- Derrocamiento -

-Debo hablarlo antes de que sea demasiado tarde...- caminaba con prisa Desirée por los vacíos pasillos del rey de la calamidad.  No podía quedarse esperando a que una fuerza natural hiciera un avance a lo que se viene, pero, ahora sus premoniciones están llenas de sangre y tristeza.

Y aquellos ojos carmesí no dejaba de verlos completamente en sus visiones. Aquella maléfica risa del hombre que traicionara la fidelidad a su rey.

Estaba a punto de abrir la puerta de su ahora rey, cuando una voz llamó su nombre.

-¡Desirée!

-¡¿Jack?! ¿Que estás haciendo aquí? ¡Necesitas estar en Abtule...- pero las manos de su hermano en sus brazos la hizo detener su discurso.

-¡Ya no hay tiempo Desirée! ¡Judal sabe de los gemelos! ¡Los va a matar!

-¡¿Y quién está vigilandolos?!- exclamó con terror a su hermano.

-Hippo está allá, pero no tengo mucho tiempo...el hechizo de teletransportación no durará mucho.- de inmediato el albino saco de su bolsa y le entrego un pequeño objeto envuelto.- Debes de convencer al sultán...

-Jack no me creerá en nada..

-Si es así. Muestrales esto. ¡No lo abras ahora! Solo...cuando veas que es el momento.

-Jack...cuida por favor a Hiro y a Miguel antes de que llegue...- la mujer se veía bastante preocupada pero su hermano sabía que trataba esa expresión en su hermana.

-¿Que viste Desirée?

-Jack...no debes dejar por nada solo a Hiro. En mi sueño había esos ojos carmesí de Judal...un frasco o un vaso con una bebida en ello se podía ver el reflejo de Hiro a punto de beber. Y en otra...una pálida mano en el suelo...

-Eso significa...- se quedó en silencio el joven Alfa y comenzó a retirarse del lugar. Desirée llevo su mano derecha a su pecho, podía sentir que su corazón estaba a punto de salirse.

Aquel sueño estaba lleno de desesperación, para ser exactos no podía decifrar esos símbolos, pero la vida del joven Hamada estaba siendo tentado desde este momento.

-¿Que estás haciendo?- habló una voz masculina detrás de ella, haciéndole llamar su atención.

-Mi señor...necesito hablar con usted. Es muy urgente ... -lo miró con ruego de que aceptara su petición, el rey miró a detalle aquella mirada de la divina, algo dentro de él le hacía dar señas de que aquellas expresiones le hacían familiar.

-Esta bien...entra por favor.

-Muchas gracias mi señor..- hizo una leve reverencia y paso junto al sultán. Aquella puerta hizo eco por el lugar, Jack aún estaba escondido en uno de los pilares del corredor. Suspiro y volvió hacia el palacio de Abtule, ahora debía aumentar sus precauciones, ese Judal no solo era un temible hechicero, también era un cruel amante de las mentiras.

Mientras tanto en el palacio, yacía el joven Hamada en los jardines. Miraba con curiosidad aquellas flores que habían nacido, les regaba un poco de agua, quitaba algunas viejas ramas para que les dejarán crecer.

Estar sentado en los jardines se había convertido en su nuevo hobby, le hacía sentirse muy tranquilo. Hasta el pequeño que llevaba en su vientre se movía muy lento y pacífico.

-¿Quieres un poco de agua?- Hiro se sobresalto al escuchar aquella voz que podía reconocer de inmediato.

-Hola Kubo y Oskan- sonrió al joven sirviente quien traía una bandeja con un pequeño cántaro con agua. En su espalda llevaba al pequeño Oskan atado con una tela no tan calorías. Se podía ver en su pequeño rostro una tranquilidad estar cerca a su madre.- si muchas gracias...pero.¿No deberías estar descansando?.

-Lo mismo dijo Leo pero, tranquilo ambos no emos hecho nada más que caminar un poco.- dijo mientras le servía un poco de agua- y tú , ¿También no deberías resguardar un poco?.

-Estaba un poco estresado estar en la habitación. Estar aquí me hace sentir más en calma hasta a nuestro bebé le gusta.

-oye Hiro, ¿Estás seguro de que es un bebé?

-Si, ¿Porque?.

-Bueno, es un poco grande para ser uno solo...

-¿Cómo?...

- Ahh olvídalo Hiro.- río algo nervioso- oye..hablando de eso...¿Ya han planeado tu boda con Miguel?

- Pues...ya estamos hablando eso. Miguel se a dedicado hablarlo con el sultán, quiere que esté todo preparado antes de la llegada de nuestro bebé..- dijo el asiático pasando su mano por su vientre.

-¿Te imaginas que nazca en temporadas del Dabke?- dijo el sirviente quien tomó a su pequeño para darle de comer.

-No lo sé, supongo que está vez se atrase la celebración. Miguel me contó que suele cambiar mucho de fecha.

-Si pero, siempre son los mismos, secos sin alguna lluvia que ayude al cultivo...siento que esta vez sea diferente.

-Eso esperemos...- sonrió aún pensando en aquella posibilidad, miró a su amigo quién le sonreía a su pequeño para que comenzara a comer- ¿Les ha dejado dormir?

-¿Oskan? Si nos ha dejado nuestras noches tranquilas. No despierta hasta en la mañana por comida. Es demasiado calmado...

-Jejeje me recuerda mucho a ti Kubo.

-¿A mí?, Claro que no ya despierto se parece mucho a su padre. ¿Verdad mi querido Oskan?- le dijo mientras le hacía pequeños cariños en sus mejillas.

Hiro miraba aquella escena, pensaba si así sería tener el suyo en sus brazos. El poder jugar y estar junto con su amado Miguel, el error cómo les llenaba de alegría ese pequeño. Veía un tranquilo por venir, uno lleno de amor y cariño, sin embargo, algo interrumpió sus pensamientos.

Por los pasillos logro percatar unos pasos haciendo eco por el lugar. Kubo también miró en aquella dirección, de nuevo aquél joven de cabellos oscuros,   expresión seria y aquellos ojos carmesí que te hipnotizaba a un lugar oscuro y misterioso.

Las miradas del joven Hamada y de Judal, se cruzaron de inmediato. Parecía que aquél joven acompañante del consejero, le regalaba una maliciosa sonrisa como si estuviera burlándose de algo que el príncipe no sabía. Bastaron unos segundos para transmitirle temor, como si sintiera que algo iba hacer.

-Odio a ese joven...trata muy mal a los sirvientes del palacio. ¿Hiro?.

-¿Eh?...ah estoy bien Kubo.- se levantó con algo de dificultad- iré a recostarme un poco.

-Dejame acompañarte...

-No está bien. Quiero un poco de tranquilidad personal...- le sonrió el asiático.

-Esta bien Hiro. De todas formas puedes llamarme o llamar a otro sirviente si necesitas algo.

-Gracias Kubo.- este le sonrió y caminó rumbo a su habitación. Sin embargo, Kubo sintió una extraña sensación en su amigo, como si en segundos le hubieran acatado una orden a seguir. Miró a su pequeño y se dirigió a la habitación de la servidumbre, no quería dejarle solo a Hiro.

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-¿Entonces piensan casarse en ese tiempo?- habló Tadashi quién se encontraba en una reunión junto al sultán y su esposa,  Miguel, Marco y no podía faltar el consejero Real Asra.

-Así es, el tiempo de parto de Hiro está próximo. Y es más conveniente hacerlo antes que nuestro pequeño nazca fuera de matrimonio.

-¿Ya lo hablaste con Hiro?- habló Enrique.

-Si, por eso quería hablarlo con ustedes...y en especial a ti Tadashi.

-Sabes que de mi parte, ver a mi hermano feliz es mi prioridad ahora. Pero necesito llamar a mi familia para que venga personalmente a este nueva unión.

-Es verdad. Debemos hacer un convenio de apoyo con su reino- se levantó Enrique de su asiento- los reinos de tierras lejanas con Abtule. Sería una buena oportunidad.

-Mi señor, ¿No creo que sería algo apresurado?- comento Asra.- dijo ya que, la familia Hamada no sabe nada sobre el embarazo de su heredero al trono.

-Eso no sería ningún problema, se que mi Tía lo aceptaría...

-Joven Hamada, pero, quiero hacerle recordad que ha ido en contra de todas las leyes de su familia...

-Eso lo sé pero...

-Entonces, eso sería un gran problema de no hablarlo con su reino...antes de que nuestro joven Miguel tomé...el trono.- sonrió a Miguel quién esté le respondió con una expresión seria.

- Tiene razón Asra, hijo.- habló el sultán- debemos esperar un tiempo más para su boda.

-Padre, pero, no queremos que nuestro hijo sea fuera del matrimonio sino èl...- bajo su mirada, había una regla muy importante en la familia real. Ningún hijo  debía nacer fuera del matrimonio, sino, el pequeño no podía entrar al legado de la realeza. Era cruda y sin sentimiento, aunque fueras el sultán o príncipe de la familia en gobierno, sino se cumplía automáticamente el puesto cambiaba a otro heredero.

-Lamento decirlo mi joven amo, pero debemos acatarlo. Aún que esté presente miembros de la familia Hamada, necesita que primero mencionar ese pequeño detalle.

- Lo entiendo- respondió Miguel. Luisa colocó su mano en el hombro de su marido, cual le regaló una leve sonrisa. Cómo madre no quería ver los sueños de su hijo destruirse y mucho menos dejarle este amargo empedimento.

-Pero....- habló Enrique- supongo que podemos tenerle en cuenta en cumplir tu petición hijo...

-¿Qué?-exclamo Asra-  ¿Qué es lo que acaba de decir mi señor?

-Lo que escuchaste querido amigo, podemos hacerlo. No necesariamente puede saberlo la familia de Hiro...si sería más seguro que estuvieran casados y justificar a su hijo.

-¡Gracias padre!- dijo Miguel con una gran sonrisa.

-Pero mi señor...

-Tranquilo Asra, también tendremos en cuenta de avisarles de inmediato a la familia. Bien...si ya no hay más nada que hablar..retiremonos para nuestras actividades...

-Gracias padre, vamos Tadashi necesito hablar contigo de algo.- dijo Miguel quién Tadashi acepto sin decir más. Se retiraron de la habitación dejando a los sultanes junto a Asra.

-Vamos Asra, no todo el tiempo hay que ser tan crueles con las leyes ....

-Lo sé mi señor.

-Además...quiero pedirte que bajes un poco tu actitud. A veces siento que quisieras sobrepasar mi autoridad.

-Enrique...no seas ...- habló la sultana intentando calmar las cosas, pero Asra hizo una señal de que detuviera su discurso. El hombre sonrió y caminó frente al sultán.

-Mi señor, sabe, he acatado todas sus órdenes tal como las ha pedido...pero está vez, no podré hacerla.

-¿De qué hablas Asra?- preguntó el Sultán mirándole con extrañeza, pero, de pronto una silueta atrás del hombre apareció. Un par de ojos carmesí se hicieron presentes, al salir a la luz, era nada más que aquél extraño joven llamado Judal quién mantenía en su mano derecha su cetro.

-Sabe a lo que refiere mi señor...no solo fui su consejero por ocio, pero, mis intenciones fueron claras...¡Derrocar a Abtule!

-Eres..un ¡Traidor!- gritó el sultán tomando a su mujer para protegerla- ¡Guardias!- llamó, un grupo de soldados entraron a la habitación y rodearon a los presentes. Sin embargo Asra estaba demasiado tranquilo, pero en segundos comenzó a reír a carcajadas.

-No, no mi señor. Solo quiero aclararle que estos hombres que llamo...ya no están más a su servicio. ¡Judal!

-A su orden amo Asra.- el joven sonrió y su cetro comenzó a iluminarse, los soldados de inmediato apuntaron con sus armas en contra a su rey.

-¡Llévenlo a encerrar!

-¡Maldito Asra! ¡Suelténme!- seguia el sultán intentando sacarse pero le fue imposible, la sultana estaba a punto de gritar, sin embargo, los hicieron callar.

-Ahora...debemos ocuparnos de los demás..

-De eso no te preocupes Asra, ya me encargue de una parte. Ahora, déjame a Hiro.- dijo Judal sonriendo y dando unos cuantos golpes con su cetro.

Sin embargo, al otro lado del palacio, el joven Omega se encontraba en sus aposentos. Sentía algo extraño en el pecho como si fuera a suceder algo, no podía ni siquiera conciliar el sueño.

-No puedo...¿Podré ir con Miguel?... Pero estaba ocupado...necesito relajarme un poco.- dijo mientras sobaba sus sienes.

-Pues un vaso de agua le hará efecto.

-¡Ah!...por Ala...me diste un susto.- exclamó el asiático al ver a una joven sirviente de pie con un pequeño vaso de agua en su bandeja.

-Calme joven amo. Este caso de agua le hará sentir muy bien.- dijo la mujer mientras se acercaba al asiático. Hiro sonriente le tomó aquél vaso de agua y lo miró con detenimiento.- ¿Sucede algo joven amo?

-No, solo estoy algo cansado e histérico solo eso.

-Debe descansar, verá que le hará bien una bebida.

-Si tienes razón...- suspiro el joven Omega y comenzó a beber de aquél vaso. Sin embargo, al terminar dejó caer aquél vaso rompiéndose en mil pedazos en el suelo.

Comenzaba a sentir como todo le está dando vueltas, sentía como un extraño frío recorría en su cuerpo. De inmediato perdió las fuerzas en sus piernas y cayó.

Intento levantarse pidiendo ayuda a la dama que estaba allí, pero cuando vio a aquella sirvienta. Sus ojos se abrieron de sorpresa...

..nuca hubo una mujer, solo un extraño chico de ojos carmesí.

Continuará.....

Helloooooo al fin lo prometido...uffff al fin entrando a nuestra recta señores!!!!!

Espero que les haya gustado este cap 😎😎😎😁😁

¿Que les pasará a nuestros nenes?

Nos vemos en el siguiente 😁❤️❤️❤️

Los amo!!!!

Beka-san~

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