26. Quererse en silencio.
El reloj marcaba las cuatro en punto de la tarde cuando el taxi se estaciona frente de la gran mansión de la calle Sarah, Los Angeles. Hermosa, dios que inmensa. Analizo a mi alrededor, estoy ansiosa.
- Ya estoy aquí.- me susurro para calmar mis nervios que comenzaron a dominar mi cuerpo.
Presiono el timbreque visualizo a los pocos minutos encima del telefonillo, espero unos tres segundos y una voz masculina me pide con educación mi nombre. Respondí exactamente como lo pidio aquel hombre y con un "Espere unos minutos, por favor", abrieron las enormes puertas de hierro dejandome entrada libre a la propiedad.
Atravesé el jardín principal con un poco de rapidez, esta vez no me entretuve observando nada. Quiero verle. Al acercarme me encontré con un señor de cabellos blancos, uniformado, sonriéndome placidamente y con un aspecto agradable. Me da la bienvenida con una gran sonrisa. Autoseguido, a los pocos minutos, me comunica que el señor Morgan no se encuentra en casa y le pedí con amabilidad la dirección y si podría, además, pedir un taxi para mí. "No se preocupe, señorita. Yo lo arreglare", le escuche decir mientras desapareció por un pasillo con mi equipaje.
Exactamente cincuenta y dos minutos después el taxi que me había pedido aquel hombre me abandono frente a otra propiedad aún más grande. Dios, ¿cómo hago para entrar aquí? Encuentro un timbre en una de las columnas y presione varias veces, pero nada. ¿La habrán silenciado? Dos minutos, ninguna señal de vida.
Espere unos minutos mas bajo el sol y justo antes de enloquecer visualizo a Raymond en una de las terrazas y comienzo a hacer millones de monerías para que lograra verme sin tener que gritarle. Raymond se percató de mí, gracias a todo lo divino. Enseguida se le dibujo una sonrisa en el rostro.
En el estómago se revolvían mis nervios. Madre mía, quiero abrazarle. las palmas de las manos comienzan a sudarme cuendo las puertas se abren. Entro, Raymond me recibe en una sala de estar muy moderna y espaciosa. Su rostro aun dibujaba aquella sonrisa y me extiende la mano como gesto de saludo, cosa que ignoro y le dejo un beso en la mejilla derecha junto con un pequeño abrazo. Me invita a comer algo después y me niego, las ganas de verle son un poco más grandes. ¿Solo un poco? Creo que son bastante evidentes.
Me comento que están en una sección de fotografias para un desfile y que casi terminan por hoy. Atravesamos toda la casa hasta la terraza trasera, repleto de personas, ropas, espejos, maquillaje, luces, chicas en trajes de baño y chicos en ropa interior. Algunos caminaban o simplemente estaban de pie pendientes a sus celulares con el cuerpo desnudo, pero nadie los observaba con atención, es algo normal en este mundo, supongo. ¿Y Christian?
Nos detuvimos justo detrás de varias personas que admiraban. Estaba junto a la piscina posando ropa interior junto a otra chica muy mona de cabello corto. No ha podido verme, y aprovecho eso para deleitarme con su cuerpo. Tiempo para examinar su figura. "No le hace falta más" pensé. Cambiaron de posición y una de sus manos agarro la pequeña cintura de la modelo acercándola a él aún más. Sus labios estaban tan cerca que desee ocupar su lugar, y besarle.
- ¡Estupendo! ¡Una pausa para el último cambio de vestuario!. - escuché decir al fotógrafo y lo vi relajarse.
Les trajeron a ambos modelos batas de satín, sonreí, se ve tan bien. Su mirada se colocó en sintonía con la mía a los segundos y asombrado de verme apresuro el paso hacia mí.
¡Joder, que hermoso es! No me canso de repetrimelo.
Sus brazos no dejaron que mencionara ni una sola palabra y envolvió con su cuerpo todas esas ganas de verlo que llevaba atoradas dentro. Estrechaba cada vez mas mi cuerpo contra el suyo, haciendo que todo su perfume se quedara en mi piel. Aspire profundamente el olor de su cuello queriendome quedar ahi por mucho tiempo. ¡Joder, que delicia de hombre!
- Te he extrañado tanto.- me susurra a los labios cuando agarra mi rostro y deja un tímido beso después sobre ellos.- ¡Joder, estoy feliz!
Grita emocionado llamando la atención de todos antes de irse para maquillaje y vestuario. Me quedo quieta. Enrojecida. Emocionada. Respiro profundo controlando mis ganas de correr, brincar, bailar, besarlo también. "Estas en público. Tranquilidad", me repito internamente cuando Raymond me indicaba un lugar perfecto para sentarnos.
Llegamos a su casa dos horas después y ya era oscuro. Justo ahora estoy sentada en el borde de la cama secándome el cabello con la toalla. Sacudiéndomelo, a lo como quiera, no tengo deseos de pasarme una hora, o dos, frente al espejo secándolo. Estoy agotada.
Ya habíamos comido algo que nos ha preparado una señora algo mayor muy atenta y agradable. Mientras yo tomaba mi baño minutos antes, Christian habla unos asuntos de trabajo con Raymond, y justo ahora se encuentra el dentro tomando una ducha. Aun se escucha caer el agua de la regadera. Por un momento lo imagino desnudo. Me Imagino en la puerta del cuerto del bano imnotizada, mientras mis ojos lo observaban a escondidas. Comienza a subir el calor por mi cuerpo. Sacudi la cabeza como gesto de negacion y dentor de aquella escena imaginaria cerre la puerta como una adolescente miedosa. No me hace bien imaginarmelo. Borre esa imagen de mi cabeza rápidamente, hace mucho que no follo, no quiero maltratarme más con solo pensamientos impuros.
Apago la luz principal. Me coloco a un costado de la cama, acomodo mi cabeza en la almohada, me coloco los auriculares y pulso la opción de aleatorio. Subo todo el volumen y cierro los ojos. Tranquilidad. Respiro profundo. La voz de Masego se escucha un poco distorsionada, la melodía de FKJ era un poco más lenta de lo normal y estoy segura que es la versión Slowed + Reverb de Tadow. He tenido una obsesión por las versiones slowed de las canciones, lo siento.
Poco a poco me dejo llevar. Me adentro en la canción y dejo que me domine. Recuerdo su cuerpo. Contemplo en mi mente a Christian Morgan con todas sus letras. Su piel perfecta. Sus dimensiones exactas. Recuerdo como posaba en ropa interior hoy en la tarde, lo sexy que se proclamaba. Me imagino entrando justo ahora al cuarto de baño, verlo desnudo bajo el agua de la regadera. Joder, me pone. Mi mano derecha viaja dentro de mis bragas y comienza a jugar un poco. Se percata de mí, extiende una sus manos hacia mi cuerpo y con una sonrisa me invita a entrar a la regadera. No lo pienso, y acepto. El agua mojaba mi cuerpo, la tela de seda de mi pijama se queda impregnada en mi piel y se notaban mis pezones despiertos.
Me observo, sonriendo, mientras se acercaba a ellos. Los agarro. Los mordió despacio mientras su mirada estaba justo en la mía. Sube hacia mi boca y la devora. Mis dedos se aceleraban. Se colocó de cuclillas frente a mí, me dirigió nuevamente la mirada como gesto de permiso para seguir. Y sabia, sabía que quería que siguiera. Bajo el short junto con mis bragas mojadas, dejándolas de un solo movimiento en mis tobillos. Gemí un poco. Ya estaba demasiado excitada.
Separó mis piernas, colocó sus dedos en mi pelvis y con un poco de presión hacia arriba dejó al descubierto mi clítoris teniendo más acceso a esa zona. Su lengua viajó despacio acariciándolo. Gemí. Su otra mano se colocó en la entrada de mi entrepierna y mientras sus dedos comenzaban a moverse dentro y fuera de mí, sus labios y su lengua seguían con lo que hacían anteriormente.
Mi piel se retorcía por las diferentes y constantes manifestaciones. Sus dedos no dejaban de masturbarme acelerando el movimiento y su lengua seguía con aquel delicioso juego de nunca acabar. La música se hacía más mía, sabía que estaba casi al terminar y quería terminar con ella. Correrme por los pensamientos guarros sobre su cuerpo, las ganas que le tengo y junto a mi canción favorita era justo lo que queria ahora. Las sensaciones aumentaban al igual que mis dedos bajo las bragas. Seguían y seguían, ya estaba a punto. El orgasmo ya estaba justo ahí podía verlo, solo..
- Justo ahí.- susurre muy bajo al sentirme casi irme por completo.
Seguí moviendo mis dedos con rapidez y la humedad era tanta que si no tuviera los auriculares podría asegurar que está sonando el choque de la palma de mi mano contra toda esa zona mientras me masturbo. Sus dedos en mi cabeza se movían justo como los míos. Me observa, aleja su boca de mi clítoris y me sonría. Quiere verme. No se detiene. Joder, ya está muy cerca. La canción casi termina. Joder, casi me... ¿Quién encendió la luz?
Abro los ojos un poco asustada y le veo en toalla justo frente a mí. Llevaba el cabello mojado y una pequeña toalla en las manos. Me observaba algo extrañado. Joder, ¿me habrá escuchado?
- ¿Estás bien?.- me pregunta preocupado.
- Sí, obvio. - dije un poco nerviosa sacando mi mano rápidamente de mi entrepierna y sentándome en la cama.- ¿Por qué lo dices?
Agarro la sabana que tenía encima y la acomodo entre mis pies cruzados, ¿se notara que estaba....? Qué vergüenza, por dios. ¿Me abra visto?
- Te he escuchado decir algo y no respondías cuando te hablaba.- dijo un poco preocupado.
- Tenía los auriculares puestos.- sonreí un poco.
Joder, ¿lo abra notado? Lo observo, no presto atención a nada de lo que está diciendo, solo sé que es jodidamente sexy. Me observa, me habla por un momento y luego me contempla con una sonrisa. ¿Qué habrá dicho?
- ¿Qué?.- suelto apenada y atontada hasta el culo con toda su figura.
Que parezco anormal al cuadrado. Que me he masturbado a escondidas por una escena morbosa creada por mi mente, gracia a mis grandes ganas de que me empotre contra cualquier superficie lo suficientemente fuerte para soportar nuestros deseos.
- Nada..- sigue observándome con una sonrisa placentera.- Me encanta tenerte aquí.
Algo dentro del pecho explota. Joder, que le quiero y de qué manera.
Otra vez aquí, sentada en una silla justo detrás de todos, en el fondo. Apartada de todas las luces como espectadora de impresionantes talentos. Desde las ocho de la mañana aquí, sin moverme, solo sonriendo y en ocasiones leyendo revistas. Christian se escabullía, segundos antes de empezar a posar, para colocarse frente a mí y pedirme un beso en la frente. "Beso de la suerte" lo llama, y la verdad, no se para que quiere suerte. No la necesita. Adora lo que hace y lo hace espectacular, y aclaro que no es porque estoy embobada con su ser de los pies a la cabeza.
A las seis de la tarde escuche decir al jefe de los jefes, que ya habíamos terminado y provocó un aplauso masivo. Todos se unieron, incluyendo a Raymond y a mi, que eramos las unicas personas que no teniamos ni la menor idea de nada a respecto. Me parece hermoso agradecer de tal forma el esfuerzo de cada persona en el set por más mínimo que fuera su acción.
Llegamos a casa agotados. Después de bañarnos por separado, cenamos juntos en el jardín trasero en una pequeña mesa redonda de cristal y me pide que salgamos juntos a una fiesta que darán para celebrar todo el trabajo ya realizado. En primer momento dude, y creo que lo notó, no estaba segura. En mi cabeza transcurrian imagenes de fiestas de famosos que vi por videos de Youtube de adolescente y el exceso de drogas cerca de su cuerpo me incomodaba.
Siguió explicándome la situación proclamando que asistirían personas importantes que le haría bien conocer para su carrera. ese comentario hizo que retomara la posibilidad de asistir a esa supuesta fiesta. Lo pienso por otros tres minutos. Cuando casi estaba a punto de aceptar expresó que no tomaría ni un trago de alcohol si yo no queria, que no era una fiesta como las que estaba pensando y de las que todos hablaban en las redes, que ademas de ser un poco mas relajado, no iria sin mi. Me sorprendio aquella decision tan precisa y su forma tan segura de plantearlo todo. Lo pense, y al final...
Obvio, aquí estoy. Le di un poco de espacio, conversaba con dos hombres de trajes, los únicos en toda la fiesta con varios años de más. La mansión estaba repleta de personas jóvenes, casi desnudas o al menos con poca tela. Delgados, esbeltos, rostros perfectos, cuerpos simétricos y largas piernas.
Me marcho en busqueda del cuarto de baño, hace minutos estaba en una esquina del patio trasero con piscina bebiendo con discresion meintras observaba todo con sigilo. Entro a la cocina y luego a un salon. Visualizo unas escaleras solitarias hacia la segunda planta. Acomodo un poco mi vestido y despacio asciendo por cada peldaño. Me encuentro con un pasillo con varias puertas. Joder, empiezan a moverse las cosas. Muchos mojitos. Abro la segunda puerta a mi derecha. Me quedo quieta, creo que el estado de embriagues me ha nublado un poco el cerebro.
- ¿Quieres unirte?.- le escucho decir a una de las chicas.
Las analizo. Una chica con rasgos asiáticos se encontraba sentada encima de otra chica que estaba sentada, a su vez, en el borde de una cama enorme. La chica asiática llevaba el cabello a la altura del cuello con flequillo. Llevaba el torso desnudo y una falda de pliegues de color negro. Esta me observó por un momento y continuó comiéndole el cuello a besos a la otra chica.
La chica que estaba sentada en el borde de la cama no dejaba de observarme con una sonrisa pícara, deseosa. Llevaba el cabello completamente rubio y extenso hasta la cintura. Su cuerpo delgado estaba completamente desnudo. Ambas se besaron sensualmente. La chica rubia no dejaba de observarme mientras sonreía y trague con dificultad. No había presenciado a tan poca distancia a dos personas teniendo sexo que no fuera el reflejo de mi misma en un espejo.
- ¿Baño? Por favor.- solté sin apartar mis ojos de la chica rubia que no dejaba de observarme.
- Final del pasillo, tercera puerta a la izquierda.
- Gracias.- me temblaba un poco la voz de lo nerviosa que estaba.
- Aquí estamos si decidís volver.
Me vuelve a decir la chica rubia. Las observo. Ambas no dejaban de observarme con sonrisas en sus rostros y me parecía estar frente a dos fieras dispuesta a atacar. Estaba nerviosa. Me sentía incomoda por interrumpir aquella sección de sexo, que para ellas no era para nada incomoda mi presencia. Cerré la puerta con cuidado y me encaminé justo como me habían indicado.
Después de un gran rato, Christian se acerca dejando un beso distraido e inesperado en mi mejilla. Me agarra de la mano para presentarme a algunos amigos y me sentí a gusto escucharlos dialogar sobre moda, desfiles y planes futuros. Se le notaba animado, tranquilo y sobre todo relajado. Casi todas las personas eran las mismas que estuvieron en la sección de fotografias de antes, estábamos sentados en la terraza reunidos mientras otras bastantes personas estaban por toda la casa bebiendo y bailando.
Desde aquí se podía presenciar un poco del cielo nocturno y la tranquilidad estaba presente. Compartíamos un sofá algo grande solo para los dos, pero sus manos se adueñaron de mi cuerpo por un instante infinito. Transcurrimos el resto de la noche así. Me sorprendió un poco, se escuchaba una voz masculina de fondo, pero no podía apartar mis ojos de los suyos. Estaba muy cerca y sentí la necesidad de besarle. Ya eran demasiados mojitos para decir esto, pero, creo que me estoy enamorando de su presencia en mis dias y de esa energía tan bonita que siento cuando estamos juntos.
A las tres de la mañana Raymond nos dejaba justo a las afuera de una casa que se presenciaba desconocida para mí. Christian cubría mis ojos con las palmas de sus manos. Todo transcurría rápido, no podía pensar demasiado como suelo hacerlo siempre. Bueno, casi siempre.
- Quédate quieta.- le escuché decir con amabilidad.
Nos detuvimos. Estaba nerviosa.
- ¿Lista?
- Ya joder, quiero ver.
Suelto y sus manos se desaparecieron de mi rostro. Abro los ojos despacio, se podía ver todas las luces de la ciudad. La palabra Hollywood brillaba desde aquí, se podía ver claramente. Estaba emocionada. Las estrellas brillaban con intensidad. A mis espaldas estaba todo oscuro. No me lo podía creer. Hermoso.
Lo busqué detrás de mí con la mirada, no podía parar de sonreír, ya había estado aquí para sus secciones de fotografías y apenas pude percatarme de todo esto que estoy viendo ahora mismo. Por dentro me explotaban millones de fuegos artificiales, estaba tan emocionada que me acerque a su cuerpo despacio, llevaba una botella de champan en las manos y dos copas de cristal muy delgado. Le abrace fuertemente. Nuestros rostros quedaron muy pegados y nos besamos despacio, con delicadeza, mis manos agarraron su rostro mientras nuestros labios seguían jugueteando despacio. Se sentía por dentro una sensación extraña, porque a pesar de llevar alcohol en las venas, parecía todo distinto. Como si el tiempo se hubiese drogado y todo a nuestro alrededor estuviera con lentitud. Esa sensación de probar un pequeño chocolate con licor por dentro, no te lo devoras completamente, mordida a mordida lo vas disfrutando. El sabor se va adueñando de tu paladar y al final tienes deseos de muchos más. Así nos encontrábamos justo ahora, observándonos, con deseos de muchísimo más que solo besos húmedos.
Distrajimos nuestras ganas con un poco de música y champan. Ya no podía controlarme. Estaba sentado en uno de los muebles de la terraza muy cómodamente observando como bailaba bajo los efectos del alcohol. Lo obligo a levantarse cuando la canción Thats What I Want comenzó a sonar. Se quedó de pie observándome mientras bailaba a su alrededor. Se dejó llevar, imitaba el rapeo de la canción y juntos saltábamos mientras cantábamos a viva voz.
Tiempo después ambos nos dejamos caer sobre los muebles cómodos de la terraza, estaba justo delante de su cuerpo y sus brazos nuevamente me envolvían. No decíamos mucho, solo se escuchaba el sonido de una ciudad a kilómetros, el viento y dos cuerpos tentándose a quererse en silencio. La canción que se escuchaba en este momento era de melodía suave y una voz masculina fuerte susurraba mientras cantaba. Mis dedos acariciaban su piel mientras la letra de la canción se introducía en mi cabeza lentamente.
"Nobody wants to, nobody wants to.
Nobody wants to wake up alone.
Then we slide into the arms of someone else.
Then we slide into the arms of someone else.
In disguise, we get a little better at controlling ourselves around midnight.
But then we slide into the arms of some, someone else."
Conocer a alguien más después de creer que todo estaba perdido. Después de vivir decepciones, encontrar a alguien que por una vez en la vida no quiera zafarse de tu cuerpo y te haga sentir tan jodidamente bien, es increíble.
Me giro hacia su rostro, llevaba los ojos cerrados y una gran sonrisa. Me quedé unos minutos justo ahí, en su rostro, susurró algunas palabras de la canción y sentí la necesidad de tenerlo. Me acerque con cuidado a sus labios. Por unos segundos se quedó sorprendido, luego una de sus manos se introdujo en mi cabello y nos besamos con muchas más ganas.
Nos acomodamos sin dejar los besos en el enorme sofá en donde estábamos tirado hacia horas antes. Ambos de lado, uno frente al otro, incendiábamos las ganas. Mis manos viajaron por debajo de la tela de su ropa y sentí que le quemaba la piel. Sus besos se quedaban impregnados en mi piel. Sus manos se trasladaron debajo del pequeño vestido, ascendían entre mis muslos y apartando con sus dedos la delgada tela de mis bragas se introdujo dentro de mí.
Agarre su mentón con una de mis manos mientras gemía, a ambos nos impresionó estar tan lista...tan... húmeda. No demoró en introducir dos dentro de mi vagina y con otro dedo presionar un punto demasiado sensible un poco más atrás de esa zona. Su otra mano agarró mi cabello firmemente para dirigir mi mirada hacia la suya y lo bese con fuerza casi a punto de irme.
Seguía con movimientos acelerados, con sensaciones apresuradas hacía que toda mi entrepierna se emparara y me provocara sensaciones fuertes repetidas. Mis manos se deslizaron dentro de su pantalón, agarré su miembro, firme. Comencé a estimularlo. Gemía encima de mis labios interrumpiendo por segundos el beso. Mordía mi labio inferior con suavidad y en ocasiones susurraba "lo siento" cuando apretaba un poco el agarre del gusto. Detuvo sus movimientos cuando aproveché su debilidad, no dejaba de estimularle de arriba abajo su miembro. Se me erizaba la piel mientras contemplaba todo el deseo reflejado en su rostro. Joder, que delicia.
- No pares, por favor.- susurró agitado y sonreí con el corazón a mil por horas.
Sus dedos dentro de mí volvieron a la acción. Ambos nos sincronizamos a la par. Con movimientos coordinados nos satisfacíamos las enormes ganas de declararnos de una vez por todas. De tenernos todos los días. De follarnos con la mirada sin tener que disimular si queríamos. De olvidar las putas inseguridades que nos detenían todo el tiempo.
- Ya casi...- gemí.
Aceleró. Me apresuré para alcanzarlo.
- Yo igual... Joder!.- carraspeó.
Gemimos en voz muy alta justo a la misma vez. Sentí que mi cuerpo entero explotó en millones de pedazos a la misma vez que sentí que algo de su cuerpo descargaba sobre mi mano. Los ojos comenzarón a pesarme. Le escuche reír muy bajo. Agarró mi cuerpo y lo acercó al suyo, dejó un beso en mi cabello y justo ahí se apagó todo por completo. La felicidad tan plena que adueñaba mi interior era tan grande que sentía que no me cabía dentro. Me sentía totalmente cargada de emociones. Me sentía suya
Toda suya....
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