Capítulo 12

Esa madrugada de domingo, cuando el resto de la tribu dormía, me encontraba en mi turno de vigilancia, siguiendo las órdenes de Jacob. Mi tarea era recorrer los límites del bosque, asegurando que todo estuviera en orden. No me costaba trabajo; mi forma lobuna, de casi dos metros de altura, me hacía sentir invulnerable y poderosa. Pero esa noche tenía otro propósito: despedirme de Paul y Amore.

El viento susurraba entre los árboles cuando nos reunimos cerca del límite del bosque. A mi lado, Nylion descansaba con la cabeza sobre la mía, su pelaje rojizo pardo y blanco creando una barrera cálida y protectora. Paul y Amore, en sus majestuosas formas lobunas de tonos gris oscuro y plateado, se preparaban para partir. Opal y Orión, y Tauro hermanos de Nylion, observaban desde la distancia, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y bromas no dichas. Su tamaño, aunque inferior a los lobos Quileute, no los hacía menos imponentes. Sus pelajes gris oscuro y plateado eran casi idénticos, salvo por las manchas blancas que contorneaban sus ojos: Orión con la mancha en el ojo izquierdo y Opal en el derecho. Tauro, era el de pelaje rojizo pardo y blanco similar a Nylion, pero con ojos oscuros como la noche. Ellos también me observaban con incredulidad, sin comprender del todo cómo era posible que su hermano más soñador, Nylion, hubiera imprimado antes que ellos.

Nylion, por su parte, parecía dormitar sobre mí, protegiéndome a su manera. Su cabeza descansaba sobre la mía mientras yo, en mi forma lobuna, me acomodaba entre sus patas y su pecho cubierto de suave manto blanco. No era solo un gesto de protección; era un acto de cercanía, de conexión pura y profunda.

Lo que más me sorprendió esa noche fue que, por primera vez, pude escuchar sus voces en mi mente, como si al fin compartiera la conexión telepática con la manada. Pude oír a Paul, con su tono grave y severo, la voz salvaje de Amore que resonaba como un eco en mi mente, y las bromas ligeras de Opal y Orión, los cuales no podían dejar de hacer comentarios sarcásticos sobre la sorpresa de que Nylion imprimara antes que ellos.

«¿Así que te vas a quedar con los humanos, Nylion?»preguntó Orión, su tono claramente burlón mientras daba una vuelta juguetona alrededor de nosotros. «Siempre pensé que serías el primero en largarte y dejarnos a todos atrás.»

«No todos pueden ser tan despreocupados como tú, Orión»replicó Nylion con voz serena, pero llena de esa tranquilidad que siempre me hacía sentir a salvo.«Tengo cosas importantes que hacer aquí.»

«¿Como quedarte dormido con la humana?», se mofó Opal, quien se acercó para olisquear mi pelaje antes de retroceder con una risa que resonaba en mi mente. «¿O protegerla de nosotros, los terribles gemelos?»

Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír ligeramente al escuchar sus bromas. Sin embargo, sentía la tensión bajo la superficie, especialmente de parte de Tauro.

«¿Y qué hay de ti, Tauro?»pregunté, intentando calmar un poco la situación. «¿Tienes algo que decir o solo vas a quedarte ahí mirándonos?»

Tauro gruñó bajo, un sonido que resonó en el aire. «No es que tenga mucho que decir.»admitió, su voz algo áspera y cargada de emociones reprimidas. «Solo me sorprende que Nylion, de todos nosotros, haya sido el primero en imprimar. Siempre pensé que si alguien encontraría una pareja primero, sería yo.»

Nylion le dio un empujón amistoso con el hocico, aunque yo sentí el leve roce por cómo nuestras posiciones estaban entrelazadas. «Lo siento, hermano. A veces, las cosas no salen como uno espera.»

Tauro bufó y desvió la mirada. «Solo espero que ella te trate bien.»añadió en voz baja, aunque ahora su tono era más resignado que molesto.

Amore, quien había estado escuchando en silencio, intervino con su calma característica. «No es el momento de celos o bromas. Nos vamos, y no sabemos cuándo regresaremos, o si será necesario. Las decisiones de las siguientes dos semanas afectarán todo lo que venga en adelante.»

Paul, su voz grave resonando en mi mente, se dirigió a mí directamente. «Leah, cuida de mi hijo. Sabes lo que esto significa para él, y aunque no estará con nosotros en esta ocasión, siempre será parte de nuestra familia.»

Asentí, comprendiendo el peso de sus palabras. «Lo sé, Paul. Cuidaré de Nylion. Haré lo que sea necesario.»

Sentí el cálido roce de la cola de Nylion contra mi costado, dándome una pequeña confirmación de que él también confiaba en mí. Mientras Paul y Amore se preparaban para partir, me sentí extrañamente conectada a esta manada, como si de alguna manera ya hubiera sido parte de ellos desde el principio.

«Bien, entonces es hora de irnos.» dijo Amore finalmente, con una mirada de despedida en sus ojos dorados mientras levantaba la cabeza hacia el cielo. «Tendremos mucho que hacer en el norte, pero siempre estaremos conectados.»

Nylion me dio un pequeño empujón, indicándome que me despidiera de ellos como correspondía. «Hasta pronto, cuídense allá.»les dije, mi voz mental llena de un cariño inesperado hacia esas bestias con las que apenas había compartido tiempo, pero que ahora sentía tan cercanas.

Paul asintió una última vez. «Nylion y Lynxin los guiarán a la manada en cuánto sea necesario. Mientras tanto, confío en que sabrás manejar tu nueva vida.»

Opal y Orión se despidieron con sus bromas de siempre. «Oye, si alguna vez necesitas que te demos clases de cómo ser una loba decente, no dudes en llamarnos»rió Opal mientras saltaba hacia la sombra de los árboles, Orión siguiéndolo de cerca con una carcajada. «¡Apuesto a que eres una cazadora terrible!»

Pero fue Tauro, el gemelo de Nylion, quien se mostró más molesto. Había algo en su mirada, una mezcla de celos y frustración. Tauro no ocultaba su disgusto; incluso, entre suspiros pesados, dejó claro que él siempre había sido el favorito de Nylion. Pero Nylion, con su calma característica, le respondió en broma que yo era "más bonita que él", causando un pequeño bufido de frustración en Tauro.

Fue un momento especial, lleno de camaradería y complicidad. Sentí por primera vez lo que significaba ser parte de una manada, no solo por la conexión mental, sino por la dinámica de los lazos familiares y fraternales que compartían. Los comentarios de los lobos no invadían mi mente como temía al principio; simplemente fluían como una conversación cualquiera, como si estuviéramos en forma humana, pero con nuestros cuerpos lobunos en sincronía con la naturaleza.

Este nuevo mundo, aunque desconocido, se sentía como un lugar atractivo, lleno de posibilidades que nunca había imaginado. La conexión con Nylion y su familia me hacía sentir que había más por descubrir, más por vivir. Cada paso que daba, me alejaba más de mi vida humana y me acercaba a algo mucho más salvaje, libre y emocionante. El horizonte ante mí era vasto e incierto, pero, por primera vez, estaba dispuesta a explorarlo sin miedo.

Finalmente, cuando los cuatro lobos comenzaron a alejarse, vi cómo sus figuras desaparecían en la espesura del bosque, fundiéndose con la oscuridad de la madrugada. Sentí un vacío, pero al mismo tiempo, una calma que no había experimentado en mucho tiempo. Sabía que no estaba sola; Nylion seguiría aquí, a mi lado.

«¿Lista para nuestra aventura?»preguntó Nylion, con un toque de humor en su voz.

Lo miré de reojo, aún en mi forma lobuna, y asentí. «Aún tengo que acostumbrarme a todo esto, pero sí... estoy lista.»

Mientras susurraba esas palabras en mi mente, supe que mi vida humana, tal como la había conocido, estaba cambiando para siempre.

Cuando Amore y Paul comenzaron a caminar hacia la espesura del bosque, supe que esa sería la última vez que los vería en mucho tiempo. No había vuelta atrás. Nylion se quedaría conmigo, pero sus padres y los gemelos no regresarían. Sería nuestro turno, el de Nylion y yo, de aventurarnos al bosque del norte junto a Embry y Lynxin cuando llegara el momento adecuado.

Paul, con su imponente figura gris oscuro y plateada, se detuvo por un instante y giró la cabeza para mirarnos una última vez. «Recuerden lo que les dijimos.»dijo, su voz resonando en mi mente. «La decisión de unirse a la manada del norte no es fácil, pero es el siguiente paso.»

Nylion se movió junto a mí, sus ojos dorados y negros mirando fijamente hacia donde desaparecían sus padres. «Lo sé, padre.»respondió él con serenidad. «Nos reuniremos con ustedes cuando llegue el momento.»

Amore, que caminaba un poco más adelante, añadió suavemente: «Leah, confío en que sabrás adaptarte a esta nueva vida. No será fácil, pero eres fuerte. Serás bienvenida cuando lo decidas.»

No respondí de inmediato, asimilando lo que significaba realmente esta despedida. Amore, Paul, Opal, Orión y Tauro... no volverían a La Push, no regresarían a esta comunidad humana. Sería Nylion, Embry, Lynxin y yo quienes haríamos el viaje final hacia su mundo, un mundo de lobos salvajes y territorios indómitos.

Los gemelos, siempre bromistas, dejaron escapar una última risa. «No olvides llevar bocadillos, humana.» dijo Orión con una sonrisa traviesa en su voz. «Los lobos salvajes no suelen cazar para los invitados.»

Opal le dio un empujón con el hocico. «¡Vamos! Deja que la loba se prepare a su manera. Nosotros ya estaremos allí para recibirlos. Tal vez hasta les preparemos una fiesta... de caza.»

Sentí el empujón amistoso de Nylion, su forma grande y protectora junto a la mía. Aunque los gemelos intentaban aligerar la situación, no podía ignorar el peso de la despedida. Esta no era una partida temporal. El bosque del norte sería ese nuevo hogar, y si Nylion y yo decidíamos unirnos, sería "nuestro" hogar.

Finalmente, Paul levantó la cabeza hacia el cielo y con un aullido profundo, al igual que Amore y los tres hermanos de Nylion, marcando así el final de la conversación. Fue una despedida solemne y definitiva. Los cinco lobos comenzaron a desaparecer en la oscuridad del bosque, sus figuras grandes y majestuosas fundiéndose con el entorno.

Nylion me miró entonces, con esa mezcla de calma y seguridad que siempre me daba. «Ellos ya no volverán, Leah.»dijo con suavidad. «Pero nosotros tenemos tiempo. Dos semanas para prepararnos, para decidir lo que haremos.»

Yo asentí, todavía sintiendo el eco del aullido de despedida de Paul en el aire. Dos semanas, repetí en mi mente, tratando de procesar lo que eso significaba.

«Embry y Lyn también tendrán que tomar su decisión.»añadió Nylion.«Nos reuniremos con ellos antes de partir. No estaremos solos.»

El silencio se extendió entre nosotros mientras miraba al horizonte, donde los lobos se habían desvanecido en la distancia. Sabía que el tiempo para decidir sería breve, pero por ahora, solo quería disfrutar el hecho de que Nylion seguiría aquí, a mi lado.

«Lo haremos juntos.»dije finalmente, y Nylion me respondió con un suave roce de su hocico contra el mío.

Por ahora, éramos solo nosotros dos, pero el norte nos esperaba, y con él, una vida nueva y desconocida.

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