-Recuperar la flor del desierto-
La música comenzó a sonar, con una extraña combinación de misterio y pasión. El cuerpo del Omega se movía conforme a la entonada que inundaba el ambiente, sus brazos los movía de manera delicada, paseando a lo largo de su cuerpo. Gael estaba totalmente perdido en aquél hechizo que le daba el asiático, sin embargo el corazón del príncipe Miguel estaba desesperado en la tristeza de ver a su amado cortejando a alguien que no era él.
La gente que estaba presente allí, susurraba sobre la belleza y delicadeza que Hiro hacía, no sólo al príncipe de Hikari estaba hechizando. Si no, también a cada mirada que estaba en el festín, Hiro aún que estuviera perdido en el baile, su tristeza lo inundaba, pues cada momento en que sus ojos se colocaban en Gael le destrozaba por qué él no fuera Miguel. Lo que no sabía el joven Hamada era que su amado estaba allí en cubierto viéndole, con ganas de interrumpir en cualquier momento.
-Espera Miguel...-susurró su hermano tomándole del hombro- debemos esperar...no podemos así solamente.
-Marco...necesito sacarlo ahora, no puedo esperar más...
-Tu hermano tiene razón joven- respondió Héctor quién también se acercó al triste y furioso Alfa- si sales allí, lo más seguro que lo pagarás con tu cuello.
Miguel estaba totalmente perdido en mirar al Alfa Gael quién no dejaba de mirar asombrado al baile del Omega. Pero de alguna forma debía escuchar a sus compañeros, nadie de allí sabía que el príncipe de Abtule estaba en busca de su amado, posiblemente desataría la calamidad a su pueblo.
Los movimientos de Hiro se convertían cada vez un poco eróticos, pero el rostro del asiático mostraba seriedad. Los amigos del Omega decidieron sacar de allí al príncipe de Abtule, ya era demasiado para él, su corazón estaba estrujandosé, poco a poco la música iba alejándose de sus sentidos.
Los cinco jóvenes llegaron a uno de los jardines principales del palacio, Miguel se retiro la leve tela que cubría su rostro arrojandola con fuerza al suelo. Golpeaba al muro cómo no hubiera un mañana, su furia lo segaba, lo hacía sentir un Alfa inútil al no haber actuado antes. El verlo allí en medio de toda la gente, lo sentía demasiado lejos de llevarle. Marco se acercó a él para que dejará de golpearse en el muro, pero Miguel se dejó caer al suelo para quedarse en silencio un momento.
-¿Porqué...?-decía el joven príncipe cómo si fueran unos simples susurros.
-Hermano, sabes que no podemos hacer mucho, menos hacer un escándalo.
-Tadashi...-miró con algo de rabia al Hamada mayor- Ustedes lo sabían...¿Porqué no mencionaron sobre de que él era su prometido.?
-Nosotros no lo sabíamos Miguel.-respondió el Alfa mayor- sabíamos que estaba comprometido con un reino muy poderoso. Jamás supimos nombre o seña alguna. El día de su presentación se llevaron a mi hermano, Kyle y yo habíamos ido detrás de él para rescatarle así que, jamás lo supimos.
-Nuestra familia tiene muchas reglas niño-respondió Kyle- si hubiéramos sabido de ello, te lo hubiéramos mencionado antes.-Miguel sólo agachó la mirada al escuchar su historia, no era un buen momento para estar molesto con ellos. Sólo deseaba poder llevarse a su amante, antes de que sucedan cosas peores.
-Oigan...no entiendo mucho de lo que hablan pero...¿Buscan al príncipe de Sakura?-preguntó algo dudosa a la espera de la respuesta.
-Si venimos por él.-respondió Tadashi- es alguien muy importante para todos. Y además, él ya tiene un compromiso más fuerte que él de su amo.
-Ay...entonces si está algo difícil. Y entiendo cómo te sientes amigo mío-miró a Miguel- pero prometí ayudarles en todo.
-Y nosotros prometimos sacarte de esta Héctor- respondió el joven Miguel levantándose del suelo- está noche tendré que verle, no importa cómo pero debemos sacarlo antes de aquí.
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La fiesta había terminado a altas horas de la noche, la gente se había ya retirado dejando que el silencio y el canto de los grillos fueran los anfitriones del lugar. Héctor ya había llevado a los jóvenes a cambiarse de atuendos para no tener problemas con los soldados del lugar. Cómo buena oportunidad, los guardias tenían la orden de ir a descansar, dejando solos los pasillos, así que nuestros jóvenes protagonistas aprovecharon de ello. El baile de cortejo había sido todo un éxito, sin embargo el joven Omega había negado estar esa noche con el joven Gael, el cuál el príncipe tomó sin problema.
Hiro yacía aún en su aposentos, no podía dormir, no dejaba de pensar en su amado joven de Abtule. Pedía con todas las fuerzas de su corazón de que llegará y pudiera regresar a Abtule, sin embargo, aún tenía algunos guardias merodeando cerca del lugar. Gael había mandado la orden de descanso, pero no iba dejar en descubierto a su prometido. Lo que no sabía que fuera de su habitación su amado Alfa estaba acercándose a él.
-Bien...hay un par de guardias en la habitación del joven.-decía Héctor en susurro, ya que estaban ocultos detrás de algunos arbustos que estaban cerca de allí.
-¿Cómo lograremos que se distraigan?-preguntó Marco.
-Mmmm déjame pensar...-miró a cada uno de los jóvenes a detalle-¿Quién de ustedes es un Omega?- los Alfas miraron directamente a Kyle, quién éste los miró extrañado.
-Ah no, a mí no me vean.
Héctor le dio una leve sonrisa y comenzó a mencionarles su plan. En él consistía, que ambos Héctor y Kyle dejarían salir un poco sus feromonas y dejarles que los sigan lejos de los aposentos del Hamada menor. Mientras que Miguel entraría teniendo a Tadashi y Marco vigilando. Sólo tardarían unos minutos en hacerlo, así que debían de ser lo más veloces posible.
Así que comenzaron con la acción, Kyle sabía manejar sus feromonas así que no tendrían ningún problema para poder dejarlas de esparcir. Lo que si debían de hacer era colocar una especie de cubrebocas a Marco, ya que había comenzado a actuar extraño ante la escencia de Kyle. Los guardias comenzaron también a tener efecto con los Omegas que intentaban atraerlos a su trampa, no duró mucho tiempo que ambos fueron tras de ellos.
Sin dudar, los tres Alfas restantes se dirigieron a las puertas de Hiro, Miguel dudó un poco al abrir directamente la puerta.
-Miguel, debes apurarte- le miró Tadashi- no tenemos mucho tiempo, tranquilo yo sé que debe estar esperándote.
-Gracias Tadashi-dio una leve sonrisa y abrió lentamente, su corazón palpitaba con fuerza, no sabía que se iba encontrar allí. Sin embargo, aquella silueta bañada de la luz de la Luna hizo sentirle que había llegado hacia su amado. Hiro miraba por aquella ventana, su rostro se veía que había estado llorando un poco, se notaba que poco a poco aquella esperanza estaba a punto de irse.
-Hiro...-dijo el joven Alfa haciendo que la mirada del Hamada lo mirará de golpe.
-Miguel.....¡Miguel!-corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, dejando que las lágrimas fluyeran dejando un poco de húmedad en las ropas del moreno.-¡Sabía que vendrías!¡Lo sabía!...
-No iba dejarte mi querida flor. Claro que no iba quedarme de brazos cruzados.-decía el joven príncipe abrazando con fuerza, dejando que aquél adicto aroma volviera a impregnarse en él.
-Te extrañe Miguel...todo esto me confunde, pensé que jamás volvería a verte.
-Hiro, debo ser rápido en esto-deshace el abrazo , haciendo que se confundiera su pareja- afuera nos esperan Marco y Tadashi, así que debemos apresurarnos para irnos de aquí.
-¿Vinieron los demás también?
-Si, de hecho conocimos a alguien que nos ayudó a entrar a aquí. Pero ahora debemos irnos, toma lo necesario.
-¡Miguel vienen ya los guardias!¡Salgan!-gritó Marco detrás de la puerta.
-¡Demonios!¡Vamos Hiro!-tomó el brazo del Omega para jalarle a él, al salir los guardias los habían visto. Los jóvenes comenzaron a correr para poderse esconder, sin embargo, más guardias venían a su encuentro. Seguían corriendo, en el camino Héctor y Kyle se unieron a la persecución, pero cuándo llegaron a la salida se toparon a la persona que jamás iban a esperar. Era el joven Gael con espada en mano, su furia se notaba en aquellos ojos carmesí. Se detuvieron, dejándoles estar rodeados de los guardias, Miguel cubrió a Hiro poniéndole detrás de él.
-¡Suelténlo rufianes!-gritó Gael apuntandonle con la espada.
-¡No somos rufianes!¡Venimos de Abtule a rescatar al joven Hamada!-gritó Miguel mirando desafiante a Gael.
-¿Abtule? ¿Y que los hace llevarse así a mi prometido?
-Él no es tu prometido, es mío y mi pareja destinada-respondió Miguel.
-Tú...¡¿Tú fuiste el que lo marcó a la fuerza!?
-Espera...¿Marcado?-miró extrañado Tadashi a los jóvenes.
-Ey, creo que no es momento para esas explicaciones...-dijo Héctor apoyando a su noción de no hacer otra discusión. Sin embargo, Hiro salió y se colocó frente a ellos.
-No lo hizo a la fuerza Gael.
-Hiro, sabes que puedes decírmelo, sin que te amenacen.
-No lo hace. Mi vínculo fue a mi decisión, yo amo con toda mi fuerza a este joven frente a ti. No habías dado la oportunidad de decírtelo.
-Hiro, pero yo te dije que eso no me importaba si estabas vinculado. Yo te amo.
-Gael, entiendo tus sentimientos pero mi vida le pertenece a él.
-Yo soy Miguel príncipe de Abtule, príncipe de Hikari y yo vine a tomar a mi prometido también. Mi reino ha decidido unirse a su familia. Entiendo que su compromiso había sido establecido, pero deberían tomar en cuenta más a lo que desea el joven Hamada.
-Pero...nuestra unión debe cumplirse...-dijo el joven Alfa de Hikari bajando su espada.
-Gael...-dijo Hiro acercándose al joven rubio-...entiendo sobre nuestros reinos pero, mis sentimientos y mi deseos están en Abtule. Eres muy bueno y comprensible, yo no sería digno de corresponderte de la misma forma que tú deseas de mí.
-Hiro...
-Por favor, quiero que seas feliz realmente con alguien que te vea con el corazón.-llevó una de sus manos a las mejillas del Alfa haciendo que esté la tomara con delicadeza.-lamento no ser yo quién te de esa felicidad...
-No Hiro. Tú no tienes nada que ver, me dejé llevar por mis emociones. Debí entenderte desde que te vi por primera vez. Pero seguí aferrado a que cambiarias tus sentimientos, ahora se que debes estar en Abtule.-le dio una leve sonrisa y plantando un beso en su palma.-¡Guardias!¡Bajen sus armas!
Los guardias obedecieron a sus órdenes, Gael miró de vuelta a Hiro, su corazón estaba destrozado al ver lo que al Omega aue amaba con locura, tenía ya un dueño de su corazón. Él no podía quitarle el sueño a alguien más, así que les dio oportunidad de irse sin problema de Hikari.
-Miguel-llamó Gael acercándose a el príncipe- lamento haber hecho todo esto.
-Entiendo, si hubiera sido en tu parte...hubiera hecho lo mismo.
-Había escuchado sobre que les pasó anteriormente...le rogare a Alá para que les de fuerza para continuar.
-Te lo agradezco mucho Gael.
-Hiro, si necesitas algo, no olvides de pedírmelo. Con gusto ayudaré.
-Muchas Gracias. Qué Alá bendiga a tu reino. Nos veremos.-Gael asintió y dejó que los jóvenes volvieran a su hogar. Pero antes de irse, el «dueño» del Omega bailarín llegó a reclamar, lo que no contaba que el Hamada mayor saldría en su defensa. Sin más, había tomado del brazo a Héctor para continuar con su camino, pero el hombre había tomado una espada e iba directamente para matar al Omega. De pronto los guardias de Gael lo detuvieron inmediatamente, el príncipe dio la orden de encerrarle por estar a punto de cometer esa tal atrocidad. Tadashi volvió a tomarle y irse llo antes posible de allí, Héctor sentía cómo un gran peso se iba de él, sentía aquella libertad, fuera de golpes y tortura para complacer a cualquiera que le obligarán estar. El Alfa mayor había sido su salvador en todo esa noche, nunca se había sentido extrañamente interesado en alguien tan desconocido para él, mostrando lo más bello que tiene en su interior.
La noche ya comenzaba a terminar, dejándole el paso para el astro rey iluminar los cielos. Ya habían tomado sus camellos de regreso a Abtule, casados, llenos de sucesos inimaginables, pero sobre todo habían logrado su cometido.
-Me alegro de estar de regreso a ti...-dijo Hiro al dejarse caer en la espalda de su amante con una tierna sonrisa en su rostro.
-Yo también estoy muy contento de tenerte.
-De seguro asuste a toda la famila.
-Claro que nos diste un susto, pero sabes que no fue intencional. Verás que mi padre estará ancioso por verte...al fin podremos tener su bendición. Ahora, todo regresará a lo normalidad, te lo prometo Hiro.
El Omega asintió, volvió a acurrucarse en la espalda de su amante para descansar un poco. La tranquilidad había sido una gran acompañante en todo el camino, pero lo que no sabían que al llegar al Palacio esa calma terminaría....
CONTINUARÁ.....
Espero que este capítulo haya sido de su agrado nwn❤❤ lamento haberme tardado más de la cuenta x..x, pero trataré esta semana en ponerme al corriente.
Y sin más les agradezco muchísimo por su apoyo, ya hay 102 seguidores!!! Jamás imaginé tener muchos seguidores, para mí es un grato gusto ❤❤❤😍😍😍 espero que sigan gustando de estas locas historias Higuel ⭐❤
Eso es felicidad ❤❤😍😍
Sin más nos vemos en el sig cap. 😍❤❤😍
Los amo mucho😍❤❤😍⭐
Beka-san~
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