7. Miradas

Hoy era uno de esos días en el que el sol generaba un bochornoso ambiente en el salón de clases, lleno de estudiantes, donde apenas existían pequeños espacios para caminar entre los escritorios. Mi concentración era nula, como siempre, solo miraba a la ventana, suspirando de vez en cuando, como si esperara que alguien escuchara mis lamentos y me rescatara de ese martirio.

Un codazo, auch.

- Armin, concéntrate. 

Creo que era el cuatro o quinto regaño de la mañana, y eso que apenas llevábamos dos horas de clase. Me volteé hacia mi compañera de puesto, pensaba molestarla un rato. Mi mano derecha se encontraba sosteniendo mi mentón, solté un suspiro fuerte, para que me prestara atención, y simplemente me le quede mirando fijamente. Mi plan había funcionado, porque ella se volteó, fastidiada. Pude apreciar su rostro, ah, valió la pena ese suspiro que lo escucharon hasta el gimnasio.

- Déjate de tonterías. - Ella simplemente pasó un mecho de pelo que le cubría el rostro tras su oreja, mientras que retomaba la vista hacia la pizarra, y como siempre, se sonrojó. 

- No son tonterías, me gusta verte la cara cuando te enojas.

Pude escuchar un chasquido de lengua y unas cuantas maldiciones por su parte, jugaba con sus manos, nerviosa, ponerla nerviosa era mi especialidad.

Hora del almuerzo, y desde la mañana me ha ignorado, como siempre lo hace cuando se enoja por las molestias que le causo, pero hoy me prometió que tomaríamos almuerzo juntos, así que debe ser por eso que aún sigue sentada en su lugar, sin mirarme, tal vez no debería avergonzarla tanto...

- Mmh... Vamos a las hamburguesas de la esquina... - Susurró, sin verme, y yo tampoco podía verle bien, otra vez su cabello le cubría el rostro.

- Me parece bien. - Con mi indice di unos golpecitos en su hombro, mientras hacía un pequeño puchero.- Pero no estés enojada más ¿siiiii?

Se volteó solo 90 grados para mirarme de reojo, con una pequeña sonrisa, una de esas que te dice que no te salvaras tan fácil de ella.

- No lo sé... - Mientras se levantaba y colocaba su bolso tras su espalda, yo incrementé la intensidad de mi puchero.- A veces eres muy fastidioso.

- ¡No lo soy con mala intención! - Repliqué levantando los brazos.

- Ajá... - Chasqueó su lengua fastidiada, ahora si que me preocupe, porque nuestras peleas por estas cosas nunca habían sido así de largas.- Óyeme bien, que me mires así me incomoda.

- ¿Mirarte cómo? - Pregunté confundido a la vez que ladeaba mi cabeza, poniéndome de pie para mirarle desde arriba.

- No te hagas el tonto, tú sabes cómo... - Cruzó sus brazos, hasta ahora me di de cuenta que su ceño estaba fruncido.

- Tal vez. . . ¿Con amor, así? - Susurré algo dudoso.

- N-no, bueno. . . Me miras como si fuera algo asombroso para ti, es raro. . .

- ¡Claro que no es raro! Solo me gusta admirar tu cara.

La incomodidad del ambiente se sentía con el incomodo silencio que se acababa de generar, silencio que iba a romper pero ella fue mucho más rápida.

- No lo hagas más. - Terminó por decir rendida.- Vamos ya, pues. - Sin decir nada más, se dio la vuelta para caminar rumbo a la puerta y abrirla, yo le seguía de cerca, había quedado muy confundido.

En el camino no cruzamos palabra, ni en la fila, ni ahora que estábamos comiendo. Ella disfrutaba de su hamburguesa y papas, sin mirarme, pero como para algo nací fue para insistir, en cuanto tenía la oportunidad intentaba cruzar mi mirada con la de ojos marrones, ella solo apartaba la mirada avergonzada.

- ¿Sigues enojada, eh? - Mordí mi hamburguesa, todo el tiempo mirándola.

- No. - Tomó su gaseosa y tomó una considerable cantidad de esta antes de seguir hablando.- Solo me da rabia que sigas insistiendo con eso.

- ¿Insistir con qué? 

- Con tu mirada, joder, déjalo ya.

No entendía su actitud con tal insignificancia, era algo que realmente le debería agradar a ella, ya que según lo que yo tengo entendido, le miro bonito.

- ¿Qué es lo que te molesta tanto? - Alcé un poco mi tono de voz a lo que ella reaccionó encogiéndose de hombros.

- Que no te la puedo corresponder.

Shock se podía leer en todo mi rostro. ¿A qué se refería con eso? Pero si me dijo que sabía que yo era especia, que confiaba. . . Que iba a confiar. En realidad en ese momento me quería echar a llorar, pero por orgullo preferí solo tragar fuerte lo que quedaba de hamburguesa en mi boca.

- Hey, la mirada... -Rió, se ha reído en mi cara.- De lo otro hablaré después...

- Me has asustado. - Solté un pequeño "fiu" mientras colocaba mi mano derecha en mi pecho.- Pero ¿por qué no puedes?

- Mis miradas son hostiles, aunque no quiera, y al ver tus ojos brillando siento que no merezco esas miradas.- Se volvió a encoger de hombros, al parecer indiferente.

- A mi me gustan tus ojos, y tu cara, no podría evitar mirarte.- Reí, era bastante infantil la situación, o para mi lo era.- Así que te aguantas.

Carolina solo se resignó a rodar los ojos y continuar concentrada en su almuerzo mientras enviaba unos mensajes de texto con fugacidad. De un momento a otro pude notar como levantaba la mirada buscando a alguien, me asuste por eso, no quería que nadie arruinara nuestro pequeño momento juntos, pero como me lo temía, ella saludó a alguien a lo lejos, y ese alguien se nos acercó. Era Kentin, iba solo, y con un helado en la mano.

- Tardaste. - Le regañó ella, a lo que el castaño solo rió.- Dame mi libreta ya.

- Leí un par de letras, esta buenas. - Musitó él mientras extendía un cuaderno argollado grande y sonreía de lado.

- ¿Qué has hecho qué...? ¡Te dije que era privado! - La castaña se la arrebató de la mala gana, enojada, de nuevo.

- Hey, gruñona, caminé diez cuadras para traerla, debía distraerme. - Sin más, Kentin dejó un beso en la frente de su hermana y se fue, mientras ella le maldecía.

Como buen curioso que si soy, formulé en mi cabeza la mejor forma de preguntarle por qué se enojaba con su hermano y qué había escrito allí, pero antes de poder pronunciarme, ella me estaba fulminando con la mirada, al parecer no quería responder a mis preguntas, pero después de un rato se relajo, y suspiró, rendida, como suele hacerlo.

- ¿Quieres saber? - levantó una ceja, yo solo asentí sonriendo como tonto.- Te veo después de clases entonces.- Al parecer ella ya había acabado su comida, de lo cual me aseguré al ver todas las envolturas vacías, y sin decirme nada más, se marchó del lugar dejándome boquiabierto. ¿Quién escuchó cita? Pues este chico.

Agradezco un montón a los que aún siguen esta historia, y disculparme por 

dejar todo así tan a medias, pero no me apetecía mucho escribir algo malo,

así que darme un tiempo era lo mejor. Mil disculpas o todas, sé que es tedioso 

para ustedes, en serio, que pena.

Espero de todo corazón que les guste, esperen pronto (es decir varios días) Por otro cap, ah

y quiero saber que piensan de los shipps de bts, eh

Gracias~

---Akira Kimura.

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