Capítulo 10

Al día siguiente, la tensión seguía flotando en el aire. Mientras mi madre se preparaba para la reunión con los ancianos, decidí que era mejor quedarme en casa. No quería arriesgarme a encontrarme con Sam, quien podría malinterpretar cualquier cosa que dijera o hiciera. Mi mente estaba llena de pensamientos confusos y temores sobre mi impronta con Nylion.

Mientras miraba por la ventana, viendo cómo las sombras del atardecer se alargaban, algo llamó mi atención. Allí estaba Nylion, su enorme figura de lobo se movía con gracia entre los árboles. Aunque sabía que estaba lejos, una conexión indescriptible me hizo sentir su inquietud. Sin pensarlo, me acerqué a la ventana, mis ojos fijos en su pelaje rojizo pardo y blanco, brillante.

A medida que me concentraba, nuestra conexión telepática se activó, y su voz resonó en mi mente, clara y serena a pesar de la preocupación que lo envolvía.

«Bella humana, ¿estás bien?»preguntó, y su tono, aunque suave, estaba lleno de inquietud.

—No realmente —respondí, sintiendo cómo mis nervios se aflojaban un poco al comunicarme con él. —Hoy es el día de la reunión, y estoy preocupada. No quiero que todo esto termine mal.

Su imagen en mi mente se volvió más nítida, y sentí su deseo de calmarme. Era reconfortante saber que, aunque estaba en su forma de lobo, podía percibir mi ansiedad.

«Mis padres se han enterado de nuestra imprimación. Van a hablar con los viejos de la tribu esta tarde»dijo, su voz teñida de un matiz de preocupación.

—Eso no es bueno. Sam también estará allí, y sabes cómo se pone cuando se trata de mí —le respondí, mi mente girando alrededor de la tensión inminente.

«Confía en mí, Leah. Voy a hacer lo posible por calmar la situación. No puedo quedarme aquí sin hacer nada»dijo Nylion, su firmeza era palpable.

Lo miré a través de la ventana, su mirada intensa reflejaba su determinación. A pesar de que su gran tamaño y fuerza imponían respeto, en ese momento, también era vulnerable. Sentí un impulso de consolarlo.

—No hagas nada imprudente. La última cosa que necesitamos es que se desate un conflicto. Hay mucho en juego aquí —advertí, sintiendo que cada palabra pesaba en el aire.

»Lo sé. Solo quiero que estemos a salvo. Te prometo que seré cauteloso.»La preocupación seguía surgiendo de su ser, y podía sentirla a través de nuestra conexión.

Una oleada de afecto me envolvió. Era extraño cómo nuestras vidas se entrelazaban de esa manera, cada uno tratando de proteger al otro a pesar de la distancia física.

—Nylion, por favor, mantente a salvo. No quiero que te metas en problemas por mí.

«No tengo miedo, Leah.»Su tono se volvió más firme«Estoy aquí para protegerte, y eso es lo que haré, pase lo que pase.»

Esa declaración resonó profundamente en mí. Podía sentir su deseo de ser mi protector, y al mismo tiempo, su propia vulnerabilidad. Era un equilibrio frágil, pero reconfortante.

—Está bien. Solo prométeme que serás cauteloso y que no dejarás que esto se convierta en un conflicto mayor —le dije, tratando de calmar mi propia ansiedad.

«Te lo prometo. Ahora necesito irme. Mantente alerta, ¿de acuerdo? »

—De acuerdo. Pero estaré aquí, esperando noticias.

Mientras su figura se alejaba, sentí que un peso se levantaba, aunque la preocupación seguía presente. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero al menos teníamos un lazo que nos unía en esta tormenta. La incertidumbre estaba ahí, pero con Nylion a mi lado, sentía que podría enfrentar cualquier cosa.

Con un profundo suspiro, me alejé de la ventana. Tenía que prepararme para lo que vendría, con la esperanza de que la tarde no traería consigo el caos que temía.

[...]

La tensión en la cabaña creció cuando Sam escuchó las palabras de los viejos. Su rostro se desencajó, una mezcla de incredulidad y rabia atravesando sus facciones. El impacto de la revelación lo golpeó con fuerza: Leah se había imprimado. Para él, eso no solo representaba un cambio en su vida, sino que simbolizaba que ella lo había superado. El orgullo culposo de haber sido el único hombre en su vida comenzaba a desvanecerse, dejándolo con una sensación de pérdida y descontrol.

—¿Imprimada? —repitió Sam, su voz temblando con frustración—. ¿Qué demonios significa eso? ¿Por qué no me lo dijeron antes?

Billy Black y los otros viejos intercambiaron miradas cautelosas, sabiendo que Sam no estaba en su mejor estado. Era evidente que su temperamento estaba al borde de explotar.

—Sam, esto no es algo que se pueda tomar a la ligera. La imprimación es un lazo poderoso, y debes entender que Leah tiene derecho a elegir su camino —dijo uno de los ancianos, tratando de calmarlo.

Pero Sam no estaba dispuesto a escuchar. Su mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos. Tenía una relación complicada con Leah, y el hecho de que se hubiera imprimado con Nylion lo hacía sentir como si estuviera perdiendo algo que nunca podría recuperar. Su impronta con Emily le daba un sentido de estabilidad, pero el sentimiento tóxico que albergaba hacia Leah lo mantenía en un ciclo de celos y resentimiento.

—No puedo creer que estemos discutiendo esto. ¿Por qué deberíamos aceptar a un lobo salvaje como Nylion? —dijo, su voz alzándose con indignación. Era un ataque directo a la validez de la impronta, como si al desacreditarla pudiera mantener el control de la situación.

Los viejos intentaron interceder, pero Sam estaba en su propio mundo de ira.

—Leah siempre ha sido una parte de mi vida. Siempre he sido el hombre que ha estado ahí para ella. No puedo permitir que un cachorro salvaje se interponga entre nosotros —su voz era una mezcla de desesperación y desafío, mientras miraba a los ancianos en busca de apoyo.

Amore, sintiendo la tensión en el aire, se colocó frente a Sam con firmeza. Su pelaje rojizo pardo brillaba con determinación, y sus ojos bicolores se mantenían fijos en él. Sabía que el orgullo de Sam estaba en juego, pero también entendía que había una línea que no se podía cruzar.

«Alfa Sam, Nylion es más que un cachorro salvaje. Es un lobo con un legado que merece ser reconocido. Tu no tienes relación con Leah, no debería definir su vida ni su imprimación»dijo Amore, su voz firme pero conciliadora.

Sam se tensó, pero el desafío en los ojos de Amore le hizo reconsiderar por un momento. Sin embargo, su inseguridad seguía acechando en el fondo de su mente.

—No puedo dejar que esto se convierta en un problema para la manada. Leah debería haberme informado antes, debería haberme dejado ser parte de esto —dijo, su frustración tomando la forma de un rugido reprimido.

Justo en ese momento, Nylion gruñó desde la ventana trasera, su presencia sólida y decidida. Era un recordatorio de que había alguien dispuesto a proteger lo que le pertenecía, y eso era suficiente para enfurecer aún más a Sam.

—Tú no entiendes lo que significa esto, Nylion. No puedes simplemente aparecer y creer que tienes derecho a algo que no te pertenece —Sam gritó, su voz llena de enojo.

Nylion, con su mirada intensa, mantuvo la calma. «No estoy aquí para discutir contigo, humano. Estoy aquí para proteger a Leah. Mi impronta es un vínculo que no se puede romper ni menospreciar.»

El desafío entre ellos era innegable. Los viejos miraban la escena con inquietud, temiendo que la situación pudiera estallar en un conflicto abierto. Sam, aún aferrado a sus celos, trataba de mantener la compostura, pero sus emociones eran como un volcán a punto de erupcionar.

La reunión que había comenzado con un intento de entendimiento se transformaba rápidamente en un campo de batalla emocional, donde la lealtad, la impronta y la historia pasada de Leah y Sam estaban en juego, amenazando con desatar un caos en la manada.

La tensión en la cabaña era palpable, como una tormenta a punto de desatarse. Sam, incapaz de contener su ira y celos, se colocó en una postura desafiante, listo para enfrentarse a Nylion. Su mirada ardía con frustración, mientras Nylion, desde la ventana trasera, mantenía su postura erguida, firme y decidido.

—¿Qué tienes para ofrecerle, Nylion? —Sam escupió, cada palabra impregnada de desdén—. ¿Un futuro incierto, lleno de peligros y dudas? No has estado en su vida como yo lo he estado. No tienes el derecho a reclamarla.

Nylion mantuvo la calma. Su pelaje rojizo pardo y blanco se ondulaba con el viento, y sus ojos brillaban con una mezcla de determinación y comprensión. Era un lobo que sabía lo que quería y no estaba dispuesto a retroceder.

»No se trata de un derecho, humano. Se trata de amor y lealtad. Leah ha elegido su camino, y yo la apoyaré. No dejaré que tus celos la dañen»respondió Nylion, su voz resonando con firmeza.

Sam, sin embargo, no iba a ceder tan fácilmente. La furia lo consumía, y el resentimiento que había acumulado a lo largo de los años hacia Leah y su elección ahora salía a la superficie.

—¿Amor? —se rió con desprecio—. ¿Cómo puedes hablar de amor cuando no entiendes lo que significa realmente? Para ella, siempre he sido el hombre que ha estado ahí. Siempre la he protegido.

El aire se volvió pesado, y los viejos en la cabaña intercambiaron miradas de preocupación. Era evidente que la situación estaba a punto de estallar, y lo que había comenzado como una discusión estaba tomando un giro peligroso.

Nylion avanzó, sus pasos firmes resonando en el suelo de madera. Cada paso que daba parecía desatar una oleada de energía a su alrededor. Su presencia era imponente y, aunque Sam lo ignoraba, su instinto le decía que debía retroceder.

«No estoy aquí para competir contigo, humano. Estoy aquí para defender a Leah. Tu tiempo en su vida puede haber sido significativo, pero ahora es momento de que comprendas que su futuro es lo que importa»declaró Nylion, su voz resonando con autoridad.

Sam sintió que su orgullo era golpeado. La verdad de Nylion le llegaba, pero su celos y resentimientos lo mantenían atado a una visión distorsionada de la realidad.

—¿Defenderla? —Sam se burló, su voz se volvió más aguda—. ¿De qué? ¿De mí? Siempre he sido quien la ha cuidado. ¿Quién te crees para venir aquí y actuar como si supieras lo que es mejor para ella?

La ira de Sam se desbordó, y fue entonces cuando Nylion dio un paso adelante, acercándose a la cabaña. Su energía era palpable, y su mirada estaba fija en Sam, desafiándolo a seguir con la pelea.

«No tienes idea de lo que es estar dispuesto a sacrificar todo por alguien. He estado en situaciones que te harían temblar. No me subestimes, humano. Estoy aquí porque quiero proteger a Leah de cualquier amenaza, incluso si eso significa enfrentarte a ti»dijo, su tono grave y claro.

Sam sintió que la ira comenzaba a desvanecerse un poco ante la verdad de las palabras de Nylion, pero su orgullo seguía gritando en su interior.

—No puedes simplemente entrar en su vida y pensar que todo va a estar bien. Hay cosas que no comprendes. Eres un lobo salvaje, y esto no es solo un juego —Sam se vio obligado a retroceder, sintiendo que la confianza que había tenido en su relación con Leah comenzaba a desmoronarse.

Fue entonces cuando el aire en la cabaña se volvió tenso. La ferocidad de Nylion se encendió, un rayo de comprensión cruzó su mente.

«Entiendo, humano. No te estoy pidiendo que me aceptes. Estoy aquí para ser parte de su vida, no para reemplazarte. Pero debes saber que, aunque mi camino y el de Leah se crucen, su elección siempre debe ser respetada»Nylion declaró, su voz resonando como un eco de verdad.

Un gruñido profundo y territorial resonó en la cabaña, un sonido que hizo que todos se detuvieran. Era la manifestación del deseo de Nylion de proteger lo que era suyo. Sam sintió el poder detrás de ese sonido y se dio cuenta de que Nylion no estaba jugando. Su rival estaba decidido y listo para cualquier cosa.

La presencia de Nylion era abrumadora, y el aire a su alrededor parecía vibrar con una energía ancestral. Era un lobo que representaba el espíritu indomable de su especie, y la fuerza de su impronta era innegable.

«Si estás dispuesto a seguir este camino de celos y rencores, lo lamento por ti, pero no estoy aquí para seguir ese juego»Nylion dijo con claridad, su voz resonando con la certeza de un lobo que había encontrado su lugar

La tensión en la cabaña era palpable, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. Nylion, con su pelaje rojizo pardo y blanco brillando a la luz tenue, se mantuvo firme frente a Sam. Sus ojos imponentes, dorados y negros, reflejaban una mezcla de determinación y serenidad. Mientras tanto, Sam, con el rostro desencajado por la rabia y los celos, estaba a punto de estallar.

—No sé qué crees que eres, cachorro, pero no tienes derecho a desafiarme en mi propio territorio —Sam gruñó, sus ojos negros centelleando con rabia.

Nylion, sin retroceder ni un paso, respondió con voz clara y segura. «Puede que no sea de aquí, pero mi imprimación con Leah no es algo que puedas ignorar. Ella ha sufrido demasiado a causa de tus decisiones y tus celos. Este es un nuevo comienzo para ella, y no voy a permitir que interfieras.»

La atmósfera en la cabaña se volvió un campo de batalla emocional. Los viejos de la tribu intercambiaron miradas nerviosas, comprendiendo que este enfrentamiento era más que una simple disputa territorial; era un choque de personalidades, de historias y de heridas abiertas. Billy Black, tratando de mediar, intervino.

—Sam, recuerda que la impronta es un lazo poderoso. No podemos controlar a quienes nos imprimamos, y Leah ha encontrado su camino. En lugar de cuestionarlo, debemos aceptarlo —dijo, su voz firme, pero cargada de preocupación por el rumbo que tomaba la conversación.

Sam soltó un bufido, su frustración saliendo a borbotones. —¡Esto no tiene sentido! Leah no necesita un lobo salvaje que la proteja. Ella siempre me ha tenido a mí, y yo he estado ahí cuando me necesitaba —su voz se alzó, resonando en la cabaña.

Nylion dio un paso más cerca, sus ojos dorados y negros fijos en Sam, desafiándolo a mantener su postura. «No me importa tu historia con Leah, Sam. Lo que importa es que ella elige estar conmigo. Si no puedes entender eso, entonces no eres el protector que crees ser.»

Sam se sintió acorralado, y su ira estalló en un rugido gutural, que reverberó en la cabaña. Pero Nylion, en lugar de retroceder, se mantuvo firme, su pelaje rojizo pardo y blanco reluciendo con confianza. Era un recordatorio de que había alguien dispuesto a proteger lo que le pertenecía, y eso era suficiente para enfurecer aún más a Sam.

Los viejos miraban con inquietud, temiendo que la situación pudiera estallar en un conflicto abierto. Sam, aferrado a sus celos, trataba de mantener la compostura, pero sus emociones eran como un volcán a punto de erupcionar.

Paul, al darse cuenta de que la situación podía escalar, dio un paso al frente, su mirada seria. «Esto se detiene aquí, Sam. No permitiremos que este conflicto se convierta en una lucha entre manadas. Leah y Nylion merecen respeto»miró a ambos, su mirada fija en Sam«Entiende que Leah ya no es tu exnovia a la que puedes controlar. Ella ha elegido su propio camino, y eso es algo que debes aceptar.»

Sam, sintiendo la presión del entorno y de su propia ira, dejó escapar un bufido. —No puedo creer que estemos discutiendo esto.

Nylion respondió con calma, aunque su voz era firme. «No soy solo un lobo salvaje. Soy el compañero que Leah necesita, y estoy aquí para demostrarte que su felicidad es lo único que importa.»

La cabaña se llenó de un silencio tenso. Sam, lidiando con sus emociones, sintió que la rabia comenzaba a desvanecerse ante la fuerza de la verdad que Nylion proclamaba.

—No estoy enojado porque ella se haya imprimado. Estoy enojado porque no sé cómo lidiar con esto. A veces, la impronta es un concepto aterrador. Y temo perder a Leah para siempre —Sam admitió, su voz ya menos agresiva.

Nylion dio un paso adelante, sus ojos dorados fijos en Sam, mostrando una mezcla de compasión y desafío. «Si de verdad te importaba Leah, deberías querer que sea feliz, incluso si eso significa que no estarás a su lado. Eso es lo que un verdadero amigo haría.»

El silencio se tornó reflexivo, y Sam sintió la presión de la realidad. Finalmente, la chispa de la frustración comenzó a disiparse.

Amore, sintiendo la oportunidad de unir las piezas, se acercó. «A veces, dejar ir es la mejor manera de amar a alguien. Si Leah ha encontrado su felicidad con Nylion, quizás deberías encontrar la tuya con tu impronta»

La reunión que había comenzado con un intento de entendimiento se transformó en un momento de aceptación. Sam asintió lentamente, reconociendo que la lucha territorial había concluido, pero que la batalla interna aún estaba en marcha. La cabaña comenzó a sentirse un poco más ligera, como si un nuevo capítulo estuviera por comenzar, uno en el que Sam podría aprender a dejar ir, y Nylion podría abrazar su lugar al lado de Leah.

La tensión en la cabaña era palpable mientras Paul, con su presencia imponente, se dirigía a Sam. Todos los presentes sintieron el peso de sus palabras. La sala, antes cargada de ira y celos, se sumió en un silencio reflexivo.

«Además, debes aceptar esta realidad»comenzó Paul, su voz resonando con firmeza«Estás imprimado en Emily, y no has pensado en cómo se ha sentido Leah ni la has respetado como mujer. Mi cachorro, mi hijo Nylion, le dará lo que tú, como hombre, no le diste: un macho hecho para valorarla, amarla y protegerla. »

Las palabras de Paul eran como un golpe directo al corazón de Sam, quien se sintió expuesto. La verdad de la situación empezaba a calar en su mente. Paul continuó, su tono implacable:

»Ya es tiempo de que veles por tu impronta y tu vida, no por la de Leah. Acepta y redime tus malas decisiones, callando. De otra forma, dejaré de apoyar a la manada de la tribu si no logras ver por encima de tus sentimientos tóxicos y pasados.»

Sam sintió que el suelo se movía bajo sus pies. La determinación en la voz de Paul era inquebrantable, y las palabras resonaron en su mente. Era un ultimátum claro, una llamada a la responsabilidad que no podía ignorar. El orgullo y los celos que lo habían mantenido atado comenzaban a desmoronarse, dejándole un vacío en el estómago.

Nylion, observando la transformación en la expresión de Sam, sintió que había logrado abrir un pequeño espacio en el corazón de su rival. No se trataba solo de ganar una pelea; era un llamado a la reflexión.

«Paul tiene razón»intervino Amore, sintiendo que el momento necesitaba un poco más de luz«Todos hemos cometido errores, pero es hora de que miremos hacia adelante. Leah merece lo mejor y, si eso significa que Nylion está a su lado, entonces debemos apoyarlo.»

Sam, lidiando con la avalancha de emociones, respiró hondo. —Tienen razón. He estado tan atrapado en mi propia frustración que no he visto lo que Leah necesita.

El ambiente se tornó más ligero, como si la cabaña hubiera exhalado un suspiro de alivio colectivo.

Nylion asintió, sintiendo que el reconocimiento de Sam era un paso importante. «Gracias, humano. No estoy aquí para reemplazarte, sino para ser el compañero que Leah necesita. Juntos, podemos asegurarnos de que ella siempre esté protegida y feliz.»

Paul, viendo la reconciliación entre los dos hombres, sintió que su intervención había valido la pena. La manada estaba más unida, y la nueva dinámica comenzaba a establecerse.

«Este es un nuevo capítulo para todos nosotros»dijo Paul, su voz menos severa, pero aún cargada de autoridad. «Apoyemos a nuestros compañeros y asegurémonos de que la manada permanezca fuerte.»

La cabaña, antes un campo de batalla emocional, ahora se sentía como un hogar, donde los lazos se podían reconstruir y reforzar. Sam, aunque aún lidiando con sus sentimientos, sabía que estaba en el camino correcto. Aceptar la verdad significaba poder sanar y, quizás, encontrar la paz en su propia impronta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top