Capítulo 6
Al día siguiente, me sumergí en la rutina de la casa. El día empezó temprano, como de costumbre, y con Seth en casa, la alacena no duraba mucho llena. Así que, después de un desayuno rápido, decidí ir al supermercado para reabastecer. Mi mamá siempre decía que mantener a dos lobos bajo un mismo techo era una misión imposible, especialmente cuando el hambre era algo constante.
Llenar el carrito no era difícil, ya conocía de memoria todo lo que Seth y yo necesitábamos. No es que me molestara hacerme cargo de las compras o de ayudar en la casa, pero de alguna manera, esos pequeños momentos eran los que me recordaban lo que había cambiado desde que papá murió. Mamá había hecho un gran trabajo tomando su lugar en el consejo de la tribu, y aunque a veces me daba un poco de culpa verla tan sola, Seth y yo intentábamos ayudar lo más que podíamos.
A medida que avanzaba por los pasillos, me encontraba pensando en Seth. Estaba tan orgullosa de él. A sus veinticuatro años, estaba por graduarse de Medicina Veterinaria, una carrera que realmente le apasionaba. Ya casi terminaba su tesina, y pronto empezaría a trabajar en lo que siempre había soñado: ayudar tanto a los animales domésticos como a la fauna salvaje. Sabía que sus pasantías habían sido intensas, pero él nunca se quejaba. Era fuerte, determinado, y verlo tan cerca de cumplir sus metas me llenaba de orgullo.
Sin embargo, la realidad era que una vez que Seth se graduara y comenzara su vida, mi mamá quedaría más sola que nunca. Yo, por mi parte, probablemente no pasaría mucho tiempo en casa. Con Nylion en mi vida, todo estaba a punto de cambiar. Quizás lo que había ahorrado hasta ahora podría dárselo a mamá como una pequeña manutención, algo que la ayudara cuando yo ya no estuviera aquí tan seguido. Después de todo, ¿de qué me serviría el dinero humano viviendo en el bosque junto a Nylion?
Suspiré, sacudiendo esos pensamientos mientras revisaba mi lista de compras. No podía dejarme llevar demasiado por lo que vendría, al menos no hasta que tomara la decisión de decirle todo a Seth. Justo cuando agarraba una caja de cereales, el celular en mi bolsillo vibró, interrumpiendo mis pensamientos.
Jacob.
Saqué el teléfono y leí el mensaje.
"Buen día, Leah. Hoy papá fue a hablar con Embry por lo de su imprimación, dijo algo de que también debía guiar a Tiffany en esto. Me imagino por lo de la misma decisión que Paul debió tomar, digo lo de renunciar a su vida humana para vivir como lobo salvaje. En fin, eso nomás te quería avisar. Para que estés enterada de los movimientos de los viejos, debes estar atenta, parece que empiezan a sospechar de algo, en especial Paul."
Los viejos. Eso me hizo detenerme por completo. Sabía que el tema de las imprimaciones siempre despertaba sospechas entre los líderes de la tribu, y ahora, con la historia de Embry y Tiffany, parecía que estaban prestando más atención a lo que hacíamos, especialmente Paul. Paul había sido siempre un lobo sobreprotector desde su imprimación con Amore, y cualquier cosa que se sintiera fuera de lugar lo ponía en alerta. Si él comenzaba a sospechar de algo sobre Nylion y yo, entonces el resto de la manada también lo haría tarde o temprano.
Maldije por lo bajo. Esto era lo que menos quería: que los demás se metieran antes de que yo tuviera la oportunidad de hablar con Seth. Seth.... De repente, todo volvió a girar en torno a él. Si alguien en la manada se enteraba de mi imprimación antes que él, se sentiría traicionado. No podía dejar que eso ocurriera. Y, por si fuera poco, Seth tenía la costumbre de hablar de más cuando estaba emocionado o nervioso, lo que lo convertía en un peligro sin quererlo. Tendría que decirle yo misma antes de que la situación se nos fuera de las manos.
Me detuve en seco en medio del pasillo, los estantes de productos olvidados a mi alrededor mientras absorbía el peso de la situación. Tenía que hacerlo hoy, no podía seguir posponiéndolo. No quería que Seth se enterara de la peor manera, por terceros o rumores. Y mucho menos quería que la manada se involucrara antes de que todo estuviera claro entre nosotros.
Con el celular aún en la mano, respondí el mensaje de Jacob.
"Gracias por ponerme al tanto, Jake. Ya es hora de hablar con Seth. Hoy mismo lo hago."
Guardé el teléfono en mi bolsillo, decidida. Era momento de enfrentar lo inevitable.
Mi teléfono vibró de nuevo antes de que pudiera guardarlo por completo. Jacob había respondido. Sentí un nudo en el estómago, nerviosa por lo que podría decirme. Miré la pantalla, ansiosa.
"Lo haremos juntos. Recuerda, Leah, no estás sola en esto."
Me quedé mirando las palabras por un momento. Algo en su mensaje me dio una calma que no había sentido en días. No estás sola en esto. Jake siempre había tenido esa capacidad de tranquilizarme, de hacerme sentir que las cosas, por más complicadas que parecieran, se podían manejar si él estaba a mi lado. Lo había olvidado por un tiempo, perdida en mis propios problemas y preocupaciones, pero ahí estaba él, recordándome que no tenía que llevar este peso sola.
Suspiré profundamente, dejando que esa sensación de alivio me inundara por unos segundos. Aun así, la ansiedad no desaparecía por completo. Sabía que Seth no lo tomaría mal, pero la verdad era que, en el fondo, tenía miedo de que algo se desmoronara entre nosotros. Seth siempre había sido mi punto de apoyo, mi única constante en este caos. Contárselo significaba poner nuestra relación a prueba, y eso me aterraba.
Jacob no lo mencionaba, pero ambos sabíamos lo complicado que sería. Seth había crecido entre nosotros, había visto el dolor y las complicaciones de las imprimaciones, pero siempre había permanecido fuera de esa realidad. Ahora, al revelarle esto, lo estaba arrastrando directamente al centro de todo.
Justo cuando me perdía en mis pensamientos de nuevo, el teléfono vibró otra vez, sacándome de mi ensimismamiento.
"He estado pensando... Seth se merece escuchar esto de la mejor manera posible. Lo reuniré esta noche en el cobertizo. Ven a la medianoche. Papá estará completamente dormido para entonces, y será un buen lugar para hablar sin interrupciones."
Cerré los ojos, dejando que otro suspiro escapara de mis labios. Jacob había pensado en todo, como siempre. La idea de enfrentarlo en ese cobertizo, nuestro refugio, me daba algo de seguridad. Allí, alejados del ruido y de las miradas curiosas, podría decirle la verdad sin que Seth se sintiera presionado o atrapado. Además, tener a Jacob a mi lado sería un apoyo invaluable. Era mejor hacerlo en la intimidad de nuestra pequeña manada, lejos de oídos ajenos.
Tecleé una respuesta rápidamente.
"Gracias, Jake. Estaré allí."
El peso de la decisión ya estaba sobre mí, pero al menos ahora tenía un plan. Terminé de llenar el carrito de compras y me dirigí a la caja. Mientras las máquinas pitaban y los productos pasaban uno tras otro, mi mente ya no estaba en la rutina del supermercado. Todo estaba centrado en lo que vendría esa noche.
La caminata de regreso a casa se sintió interminable, como si el tiempo se arrastrara a propósito, dándome más espacio para pensar en cada detalle. Seth no se lo esperaba, estaba seguro. Pero no podía seguir viviendo con este secreto, escondiendo a Nylion en las sombras. Él era parte de mí ahora, de una manera que solo Seth podría llegar a entender.
Llegué a casa justo cuando empezaba a oscurecer. Mamá estaba en la sala, como siempre, mirando alguna novela en la televisión, y Seth no estaba por ninguna parte. Seguramente estaba en alguna de sus excursiones o metido de lleno en su tesis. No había mejor momento para reunir las fuerzas que necesitaba. Sabía que después de esta noche, las cosas serían diferentes para todos nosotros. Ya no habría vuelta atrás.
Miré el reloj, viendo cómo los minutos avanzaban lentamente hacia la medianoche. El tiempo parecía desafiarme, pero ya no había más que hacer. Esta noche cambiaría todo.
La medianoche llegó con una inquietante calma. El cobertizo estaba tan silencioso como siempre, pero esta vez la atmósfera se sentía distinta, más pesada. Me acerqué lentamente, viendo la luz tenue que escapaba por las rendijas de la puerta. Jake ya estaba dentro. Sabía que este momento iba a ser difícil, pero también sabía que no podía posponerlo más. Habían pasado tres días desde la imprimación con Nylion, y mantenerlo en secreto, especialmente para Seth, se había vuelto insostenible.
Cuando entré, vi a Jacob sentado en el viejo sofá que habíamos compartido en innumerables noches de conversación. Seth estaba frente a él, con las cejas fruncidas, claramente desconcertado por la seriedad en el ambiente. Al verme, su confusión solo aumentó.
—¿Qué está pasando? —preguntó, mirando a Jacob y luego a mí.
Mi corazón latía con fuerza, y sentí que las palabras se atascaban en mi garganta. No quería que Seth se sintiera traicionado pero sabía que eso era inevitable hasta cierto punto. Este era su derecho a saber, pero aún me aterraba su reacción. ¿Me entendería? ¿O sentiría que le había ocultado algo demasiado importante?
Jacob rompió el silencio primero, su tono calmado como siempre, intentando suavizar la tensión en el aire.
—Seth —comenzó, mirando a mi hermano con la misma firmeza que siempre mostraba en los momentos clave—, hay algo importante que necesitas saber. Algo que Leah no te ha dicho… pero que no ha sido fácil para ella.
Seth me miró directamente, una mezcla de preocupación y confusión brillando en sus ojos.
—¿Qué es, Leah? —Su voz sonaba más preocupada que molesta, pero ya podía sentir su ansiedad. Él siempre había sido perceptivo, especialmente conmigo.
Tomé aire, tratando de calmarme. Sabía que tenía que ser honesta, pero ¿cómo decirle a tu hermano pequeño que te has imprimado y lo has mantenido en secreto durante tres días? Era más difícil de lo que jamás podría haber imaginado.
—Seth... —mi voz salió más débil de lo que esperaba—, me he imprimado.
Sus ojos se abrieron como platos, y antes de que pudiera decir algo, añadí rápidamente:
—Lo sé, debería habértelo dicho antes, pero... no sabía cómo hacerlo. No quería que te sintieras traicionado, ni que pensaras que esto cambia algo entre nosotros.
Seth parecía procesar mis palabras, pero lo veía respirar de manera más agitada. La revelación lo había tomado por sorpresa, y eso era exactamente lo que había querido evitar.
—¿Cuándo sucedió? —preguntó, su tono lleno de incredulidad—. ¿Por qué no me lo dijiste antes, Leah?
Sentí una punzada en el pecho. Tres días sin decirle la verdad a Seth. Sabía que dolería.
—Fue hace tres días, en el bosque... —empecé, mi mirada bajando al suelo—. Me imprimé en Nylion.
Al decir su nombre, vi el impacto en su rostro. La sorpresa fue reemplazada por una mezcla de confusión y algo que parecía ser… incredulidad.
—¿Nylion? ¿El cachorro de Amore? —repitió Seth, claramente intentando procesar la información. Él conocía a Nylion, aunque no mucho. Sabía de su madre, y también de la historia que rodeaba a Jacob y Amore.
Asentí lentamente.
—Sí, Seth. Y no te lo dije antes porque... esto es complicado. No quería que lo supieras de golpe, ni que te sintieras traicionado. He estado intentando procesarlo yo misma, y no sabía cómo enfrentarme a ti con esta noticia.
Jacob, que había estado en silencio, decidió intervenir.
—No ha sido fácil para Leah, Seth. Ninguno de nosotros sabe cómo manejar bien estas cosas. Pero no estás solo en esto, todos estamos en el mismo equipo.
Seth se cruzó de brazos, un gesto que siempre hacía cuando intentaba mantener la calma pero estaba molesto.
—Entiendo que es algo grande —dijo finalmente, su tono más suave, aunque aún se podía sentir la tensión—. Pero... ¿por qué lo mantuviste en secreto, Leah? Siempre me has contado todo. No sé cómo sentirme sobre esto.
Me acerqué un poco más, intentando encontrar las palabras correctas. Quería que entendiera que no era cuestión de confianza, sino de que yo misma había estado lidiando con la magnitud de todo.
—Seth, no se trata de que no confíe en ti —dije, mi voz temblando ligeramente—. Se trata de que... nunca había pasado por algo así. Imprimarse no es algo que puedas anticipar o controlar. Y cuando sucedió, fue tan repentino que ni siquiera yo lo entendía al principio. Quería asegurarme de que estaba lista para decírtelo, para enfrentarlo yo misma antes de pedirte que lo entendieras.
Él permaneció en silencio por un momento, su mirada cambiando de Jacob a mí, evaluando cada palabra.
—No es que me sienta traicionado —dijo finalmente—, pero... es mucho para asimilar. Tres días, Leah. Tres días sin decirme nada. Sabes que siempre hemos estado en esto juntos. No sé... —dejó la frase inconclusa, como si él mismo no supiera cómo expresarse.
Jacob dio un paso adelante, su voz firme pero comprensiva.
—Seth, lo que Leah está diciendo es que esta situación ha sido difícil para ella también. Nadie quiere herir a su familia, y ella no quería que te sintieras excluido. Por eso estamos aquí, los tres juntos. Este es el momento para hablarlo y dejar las cosas claras.
Seth se pasó una mano por el pelo, claramente luchando por mantenerse calmado.
—Supongo que solo necesito tiempo para asimilarlo —dijo, y luego me miró directamente—. Solo desearía que lo hubieras compartido antes.
Asentí, sintiendo el alivio mezclado con la culpa.
—Lo sé, Seth. Y lo siento. Pero ahora lo sabes, y no tienes que cargar esto solo. Lo enfrentaremos juntos, como siempre.
Jacob, con su calma habitual, agregó:
—Lo mejor ahora es asegurarnos de que nadie más se entere hasta que estemos listos para manejar las cosas. Esto no tiene que ser más complicado de lo que ya es. Seth, puedes contar con nosotros para lo que sea. Vamos a manejarlo con cuidado.
Seth asintió, su expresión más relajada.
—Lo sé. Y supongo que no tengo elección más que aceptar lo que está pasando. Solo... no más secretos, ¿de acuerdo?
Sonreí ligeramente, sintiendo que la tensión empezaba a disiparse.
—Prometido.
Jacob se apoyó contra la pared, cruzando los brazos.
—Entonces, esta noche hemos dado un buen paso. Hablaremos más cuando sea necesario, pero ahora lo más importante es que Seth sepa que estamos en esto juntos.
Seth miró a Jacob y luego a mí, finalmente esbozando una leve sonrisa.
—Está bien. Gracias, Jake. Y Leah... estoy aquí para ti, siempre.
Me acerqué y lo abracé, sintiendo cómo el peso que había estado cargando durante los últimos días finalmente se levantaba.
La atmósfera en el cobertizo seguía siendo tensa, pero ya no tan cargada. La revelación de mi imprimación había comenzado a asentar sus raíces, y la preocupación de Seth era palpable. Lo que necesitábamos ahora era asegurarnos de que esta noticia no llegara a oídos equivocados, especialmente a Sam. Si él se enteraba antes de que pudiéramos manejar la situación, las repercusiones podrían ser desastrosas.
Jacob pareció captar mis pensamientos y tomó la delantera. Con su tono habitual, pero ahora con una seriedad más marcada, continuó:
—Seth, hay algo más que necesitamos discutir. Es crucial que Sam no se entere de esto todavía.
Seth frunció el ceño, claramente confuso.
—¿Por qué no? ¿No debería saberlo?
—No de esta manera —intervine, buscando su mirada—. Sam tiene un carácter fuerte y protector. Si se entera por cualquiera de nosotros, podría desencadenar una serie de reacciones que ni tú ni yo queremos manejar.
Jacob asintió en apoyo.
—Es mejor que se entere por los viejos de la tribu. Ellos pueden presentar esto de una manera más controlada, más responsable. Ellos han estado en este tipo de situaciones antes y saben cómo manejar las cosas. Sam confía en ellos.
—¿Y si alguien más se entera antes? —preguntó Seth, visiblemente preocupado—. Sabes cómo es la manada, siempre hay un bocazas que podría arruinarlo.
—Por eso mismo —contestó Jacob—, debemos mantener la confidencialidad. Los tres tenemos que asegurarnos de que la información no se filtre. Esto no solo se trata de ti y de Leah, también involucra a Nylion. Su vida, y la de su familia, también podrían verse afectadas.
La preocupación de Seth era palpable, y lo comprendía. Era natural que sintiera la presión de la situación.
—¿Y si Sam se entera de todos modos? No quiero ser la causa de una guerra entre las manadas —dijo, su voz llena de inseguridad.
—No lo serás, Seth —le aseguré—. Aún tenemos tiempo para manejar esto. Este es un cambio importante, y tenemos que asegurarnos de que todo el mundo lo reciba de la manera correcta. Si Sam se entera por un chisme, será una explosión.
Jacob se cruzó de brazos, con la mirada fija en Seth.
—La prioridad ahora es que te sientas seguro y respaldado. No estamos tratando de ocultarte algo, sino de protegerte. Recuerda que la vida de la manada no es solo un juego; esto es serio. Y si Sam se entera antes de que estemos listos, podríamos perder el control de la situación.
Seth suspiró, claramente aún procesando la seriedad de la conversación.
—Supongo que tienen razón. Pero, ¿cuánto tiempo tenemos? ¿Y si se entera antes de que tengamos la oportunidad de decirle a los ancianos?
—Daremos un paso a la vez —respondí, intentando tranquilizarlo—. Estaremos al tanto de todo. Jacob y yo nos encargaremos de informar a los viejos de la tribu, y tú solo concéntrate en tu graduación y en estar presente aquí.
Jacob le dio una palmadita en el hombro a Seth, un gesto que siempre había significado apoyo entre nosotros.
—Y recuerda, si en algún momento sientes que estás perdiendo el control de la situación, habla con nosotros. No estás solo en esto, hermano.
Seth asintió lentamente, aunque todavía había una chispa de incertidumbre en sus ojos.
—Está bien, entonces. Seré cauteloso. Solo espero que todo esto no termine mal.
—No lo hará —le aseguré—. Vamos a hacerlo bien, juntos.
La tensión comenzó a disiparse, y aunque el camino por delante no sería fácil, al menos habíamos dado el primer paso en la dirección correcta. La lealtad y el compromiso entre nosotros eran más fuertes que cualquier secreto. Con el tiempo y la planificación adecuada, podríamos hacer frente a las complicaciones que vinieran, pero primero, debíamos mantener la calma y proteger lo que habíamos construido.
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