4.

3 SEMANAS DESPUÉS.

Taemin estaba profundamente decepcionado de Minho. Después de todas las llamadas que le había hecho, ninguna fue devuelta. Siempre pasaba lo mismo cuando pensaba que, por fin, tendría un amigo fuera del internado. Por alguna razón, con el tiempo, la amistad no se consolidaba y nunca volvía a ver al chico o a la chica en cuestión. Había perdido la esperanza con aquel hombre de sonrisa carismática. Tal vez no estaba destinado a que lo quisieran, aunque fuera solo un poquito.

Era 18 de julio y el día amaneció espléndido. La Hermana Yori fue hasta el dormitorio de Taemin para desearle un feliz cumpleaños.

—¡Taem, pequeño! ¡Muchas felicidades! —exclamó mientras le daba un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, además de un pequeño regalo—. Mira, te compré algo que sé que te va a gustar mucho.

—Hermana, no tenía que hacerlo, usted siempre nos malacostumbra con tanto cariño —respondió Taemin con una sonrisa tímida.

—Nah, ustedes son mi familia, y me encanta ver sus caritas de felicidad cuando reciben algo que desean mucho.

—Muchas gracias, la quiero mucho. Es usted muy buena.

Taemin abrió su obsequio: eran un par de aretes para sus orejas. Ahora que cumplía 18 años, por fin podría hacerse las perforaciones. La Madre Corazón ya le había dado permiso.

—¡Taem! Vamos al comedor, hay una sorpresa más para ti —dijo la Hermana Yori, tomándolo de la mano con una sonrisa pícara.

—¿Otra? ¡Ohhh!

Salieron ambos rumbo al comedor, donde algo muy especial lo esperaba. Todos sus compañeros ya estaban sentados en sus lugares, pero esta vez las mesas lucían distintas, adornadas con grandes cantidades de comida. Todos esperaban la llegada de Taemin para empezar el desayuno. Cuando entró, los gritos y aplausos no se hicieron esperar.

—¡FELICIDADES, TAEM! —corearon mientras aplaudían con entusiasmo.

Taemin, avergonzado, se acercó a su lugar con una enorme sonrisa que reflejaba lo agradecido que se sentía. Todos lo estimaban mucho; él era uno de los consentidos, el chico que nunca se metía en problemas y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara.

Se sentó y disfrutó de los deliciosos alimentos que le sirvieron. Notó que había unos meseros atendiendo.

—Oye, Kai, ¿y esas personas? —preguntó Taemin, extrañado.

—La hermana Esperanza dijo que las mandó un benefactor importante, especialmente para ayudar a festejar tu cumpleaños. ¡Y la comida también! Taem, deberías cumplir años todos los sábados —bromeó Kai—. ¡Así podríamos disfrutar de esto más seguido!

—¡Jajajajaja! Estás loco.

La risa de Taemin, sin embargo, era más bien nerviosa. En ese momento, entendió que todo aquello lo había organizado Minho. Pero también sintió una punzada de tristeza porque él no estaba presente.

"Lo sabías desde el principio, Taemin... siempre es así. Él es importante, y su familia nunca permitirá que tengan una amistad real." —Los pensamientos amargos lo inundaron—. "Seguramente Seung ya le contó todo y ahora no sabe cómo alejarse de ti, por eso te ofreció esto, como una despedida disfrazada."

Unas lágrimas discretas rodaron por sus mejillas. Tuvo que fingir que eran de felicidad por la bonita sorpresa. La fiesta continuó, y organizaron algunos juegos en los jardines, con premios para los demás chicos. Todos se divirtieron. Al final, le llevaron su pastel con las velas. Taemin pidió un deseo y sopló con fuerza para apagarlas.

Cuando la celebración terminó, ya eran las dos de la tarde. Todos ayudaron a recoger, y Taemin escribió una nota de agradecimiento para Minho, que entregó a una de las empleadas.

—Señorita Kim, por favor, encárguese de que esta carta llegue a Minho. No se la dé a nadie más, ¿puedo confiar en usted?

—Claro que sí, jovencito Taem. Se la entregaré de inmediato.

La chica salió enseguida, y Taemin quedó pensando que, seguramente, irían a informarle a Minho cómo había salido todo el día y si todo había sido como él lo pidió.

Se dirigía a su habitación para descansar cuando la Hermana Yori lo detuvo en el pasillo.

—¡Alto ahí, jovencito! —dijo, sonriendo—. Eres un chico de 18 años con mucha suerte. Ve por tu chamarra, tienes una invitación para ir al lago del Parque Songapa Nara. Habrá una competencia de barcos de papel.

Taemin, emocionado, obedeció y fue a su habitación por sus cosas. Pensó que sería Kai quien lo esperaba para divertirse. Pero cuando salió a la calle, la sorpresa fue mayúscula: frente a él estaba el Mercedes de Minho, y él mismo, tan guapo y seguro de sí, lo esperaba junto a la puerta del coche.

El estómago de Taemin dio un vuelco, y su corazón latía frenéticamente. Apenas pudo susurrar:

—¡Minho!...

Minho se acercó y lo envolvió en un apretado abrazo.

—Feliz cumpleaños, mi niño.

—Ppe... ¿pero qué... tú...?

—Taem, ¿me harías el honor de salir conmigo? —preguntó Minho, sonriendo.

Taemin, sin poder coordinar sus palabras, simplemente asintió con la cabeza. No quería arruinar el momento. Minho lo tomó de la mano y lo ayudó a subir al auto. Una vez dentro, Choi le pidió al chofer que los llevara a su destino.

Durante el trayecto, Taemin no dijo nada. Sentía como si fuera la primera vez que estaba con Minho. Las emociones que lo embargaban eran tan intensas como nunca antes había sentido. Sin embargo, también estaba nervioso. Apenas caía en cuenta de que había aceptado una cita. ¿Y si una cita significaba algo más que ser amigos? ¿O estaba equivocado? Su mente era un completo caos.

  "¿Taemin, en qué te metiste? Esto es lo que habías estado deseando desde hace mucho. Deja de pensar tanto y permite que la vida te recompense con este día que empezó maravillosamente, gracias a este guapo hombre."

—Taem, quiero pedirte disculpas por no haber contestado tus llamadas ni haber ido a visitarte como te lo prometí. Pero te confieso que tenía miedo de que me rechazaras.

—¿De qué hablas, Minho?

—Yo... yo soy demasiado viejo para ti. Tal vez prefieras tener amistad con chicos de tu edad.

"¿Amistad? ¡Ah! No es una cita romántica, es una cita de amigos. ¡Ves! Todo lo enredas, tonto."

—¡No, no digas eso! Me siento muy bien contigo. Me gusta nuestra conversación, es interesante y llena de anécdotas que me van a servir mucho. Además, no estás tan viejo.

—¿"Tan"? ¡Gracias! —contestó Minho con ironía.

"¡Eres un torpe, ya lo insultaste!"

—¡Nooo! No quise decir eso. Me refería a que la diferencia de edades no es mucha. Además, acuérdate de que ya soy mayor... hoy cumplí 18.

—¡Oh, sí, el señor Taem! —sonrió Minho.

—Ya en serio, por eso me atreví a invitarte hoy. No era correcto que me vieran con un menor, la gente podría hablar y molestarte.

La conversación fue interrumpida por el chofer, Kyu.

—Señor, hemos llegado.

—Kyu, ven por nosotros en cuatro horas.

—Sí, señor. Diviértanse. Joven Taem, felicidades.

Taemin agradeció con una reverencia y una gran sonrisa, luego se dirigieron al lugar donde se llevaba a cabo la competencia de barcos de papel.

De inmediato se inscribieron para participar en el concurso. Harían un barco entre los dos. Taemin estaba muy feliz, más que por construir el barco, por tener a Minho a su lado, ese hombre que ahora parecía un niño junto a él.

—¡Jajajaja!

Las carcajadas de ambos se escuchaban a pesar de la gran cantidad de personas reunidas en el lugar. Minho había colocado papeles de colores en el cabello de Taemin a modo de adorno. Al final, terminaron su barco y lo llevaron al lago para que navegara, pero no tuvieron mucha suerte; terminó deshaciéndose, como muchos otros. El ganador fue un ex corredor de Fórmula 1, quien, debido a un accidente, ahora estaba en silla de ruedas.

 A Taemin le dio gusto que ese chico se llevara el premio, pues junto con otro chico de cabellera cobriza se tomaron muy en serio la competencia, tanto así que hicieron varios modelos. También observó cómo se demostraban tanto amor.

"¡Qué bonita pareja!" —pensó—. "Ojalá algún día yo pueda estar así."

—¿Taem, te gustaría subir a una lancha? —preguntó Minho.

—¡SÍÍÍ! Siempre he querido hacerlo.

—Vamos entonces.

Subieron y Minho pudo hacer el recorrido de ida y vuelta sin necesidad de que Taemin remara.

—¡Wow, Min! Eres muy fuerte. Tienes unos brazos musculosos.

Minho sonrió por el cumplido.

—¿De verdad te lo parece?

—¡OH, SÍ! —contestó Taemin entusiasmado.

—¿Tienes hambre, mi niño?

—Solo un poco. Me gustaría comer una hamburguesa.

—Hamburguesa será.

Durante la comida, Taemin agradeció a Minho todo lo que organizó para festejarlo.

—De verdad, Min, yo jamás había tenido una fiesta así como la de hoy. Lo único malo fue que no estuviste en el internado.

—No tienes idea de lo que tuve que aguantar al no haber asistido, pero era lo correcto.

—Taem, yo no quiero seguir siendo tu amigo.

Taemin se puso triste y sintió una punzada en el corazón.

—Entiendo, Min. Seguro tienes cosas más importantes que hacer. Yo, en cambio, soy tan...

—Taem, ¿de qué hablas? Dije que no quiero ser tu amigo porque quiero que seamos algo más.

—¿Algo más? ¿Te refieres a algo como...?

El corazón de Taemin comenzó a acelerarse; parecía un motor a punto de salirse de su lugar.

—Bueno, yo pensaba en algo así como novios —mencionó Minho.

—Min, ¿estás hablando en serio? ¿No te daría pena que te vieran conmigo?

—Jamás, mi niño.

Los largos brazos de Minho atraparon el cuello de Taemin, quedando sus rostros a centímetros de distancia. Podían oír sus respiraciones y sentir el calor que emanaba de ellas. Taemin no se atrevía a hablar, por miedo a que el encanto se desvaneciera.

—Tienes un rostro hermoso.

Minho lo acarició con suavidad, como si tuviese miedo de que se rompiera. Las mejillas sonrojadas de Taemin y el brillo en su mirada lo hacían aún más tierno.

 El beso llegó así sin más, sin tanto preámbulo era delicado y sensual al mismo tiempo. Sus lenguas se estaban conociendo y lo disfrutaban, ambos sentían todo su cuerpo temblar, estaban nerviosos porque no sabían como actuar. Taemin era un adolescente y Minho un adulto, para cada uno era nuevo en lo que les estaba sucediendo. Pero no había mayor explicación. Esto era amor a primera vista.

CONTINUARÁ...

😍❤🎂🥳😍❤🎂🥳😍

 Tuvimos Cameo.

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