15.

 —¿Café? —Minho sostenía una taza con el líquido humeante.

—Sí, gracias —contestó Taemin.

Ya se habían bañado y ahora estaban en la cocina, tomando el desayuno que Minho había pedido a domicilio. Él no cocinaba nada.

—Espero que te guste. Escogí varios platillos.

—Min, es demasiada comida. No podremos comer todo esto. Es malo desperdiciar alimentos, hay muchas personas allá afuera que no tienen la suerte que nosotros.

—No te enojes, mi niño. Lo que sobre lo meteremos en el refrigerador y lo comeremos durante todo el fin de semana, porque ya no te vas a ir de aquí. Me dijiste que vivirías conmigo, ¿lo recuerdas?

—Claro que lo recuerdo, y me parece bien lo que dices. Nos acabaremos todo en estos dos días. Además, acabo de darme cuenta de que hacer el amor me da mucha hambre. Así que seguro tendremos que pedir más platillos.

—Jajajajaja. Yo estaba pensando lo mismo.

Cuando quedaron satisfechos, guardaron lo que sobró en unos recipientes y luego fueron a lavarse los dientes. Ambos eran obsesivos con el cuidado de su boca. Después se sentaron en el sillón de la sala, el momento había llegado.

—Ahora sí, ¿qué es lo que tienes que decirme?

—Min, no estoy seguro de que sea verdad, pero escuché a unas chicas hablar sobre una multa que tendrán que pagar por incumplimiento de un contrato en Japón. Ellas dijeron que, de ser así, la empresa se iría a la quiebra. ¿Sabes algo de eso?

—No, pero quizás solo son chismes de café. A los empleados les gusta inventar cosas. Mi padre me lo habría dicho, no veo por qué ocultarme algo tan delicado. De todos modos, se lo preguntaré el lunes.

—Min, no creo que sean habladurías sin sentido. Ayer tuve un mal encuentro con Seung, y me dejó claro que tu padre y él solo estaban esperando a que nosotros tuviéramos relaciones para que se te "quitaran las cosquillas". Ya te tienen una candidata para que sea tu prometida. Y sonó como alguien de mucho dinero. Te necesitan para recapitalizar la constructora.

Minho se levantó de un salto y apretó los puños con fuerza.

—Lo sabía... ¡Tanta maldita amabilidad y complacencia con nuestra relación fue una farsa! Dime, ¿ese desgraciado se atrevió a tocarte? Porque si lo hizo, lo mato.

—No, Min, no me hizo nada, solo me amenazó —mintió.

—¿Te amenazó?

—Me ordenó alejarme de ti. Y si no lo hago, van a acusar a Madre Corazón y a las hermanas de fraude. Asegura que tiene pruebas para hacer que las metan en la cárcel.

—Es un ser despreciable. No entiendo cómo podemos ser hermanos de sangre. Somos tan diferentes...

—Disculpa lo que voy a decir, Min, pero él es como tu papá. Y tú te pareces a mamá Victoria.

—No tienes nada que disculparme, solo estás diciendo la verdad. Por lo pronto, hay que averiguar qué tiene para decir eso de las monjitas. Tengo un amigo que nos puede ayudar; tiene un despacho dedicado a realizar auditorías particulares. Voy a pedirle que vaya directamente al internado y revise los libros de contabilidad.

—Gracias, Min. Tenía miedo de decirte todo esto, pensé que no me ibas a creer.

—Mi niño, jamás dudaría de ti. Y por favor, nunca dejes de confiar en mí. Quiero que me cuentes absolutamente todo lo que suceda, especialmente si están involucrados ellos dos. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —respondió Taemin.

Sellaron esa promesa con un beso suave y cálido. Todo el fin de semana se la pasaron enredados en las sabanas, haciendo el amor. Ninguno podía tener suficiente, se estaban conociendo tan íntimamente que era imposible parar. Era como en una luna de miel, amar, comer, y disfrutar al máximo sus cuerpos deseosos y ardientes.

------------

 El amigo de Minho fue el domingo muy temprano al internado y revisó la situación fiscal del lugar.

—¿Tan malo es Jinki?

—Sí, Minho, parece que alguien con mucha experiencia tuvo acceso a esos registros y los arregló tanto que, en una auditoría, las monjitas podrían ser acusadas de fraude. Si pudieras averiguar quién fue, sería genial. Necesitarás a alguien muy bueno en sistemas, casi un hacker que nos ayude a rastrearlo.

—Creo que tengo a la persona indicada. Déjame decirle que venga.

Minho llamó a Taemin.

—Taem, ¿puedes subir un momento a mi oficina?

—Enseguida, Min.

Pasaron cinco minutos y Taemin llegó.

—Hola, ¿puedo pasar?

Jinki, que estaba sentado, se levantó de inmediato para saludar al hermoso chico que acababa de llegar.

—¡Hola, pasa!

A Minho no le agradó mucho la reacción de Jinki; fue demasiado obvio su interés por su "niño".

—Jinki, ya puedes soltarle la mano a MI NOVIO —dijo Minho apretando la mandíbula.

—¿Tu... tu novio? ¡Oh! Lo siento, no lo sabía, Minho.

—Claro que no lo sabías, porque no te lo he dicho. Él es Lee Taemin, mi hermoso novio. Taem, él es mi amigo Lee Jinki; nos va a ayudar con el problema del internado.

Ambos, ya apenados por los celos de Minho, asintieron con una reverencia. Taemin, para aliviar la tensión de su novio, se movió ligeramente.

—¡Qué bueno! —exclamó Taemin con una sonrisa.

—Siéntense —pidió Minho, y lo hicieron. Luego, entre él y Jinki, le explicaron a Taemin el problema en el que estaban metidas las monjitas y lo que se tenía que hacer.

—Min, yo puedo hacer eso. Puedo entrar desde la computadora del internado y ver a dónde está llegando la información.

Los ojos de Minho se ensancharon de orgullo.

—¿Ves, Jinki? Te dije que tenía a la persona correcta. Mi novio es muy inteligente con las computadoras.

—Taem, ahora mismo Jinki irá contigo al internado. Enséñale lo bueno que eres con esas máquinas.

Taemin sonrió, algo avergonzado.

—Ah, Jinki... ten mucho cuidado, es lo más preciado en mi vida.

¿Advertencia, broma o qué? Jinki no pensaba averiguarlo.

—No te preocupes, Minho. En cuanto tengamos algo, te informamos enseguida.

Se despidieron y, de inmediato, Minho se dirigió a la oficina de su padre. Quería saber acerca de esa multa que la empresa debía pagar.

Entró a la oficina de su padre después de ser anunciado. Su hermano también estaba allí, lo cual era bueno; así hablaría con ambos.

—Papá, ¿me puedes explicar qué significa eso de que tenemos que pagar por el retraso en la construcción del puente en Japón? ¿Quién firmó esa idiotez?

—Cállate, Minho. No te permito que vengas a decirme cómo manejar mis negocios. Te recuerdo que sigo siendo el director y dueño.

—No, papá, eres uno de los dueños. Yo te recuerdo que mamá tiene la mitad de todo, y ella me ha pedido que investigue qué está pasando. Hay rumores de que podríamos estar en serios problemas si nos hacen pagar.

—¿Hermanito, de verdad estás tan preocupado por la constructora?

—Cierra el pico, Seung. Ya hablaré contigo después. Sé que amenazaste a Taem.

—¡Uy! No pensé que mi cuñadito fuera tan maricón. La niña corrió a los brazos de su noviecito.

Minho se abalanzó de inmediato sobre su hermano, tomándolo de las solapas.

—Imbécil, no te permito que te refieras así de Taem.

—Jajajaja, suéltame, estúpido chupa pollas.

Ambos empezaron a forcejear, chocando contra algunos muebles de la oficina. Byung los observaba con total desagrado; esa actitud lo molestaba profundamente. Soltó un fuerte golpe sobre el escritorio para calmar la situación.

¡PLAM!

—¡Con un demonio! Dejen de comportarse como un par de salvajes. Son los subdirectores de la empresa, no unos payasos de circo.

Se soltaron, pero sus miradas seguían llenas de odio. Trataron de acomodar sus trajes maltrechos. A Seung se le descosió una solapa, y Minho perdió dos botones de su camisa.

El viejo, astutamente, los obligó a darse la mano en señal de paz. No podía permitir que sus planes se desmoronaran por un simple pleito de pantalones. Tenía que seguir fingiendo que estaba de acuerdo con el noviazgo de Minho y Taemin. Faltaba poco para asestar su golpe, y nada lo iba a impedir. Absolutamente nada.

CONTINUARÁ...

😳😬😱😳😬😱

Gracias por leer, comentar y votar. 







-

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top