La oxitocina y el miedo


La oxitocina y el miedo

La oxitocina nos ayuda a sentir menos miedo ante determinadas situaciones. Esto es gracias a que la hormona inhibe los sectores del cerebro relacionados con el temor. Este descubrimiento advierte sobre la potencialidad de esta hormona para tratar trastornos de ansiedad y fobias.

Pero la oxitocina resulta no ser tan buena como creíamos inicialmente. Un pequeño estudio científico sostiene que induce a las personas a decir mentiras.

[...]

—Emilia, llevas viendo ese ramo más de media hora, ¿Qué te sucede? —la llamó su novio que ya llevaba varios días viéndola así  de distraída.

—No me sucede nada malo, solo, ¿crees que le tengo fobia al compromiso?

—Ay, Emi, si lo dices por lo de tu tía ya sabes mi opinión al respecto... yo voy a estar listo cuando tú lo estés.

—No es eso, es que, ¿no fue demasiada casualidad que Ámbar me diera el ramo exclusivamente a mí?

—Amor, Simón y Ámbar se casaron hace casi una semana, la rubia estaba apurada y justamente te dio el ramo a ti porque eres su cuñada...

—Pero-

—Pero nada —el italiano haló a la mexicana de la cintura y la hizo sentarse en sus piernas, luego compartieron un delicioso y sosegado beso—. ¿Qué es a lo que le tienes miedo?

—Pues, no es como un miedo pero, Matt, solo hay que mirar a nuestro alrededor, de nuestro círculo todos están casados o con hijos, ¿eso no te dice algo?

—Pues sí, me dice que no debo tener apuro en ninguna de las dos cosas, yo tengo un sueño que cumplir junto a ti: un restaurante, muy exclusivo, romántico, al aire libre...

—Con vista al mar y cocina internacional, Stand-up comedy, un área para los niños... —sonrió la rubia dejando un beso en la mejilla de su novio, pero la palabra niños se quedó grabada en su mente.

[...]

—Simón Álvarez, si no me devuelves mi celular en los próximos 5 minutos no te diré los resultados de la prueba de embarazo.

Calma pueblo, solo quería ver la conversación con Emilia, esa mujer ya no me cuenta nada —comentó el mexicano dejando cuidadosamente el teléfono de su esposa sobre la cama, mientras ella sostenía una prueba casera en sus manos—. ¿Y...?

—Bueno, si ya no te cuenta nada yo no puedo intervenir, ella es mi cuñada y debo mantener su privacidad bajo lave —replicó Ámbar con una sonrisa de suficiencia, para hacer desesperar a Simón—. A lo que iba, yo no te quería decepcionar pero... —comenzó la rubia para apagar toda esperanza en su hombre—. ¡Felicidades futuro papá!

Ella comenzó a saltar sobre la cama mientras se reía de la cara de póker que hacía su esposo aun procesando la información.

—Con que muy juguetona, eh, ya verás cómo me voy a desquitar —respondió el halándola de uno de los pies y haciendo que ella cayera sobre la cama, seguidamente él se subió encima de ella y comenzó a hacerle cosquillas para terminar entre besos y uno que otro mordisco con intenciones lascivas—. Sabes que te amo, ¿no?

—Pues, me lo dices todo el tiempo, pero yo aún no me lo creo, es como que el mensaje llega pero no se procesa —todo sea por molestarlo...

—Lliguipiri ni si pricisi—bromeó él deshaciéndose de su camisa y volviendo a subirse encima de ella, obvio sin aplastarla—. Vamos a ver si no se procesa, y bebé, cierra los ojitos, aun eres menor de edad para que veas esta clase de contenido.

Habló a su pancita, haciéndola reír por su ocurrencia.

[...]

— ¿Qué es el calostro? —preguntó Pedro extrañado.Viendo a su hijo jugar con una sonaja que le regaló su tía.

Calor en el rostro—replicó Ramiro con una sonrisita burlona, ganándose un zape por parte de la madrina de su hija—. ¡Yam, Delfina me está golpeando...!

—No y debería darte otro yo, para que seas tan ignorante, tú —se quejó su esposa—. El calostro son los nutrientes y las defensas transmitidas al bebé después de que nace, a través de la primera lactancia materna; no me pregunten de donde lo sé. Pero en fin, ¿adivinan que le compré a Valeria?

—Amor, conociéndote le compraste un traje de pista o algún deportivo de juguete.

—Pues no, algo mucho mejor —destapó la sábana y los presentes se encontraron con un MUY peculiar juguete.

—De ninguna manera, ¿le compraste una mini moto? —chilló Delfina emocionada—. ¿Y es a combustible? No, te pasas Yam, ese regalo supera todos los habidos y por haber.

—Muy linda la motito rosa y todo, Delfi y yo le compraremos protección y un casco —sugirió Pedro con una sonrisa en el rostro, evitando a toda costa que su hijo se llevara la sonaja a la boca, puesto que ya se le había caído 4 veces.

—Yamila, un buen esposo te diría que te has vuelto loca y que no te dejará subir a su hija en ese esperpento.

—Claro, no es para ahorita, Valeria ni siquiera camina, es para cuando tenga 4 años —se excusó la rubia sintiéndose vulnerable.

—Pero no me dejaste terminar. Como yo no soy un buen esposo te diré solo una cosa, ¡¿por qué no me compraste una a mí también?!¿Te imaginas a mi princesa y a su papi vestido con un traje de carreras a juego? ¡Seríamos la envidia de las niñas de su edad!

[...]

—No puedo creer que ya tan solo falten unos días para nuestra graduación, pero si el tiempo se pasa volando...

—Sí, y yo te tengo un regalo muy, muy grande —respondió su novio trenzando su largo cabello, Emilia solo sonreía disfrutando aquello que la ayudaba a dormir, que le hicieran cariñitos en el pelo era como una droga para ella.

—Ah, ¿sí? ¿Qué es? —preguntó.

—Sabes que soy malo para las sorpresas pero, ¿Fiji, te dice algo? —Emilia se volteó hacia Matteo quien ya casi terminaba la trenza, el italiano hizo una mueca de frustración al ver su cabello desordenado.

—Matteo.

—Emilia.

—Balsano.

—Mansfield.

—No hablas en serio.

—Ah, ¿quieres que te muestre los boletos acaso?

—Matthew...

—2 semanas de vacaciones para nosotros dos,solos.

—Es que, no lo puedo creer, ¿en cuánto tiempo planeaste todo? Si pasas casi todo el día conmigo y, ¿cómo le hiciste wey? Eres brujo o algo así, ¡dime la verdad!

—O estás muy nerviosa o estás vomitando una sopa de palabras, si, Emilia, si es verdad, ¡nos vamos a Fiji!

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