-Marcas-
Nota: Cómo ustedes recordarán que les había dado algún aviso por allí en el capítulo anterior, así que ....contiene escenas +18, se recomienda discreción. VAN AVISADOS. PDT: haré mi esfuerzo uwu.
-Hiro...despierta- una leve voz masculina intentaba despertar al joven asiático que se encontraba debajo de las blancas sábanas de su cama, pero este solo hacía un leve quejido de respuesta.-Hiro ya es de día...debes despertar.
-No...dame unos minutos más...
-Jajaja vamos Hiro...hoy el sultán desea verte.- el jovén príncipe lentamente quitó las sábanas de su rostro, para toparse con el joven sirviente de Miguel, tenía en su rostro una tierna sonrisa, a Hiro le hizo extrañarse un poco pues este día, su mejor amigo tenía una mirada muy diferente cómo siempre tenía. Kubo se levantó y se dirigió a la mesa de desayuno que se encontraba en la habitación.- traje algunas frutas y pan para que puedas desayunar.
-¿Dijiste que el Sultán desea verme?- dijo el Omega estirándose un poco, pero de pronto su mirada se fijó en el cuello de Kubo, que dejaba ver un poco de unas vendas. Para Hiro era demasiado extraño que el joven sirviente tuviera estás vendas en él- oye...Kubo...
-Si, dime- seguía preparando algo de fruta para Hiro, dándole la espalda a su amigo.
-¿Qué te paso en el cuello?- pero de pronto Kubo dejó de preparar la comida, un gran sonrojo se llenó en todo su rostro, un silencio inundó toda la habitación. Hiro se levantó y caminó hacia su amigo, miró lentamente aquél sonrojo, soltó una leve risa por ver esa extraña actitud de Kubo.- No me digas que es una...
-Por favor... no le digas a mi señor- miró al Omega con su rostro completamente rojo.
-Claro que no lo haré. Es tu vida privada, nunca sería mi intención de incomodarte.
-Gracias Hiro, eres muy amable...¿Puedo contarte?.
-Por supuesto, pero te invitó a que desayunes junto conmigo. Ven sientate- los dos Omegas tomaron asiento y se dispusieron a comer. Kubo aún se sentía un poco nervioso al platicarle su vida privada, jamás había tenido a alguien de gran confianza de hablar de su vida. Hiro se servía un poco de leche, mientras miraba a su compañero ver directamente a la fruta que tenía en su mano. Le tomó de la mano y Kubo lo miró con sorpresa, el Hamada le dió una leve sonrisa para tranquilizarse, soltó un leve suspiro y se dispusó a hablar.
-Bueno, verás...anoche Leo y yo nos quedamos conversando. Me sentía completamente relajado junto a él. Desde que era pequeño, siempre me llamaba mucho la atención, era un chico completamente distinto a los demás. Aún que debía estar junto al joven Miguel, Leo también se dedicó a ser un buen amigo para mí. Y entonces...ayer nos dimos cuenta que los dos tenemos los mismos sentimientos por el otro.
-Oh, entiendo. Es bello que los dos sientan el mismo amor y qué ambos desean estar juntos.
-Si, y eso fue lo que pasó. Cuándo nos dimos nuestro primer beso, algo dentro de mí comenzó a cambiar. Sentía un fuerte deseo de estar junto a él, ser solamente de él y de nadie más. Me di cuenta que la misma sensación de mi celo había vuelto en ese momento. Y me di cuenta que, él era mi pareja destinada, solo podía reaccionar de esa forma. La pasión nos inundó completamente, nuestras caricias parecían ser más necesitadas y entonces...
-Te marcó...-dijo el asiático, recordando lo cerca que estaba por vincularse con el joven Alfa.
-Si...sabes, no me arrepiento que Leo lo haya hecho. Ahora, siempre estaremos juntos, tal cómo fue nuestro deseo desde que nos conocimos.
-Kubo, me siento muy orgulloso de ti. De encontrar a ese alguien especial, me siento muy feliz.-le dijo Hiro tomando con ambas manos las del joven sirviente, los dos se mirarón con una sonrisa tranquila y cariñosa.- Les deseo lo mejor a ambos.
-Gracias Hiro...también deseo que encuentres tu propia felicidad... ¡oh es verdad!. El Sultán quiere verte ahora mismo.- se levantó de su asiento terminando su último bocado. Hiro hizo lo mismo y se vistió lo más rápido posible. El joven príncipe pensaba el porqué el mismo Sultán desea verle con urgencia, será que algo malo paso. Se dio prisa y siguió a Kubo hasta dónde se ubicaba en rey. Después de unos minutos llegarón a la habitación, Kubo abrió la puerta lentamente dejando ver al mismo Sultán recostado en su cama juntó a su esposa, dandole de su desayuno.
-Joven Hiro, pasa.-dijo el Sultán Enrique con una gran sonrisa.
-Con su permiso, mi señor.- entró Hiro colocándose a un lado de la cama del rey. Su esposa rió en respuesta y tomó los platos de comida, dejándolos solos en la habitación. Hiro miró cómo los iban dejando en la habitación.
-Qué bueno que te encuentras bien después de todo este desastre. Disculpa si no pude hacer algo por ustedes.
-No, está bien. Claro que protegió a toda su familia, pero aún así el poder de la muerte fue mucho mayor para nosotros.
-Eso es verdad. Sabes quería yo hablar contigo directamente Hiro...se que estuviste a punto de tomar una decisión muy importante, pero aún así el destino pidió que te quedarás aquí. Sé que eres el hijo heredero al trono en Japón.
-¿Cómo es que..?
-Lo supe desde la primera vez que te ví al lado de mi hijo. Tu cabello, tus ojos y tu color de piel, los reconocí al instante. Hace muchos años, había ido a tus tierras para intentar hacer negocios con tu familia, tus padres te tenían muy pequeño, apenas habías nacido cuando te ví.Eras el más hermoso bébe que había visto en toda mi vida. Algo en mí, sabía que tú llegarías hacer alguien muy importante para toda la gente que te rodea. Me alegró verte al lado de mi hijo Miguel, apoyándolo y ayudarle hacer cada vez más fuerte.
-Gracias mi Señor.- dijo el joven asiático mirándole algo cohibido.
-Quiero que me hagas una promesa mi joven Hiro.- dijo Enrique sonriéndole más tranquilamente.- Quiero que te quedes siempre al lado de mi hijo. Serás un buen esposo y sabrán sacar delante ambos a Abtule, ustedes serán los grandes pilares de este reino, yo ya he decidido a mi sucesor, pero eso aún no lo podré dar a conocer. ¿Podrás concederme está promesa?
-Yo...-Hiro se quedó un poco callado a lo que el mismo Sultán le estaba hablando, pero en su mente había pasado lo que sentía por su el joven príncipe, su deseo era tan fuerte, que no podía decirle que no- Claro mi señor, le prometo amarlo y estar siempre para él.
-Sabía que no me había equivocado desde que te vi, tienen mi bendición. Pero ahora, hablaré tambíen con mi hijo. Gracias por ser alguien importante para mí y toda mi familia.
De pronto la puerta fue golpeada, entró Miguel y se sorprendió al ver a su padre con el joven Omega. Los dos se sonrieron cómo un pequeño saludo, Hiro se despidió del Sultán y de Miguel dejándoles solos. Sabía de alguna forma que el destino estaba dandoles grandes señales de estar juntos. Caminó solo por los pasillos, observando cómo poco a poco el palacio volvía a la normalidad, algunos sirvientes le dieron un saludo, otros hablaron con él y se alegraban por verle sano y salvo. Mientras su caminata era tranquila, decidió volver a su habitación para seguir con sus estudios de idioma, sin embargo cuando su mano tocó la jaladera de su puerta, un leve y extraño escalofrío recorría por todo su cuerpo, sintiendo cómo poco a poco su cuerpo empezaba a alterarse. El joven Omega sabía que eran señales de que su celo estaba reaccionando, pero de pronto unas pisadas atrás de él hizo mirar con sorpresa, su labios iban a sacar unas cuántas palabras pero estos, fueron sellados en un beso lleno de pasión y lujuria. Sus labios reconocieron inmediatamente al dueño de aquel beso que lo atacó por sorpresa: el príncipe Miguel.
Sus manos buscaban el contacto de su piel pálida, la espalda del joven Omega chocó con la puerta de su habitación, su cuerpo estaba reaccionando a aquél ataque de su amante. Sin más y cómo pudo abrió la habitación, las caricias y los besos intensos, fueron marcando camino a aquella suave cama que la última vez fue testigo de su primer desenfreno de pasión. Las feromonas de vuelta estaban inundando aquella habitación, Hiro estaba agradecido de que esa misma mañana no se encontrará su hermano mayor y su primo. Esta vez no había marcha atrás, su deseo por entregarse a su Alfa era más poderoso y descontrolada todo su ser.
-Miguel...que...-dijo el Omega entre leves gemidos provenientes de sus labios.
-No digas nada...ahora sólo deseo...estar a tu lado.- dijo Miguel mirándole sonrojado, Hiro sonrió levemente y este llevo su mano a una de las mejillas del Alfa, una caricia llena de ternura que dibujo un leve camino hasta los labios de su amante.
-Yo también lo deseo..Miguel- sin más volvieron a unir sus labios, desbordando todo su amor. Las temperaturas de ambos cuerpos habían aumentado, los dos jóvenes habían liberado completamente sus feromonas. No les importaba si algún otro sirviente los pudiera percibir, su pasión estaba descontrolada y solo deseaban amarse. Poco a poco, las ropas de ambos príncipes iniciaron a caer por todo el lugar, los labios del Alfa comenzaba a dejar marcas en la piel de su amante Omega, quién dejaba soltar leve gemidos, volviéndose loco. Sus manos recorrían cada rincón de su cuerpo pálido, lo deseaba poseer con tanta fuerza, sin embargo, sus manos llegaron a la hombría ya erecta del asiático. Dio leves movimientos, bajando y subiendo aquella piel que rodeaba a ese miembro de su amante, Hiro se arqueaba de placer al sentir la atención de Miguel. Mientras seguía atendiendolo, llevó su lengua a una de sus rosados pezones del asiático, los gemidos iban siendo más fuertes, sabía que estaba haciéndolo bien al sentir de repente el líquido preseminal del Omega, dejó de masturbarle para dirigir su mano a la entrada de su amante.Sintió que ya estaba completamente dilatado, el celo ya había dejado sus consecuencias listas para él.
-Miguel...por favor...-gemía el joven asiático- te necesito...te necesito ahora.
-Hiro...demonios...no puedo controlarme si me lo pides de esa forma...
-No importa...hazme tuyo...te deseo Miguel.
Un leve "Tsk" salío de los labios del Alfa, tomó el cuerpo de su amante y lo colocó a gatas, las respiraciones agitadas se combinaban a la par, la exitación no los dejaba pensar si había algún posible testigo pasando o escuchando su sesión. Sin embargo su deseo dominaba sus ser completamente. Miguel tomó su miembro exitado y comenzó a rozar aquella entrada del Omega húmeda, se acercó al oído y lamió lentamente, bajó sus labios a su cuello y lo beso volviéndole a dejar leves marcas rojas. Lentamente comenzó a entrar en Hiro para no lastimarlo, el asiático daba leves quejidos, sentía cómo un pequeño dolor aparecía en su entrada, pero poco a poco con la lubricación dejó de serle doloroso y comenzó a convertirse en placer. El Alfa sentía cómo lo apretaba, sentía la lubricación del asiático, un calor rodeaba su miembro era demasiado placentero y le agradaba.
Poco a poco comenzó con lentas estocadas, el Omega tomaba con fuerza sus sábanas llena de su aroma combinada con la de su amante, el placer hacía volverlo loco, haciendole desear más del joven príncipe. Después de unos minutos, aquellas estocadas eran mucho más profundas, Hiro podía sentir cómo llegaba a su punto que le hacía gemir con placer. Pero entonces una leve punzada en su cuello se hizo presente, sabía que era una señal de que todo se volvería diferente, los movimientos de Miguel eran más feroces, su instinto cómo Alfa le llamaba a aquél cuello de piel palida de su amante. Intentaba todo lo posible por no morderlo, así que hizo otro más maneras de hacer correr al Omega.
El vientre de Hiro estaba llenó de su semen, ya no sabía cuántas veces había llegado al extasís, sin embargo, él deseaba mucho más del Alfa. Miguel ya no podía soportar más el instinto de tomarlo por completo. Volvió a cambiar de pose a Hiro dejándole ver su espalda, poco a poco se acercó al cuello del Omega, intento controlarse pero su cuerpo ya estaba indicándole que no tardaría de llenarle de vuelta.
-Miguel...por favor...ya no puedo más...necesito que lo hagas...ahh.- gemía Hiro intentando ver a su pareja que no dejaba de darle estocadas y respirarle en su cuello, sentía cómo aquella respiración caliente y agitada chocaba con su piel.
-Hiro...no puedo más...te necesito...y ahora quiero...que seas mío- sin más su instinto gobernó y mordió aquella piel de su amante, Hiro sintío aquel fuerte dolor en su cuello pero este se combinó con el placer que volvía salir de él, pero un golpe más profundo del miembro de Miguel, sintió de vuelta ese cálido semen llenarle completamente. El agarre de la mordida se aflojó, dejando ver correr sangre del Omega, la marca del vínculo había sido todo un éxito. L
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Lentamente los ojos del joven Omega se abrieron, sentía su cuerpo completamente exhausto y pesado, sus caderas dolían un poco. También sintío un leve dolor en su cuello, llevó una de sus manos para sentir la marca de su amante, poco a poco los recuerdos inundaron su mente, una leve sonrisa traviesa se dibujo en su rostro, sin dejar de contar que en su mejilas estaban en tonos ya rosados. Se sentó lentamente en la cama, su mirada se enfocó en el su amante que estaba a su lado, dormido completamente. Llevó una de sus manos a sus mejillas y acarició aquella piel canela, se acerco a su rostro y plantó un tierno beso en sus labios. Un pequeño quejido por parte de Miguel hizo que comenzaría a moverse algo adormilado, lentamemte sus ojos cafés se abrieron para ver el rostro del joven Omega.
-Buenos días...-dijo Hiro volviendole a besarle.
-Buenos días...me siento algo cansado...
-Yo también...pero creo que ya pasa de mediodía...- miró a la ventana para verificar la hora que habían quedado dormidos.
Miguel miró el cuello de ahora su compañero, un leve sonrisa se formó en su rostro, se levantó y abrazo tiernamente al asiático. Ambos príncipes sabían lo que habían hecho, entregarse a manos del destino y que hiciera de lo suyo. Sus manos se entrelazaron en el abrazo, los dos se inundaban del olor del otro, deseando no separarse jamás.
-Ahora...ya somos uno, mi hermosa flor de cerezo.- dijo Miguel mirándole tiernamente y acariciando su rostro. Hiro poco a poco dejó derramar pequeñas lágrimas de felicidad, su deseo se había cumplido, ahora era y sería siempre compañero de su amante. Ambos jóvenes se unieron en otro beso lleno de cariño y amor, dejándoles más tiempo para amarse, sin que nadie más interviniera. Antes de que el desastre volviera atentarlos...
CONTINUARÁ....
holiiiis después de tanto tiempo termine este cap, creanme que si batalle un poquito para inspirarme u.u y además cómo había dicho en mis otros fics, me ocupe mucho en estos días. Pero bueno al menos ya estamos de vuelta nwn ❤❤❤
Ya sé 7w7, les dije que estaban avisados sobre esto. No soy buena con el lemmon pero hago mi intento uwu, ya quería poner a estos en acción. Leo y Kubo ya también están marcados, sólo nos falta Marco y Kyle, aún que a ellos les falta un poquito más uwu. Uff esta vez nadie interrumpió su mañana de pasión, jajaj esta vez Tadashi no entró. XD
Al fin ya tienen la bendición del mismo Sultán 😍❤❤❤ que felicidad.
Bueno bueno, y ya para no dejarles con más de mi discurso, les agradezco mucjo la motivación y el apoyo de ustedes. Me dan muchos ánimos para seguirles haciendo estás locas ideas ❤❤
Los quiero mucho y nos vemos en el sig. Cap ❤😍😍🍬
Beka-san~
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