano.-Enrique miró al joven Miguel quién esté entendio el mensaje, se levantó de su lugar, respiró profundamente y dejó soltar un leve supiro. Sin embargo, cuándo el joven príncipe iba dar su discurso, un fuerte golpe azotó la puerta, un agitado y cansado sirviente cayó al suelo de rodillas.

-¡Kubo!-dijo Miguel viendo asombrado asu sirviente en el suelo, con lágrimas desbordandose por su rostro.

-¡Mi señor!...¡Se han llevado al jovén Hiro!¡Se lo llevarón!...









...la etapa inicial del plan ha iniciado...

Continuará.........................









holiiiiiiiiis volví del inframundo, disculpen si tarde en subir los caps de las historias que siguen. u.u me enfermé y mi cabeza no ayudaba mucho el día de ayer...aún lo sigó estando epro es menos..así que intentaré subir los caps faltantes...

Y bueno acerca del chico de la imagen no sé quién es...pero san Pinterest me ayudó a encontrar un personaje para inspirar a la historia, pero la verdad me llamó la atención mucho así que les dejó por alli sus imagenes que agarré 7w7.

Sin más, nos vemos en el sig. cap. los amo!!! <3

Beka-san~

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