=Mensajero=

La noche había acabado y ahora daban pasó a un nuevo día, la leve brisa de la mañana entraba a los aposentos de todo el palacio. Sin embargo, un asiático mayor ya estaba de pie mirando a su orizonte, el príncipe Marco aún yacía en la cama perdido en sus sueños, no había sentido que su ahora pareja ya se había levantado.

Kyle miraba el nuevo día, tomó unas pequeñas vendas que estaba en la mesa que se encontraba allí en la habitación, con delicadeza las pasaba por su cuello, el dolor de su lazo a su compañero le daba un pequeño ardor. Aún así, dentro de él estaba totalmente feliz por haber encontrado a su pareja destinada , Marco era muy distinto a lo que el anhelaba desde joven , pero aún así el Alfa menor conquistó su frío y reservado corazón.

-...¿Tan pronto es de día?...- dijo un somnoliento príncipe, con bostezos se tallaba sus ojos. El Omega mayor sólo sonrió levemente al ver en esa situación de su compañero.

- Deberías levantarte, no tardará tu padre en hablará para ver tus nuevos acuerdos.- mencionó Kyle quién seguía acabando con sus vendajes.

- Agh....entonces vuelvo a dormir...

- Marco...

-¡Está bien! Ya, ya me estoy alistando ya....-dijo refunfuñando el menor y comenzó a colocarse sus ropas. El asiático solo soltó un suspiro, tal vez su camino de matrimonio le vendrán muchas cosas a el cual deberá enfrentarse.

Mientras tanto, en la habitación del Hamada menor, ya había comenzado a hacer sus últimas tareas de sus clases de idiomas que el joven Miguel le había dado desde un principio, aún que para ser bastantes honestos, no había tocado los frutos que le había llevado Kubo. Su estomágo no había estando ayudando mucho estos últimos días, las naúseas no se habían hecho esperar, sin embargo, Leo siempre estaba al pendiente en ayudarle cuándo esto se presentará.

Así que decidió esa mañana el terminar sus últimas tareas, ya se había acostumbrado a escribir en el idioma, su acento ya lo había mejorado bastante gracias al príncipe, quién le ayudaba en ocasiones a pronunciar. El pequeño Mochi merodeaba en sus piernas para intentar llamarle su atención, cosa que logró que la mirada del joven asiático se enfocará en él, lentamente lo tomó y lo llevó a sus piernas, últimamente el minino le ha fascinado estár encima de su compañero, ronroneando con fuerza al estar cerca de su vientre. Hiro ya estaba pensando en decirle sobre su estado a su compañero, pero pensó que era mejor esperar un poco más ya que, había pasado la unión de su primo y su hermano.

-Hiro...-escuchó la voz del joven Kubo quién entraba a su habitación con una jarra de agua en mano- ¿Te encuentrás mejor?

-Si, Kubo. Las naúseas han bajado un poco.

-Bueno traje un poco de agua fresca.-dijo el sirviente quién se acercó a él y observó as notas del Omega, sin embargo, le llamó más la atención del miníno.- A Mochi ya le ha gustado estár muy apegado a ti.

-Si, no me molesta. Me hace sentir muy bien- respondió Hiro mientras con una mano la pasaba sobre el suave pelaje del pequeño amigo.- ¿Miguel ya despertó?

-Oh, si ya esta de pie, solo que está con su padre. Necesitaba verlo de inmediato. Sin embargo, su primo Kyle ya también ha despertado, lo encontré en altar.

-Ese Kyle, a veces me gustaría verlo tan tenso en seguir con tradiciones y demás. Pero sabes algo, me alegro demasiado que haya encontrado a alguien para él.- dijo el Omega comenzando a guardar los pergaminos- en nuestro hogar siempre evitaba a cualquier chico que se le intentara acercar, todos los días decía que jamás se interesaría en alguien, pero creo que venir también a Abtule le trajó buenas nuevas.

-Aquí a todos sorprendió del joven Marco, pero para ser honestos se que cayó por lo atractivo que es su familiar.

-Sí, también eso me comentó Miguel.

-Y...¿cómo está tu marca?- dijo el joven sirviente quién con delicadeza tomó los vendajes del príncipe. Sin embargo, al descubrir el cuello del Hamada, la herida ya había cambiado de cierta forma, ya no era tan similar a la marca de su joven amo, está no tenía tanta profundidad, la forma de dentadura había perdido visibilidad. Kubo se extraño un poco al ver que esta vez, poco a poco esa herida estaba cobrando su verdadera y falsa identidad.

- Ya no duele...cosa que me ha sorprendido...

-Hiro...¿Crees que esto es...?

-Si...esto no fue por casualidad que apareciera...Marco es incapaz de hacerlo...y yo...

Pero antes de que terminara el joven Omega, tocaron a la puerta, sin más, Kubo se dirigió para ver quién era. Hiro miró que era uno de los soldados del Sultán que estaba a la puerta, le habló en bajó a Kubo, tal vez pensó en que yo aún estaba en la cama.

-Hiro, el joven amo y el sultán desean verte.- habló el joven sirviente. El Hamada menor suspiro y salió en dirección a dónde se encontraban. Al llegar, respiro profundamente y empujó aquella puerta, al abrir se topó al Sultán y a su pareja aún hablando, pero cuándo vieron su presencia dejaron de hacerlo para saludarle. La tensión se eliminó en el Omega cuándo miró los rostros sonrientes de ambos, por el momento la situación era algo más tranquila.

-Buen día Hiro- habló el Sultán- lamento haberte llamado de inmediato, ¿Estabas en cama?.

-Oh, no mi señor. Ya había estado de pie terminando mis tareas, así que no fue problema.

-Me alegra eso. Bueno te llamé para pedir un gran favor, le di a Miguel la tarea de ir al reino de Kaset, Abtule tiene que cerrar acuerdos allí, y decidí que mi hijo heredero al trono debe ir en mi nombre.

-Y ...¿Porqué fui solicitado?- miró con duda el asiático, sin embargo, el rey comenzó a reír un poco.

-Mi padre quiere que me acompañes- respondió el joven príncipe.

-¿Yo?

-Si, ambos deben de ir juntos allá. Ya que pronto ustedes gobernaran Abtule.- dijo el Sultán mientras los miraba a ambos jóvenes con una gran sonrisa.- No será nada, sé que ambos lo podrán hacer muy bien.

-Pero...yo... No sé si pueda hacerlo.

-Hiro, hijo mío, tranquilo yo sé que ambos se darán fuerza en este nuevo reto que les encomiendo.

El joven asiático suspiró algo designado, pero aún así con una leve sonrisa y asentamiento le dió cómo respuesta al rey. Sin más, ambos jóvenes se retiraron para empacar lo necesario, no antes, Hiro a espaldas de su pareja se dirigió dónde estaba el joven Alfa de la medicina, no podía irse antes sin un pequeño chequeó. Tocó a la puerta y el moreno salió para recibirle, con una amable sonrisa lo dejó entrar.

- Hiro, ¿Qué te trae por aquí?.

-Necesito que me hagas un pequeño chequeó...Iré de viaje con Miguel y no quiero que algo suceda en el camino.

-Ay no se lo has dicho...¿Cierto?

-No...pero pronto se lo diré. Pero por ahora, que siga siendo secreto entre nosotros Leo.

- Ésta bien lo haré, pero no debes ocultarlo tanto tiempo. Pronto será más notorio.- dijo el Alfa mientras revisaba minuciosamente al Omega menor. En unos minutos, le dió algunos elixir que le ayudarán si presentaba algún malestar, además algunos cuidados que debe hacer mientras vayan en el viaje. Pero de algo debíamos tomar en cuenta, que los secretos que tanto ocultas con mucha delicadeza, algún día la luz los revelará.

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El sol en el desierto estaba haciendo de las suyas, los camellos que hablaban las carretas caminaban tranquilos por el arena. Los soldados que llevaban vigilancia a aquella caravana, no bajaban la guardia en ningún momento, debían de mantener bien afiladas sus espadas para cualquier peligro.

Mientras tanto, dentro de las carretas, el príncipe Miguel y Hiro, yacían sentados en las mejores comodidades. El moreno analizaba algunos pergaminos de los antiguos acuerdos que su padre había hecho años atrás, veía los muchos negocios que Abtule había hecho en ese reino. El Alfa jamás había visitado estás tierras, pero siempre los demás miembros de su familia le contaba las maravillas que se encontraban en esas tierras.

-Vaya nunca imaginé tantos acuerdos de mi Padre, algunos son muy interesantes... jamás imaginé todo esté potencial.

- Si...-respondío algo extraño el Omega, que no pasó por desapercibido por su compañero, Miguel lo miró con detenimiento, notó que su pareja llevaba un poco de tiempo haciendo algunos gestos de repulsión. Veía que su piel era más pálida de lo normal, a cada rato llevaba sus manos a su boca, el príncipe volvió a enrollar el pergamino y lo hizo a un lado. Con cuidado se acercó a su pareja y tomó su rostro con delicadeza y ternura.

- ¿Pasa algo? Te he notado algo extraño desde que salimos de Abtule.

- Estoy bien, no es nada...es el calor, ¡Sí justo eso!... estaré bien.

- ¿Quieres que pida que nos detengamos?

- No así..está bien..no...pa..-de pronto el asiático sintió en su cuerpo de que inmediatamente iba liberar los pocos alimentos de había ingerido.- Detén....¡Detengánse!

Los soldados se sorprendieron a la fuerte  del joven Omega, no duraron en detener toda la caravana. De inmediato el Hamada menor bajó de la secretaria y se alejó un poco de ellos, Miguel se asomó al ver cómo su pareja estaba vaciando todo de su estómago.

-Mi señor, ¿Se encuentra bien el joven Hamada?- habló uno de los soldados, quién veía en conjunto aquella vista del Omega.

-Eso...quiero pensar...-respondío Miguel, poco a poco se acercó a su pareja al ver que ya estaba intentando recobrar su postura.- Hiro...¿Seguro que quieres continuar?...

-Si...lamento eso, fue solo el mareo de la carreta. Estoy bien. -dijo algo jadeante. Sin embargo, volvió a afirmar que se encontraba en buenas condiciones diciéndoles que todo era normal y eran los valores del desierto o el movimiento de la carreta.

El viaje se había vuelto extraño y largo, el joven asiático tuvo mucha paradas en devolver todo lo de su estómago. Al joven Alfa le estaba preocupando demasiado por la salud de su pareja, no sólo fueron las náuseas y mareos, sino que a cada instante el asiático tenía hambre desenfrenada. En algunas ocasiones tuvieron que detenerse en las aldeas que se encontraban en el camino para tomar más provisiones.

La noche ya había caído en el viaje de la pareja, así que decidieron hacer un pequeño alto para descansar, dar de beber a los camellos y dormir para reponer sus energías. Miguel se había quedado a vigilar a su pareja mientras Hiro dormía, estaba algo temeroso de que sería alguna grave peste que le estaba llegando y no sabría que hacer. Pero, en su cabeza tenía un sin fin de preguntas que quería darle a su pareja, aún así no quería incomodarte más. De pronto, podía oler el dulce aroma a cerezos de parte de su pareja, este olor era muy distinto, no era un celo porqué no se sentía atraído de manera lujuriosa.

Solo le transmitía calma y deseos de estar junto de él. Era una sensación llena de calidez que le hacía sentir perdido en el aroma maternal. El rostro de Hiro era demasiado angelical para el joven Miguel, con una leve sonrisa admiraba cada facción de ese sueño tranquilo en que su Omega estaba. Sin dudar más, el joven príncipe bajo aquellas leves cortinas para protegerlos de el frío de la arena, lentamente se colocó a un lado de su pareja y con ternura pasó sus brazos por su cintura, ese dulce aroma lo llenaba de tranquilidad. Sus ojos poco a poco iban cerrándose, dejó caer su rostro en el cuello de Hiro, y dejó que el mismísimo Morfeo le hiciera la invitación a su paraíso.

Sin embargo, a lo lejos de nuestros protagonistas, un mensajero  se adentraba a un a cueva oscura, miró a su alrededor para no tener ojos curiosos encima de él y le hicieran fallar a su tarea. Mientras más se adentró a aquella oscuridad,  pequeñas luces comenzaron a iluminar aquél lugar, dando accesibilidad a la vista de lo que se encontraba adentro. Amuletos, pociones, libros, pergaminos, dibujos y símbolos estaban adornando el lugar, también se podían ver algunos objetos hogareños, era una gran señal de que alguien vivía allí.

-¿Quién se ha atrevido a venir aquí?- habló una voz masculina que hizo sorprender al mensajero.

-Traigo...un mensaje de la misma señorita Desirée, solicita de inmediato su presencia. Me dijo que era una gran emergencia.

Una silueta emergió de la oscuridad dejando ver a un joven apuesto, cabellos blancos grisáceos, piel pálida cómo la nieve y sus ojos eran de azul  como el océano. En su rostro se formó una gran sonrisa al escuchar el nombre de la mujer de la fortuna.

- Dime...¿Cuál es la emergencia de mi hermana?.

CONTINUARÁ.....

Helloooo gente bonita, de vuelta por aquí!!! Lamento haber tardado en actualizar pero me he ocupado últimamente estos días uwu/ pero ya estamos de vuelta aquí.

Supuestamente subiría en la tarde pero, mi laptop está de descanso :( y en mi cel Wattpad de repente se alentar...¿Les ha pasado?

Uyyy ya se nos viene lo bueno ahora si, ¿Quién es este nuevo joven? ¿Hiro le dirá sobre lo que le está pasando? ¿Qué será la emergencia de Desirée? ¿Volveremos a ver al rey de la calamidad?

Sin más nos vemos en la siguiente.😎😎😎😎

Los amo 😍😍😍😍😍

Beka-san~

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