14. Complicaciones.

Me levanto un poco asustada. Me he quedado dormida. La luz entra por las enormes ventanas. Me siento en la alfombra, observo la habitación, no le veo. Paso la mano por mi rostro. Joder, que susto, pensé que me había sucedido algo.

A fuera se escuchan las aves y parece que estoy en un cuento de hadas. La ciudad se ve hermosa, pero me quedo con la imagen de ayer, de la noche poblando Londres. Aclaro mis ojos. Estiro mis manos y siento que he descansado perfectamente. ¿Dónde estará?

- Buenos días..- me asusto un poco. Giro mi cabeza y le veo entrar a la habitación con una bandeja con platos por encima.- ¿Desayuno?

- Con gusto.- sonreí.

Se acercó. Colocó la bandeja entre los dos tomando asiento al otro lado, justo frente a mis ojos.  La bandeja era de plata, llevaba un plato con huevos revueltos, frutas troceadas en otro, un vaso con un líquido púrpura y un clavel rojo. Agarró la flor y sonrío, lo observo. No deja de hacerlo. Analizo un poco sus ojos y me pregunto, ¿qué es lo que está pasando?

- No es tan bonita como la que me has dado tú, pero es una flor…- me río un poco.

Comienzo aprobar lo que me ha traído y con el tenedor agarro un poco de fruta y se lo brindo, se niega y le embarro los labios provocándolo un poco. Sonríe cayendo en la tentación y prueba lo que le doy.

¿Cómo dormiste?.- le pregunté.

- Perfectamente, hace semanas no dormía tan a gusto.- le escucho decir y levanto la mirada nuevamente hacia sus ojos.- Gracias.

- ¿Por qué agradeces?

- Si no hubiese sido por ti no hubiese descansado. Lo necesitaba.

Me quedo de nuevo en sus ojos. Algo en mi interior me dice que habla con sinceridad aunque todo mi cuerpo no quiera aceptarlo. Seguí probando en silencio mi desayuno. Siento calor en mis mejillas y el nerviosismo comenzaba adueñarse de mi ser.

- Dormiste tranquila. Quieta. Sin moverte del lugar.- río a carcajadas.

- ¡Qué milagro!.- me burlo.

- Me extrañó, pero estuve toda la noche pendiente de ti.

Me quedé congelada. ¡Ha estado toda la noche pendiente a mí! ¡Dios! Me quedo nuevamente en su mirada. Agarra un trozo de fruta con las manos y me la arroja, cosa que agarro con la boca rápidamente. Comenzamos a reírnos a viva voz mientras me aplaudía mi victoria. Me observa con mirada cómplice mientras bebía de mi bebida y yo devoraba un poco más mi desayuno.

- Cristian..- me observa.- ¿Te ha dado vergüenza decirme que te pasaste toda la noche observándome?

- No, ¿por qué me daría vergüenza?

Eres un pésimo mentiroso, como puedes mentirme. ¡Te has sonrojado!.- me burlo y coloca el rostro serio. Completamente. Me burlo un poco más.- Anda, admítelo. Te has quedado exaltado por lo hermosa que me veo dormida.

- No te creas tanto, borracha.

- ¡Eh!.- le arrojo un pedazo de fruta y no logra agarrarlo con la boca.

Me burlo, no paro de reírme al ver su cara para poder lograrlo y luego su cara por el fracaso. Me arroja dos pedazos de frutas, agarro una con la boca y la otra con las manos, y declaro trampa por su parte.
Después del desayuno, hemos conversado un poco sentados en la alfombra. Hablábamos de la vida y las vueltas que da, sin mencionar nombres hemos compartido un poco de cada uno sintiéndonos cómodamente juntos.

A las afuera del hotel nos hemos despedido delante del taxi que pidió para mí. Nos observamos. Yo no quería irme. Él, creo que tampoco quería que me marchara. Me adelanté, le abracé muy fuerte y unos segundos más tarde fue que respondió mi abrazo con un poco más de fuerza. Le dije al oído que me había encantado el desayuno y él respondió con un “Ojalá que se repita”. Nos soltamos. Le dejo un beso en la mejilla y me marcho.

Después de una tarde tediosa en el trabajo sin mi jefa pude llegar a casa a las siete con treinta ya que adelanté un poco el trabajo de mañana. Me deshago de mis zapatos en la puerta y de mi bolso en la mesa, abro la nevera y agarro zumo de manzana y bebo un poco. Escucho mi teléfono desde la cocina y al acercarme a la mesa encuentro un mensaje de “Sexy Boy

Sexy Boy: “¿Trabajando?” 7:34 pm.

Le llamo. Quiero escuchar su voz.

- Hola. Hola..- le digo poniendo el alta voz.

- ¿Cómo estás?.- le escucho decir mientras recojo mi cabello.- ¿Cómo te fue en el trabajo?

- Agotador, mi jefa tuvo que hacer un viaje de negocio de imprevisto y tuve que quedarme sola en la oficina.- me quito las bragas y me observo en el espejo. Me siento sexy.- ¿Y qué hizo usted en todo el día?

- Ummm, nada tan entretenido como otras personas, pero no me fue tan mal. Estuve un buen rato metido en la bañera con agua caliente y luego salí a almorzar con unos amigos. Nada tan magnífico.

- Hubiese deseado yo estar metida en una bañera con agua caliente y salir a almorzar con amigos, no protestes.- dije justo antes de meterme en la regadera.

- Penélope, déjame preguntarte, por alguna casualidad, ¿estás en el baño?

Río. “Me encuentro desnuda. ¿Quieres hacer una videollamada?”, me hubiese gustado decirle, pero me contuve.

- Esa risa me suena a que estás desnuda, que maldita eres pelirroja..- le escucho decir y vuelvo a reír.

- ¿Y qué haces tú?

- Yo, estoy sentado frente a la ventana. Llevo en las manos una copa el mismo vino que probé ayer, por primera vez, al lado de una persona especial y observando la ciudad. Nada mejor que hacer.

¿Ha dicho Persona Especial? Soy una persona especial para él. Quisiera estar ahí,  con él. Nuevamente con su compañía. Con el vino. Con la ciudad a nuestros pies. Dispuesta a, nuevamente quedarme rendida solo para que me acaricie como lo hizo.

- ¿Y qué crees?.- le pregunto terminando con el jabón y encendiendo la ducha otra vez.

- ¿Sobre qué?

- Sobre la vista, ¿cómo se ve ahora la ciudad? ¿La habitación?

- Vacía…- nos quedamos en silencio.- La ciudad siempre me apreció un poco sola, pero anoche…Joder, anoche estaba todo perfecto. Le dabas un toque especial.

Volvió el silencio. Tomé asiento en el borde de mi cama un poco distraída, estaba envuelta en la toalla, me quedo pensando en lo que ha dicho. Confusa. Después de todo también estoy sola. Lo estamos. Anoche fue un poco raro todo. Tan a gusto. Tan único. Tan….no sé cómo explicarlo.

- Me ha gustado lo que ha sucedido esta mañana.- le dije aún sentada en la cama perdida en mis pensamientos.

- Podemos volver a quedar cuando desees.

- Me encantaría.- me levanté, caminé hacia el armario y mientras buscaba mi pijama rosa bromee:- ¿Acaso me estás invitando a dormir contigo?

Lo escuché reír y disfruté en silencio deseando tenerlo de frente.

- Solo pedí lo que estabas insinuando.

- ¿Insinuando? Yo no insinúo.- me río un poco y él se contagia.- Aunque no me desagrada dormir contigo.

- ¿No te desagrada?.- río en voz baja.- Eres una, muy mala, persona.

Exploto de la risa. Es imposible no ser feliz a su lado. Es inevitable.

Me preparo de cenar. Me siento en la mesa, en compañía de su voz y de sus palabras. Me escucha, pendiente de mí. Me ha preguntado que a dónde me gustaría ir cuando obtenga mis vacaciones, y le dicho varios países. Paris. Australia. Berlín. Canadá.

- ¿Y Estados Unidos?.- me pregunta. Me quedo quieta sentada sobre el sofá.

No sé que responder. Estados Unidos sostiene para mí muchos recuerdos, y una persona de la que me gustaría olvidarme.

- Por tu silencio puedo adivinar que justo en Estados Unidos se encuentra alguien al que no estás preparada para volver a ver.

¿Cómo es que ha dado en clavo? ¿Es tan obvio? Pienso un poco. Después de todo no debo porque esconderle nada.

- Allí se encuentra una persona que, es cierto, no estoy preparada para verle de nuevo.

- ¿Te gustan las fotografías?

Me río un poco. Que facilidad tiene para cambiar de tema.

- Gracias.- le digo aún con una sonrisa.

- ¿Por qué?

- Por cambiar de tema.

- Ahh, siempre será un honor.

Reímos los dos.

- Sí, aunque no salgo muy bien en ellas.- río.- Soy fea de los cojones. Prefiero ver a los demás.

- ¿Por qué dices eso?

- No nací para eso.- termino diciendo.

- No entiendo nada de lo que me dices.- le escucho servirse alguna bebida y estoy segura que es vino.- ¿Me puedes explicar por qué dices tales cosas?

- Para ser modelo se necesita arte. Se nace con eso. Hay que tener espíritu para hacerlo, y mi espíritu, precisamente no es para sentarme frente a un montón de personas y posar.- lo pienso un poco.- Que va, mientras más lo pienso más lejano lo veo.

Le escucho reírse a carajadas. Se burla de mí.

- Te complicas mucho la vida.

- ¿Eso crees?

- Sí, te la complicas demasiado..- nos reímos juntos.- Eres una linda complicación, y eso, gusta.

Creo que si me das dos días más escuchándote decir cursilerías, me enamoro perdidamente.

- ¿De quién?.- se burla.

- De un bobo que le encuentra cierto placer a posar frente a una cámara.

Me burlo. Le escucho reír nuevamente. Lo hace tan cómodo que se me queda grabado en la mente. El sonido de su risa. Cierro los ojos y es como si le estuviera viendo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top