Capítulo 17

El aire en el territorio de los Cullen era tenso, un contraste palpable con la calidez del bosque que dejábamos atrás. Nylion se movía a mi lado, sus instintos primales haciéndose evidentes cada vez que el olor a vampiro llegaba a sus fosas nasales. Aún así, me sentía segura con él cerca. Estaba ansiosa por ver a Jacob y contarle todo lo que había estado sucediendo.

—¿Jacob está en casa? —pregunté, rompiendo el silencio mientras nos sentábamos en el patio. La mirada de Bella se centró en Nylion, curiosidad y precaución en sus ojos.

—Sí, se está duchando. No debería tardar —dijo Bella, aunque podía notar que la incomodidad la invadía al tener a un lobo salvaje tan cerca.

Las palabras de Renesmee, llenas de curiosidad, me hicieron sonreír. —¿Cómo es estar con un lobo salvaje?

Tomé un respiro, sopesando cómo explicarlo. —Es… diferente. Te sientes más libre, más conectado a todo lo que te rodea. Pero también es… aterrador—admití, sintiendo la presión en mi pecho.

Nylion se movió un poco, sus orejas erguidas, claramente en alerta. «No quiero que se acerquen demasiado,»pensó, y su mensaje era claro: su protección hacia mí era inquebrantable.

Justo en ese momento, Jacob apareció, con el cabello aún húmedo y una toalla alrededor de la cintura. Su expresión cambió al vernos.

—¿Qué pasa, Leah? ¿Cómo estás?

—Estoy bien, solo… quería hablarte sobre algo importante—dije, tratando de mantener la calma.—Nylion y yo hemos estado hablando sobre mi decisión de vivir en el bosque una vez que se cumpla el tiempo límite.

Jacob frunció el ceño, una sombra de preocupación cruzando su rostro. —¿Vivir en el bosque? ¿Con Nylion? ¿Y qué pasará con tu familia?

—Les dejaré algo de dinero, para que no tengan que preocuparse por los gastos de la casa. Este lugar… ya no es donde quiero estar. No me siento en casa aquí —respondí, sintiendo una mezcla de tristeza y determinación.

La mirada de Jacob se suavizó. —Leah, siempre estarás con nosotros como amiga. Pero entiendo que necesitas esto.

—Lo sé, y siempre estaré agradecida por todo. Pero no puedo seguir viviendo en este limbo. La vida aquí me está asfixiando —dije, sintiendo que mi corazón se abría ante él.

Nylion se mantuvo a mi lado, su presencia era un ancla. «Siempre estaré a su lado»pensó, su determinación resonando en mi mente.

—¿Puedes cuidar de ella? —le preguntó Jacob a Nylion, su tono era serio, como si se tratara de un juramento.

«Siempre la protegeré»respondió Nylion con firmeza, dejando claro que su compromiso conmigo era absoluto.

Jacob asintió, satisfecho. —Entonces, si esto es lo que deseas, lo apoyaré. Pero antes de que te vayas, hagamos algo especial. Una despedida, tal vez.

Sentí una oleada de gratitud hacia Jacob. —Me encantaría —respondí, aliviada de que no estuviera en contra de mi decisión.

El ambiente se sintió un poco más ligero. La conversación fluyó naturalmente mientras comenzábamos a planear algo para celebrar, y aunque sabía que el camino que tenía por delante sería desafiante, sentí una nueva esperanza.

Sabía que podía contar con Jacob como amigo, incluso mientras me preparaba para abrazar mi vida como loba salvaje con Nylion a mi lado. Era un nuevo comienzo, y esta vez, estaba lista para afrontarlo.

[...]

El lunes llegó con una mezcla de emociones que me costaba identificar. Sabía lo que significaba este día, pero una parte de mí quería que fuera otro día común, sin despedidas. Sin embargo, Jacob insistió en hacer una pequeña reunión de despedida para mí en el garaje de Billy Black, y aunque la idea me parecía innecesaria, sabía que era su manera de mostrar apoyo. Así que, aquí estaba, en el garaje, con el aroma de comida y la calidez de la gente que había sido parte de mi vida por tanto tiempo.

Mamá estaba ayudando a Billy a organizar todo. Ella no me había soltado desde que llegamos, como si la cercanía física pudiera evitar que me fuera. Seth estaba emocionado por la reunión, pero su entusiasmo no ocultaba la tristeza que veía en sus ojos. Sabía que le costaba entender mi decisión, y en cierto modo, yo tampoco estaba del todo segura. Nylion, siempre a mi lado, se acomodaba en el espacio del garaje, su tamaño imponente limitando su movimiento, pero manteniéndose alerta y observando a los demás.

Charlie llegó poco después, acompañado por Bella y Renesmee. La atmósfera en el garaje era un poco más relajada que dentro de la casa, donde el espacio se sentía un poco más limitado. Charlie, ahora pareja de mi madre, estaba tratando de ser lo más amable posible, aunque sus comentarios torpes solo hacían la situación más tensa. Bella me dedicó una sonrisa cautelosa, como siempre, y Renesmee, la eterna curiosa, no paraba de observar a Nylion. Sabía que le intrigaba, pero también intuía que comprendía las reglas no dichas: no acercarse demasiado.

Mantuve las conversaciones lo más breves posibles, respondiendo con monosílabos y sonrisas forzadas. No estaba en el mejor estado de ánimo para charlas sociales, pero sabía que esta reunión no era para mí, sino para los demás. Era su forma de despedirse, de procesar lo que estaba por venir.

El garaje estaba decorado con luces suaves y había una mesa llena de bocados que Billy había preparado. No era una fiesta extravagante, pero tenía ese toque familiar que me hacía sentir un poco menos ansiosa. Mientras la música sonaba de fondo, miré a mi alrededor. Mi madre, Seth, Charlie, incluso Bella y Renesmee. Estas personas habían sido mi familia de una manera u otra, y aunque estaba decidida a vivir una vida diferente, no podía negar el peso de la despedida.

Jacob llegó un poco más tarde seguramente habiendo terminado de trabajar en el taller mecánico, y como siempre, su presencia cambió el ambiente. Llevaba una camisa que probablemente se había puesto solo para la ocasión, lo cual me hizo sonreír. Siempre tan atento, aunque nunca lo admitiría. Cuando entró, fue directo hacia mí, como si el resto del garaje desapareciera.

—Me costó procesar todo esto, Leah—dijo mientras ponía una mano en mi hombro.— Pero si esta es la vida que quieres, sabes que te apoyo al cien por ciento.

Lo miré, sin poder evitar una sonrisa. Jacob siempre había sido una constante en mi vida, alguien que, a pesar de todo, me entendía mejor que la mayoría. Y aunque a veces me molestaba su optimismo incansable, lo agradecía en momentos como este.

—Hoy no estamos para llorar, estamos para celebrar. Así que, ¡vamos a empezar la fiesta!—anunció Jacob, con esa chispa en los ojos que siempre lograba relajar cualquier situación.

Me reí entre dientes, sacudiendo la cabeza. ¿Cómo podía hacer que todo pareciera tan fácil? Mientras él se giraba para saludar al resto, me tomé un momento para observar a todos. Mamá estaba preparando más comida en la mesa, mientras que Seth estaba charlando animadamente con Charlie sobre deportes. Bella y Renesmee compartían risas sobre algún recuerdo, y el ambiente se sentía cálido y acogedor, a pesar de la inminente despedida.

Nylion, como si sintiera mis pensamientos, frotó su gran cabeza contra mi brazo, recordándome que no estaba sola. Sus ojos reflejaban una comprensión profunda y un cariño que me reconfortaba. Sabía que esta reunión era también para él, para que todos tuvieran la oportunidad de conocerlo un poco más, de aceptar que mi vida estaba a punto de cambiar radicalmente.

Mientras el garaje se llenaba de risas y conversaciones, sentí una punzada de tristeza. Sabía que esto significaba que me alejaba de una parte importante de mi vida. La familiaridad de esos momentos y la alegría compartida se iban desvaneciendo. Pero al mismo tiempo, Nylion estaba a mi lado, un recordatorio constante de que aunque estaba dejando atrás esta vida, había un futuro por delante.

Cuando la noche cayó y las luces del garaje brillaron cálidas contra la oscuridad del exterior, sentí un momento de paz. No sabía lo que vendría después, pero por primera vez en mucho tiempo, me sentí lista para enfrentar lo que fuera.

Cuando la reunión terminó, Jacob me acompañó fuera del garaje. Se quedó en silencio por un momento, mirando hacia el bosque, y luego, sin decir nada más, me dio un abrazo. No era algo que hacíamos muy a menudo, pero en ese momento, era justo lo que necesitaba.

—Cuídate, Leah —murmuró, con una seriedad que rara vez mostraba.

—Lo haré —respondí, apretando su brazo antes de soltarlo.

Y así, con una última mirada hacia todos, supe que estaba lista para despedirme de esa parte de mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top